Capítulo 16 - Tragos y algo más

El estúpido sábado de salida había llegado... Y estaba más que claro que no quería ir.

Mamá entra a la habitación y me mira sorprendida mientras estoy tirado sobre mi cama con la vista fija en el techo.

— ¿Y tú? ¿No piensas salir con tus amigos?

—Hubiese preferido que no me des permiso, ma —hablo sentándome desganado.

—Pero David casi me suplicó para que te levante el castigo, pensé que querías ir.

—Si le seguía insistiendo con que no quería ir, no me dejaría en paz —comento rodando los ojos y me tiro una vez más sobre la cama.

Doy un suspiro pesado y cierro los ojos.

—Entonces ahora es el momento para inventarte algo y decirles que no puedes ir —dice obvia pero no era tan fácil.

No cuando sabia que la cita de José era Samantha.

No cuando ella ha estado rara y alejada de mi toda esta semana, mientras ha pasado de arriba a abajo con José.

No cuando ella me gusta.

—Estoy obligado a ir, ma —digo con amargura y me pongo de pie.

—La pasarás bien, mi amor. Sé que estabas castigado, pero accedí porque sé lo mucho que te esfuerzas en el colegio... está bien divertirse a veces —explica y le dedico una sonrisa decaída.

—Gracias mamita, eres la mejor —digo acercándome a ella y abrazándola. —Sé que debería estar animado, pero no puedo.

— ¿Cuál es el motivo? ¿Qué tiene así a mi bebé? —inquiere y solo río.

—Ma, por favor, no me digas bebé.

—Como sea, solo quiero saber que pasa por esa cabezita loca.

—Muchas cosas, mamita. Algún día lo hablaremos —doy un beso sobre su frente y me encamino a darme un baño. Tenia que estar listo en media hora para poder recoger a tiempo a mi odiosa cita de esta noche... Mirian.

Sí, David se había salido con la suya.

Me ducho con agua fría a pesar del clima y luego me visto con un jean negro, camiseta blanca y chaqueta roja, combinado con mis deportivos blancos favoritos.

Me miro al espejo y suspiro. Me veo bien pero muy poco animado. Remuevo mi cabello varias veces tratando de acomodarlo, pero es imposible, varios mechones me cubren los ojos.

—Eres un lío, mechitas —digo para mi mismo y decido ponerme una gorra para controlarlo. Lo último que hago es ponerme una pulsera y mucho perfume.

Ya listo, tomo mi celular y mi cartera que guardo en la parte trasera de mi pantalón y bajo.

—Pero miren que hombre más perfecto —dice mi lita y le sonrío. Ella si sabe como subirle el ánimo a cualquiera. —Se nota que eres mi nieto.

—Gracias, lita hermosa.

—A Samy le encantará verte así de guapo —menciona y le sonrío forzadamente. Si supiera que ella va, pero no conmigo, se decepcionaría, así que prefiero no mencionar nada.

—Ya tengo que irme o se me hará tarde... La bendición, abuelita.

—Ve con cuidado, mi amor —dice y me da un beso en la frente, luego yo hago igual.

—Adiós, lita... Adiós, mamita —digo en cuanto mi mami sale de la cocina, le doy un beso en la mejilla y salgo.

Empiezo a caminar por varios minutos a paso rápido hasta llegar a la casa de Mirian. Toco el timbre y espero algunos segundos hasta que alguien abre.

—Buenas noches —saludo con amabilidad.

—Tú debes ser Chris —dice una señora sonriendo. Supongo que es su mamá por lo mucho que se parece a ella.

—Sí, señora, mucho gusto. ¿Está lista Mirian?

—Por supuesto. Ya la llamo.

—Gracias —digo y desaparece del lugar. Segundos después quien sale es Mirian sonriendome ampliamente.

No puedo evitar no mirarla de pies a cabeza. Es obvio que es una chica guapa y de buen cuerpo... pero ¿a quién se le ocurre llevar un vestido así con apenas 17 años?

— ¿Te gusta? —pregunta tratando de sonar seductora, pero no digo nada —Un pajarito me contó que el rojo es tu color favorito.

¡Maldito David!

Lo voy a matar.

—Pues sí, lo es —digo incómodo y me mira como si estuviese esperando a que diga algo más —Estás muy linda por cierto —digo fingiendo una sonrisa y parece satisfecha con eso.

Me toma de la mano y por tratar de no ser grosero lo tolero.

Varias personas nos miran por la calle y no los culpo, con el mini vestido que carga Mirian es imposible no hacerlo. Al parecer no le pareció suficiente con que sea pequeño, ceñido y rojo, sino que además debía de tener un gran escote donde claramente se observaba que no llevaba puesto brasier.

Al parecer a ella le encantaba ser el centro de atención mientras yo me sentía avergonzado e incómodo.

Tomamos un taxi lo más rápido que podemos y nos dirigimos a la dirección que me envió David por mensaje.

Una vez allí nos topamos con él, Jonathan, Karen y una chica que claramente recordaba como su mejor amiga, Leslie. José y Samantha no estaban por ningún lado.

Los saludo a todos de manera general y noto como los cuatro observan a Mirian impresionados, sobre todo Jonathan a quien Leslie mira después de muy mala forma.

Y luego se pregunta porqué hasta ahora no tiene novia.

—Ella es Karen —dice David presentándome a su cita y le sonrió dándole un beso en la mejilla de saludo —Y ella Leslie —ahora se dirige a la otra chica que de igual forma ya conozco y la saludo con el mismo gesto.

—Chicas, él es Christopher... Y su acompañante, Mirian —vuelve a hablar David sonriendo. Se nota lo contento que está de tener a Karen aquí consigo.

— ¿Y cuál es el plan? —pregunto.

—Entrar a una discoteca —responde con tranquilidad David.

—No sé si lo olvidaste, pero son aproximadamente las 10 de la noche y somos menores de edad... no hay ninguna discoteca autorizada para nosotros a estas horas —señalo y Jonathan rueda los ojos.

— Pelita, ¿acaso desconfias de mis contactos? —inquiere fingiendo estar ofendido.

Olvidaba eso. David siempre tuvo algunas influencias que nunca entendía como conseguía.

—Disculpe señor todo poderoso —respondo rodando los ojos.

— ¿Y quienes más faltan? —pregunta Mirian al notar que no nos movemos.

—Solo unos amigos más —dice David mirando detrás de nosotros y segundos después sonríe — ¡Eh, allí vienen!

Miro de inmediato a José quien se acaba de bajar de un taxi y ahora ayuda a Samantha a salir de él. Mi corazón empieza a latir muy rápido en cuanto la veo.

Lleva un vestido blanco que no es para nada revelador pero puedo jurar que se ve jodidamente sexy. Es la primera vez que la veo maquillada y arreglada de esa manera... Es perfecta.

—Hola, chicos, disculpen la tardanza —dice José y nos saluda a cada uno. Noto como Mirian mira con clara envidia a Samantha mientras ella también saluda a David, Karen y Leslie.

David vuelve a hacer las respectivas presentaciones y luego Samantha prosigue con el saludo hacia Jonathan, Mirian, y finalmente yo.

Le sonrío con nerviosismo y ella hace igual, aunque desvía su mirada rápidamente de mí.

—Entonces estamos todos... es hora de divertirnos —dice David con energía y nos acercamos a una de las discotecas más grandes del lugar.

Él enseña a los guardias una tarjeta y nos brindan una pulsera distintiva para luego dejarnos pasar.

El lugar es una completa locura pero tiene un buen ambiente... Ya olvidé cuando fue la última vez que entre a una discoteca, quizá fue cuando tenia 23.

Nos acomodamos alrededor de una mesita de centro grande cerca de la pista de baile.

—Pueden pedir lo que quieran —grita David debido al ruido —Va por cuenta de la casa —sonríe y levanta su brazo señalando el brazalete.

Así que eso es lo que significa.

En mis años con CNCO los chicos y yo nunca tuvimos necesidad de una así, solo nos acercábamos y listo, teníamos lo que deseábamos. Eran una de las tantas ventajas de ser famoso.

— ¿A quién le vendiste tu alma para esto, David? —inquiere José y responde con una sonrisa.

—Sucede que es muy bueno tener la voz que tengo —dice con una sonrisa de suficiencia —Acordé una serenata para la novia del tipo que es dueño de la discoteca a cambio de todo esto —agrega.

— ¿Todo esto por una simple serenata? —habla fuerte Karen.

—No cualquier serenata, preciosa. El hombre está desesperado por que lo perdonen —contesta y le guiña a Karen quien se sonroja de inmediato. —Por cierto, ustedes tres ayudarán.

Sabia que todo esto no me saldría gratis, sin embargo asiento con una sonrisa.

— ¿Quieres algo para beber? —escucho a José preguntar hacia Samantha y parece dudosa.

—No estoy acostumbrada a beber. ¿Qué me recomiendas?

Solo espero que cualquier cosa que le dé no sea demasiado fuerte para ella.

—Ya lo tengo —dice José con una sonrisa y se marcha.

—Chris, vamos a bailar —dice Mirian poniéndose de pie y veo como Jonathan me insiste con la mirada para que vaya.

—Ve a bailar, Chris. Nosotros nos aseguramos aquí de que no falten las bebidas —dice David obligándome a ponerme de pie.

Mirian me toma de la mano y me lleva casi a rastras hasta la mitad de la pista. La música que sonaba por lo alto era Actúa de J Alvarez y Mirian se notaba ansiosa.

Se pone de espaldas hacia mi y empieza a hacer lentos movimientos que podrían volver loco a cualquiera. Pero mi actitud no ayudaba en nada.

Intento bailar pero varias veces mis ojos solo intentan observar a Samantha que conversa muy entretenida con Karen y Leslie.

José regresa con el trago de él y Samantha, y luego detrás David y Jonathan. Dejan todo sobre la mesita y se sientan.

Mirian mueve mi rostro para que la observe y me sonríe con picardía.

— ¿Me esperas un momento?

— ¿Qué sucede? —pregunta preocupada.

—Solo iré por unos tragos para nosotros —digo con una sonrisa fingida y asiente contenta.

—Aquí te espero guapo.

Camino tratando de evitar a la gente que baila muy apretada y finalmente llego. Tomo de inmediato un vaso y lo trago de golpe sin siquiera preguntar que es.

—Christopher, dale con calma, eso era ron —comenta Jonathan.

Ya veo porque el ardor en mi garganta. Sin prestar atención tomo otro de los vasos y me lo tomo todo en menos de tres segundos.

Miro hacia donde está Samantha y me mira con el ceño fruncido como si no le estuviese gustando lo que hago.

—Pela, ¿qué se supone que haces? —inquiere David, todos los demás me miran sorprendidos.

—Solo intento divertirme... Y si estoy sobrio no lo lograré, mucho menos con una acompañante como Mirian —digo con fastidio y tomo otros dos vasos para llevar.

Vuelvo hacia Mirian y le doy su trago. Ambos no tardamos nada en beberlos.

Seguimos bailando y conforme pasan los minutos empiezo a sentir como mi cabeza empieza a dar vueltas. Nunca he sido tan bueno para beber.

Ahora todos los demás tambien están bailando, pero fijo mi mirada sobre todo en Samantha quien parece estar muy a gusto con José.

(...)

No sabia donde mierda me encontraba justo ahora. Solo podía pensar en algo... Mirian y su cuerpo que ahora mismo tenia presionado en una pared mientras la besaba.

—No sabes cuanto desee que llegara este momento —dice ella mordiendo mi labio inferior mientras yo intento hallar la manera de subirle ese puto vestido.

Pestañeo varias veces y me doy cuenta que estoy en el cubículo de un baño. Que asco.

¿Hasta donde puede llegar uno por una borrachera?

Ella lleva mis manos hasta mi pantalón intentando liberar los botones y yo solo puedo reaccionar de la misma forma mientras la beso con lujuria.

— ¡Christopher, dónde mierda estás! —escucho gritar a David y tanto Mirian como yo empezamos a reír a carcajadas.

— ¡No jodas, David! —grito en respuesta.

Segundos después está golpeando nuestra puerta tratando de interrumpir nuestro momento.

— ¿Acaso te quieres unir, guapo? —inquiere Mirian juguetona y sólo río.

Es una cualquiera.

—Christopher, Mirian... salgan de allí antes de que se arrepientan. Sobre todo tú, Christopher.

Mirian vuelve a besarme pero la alejo. Ya estaba harto.

Abro la estúpida puerta y ambos salimos totalmente desordenados, con el cabello despeinado y la ropa fuera de lugar.

—Gracias por arruinar mi noche de sexo, amigo —digo de mala gana y salgo del baño.

En cuanto lo hago noto a Samantha que parece estar esperando a alguien. ¿Será ella quien le dijo a David que estábamos aquí?

Me mira enojada y se acerca, pero parece pensarlo mejor y retrocede.

— ¿En qué se supone que estás pensando? —inquiere. Tiene las mejillas enrojecidas, es claro que también ha bebido un poco de más, pero no tanto como yo.

— ¿De qué hablas?

—Te estás comportando como un jodido imbécil... ¿acaso quieres ser padre a tan corta edad?

— ¿Acaso te importa?

—Claro que me importa, idiota.

—Ahora resulta que te importo —río de mala gana. — ¿Por qué has estado evitándome entonces?

—No te he estado evitando... solo he tratado de pasar tiempo con José.

—Ya veo.

— ¿Acaso eso no era lo que querías?

— Pues sí, me alegro mucho por ustedes. Y mejor ve a preocuparte por él y no por mi, yo estoy bien —digo finalmente y me marcho del sitio.

Llego a nuestra mesa y los demás me miran estupefactos. Segundos después llegan Samantha y David ayudando a caminar a una Mirian muy risueña.

Llega y se sienta sobre mis piernas mientras vuelve a besarme con impaciencia. Le correspondo y veo a Samantha quien parece más enojada ahora. No sé en qué le puede afectar.

Se sienta al lado de José y este la rodea con un brazo por la cintura. Frunzo el ceño ante eso. Le pregunta algo mientras acaricia su mejilla y ella simplemente asiente decaída.

Lo siguiente que veo es como José planta un beso en sus labios y ella le corresponde.

¿Pero de qué mierda me perdí?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top