[O7]

El abrazo no duró mucho como hubieran querido pues uno de los guardias llegó corriendo hasta ellos. Auron se preocupo al ver el rostro de angustia en el guardia.

—Re..rey —llamó, intento regular su respiración lo más pronto que pudo.

Auron se acercó al guardia y colocó su mano en el hombro ajeno.

—¿Qué sucede?

—Es sobre el príncipe Deqiuv...—respondió a duras penas aún intentando regular su respiración.

Auron sintió una alerta en su cabeza y comenzó a correr hasta el cuarto de su hijo. Axozer por su parte se quedó en shock intentando procesar lo que el guardia había dicho, aunque realmente no era mucho pero si suficiente para encender todas las alarmas y preocupaciones dentro suyo. Salió de su nube de pensamientos y comenzó a correr en la misma dirección que su padre, esperando que al llegar no fuera demasiado tarde.

。:゚(;´∩';)゚:。

Se detuvo abruptamente frente a la puerta del cuarto de su hermano, sentía los nervios a flor de piel y el nudo en su garganta matándole con cada segundo que pasaba.

Los gritos de dolor de su hermano le erizaron la piel, no lo pensó dos veces y se adentro en el cuarto. Sus ojos se abrieron de par en par al ver la escena frente a él.

Deqiuv estaba en una esquina del cuarto alejando a todas las personas que se le acercaban, gritándoles que no se atrevieran a tocarlo. Su estado físico era horrible, sus cabellos dorados completamente desordenados, gotas de sudor bajando por su frente y su piel totalmente pálida.

Deqiuv posó su mirada en la de Axozer, quién pudo distinguir un pequeño brillo de esperanza en sus ojos. Sin pensarlo, el bicolor se abrió paso entre toda la servidumbre, los guardias y sus padres, acercándose hasta su hermano que se desplomó en sus brazos al tenerlo cerca.

Todo el mundo se relajo un poco, miraron al príncipe de cabellos bicolores, esperando a que le entregaran a Deqiuv.

—¿Por qué siguen aquí? —preguntó borde, miró a todos (menos a sus padres) de forma poco amigable —Mi hermano les pidió que se fueran, no hay razón para que aún estén en esta habitación.

Todos temblaron ante la forma que Axozer se había dirigido hacia ellos, pero sin embargo no dijeron nada y se retiraron de ahí.

Biyin y Auron no quisieron decir nada más, prácticamente había sido su culpa todo ese escándalo, así que decidieron retirarse de ahí dejando a ambos hermanos completamente solos.

Axozer acaricio con cuidado la tersa piel del rostro de su hermano. Las ganas de llorar lo invadieron y su estómago se retorció, el nudo en su garganta volvió a aparecer y se intensificó, no aguanto más y comenzó a llorar mientras abrazaba el cuerpo inconsciente de su hermano.

Se sentó sobre la cama con pereza, recordó los últimos acontecimientos, los rostros de todos los que lo miraban y el de su hermano mayor. No pudo evitar mirar al último mencionado que se encontraba durmiendo plácidamente a su lado.

Acaricio con suavidad sus rizados y dorados cabellos. Mostraba tanta tranquilidad que parecía que todo era un sueño vuelto pesadilla.

Se levantó de la cama acomodando su ropa. Le dio una última mirada a su hermano antes de salir del cuarto y caminar en dirección hasta la cocina del castillo.

Supuso que todos en el lugar estaban dormidos, la hora en la manecilla del reloj marcaban las 2 en punto de la mañana, los grillos sonaban por algún rincón del castillo y la alfombra bajo sus descalzos pies les daba un poco de calor. El frío parecía comenzar asentarse en el castillo, Axozer corrió a la cocina para evitar que sus extremidades se congelaran.

Más no esperó ver a la reina del tercer pueblo ahí. La mujer volteo en su dirección al escucharlo entrar, sonriéndole amigable lo animó a pasar y sentarse a su lado, el bicolor un tanto confundido acató.

El silencio permaneció por un par de minutos, en los cuales Axozer comenzaba a sentirse intimidado.

—¿Y bien? —inquirió la rubia.

El acromático la mira con duda.

—Disculpe, pero no entiendo su pregunta —respondió con nervios Axozer.

Cristina soltó una suave risa.

—Digo que, ¿cómo va la enfermedad de tú hermano?

El bicolor apretó sus labios formando una línea recta y bajo la mirada al suelo. No quería pensar en eso, no quería recordar que posiblemente no volvería a ver al chico que lo acompañaba y cuidaba, su corazón y mente se negaban a creer en esa idea.

Sin embargo, a pesar de no querer responderle a la mayor, no evitó que las palabras salieran de su boca.

—Va... va progresando —mintió, pero nunca había sido bueno para mentir y Cristina lo pudo notar en sus dolidos ojos.

—Axozer, de casualidad ¿hay algo más que este atormentandote? —quiso saber, evidentemente podía intuir una respuesta afirmativa, y apesar de haber tomado por sorpresa al contrario, lo vio en sus ojos. Un corazón roto llamando a alguien que lo arreglará y cuidara para siempre.

Las lágrimas en el rostro de Axozer comenzaron a descender lentamente, siendo incapaz de entender de dónde venían quiso retirarlas, pero entre más lo hacía más salían y eran imposibles de eliminar. Comenzó a sollozar de forma bajita, el dolor acomulado comenzó a desaparecer. Tapó su boca para evitar que su voz despertará a alguien.

Cristina acaricio de forma maternal el cabello sedoso del bicolor, quién inconscientemente busco refugio en los brazos de la mujer, dejando salir todo el sufrimiento retenido dentro suyo.

Pasaron varios minutos en los que se mantuvieron así, sin decir absolutamente nada, simplemente sintiendo la compañía del otro.

Después de tranquilizar y calmar su incesante llanto se separó del cuerpo de la mayor un poco apenado por la situación, Cristina soltó una suave risa.

—¿Te sientes mejor? —inquirió la reina. Axozer asintió aún un tanto apenado. —Me alegro en ese caso —contestó Cristina.

El bicolor se levantó y se encaminó hasta la salida, aún teniendo un debate mental sobre sus sentimientos.

—Me iré a dormir ahora, ya es bastante tarde.. —anunció despidiéndose el menor.

—Tienes razón, es bastante tarde —Concordó la mayor, pero llamó al chico antes de que saliera por la puerta —Axo, aún puedes hacer un cambio por ti, todo lo que te atormenta en tu interior puede resolverlo él. Aunque imaginó que con mi presencia aquí pudiste intuir que él también venía conmigo —con una suave sonrisa miro la expresión de pánico en Axozer, aunque muy dentro suyo su corazón salto de felicidad.

Lo único que explicaba la expresión de pánico en el menor, era el hecho de ¿cómo la reina podía saber algo así? Inmediatamente un pensamiento paso por su cabeza, quizá ella era una bruja. Y como si la mayor leyera su mente, afirmó la duda que había surgido en su interior.

—Tienes razón, Axo. Soy una bruja, pero al contrario con la historia que sospecho ya te contó tu padre, mis poderes no son más que para buenas causas. No tengo la capacidad de embrujar a otras personas o darles algún tipo de maldición.

Axozer se tranquilizó, se mantuvo en el mismo lugar sin moverse o emitir alguna palabra, simplemente viendo y escuchando a su mayor.

—Lamentablemente no puedo explicarte a detalle de lo que constan mis habilidades, pero puedo decirte que una parte de ellas me ayuda a averiguar y poder liberar el dolor del alma, en este caso fue lo que hice contigo.

Hubo un silencio que permanecío por varios minutos, la reina analizaba cada expresión por parte del menor, quién estaba intentando asimilar toda la información.

—Ya es tarde, deberías ir a dormir, Axo. Mañana será un día largo —caminó hasta quedar aun lado del bicolor— Recuerda lo que te dije, aún tienes tiempo de hacer algo por ti —Y sin mirar atrás salió de la cocina, dejando a un joven príncipe con sus sentimientos vueltos un completo desastre.

HOLA, ¿cómo les va, personitas lindas?

¿Les gustó el capítulo?

Creo q nadie se esperaba esa revelación por parte de Cris JAKSBAK, pero es un poco interesante, ¿no creen?

Si tienen alguna duda conforme a los poderes de Cris que quieran saber, con gusto les puedo decir, pero me gustaría saber sus teorías sobre lo que pueden tratar.

El capítulo siguiente aún es intenso, así que preparen pañuelos pq seguro los van a necesitar.

Es todo, nos vemos, cuídense y tomen agüita.

muak, muak.

-ANDY

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