Capítulo 14 - Desilusión
Mamá entra a la habitación y abre las cortinas. Me cubro de pies a cabeza con la cobija y me muevo para ponerme de espaldas a la luz del sol para que no me moleste.
—Christopher, ya es un poco tarde. Tienes que levantarte —dice un poco agitada y me siento de inmediato destapándome del todo.
— ¿Tarde? ¿Qué tan tarde?
—Tienes apenas media hora para llegar a clases. Todos nos hemos quedado dormidos —explica apresurada. —No pierdas el tiempo —finaliza y sale de la habitación.
¡Carajo! Y yo que pensaba toparme con Samantha en el parque.
Me levanto para ducharme y uniformarme rápidamente y bajo para salir. Al parecer hoy tendría que saltarme el desayuno.
— ¡Ya me voy! —grito y abro la puerta. Mamá baja apresurada mientras se acomoda un arete en su oreja y me mira.
— ¿No piensas desayunar?
—No tengo tiempo, mamita. Pero prometo comer algo en el colegio.
—Está bien mi amor, ve con cuidado. Que la virgencita te cuide —dice y me da un beso.
—Amén, mamita. Despideme de mi abuelita.
—Sí, amor... Y no te metas en problemas hoy.
—No lo haré, mamita. Te amo —doy un beso sobre su frente y salgo apresurado.
Me subo en mi skate y al cabo de unos minutos llego al parque. A diferencia de ayer, hoy está abierto y pocas personas ya transcurren por él.
—Buenos días, señor guardia.
—Oh, es usted. Buen día, Christopher. ¿Cómo está?
Me sorprende que ahora sepa mi nombre.
—Muy bien, gracias. ¿Samantha está?
—Samy hoy vino muy temprano y luego se marchó. Me dijo que si usted venia le de las gracias de su parte por lo de ayer —explica sonriente y asiento serio.
¿Por qué simplemente no me da las gracias ella misma en persona?
— ¿Después de todo si vino ayer?
—Sí, en la tarde. Pero como usted ya había dejado dando de comer a los animalitos se marchó pronto. Parecía apresurada y hoy también.
—Entiendo. Entonces creo que me voy, quizá la vea en el colegio. Muchas gracias —digo tratando de sonreír y decido irme.
—Pase bien.
—Igual para usted —respondo con amabilidad.
Ahora voy caminando desanimado y a paso lento. Ya no me importaba llegar un poco tarde a clases.
¿Qué se supone que está tramando Samantha desapareciéndose de esa manera?
Pero no lo iba a dejar así, de ninguna manera.
(...)
Hoy estaba de suerte puesto que el profesor aún no llegaba y dudaba mucho que lo hiciera. Ahora estaba en el salón perdiendo el tiempo y sobre todo con un hambre tormentoso.
—Oigan, necesito comer algo o me desmayaré —digo interrumpiendo la conversación de los chicos.
—Vamos a comer algo al bar. Yo tampoco desayune muy bien hoy —dice Jonathan y todos los demás asentimos. Teníamos alrededor de una hora antes de que llegase el profesor de la siguiente hora.
Caminamos por el patio varios metros y al fin llegamos. No tardo en pedir un sándwich de jamón con una botella de jugo de naranja. Cada uno pide cosas diferentes para luego comer un poco de cada cosa, normalmente siempre hacemos eso.
—Adivinen qué —habla José pareciendo feliz y le ponemos atención.
— ¿Qué pasa? —preguntamos al mismo tiempo.
—Creo que estoy teniendo avances con Samy —dice y dejo de comer.
— ¿Qué? ¿Cómo así? ¡Cuenta idiota! —dice David.
— Espera qué... ¿Samy? ¿Samantha? —pregunto confundido y sonríe.
—Sí, Samantha. La única que conocemos —comenta José y frunzo el ceño ligeramente con enfado.
Esto debe ser una broma.
— ¿Qué te traes con ella? —pregunta Jonathan dándole ánimos para que hable.
—Ayer fui a su casa. Y le pedí que salgamos a caminar un poco —dice.
Así que José era el amigo con el que había salido Samantha ayer.
— ¿Y? ¿Ya hiciste algún avance? —pregunta ahora David.
—Sí... Hablamos de muchas cosas, casi toda la tarde sin cansarnos. Finalmente le pedí su número y ella accedió. Estuvimos chateando mucho tiempo luego de que regresamos a nuestras casas... ¿saben? Creo que yo también le gusto —dice finalmente y sonríe satisfecho.
David y Jonathan sonríen también porque están felices por él, pero yo no he reaccionado de ninguna otra manera más que teniendo cara de confusión.
— Ya sé —dice David con energía. — ¿Por qué no hacemos una salida de parejas este fin de semana? Yo invito a Karen, tu a Samy, a Jonathan podríamos conseguirle una amiga de Karen y Christopher podría ir con Marian.
¿Otra vez con lo de Marian?
—Yo no pienso ir a ningún lado con Marian —replico y me miran entrecerrando los ojos.
—No comiences, pelita. Deja de ser un aguafiestas.
—No lo soy, pero simplemente no quiero ir a ningún lado con esa niña fácil.
— ¿Niña fácil? Pensé que ese era el tipo de chicas que te gustaban —comenta Jonathan.
Decido calmarme antes de contestar algo porque estoy comenzando a enojarme mucho y todo por un nombre.
Samantha.
—Dije que no quiero, además estoy castigado y no puedo ir a ningún lado esta semana —respondo de mala gana.
—Eso se soluciona fácilmente —dice David. —Tú mamá me quiere casi como un hijo y si le hablo de seguro te dará permiso.
—Puedes intentarlo. Pero lo que soy yo, no quiero ni pienso ir.
De ninguna manera iba aguantar ver a José al lado de Samantha. Estaba enojado y finalmente había caído en cuenta de que estaba celoso.
Luego de todo lo que me dijo mi lita la noche anterior, ahora estaba casi seguro de que metí la pata hasta el fondo. Pero todo pasó sin que me diera cuenta; al principio solo pensaba que Samantha era una niña malcriada y fastidiosa y ahora me gusta, me gusta mucho.
Ya lo acepté.
Me gusta Samantha.
Y todo ha pasado tan rápido que sigo sin entender cómo es eso posible. Hace tan poco que la conozco.
—Claro que vas... somos panas, y entre panas nos apoyamos.
— ¿A qué apoyo te refieres, David?
—A que si podemos hacer algo para que José al fin pueda declararse a Samy lo vamos a ayudar.
— ¿Y acaso él no puede hacerlo sólo? —pregunto molesto. — ¿Por qué no simplemente le pides que salga contigo y ya? ¿No crees que seria mucho más cómodo para ustedes estar a solas? —inquiero viendo exactamente a José.
—Lo podría hacer, pero no creo que acepte. Aún no tenemos ese tipo de confianza.
—Pues ganate su confianza desde ya —comento cansado.
—Para eso necesito que tu me ayudes —dice y enarco la ceja.
— ¿Yo que tengo que ver en ese asunto?
—Es obvio, eres su amigo... Y ella te estima mucho —explica.
— ¿Cómo puedes asegurar eso?
—Ella me lo dijo mientras chateabamos... Quizá no te lo ha mencionado, pero eres muy importante para ella y te quiere... por supuesto, como amigo. Nadie mejor que tú para que me ayude, Chris.
Lo miro sin saber que responder y agacho la mirada.
Samantha solo me quiere como amigo, nada más.
—Por favor, Christopher.
Suspiro cansado y asiento.
—Está bien, trataré de ayudarte —digo decaído y él sonríe.
— ¿De verdad? Eres el mejor amigo del mundo —me abraza y sonríe lo más feliz que lo he visto.
Sé que me voy a arrepentir de hacer esto.
— ¿Eso quiere decir que sí irás este fin de semana con nosotros? —pregunta David y me encojo de hombros.
—Solo si mamá lo aprueba.
—Ya está todo dicho, el sábado la pasaremos genial.
Todos sonríen emocionados menos yo... Necesitaba averiguar si Samantha gusta de José, de lo contrario no podré estar tranquilo.
—Me voy, vuelvo en un rato.
— ¿A dónde?
—Al baño. No tardo —digo y salgo disparado.
Camino una distancia un poco larga y finalmente llego al salón de Samantha. Están en clases, pero no me importa interrumpirla, solo necesito hablar con ella.
—Buenos días, profesora Paredes —digo asomándome por la puerta y todos se quedan en silencio, solo escucho pequeños susurros de chicas que al parecer se alegran de verme.
—Buenos días, Sr. Vélez ¿qué se le ofrece?
—Disculpe las molestias, pero ¿me permitiría hablar unos minutos con la Srta. Samantha? Es sobre mis tutorías —digo como excusa y ella asiente. Mira hacia un asiento en especifico y siguiendo su mirada al fin la visualizo.
No sé si soy yo o hoy está más linda de lo normal.
La profesora le da una señal y ella se pone de pie un poco avergonzada como si no le gustara ser el centro de atención.
—Muchas gracias —digo hacia la maestra y salgo seguido de Samantha.
Me alejo un poco del salón y al fin me giro para darle la cara.
—Hola —digo con nerviosismo.
—Hola, Christopher —me mira mejor y frunce el ceño. — ¿Qué te sucedió? —inquiere con preocupación y noto que piensa acercarse pero decide no hacerlo.
—Fue un accidente, nada grave.
— ¿Estás seguro? —pregunta poco convencida y asiento.
—Veo que tu también estás muy bien. Estaba preocupado por ti, es decir, no te vi por ningún lado el día de ayer y pensé que te habías enfermado o algo.
—No, estoy muy bien. Pero gracias por preocuparte —responde pareciendo incómoda.
—De nada —digo y nos quedamos en silencio.
Ninguno de los dos hacíamos por mirarnos al rostro, sentía que si lo hacia terminaría diciéndole todo sobre lo que estoy sintiendo ahora. Eso no era buena idea.
—Conversé con José —digo de la nada y me mira sorprendida.
— ¿Ah sí? ¿De qué?
—De que salieron ayer... me parece bien —miento.
— ¿Te parece bien?
—S-sí, es bueno que ambos se conozcan... Él es un excelente chico.
—Me he dado cuenta de eso —responde con tranquilidad.
—Creo... creo que tu le gustas —digo y se sorprende. —Sé que no debería decírtelo, pero es mi amigo y por ello necesito preguntarte algo.
—Escucho —dice seria.
— ¿También te gusta? —pregunto con dificultad y frunce el ceño.
—Es un chico muy simpático y guapo —dice pensativa. —Creo que sí me gusta... un poco —responde finalmente y se sonroja.
Mierda.
—Pues eso me alegra mucho.
— ¿Te alegra? ¿de verdad?
—Sí —digo tratando de sonreír —Sé que pueden tener un buen futuro juntos... ambos son personas geniales y sé podrían llevar muy bien.
—Sí, probablemente.
Nos volvemos a quedar en silencio y alboroto un poco mi cabello. Estaba comenzando a sentirme frustrado.
—Creo que ya tengo que irme, debes regresar a tu clase. No quiero molestarte más.
—Está bien. Me alegró verte... Adiós, Chris.
—Adiós, Samy —digo y al parecer se sorprende que de que no la haya llamado por su nombre completo. —Cuidate —digo finalmente y le doy un beso rápido en la mejilla antes de irme.
Vuelvo a mi salón y los chicos ya están allí. Detrás de mi ingresa el profesor de la siguiente hora y enseguida empieza con la clase, sin embargo yo estoy en cualquier otro lado menos aquí.
¿Qué haría ahora sabiendo que a mi amigo le gusta la chica que me gusta?
¿Cómo podré estar tranquilo si ellos dos llegan a estar juntos?
¿Y cómo carajos se supone que haría ahora para aguantarme todo lo que siento?
Quizá lo mejor es alejarme. Después de todo, Samantha nunca perteneció a alguna parte de mi vida... Nunca la conocí, nunca supe de ella... Y aún así mi vida era feliz.
No quería entrometerme en su vida y cambiar algo importante de su futuro por accidente.
Ya he hecho suficiente arruinando mi vida con lo de Gabriela. Y aunque me dolía un poco aceptarlo por todo el cariño que aun le tengo; si me darían a escoger entre volver a mi futuro normal e igual de siempre a permanecer aquí, indudablemente ahora escogería quedarme.
No creo que podría ser feliz al lado de Gabriela conociendo que en el fondo me gusta alguien más... Y que esa chica que me gusta está en cualquier sitio menos a mi lado.
Ahora que lo pensaba mucho más, tenia la intriga de saber cómo era la vida de Samantha en el futuro que yo vivía sin saber de su existencia.
¿Qué hacia? ¿Tendría novio? ¿Estaría casada? ¿Sabría de mi existencia como cantante famoso? ¿Me recordaría simplemente como el chico indeseable de su colegio o no?
Quizá nunca tendría respuesta a esas preguntas.
La mejor decisión que podría tomar ahora era seguir con mi vida tal y como está.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top