Llamas en la costa

Charlee sacó a Nathe de su bolsa y esperó que su tali corriera y lograse escabullirse gracias a su diminuto tamaño. Cuando estuvo por ponerla en el suelo. Un líquido espeso cayó sobre ella.

Algo había cortado la cabeza de un draga y varios más explotaron a su alrededor. Esperó ilusionada que fuese Ethan o un grupo de unuas, pero no veía por ningún lado a los guerreros.

El suelo tembló de nuevo y salió de la tierra un inmenso vehículo de metal. Otros tres le siguieron, levantando tierra y rocas a tiempo que disparaban.

— ¡Son alquimistas! —dijo Kennan.

La luz de una de las maquina los alumbró y un hombre salió a su encuentro.

— ¿Se encuentran bien?, ¿qué hacen aquí? —les preguntó a los muchachos.

—Apagamos la muralla y atrajimos a los dragas, para que acaben con los salvajes que invaden Ithia.

El hombre sonrió, habían tendió la misma idea que ellos. Los hermanos subieron al extraño vehículo que además de poseer armas a los costados, tenía una inmensa perforadora en la punta.

Las tres máquinas destruyeron parte del muro y el ruido atrajo a más dragas. Charleen y Kennan vieron todo desde el interior de la cabina de metal, ahí estaban seguros ante cualquier ataque y regresarían por debajo de la tierra hacia Selo.

Ethan no le dejaba oportunidad a Gael para pelear. Quería acabar con Aishla y Dante al mismo tiempo. Ni siquiera hacía uso de su espada, atacaba con los puños, cubriendo las espadas con la muñequera de metal que llevaba como parte de su uniforme de la Legión.

—Voy a adueñarme de esa espada de una maldita vez, como debí hacerlo hace años, esta vez no tengo conflicto por matar a nadie cercano —gruñó desenvainado por fin su espada y acercándose a Dante.

—Seguro ahora te arrepientes de haber sido tan débil y no haber acabado con Axel. —Aishla se paró a su lado—. Eres una decepción Ethan, nunca alcanzarás tu máximo potencial. No fuiste capaz de asesinar a tu padre por obtener Reil y eso casi cuesta la vida de Sahori... pero eso ya no importa mucho, más bien gracias por ello —las palabras salieron de su retorcido gesto, presumiendo el haber obtenido la marca de Sahori.

El guerrero apretaba tan fuerte la empuñadura que su mano comenzaba a sangrar.

—No lo escuches, solo pelea, intenta provocarte como hizo con Drake, no cometas su error. —Gael se adelantó a él e hizo a un lado la espada de Dante que lo señalaba amenazante.

Kari cubrió un ataque de Aishla mientras Gael seguía calmando a Ethan. Al final no pudo seguirlo conteniendo. El legionario de Ithia atacó a Dante. Él era el primero en su lista, por haber intentado asesinar a Charleen en Dédalo y por haber matado a Liaw. A Aishla lo mataría con tiempo, disfrutando su sufrimiento.

Kari intentó ayudarlo protegiéndolo con un escudo de energía, pero Valia lo desvaneció. Esa oportunidad fue aprovechada por Dante, balanceó Reil por encima de su cabeza y la dejó caer sobre el hombro de Ethan.

Ethan dejó caer la espada y evitó el flujo de sangre con la mano. Aishla atacó a Gael provocándole una quemadura en el pecho y rápidamente bajó la punta de su espada hacia Ethan. Hubiera logrado perforarle el cuello, pero el campo de batalla se movió.

La tierra pareció adquirir forma y contra la luz de la luna distinguieron una gigantesca silueta con alas. Una gran criatura cuya piel parecía una columna de tierra y lodo emergió. El líder de los mindag le reclamó con la mirada a Dante por su acción, había arruinado su oportunidad de acabar con Ethan.

Kari reconoció de inmediato la invocación del mindag. Sabía cómo destruir a esos seres de tierra. Sin esperar la aprobación de sus compañeros se elevó grácil y elegante por el aire calculando la altura del corazón de ese ser.

Dante, previendo el ataque de Kari, le ordenó a su mascota que abrirse el pecho y mostrar lo que llevaba en el interior. Enredada con raíces, dentro el cuerpo de la criatura estaba Maya.

Kari guardó su espada en el aire y tomó impulso para retroceder, si lo mataba, mataría a su hija también.

— ¿Qué tal un trato? —acaban con Aishla y les devuelvo a la pequeña —dijo Dante. Todos se sorprendieron.

Aishla descubrió que sucedía lo que esperaba, sus compañeros lo traicionaban. Con elegancia y velocidad, brincó a la altura de Dante, quien se encontraba sobre el lomo de su invocación. Dante se cubrió y luego esquivó una gran llamarada de fuego que salió de manos de su ahora exlíder.

—Si vas a hacerlo Ethan, mejor te apresuras —sugirió Valia coquetamente. Disfrutaba traicionar a Aishla después de que él la había traicionado a ella.

Ethan olvidó por completo el dolor y la sangre que fluía, se unió a Dante en el ataque contra Aishla, usando sus armas y la magia que ambos guerreros conocían.

El grupo que era fiel a Aishla esperaba abajo, dispuesto a seguirlo hasta la muerte, pero su líder sabía que esa oportunidad de lograr su cometido y tomar Ithia había sido desperdiciada por culpa de sus compañeros. Esa era una pelea perdida, no podía contra dos.

Ethan en otras circunstancias no habría aceptado ayuda para luchar contra un enemigo, pero ya había perdido la razón por completo y solo se movía por instinto, buscando sangre.

Mientras Dante con un fluido movimiento le arrebató el arma a Aishla, Ethan intentó clavársela con furia, sin embargo, solo tocó el aire. Aishla se desvaneció en una bruma negra y fue seguido por sus discípulos y guerreros fieles.

Sin dar explicaciones, Dante destruyó a su criatura, dejando a Maya bajo un cúmulo de tierra.

—Luego arreglamos el tema de la espada —le dijo burlonamente a Ethan. Valia creó un portal y ambos lo atravesaron, recordándoles antes, que se verían pronto, tenían un enemigo en común y existían dos vías para derrotarlo: la que Aishla consideraba correcta, y la que ellos podían seguir, todo con el fin de preservar a su raza sobre la faz de la tierra. Había temas que debían tratar. De momento, Dante, Valia y sus discípulos, era oficialmente exiliados, no pertenecían a ninguna nación, ni siquiera a la nómada liderada por Aishla.

La arena de combate descendió hasta su lugar nuevamente, el ataque había finalizado. Abby se lanzó al cuello de su hermano, llorando. Ethan poco a poco logro regresar a la normalidad, los brazos de su hermana pequeña lo tranquilizaban, mas la sangre no se detenía. Fue perdiendo fuerzas lentamente, debilitado y sumamente agotado por haber luchado tantas horas consecutivas.

Sin perder tiempo, el resto de guerreros se dirigió a Ithia, donde los humanos, todavía tenían peleas pendientes.

El sol apareció por el horizonte y la luz diurna obligó a los dragas a retroceder de nuevo hacia sus madrigueras. Habían hecho gran parte del trabajo, y los unuas se encargaron de los salvajes que todavía permanecían en la isla.

Era como regresar de la muerte el sentir la luz en su rostro y el aire fresco inflando sus pulmones. Sobre todo, percibir la presencia de Charleen tan cerca era cálido y agradable. Abrió los ojos y la vio dormida sobre su pecho, igual que aquella vez en Biero. Le retiró los cabellos del rostro y curvó los labios sabiendo que su pareja había regresado con bien.

— ¿Vas a hacer esto cada vez que esté herido? —le preguntó rozándola con los dedos.

—Sí, acostúmbrate. ¿Cómo te sientes? —Se despertó con la caricia en su mejilla.

—Humillado —respondió sentándose en la cama—. Aishla y Dante escaparon, debí matarlos —dijo entre dientes, la última batalla era ahora un recuerdo intermitente, lleno de lagunas. No recordaba detalles, pero sabía que no había dado lo mejor en batalla; y sus enemigos, los asesinos de Liaw y Sahori, seguían con vida.

—Abby me contó lo que sucedió. Estuvo fuera de tu alcance, Kari y Gael se sienten de la misma forma, aunque recuperaron a Maya. Al menos ganamos. —Intentó sonar entusiasta.

—No ganamos Charleen. —La cortó tajante—. No se trata de ganar o perder. Dante mató a Liaw y tiene a Reil, y Aishla asesinó a Sahori. Esto resultó una masacre de humanos y no pudimos hacer nada al respecto.

—Las bajas no son tantas como crees. Logramos traer a muchos civiles de la colonia y varios tenían refugios. El mundo no se detuvo sin ti. Neil dirigió a su ejército y ahora están terminando de sacar a los salvajes, además tengo entendido que la fuerza naval de Dédalo acabó con gran parte de las embarcaciones enemigas.

— ¿Cuánto tiempo estuve dormido?

—Casi tres días. La herida que tenías era peor que la del draga aquella vez, perdiste mucha sangre y tu cuerpo estaba exhausto. Te dieron algo para que durmieras y no intentaras ir a pelear hasta estar completamente recuperado.

Ethan no se convencía. Era frustrante el no haber vengado la muerte de Liaw, ni la de Sahori, sin mencionar esas tantas otras de guerreros con quienes había luchado y entrenado alguna vez.

Charleen sentía su dolor. La tristeza por la muerte de Liaw la afectaba y todavía le preocupaba lo que Ethan pensaba respecto a la situación de los humanos.

Obstinado como siempre, se negó a permanecer en cama y salió al exterior. La vida continuaba en Selo, varios guerreros con ayuda de alquimistas se encargaban de reparar los daños causados por la batalla y recogían los cuerpos unuas, tanto de amigos como de enemigos y los cremaban en la costa del mar.

Con nada de respeto, sin embargo, apilaron los cadáveres de salvajes utilizados para el ataque y los incineraron en una zona alejada. Cada cuerpo unua que ardía solemne frente al infinito, era señalado por la espada de su dueño.

Justo al medio, una cama de cremación no estaba marcada por espada alguna. Orietta observaba las llamas, extraviándose en los colores rojizos y azules.

Ethan buscó con la mirada el cuerpo de Sahori, este debía encontrarse en un lugar preferencial. Adivinado lo que buscaba, Charleen le explicó lo sucedido:

—No encontraron el cuerpo de Sahori, parece que lo robaron.

Ethan permaneció en silencio. Era de esperarse. Aún después de la muerte, los cuerpos unuas irradiaban energía mágica, el de las vades sobre todo, y esa magia post muerte servía para diversos conjuros e invocaciones. De seguro Freya le estaba sacando un buen uso a los restos de Sahori.

Lentamente se aproximó hacia el cuerpo de Liaw.

— ¿Qué piensas hacer? —le preguntó a Orietta, sacándola del trance.

—Me dijeron que esta noche van a enterarlo, quiero estar presente. Mañana partiré a Dédalo, tengo asuntos que atender.

—No vas a ir a ningún lado —la interrumpió—. Es peligroso. Tendrás al niño aquí y podrás hacer lo que quieras con tu vida luego.

— ¿Estás loco? —se indignó, ya esperaba que algo así sucediera—. Es mi hijo. Vendrá conmigo y se criará como cualquier niño normal.

— ¡No es un humano! —alzó la voz, que quisieran criar como a un simple humano a un niño de su propia sangre era indignante—. Puedes quedarte con él si quieres, pero aquí, donde recibirá la educación y entrenamiento adecuado. —No quiso darle tiempo a discutir, le dio la espalda y se llevó a Charleen con él, disuadiéndola de hablar con Orietta e hizo oídos sordos a sus reclamos.

Durante el crepúsculo la ceremonia se trasladó a la selva, al lugar donde enormes árboles eran recuerdos perpetuos de guerreros perdidos en batalla.

Junto a un pequeño árbol que recién erguía su tronco, Orietta esparció las cenizas de Liaw y Abby hizo aparecer el diseño de la marca de su hermano en el angosto tronco.

—Seis años —le dijo Ethan a Orietta, interrumpiéndola en sus oraciones—. Puedes regresar a Dédalo, pero dentro de seis años vendré por el hijo de mi hermano, será mi discípulo —determinó, esas eran sus órdenes y no le importaba si la humana estaba de acuerdo.

Charleen se rezagó y caminó lentamente acompañando a Orietta, dando vueltas al asunto. Primero había presenciado cuando Carol perdió a Jason por culpa de la guerra, luego había escuchado sobre Kari y Drake, incluso su familia se había desintegrado por esa causa y ahora Orietta perdía a Liaw. Era imposible no considerar que ella podía ser la siguiente y recordar las visiones donde ese niño pequeño le mostraba el cadáver de Ethan no ayudaba a que el pánico dejase de expandirse por su cuerpo.

—Neil —Ethan sin dejar de caminar atrajo a la atención del joven—. Tomarás el puesto de Liaw en la Legión —le avisó y continuó con su camino. Necesitaba pensar. Las decisiones de Ithia recaían ahora totalmente sobre él. Abby era muy joven e inexperta todavía para tomar decisiones serias y pasaba algo similar con Neil.

Abby temblaba por los nervios y practicaba una y otra vez qué decir. Representantes de las tropas aliadas humanas de todo Savi esperaban reunirse con ella. La situación era delicada. Su madre le había enseñado magia, pero nada de diplomacia, y una de sus atribuciones como Vade era ser una embajadora y mediadora de conflictos entre los unuas y los humanos. Se habría sentido más tranquila con la compañía de Charleen, mas ella se había negado rotundamente. Era más que posible que Emmet asistiera y debía ocultarse de él; por otro lado, quería evitar lo más posible a su padre.

Kari la acompañó. Podía ayudar a la muchacha pese a no ser su deber interceder por Ithia, además ese acontecimiento podía poner en peligro las relaciones de Kadry y Roheline con las tropas humanas.

Ethan revisaba con un escuadrón los alrededores de la colonia, asegurándose que no hubiera salvajes rezagados. Charleen le pidió acompañarlo, procurando tener cuidado de no ser descubierta por ningún soldado de Fiso.

—Ethan —llamó su atención cuando tomaron un breve receso—. Todavía no me has dicho que piensas. ¿Las relaciones con humanos seguirán como hasta ahora? ¿O de verdad crees todo lo que Valia te dijo?

—Según Kari tenemos treinta y cinco años antes de que pase lo que tenga que pasar. Lo único que nos queda es fortalecernos, y tener conflictos con los humanos solo nos perjudicaría. Todavía no lo sé. Es el problema de ver posibles futuros, solo te confundes y por querer forzar el destino terminas haciendo peor las cosas. Por ahora nos mantendremos alerta. Aishla va a fortalecerse, cada vez tiene más seguidores en las tres naciones, y por otro lado, Valia y Dante me preocupan. No sé si debo considerarlos aliados o enemigos.

La situación era complicada. Ethan necesitaba muchas horas de meditación y conversar con el resto de la Legión antes de tomar decisiones.

—Sabes, anoche lo pensé mucho. —Charleen se sentó sobre la arena y Ethan se acomodó a su lado—. Pudiste morir hace unos días.

—Claro que no.

—Por supuesto que sí. Y sabes, no sé si pueda soportar que eso pase, pero es la decisión que tomé y no voy a dar marcha atrás. —Le dedicó una mirada translúcida y sincera—. Es... el camino que he elegido, pero aún así me preocupa. Se supone que hemos reencarnado seis veces y debemos ponerle un fin en esta vida. Si Aishla te mataba la otra noche, el círculo pudo crearse de nuevo.

—A dónde quieres llegar —la interrumpió, no le gustaba que Charleen diese tantas vueltas antes de decirle algo.

— A que quiero hacer el rito de unión, mañana sería un buen día.

—Creí que no estabas lista.

—Tal vez nunca esté lista. Quería viajar contigo antes, me prometiste que me llevarías a Kadry, pero con todo lo que sucede, creo que tendremos que retrasar nuestro viaje un par de años. Nos quedaremos aquí de todas formas y tenemos mucho tiempo para vivir aventuras. Un descanso tampoco me vendría mal.

Ethan le acarició la cabeza y le dio un beso en la frente. Él también se sentiría más tranquilo realizando el rito. No era algo completamente seguro, mas era la única posibilidad que conocían para evitar una nueva reencarnación en la que el círculo pudiese iniciarse de nuevo.

La tomó del rostro con ambas manos y la besó en los labios, hacía ya varios días que no la besaba de esa forma.

—Ethan —los interrumpió un guerrero que iba a caballo—. Unos soldados de Fiso quieren verte.

El guerrero se levantó de inmediato, sacudiendo la arena de su pantalón y Charleen permaneció estática. Con el corazón bombeando con fuerza.

— ¡Ethan espera! —intentó detenerlo—. ¡Hay algo que debo decirte! —era ahora o nunca, no era la forma en la que quería que Ethan se enterase sobre su compromiso con Emmet, pero debía hacerlo antes que se lo dijeran otros, esos soldados de seguro la buscaban.

Corrió hasta alcanzarlo, pero era tarde. Un par de soldados jóvenes que la conocían desde hacía años esperaban cerca.

— ¡Charleen! —Uno la reconoció—. Demonios, te buscamos por meses, Emmet nos tenía averiguando por todas las ciudades, ya estábamos por creer que estabas muerta.

Charleen pasó la mirada de Ethan a los soldados, pidiéndole con un gesto de sufrimiento que la escuchara primero.

—Qué sucede —con un mal presentimiento puso a Charleen detrás de él.

—Nos dijeron que su hermano Liaw falleció en batalla, él fue encomendado a buscar a Charleen y traerla de vuelta, es la prometida del General de la brigada siete del ejército de Fiso.

Ethan miró acusadoramente a Charleen. Por su gesto, se daba cuenta que era verdad.

— ¿Prometida? ¿De qué demonios habla? —demandó saber agarrándola con fuerza.

— No es como crees...

— ¿Como creo? Es por eso que te buscaba, no le debes dinero. ¿Estás mal? ¿Sabes en que problemas puedes meterme? ¿por qué tienes que comportarte siempre como una niña estúpida? ¡Guerras se han iniciado por quitarle la mujer a otro!

— ¿Quitarle la mujer? ¿Tú también vas a tratarme como a un objeto? —le gritó sin poder creer lo que escuchaba.

—Si hubiera sido cualquier otro no habría importado, pero es un General aliado y las relaciones con los humanos están muy problemáticas ahora y tú puedes iniciar otro conflicto. Debo pensar en el bien de Ithia primero.

—No es así, solo escúchame, es cuestión de que hable con Emmet, él...

—Basta —Ethan estaba tan furioso que no quería escuchar explicaciones. Todo dependía de él ahora. Debía pensar en el bien de su nación antes que en su vida personal—. Si estabas comprometida con él antes debes volver.

Charleen frunció el ceño, Ethan no podía estar hablando en serio. No podía ser verdad. Minutos antes hablaban de hacer el rito de unión y ahora le decía que debía irse con otro hombre para evitar una pelea.

— ¿Debo volver? ¿Vas a deshacerte de mí de una forma tan simple?, ¿Sin siquiera escucharme o buscar una solución? Sabes esto es tan... —no sabía qué decir, comenzó a llorar e intentó detenerse de pronto—. Era cierto lo que pensaba; lo que decía mi madre. Los hombres solo te utilizan y te rompen el corazón cuando se aburren de ti. Es eso ¿no es así? Es tu oportunidad para deshacerte de mí. Bien, al final no rompimos el círculo después de todo. Espero ser menos estúpida en nuestra próxima vida.

Los soldados se miraban atónitos, sus órdenes eran llevarse a Charleen si la encontraban y eso pensaban hacer. Ethan no fue capaz de volver a mirarla a los ojos. Estaba tan, pero tan furioso con ella que no era capaz de hablarle.

Charleen tampoco podía creer lo que sucedía, sus vida daba un giro repentino. Subió a la montura del caballo llevando solo a Nathe con ella, como el último recuerdo de Selo y su corto romance durante los mejores meses de su vida.

Sabiéndose ingenua, esperó que Ethan recapacitara y le diese alcance, detuviera los caballos y le pidiera perdón de esa forma fría e indiferente de siempre. Estaba dispuesta a darle esa última oportunidad. Pero Ethan no apareció durante el viaje hacia el puerto, ni después de las dos semanas de viaje en barco, ni siquiera por los siguientes meses que pasó atrapada nuevamente en la rutina de Helianto.

Tal vez Sahori había estado equivocada y ella y Ethan estaban destinados a encontrase y alejarse en esta y las siguientes reencarnaciones que les tocaba por vivir.

Fin? pues no obviamente XD pero ya quedan como 2 capis y se acaba!!!!

déjenme sus impresiones y pues gracias por el apoyo!!!!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top