Capítulo 9
AVISO
¿CONOCES O ERES LA DUEÑA DE ALGUNA DE ESTÁS HISTORIAS?
"Paul McCartney...¿Mi padre?" de @LonelyPrZ
"Coming Up" de LittleDreamerK
"Another Girl" de Beatlewatty
"Man on The Run" de _Yesterday_
"Maybe I'm Amazed" de AndreaMcCartney
"Dreams ©" de TrishaRitaMcCartney
"A Day In The Life- The Beatles" de FrancescaLennonMcCa
"Yesterday" de chikispokis
"All Those Years Ago" de ElizaLeto98
"Her Majesty" de FeerMcCartney 1
"Drugs, Sex, and Rock N' Roll" de ManiaticCartney
"Phoenix McCartney Asher" de ununicornioPervert
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Pasaron varios minutos, los entonces integrantes de Wings estaban hartos de escuchar las quejas de su inminente jefe y fundador de la banda, se desesperaron, algunos hicieron ligeras bromas sin chiste y otros simplemente se rieron, pero claro sin desatar el odio de su compañero, pero era bastante molesto tener que escuchar quejas una y otra vez.
—Bueno...— dijo Joe English harto. — Lamentamos mucho lo que te paso pero ¿Podríamos practicar las canciones? Por favor.
—Es que no entiendo. — volvió a estipular Paul cada vez más borracho e inquietante. — ¿Por qué me escondieron esto?
—Tal vez...— Jimmy McCulloch no pensó en eso. — Linda no te tenía mucha confianza.
— ¿Y John? ¿Por qué John no dijo nada? ¡Se supone que éramos amigos!
—O es eso... o Linda es una zorra.
— ¿Qué? — A pesar de que estuvieran peleados, Paul no permitiría que le faltaran al respeto a su entonces todavía mujer. — ¿Qué dijiste?
—La verdad, ella sí que supo meterse por tus ojos y... por el de tú mejor amigo también.
— ¡Cállate!
Paul gritó furioso, aventó su botella de vodka a la pared y se dirigió a Jimmy para darle un par de puñetazos, Joe English decidió también intervenir, Denny intentaba tranquilizarlo, pero era imposible.
Al parecer, Paul ya no encontraba salida en aquel túnel tan oscuro a donde había caído.
Joe y Jimmy salieron molestos diciendo un montón de maldiciones, mientras que Denny Laine intentaba consolar a su amigo y compañero de banda, él siempre había intentado ser más que un "amigo" para Paul, siempre estuvo con él en sus malos momentos y este no sería la excepción, en verdad lo apoyaría en todo lo que pudiera, quería ser como su nuevo John, siempre le tuvo admiración a Lennon y McCartney, por lo tanto intentaba ser algo parecido, pero era claro que Paul siempre mantuvo una relación de compañerismo y nada más.
Pero no hubo ni palabras de confort o consuelo para Paul, quien un poco menos ebrio, decidió salir a las penetrantes calles de Londres.
Siempre cargando consigo su botella, salió tranquilo a caminar, hacía el parque más cercano, la nieve comenzaba a caer en pequeñas gotas, agradecía que pudiera hacer eso, a veces pensaba que la prensa sabría todo o estaría cerca, pero siempre tardaban meses en enterarse de la vida escandalosa de él.
Lo que realmente le preocupaba era la estabilidad de Linda, tanto los amantes de Wings como los de John la odiarían por completo, de por sí, sus fanáticas siempre tuvieron un tipo de rechazo hacía la mujer de McCartney ¿Cómo tomaría el mundo entero que ya estaba viviendo con John Lennon y que básicamente ella separo a Lennono?
Eran preguntas que no podía responder, que más bien no quería, a pesar de estar enojado, le preocupaba la estabilidad de Linda, pero ya no sabía si era por amor, o sencillamente porque era la madre de sus hijos.
Entre todas esas penumbras, contempló y escuchó unos tacones acercarse con rapidez, alzó la mirada, sus ojos destellaron como si fuera la primera vez que mira a alguien tan deslumbrante, radiante y llena de vida.
Tenía el cabello hasta los hombros, siempre fue destellante, un rojo natural.
Porque Paul estaba viendo de frente y en todo directo a su ex prometida: Jane Asher.
—Ja... ¿Jane? — titubeó al decir su nombre.
—Hola, Paul. — ella saludo sin rencor.
Jane Asher o mejor denominada recientemente como Jane Scarfe, debido al apellido de su actual marido Gerard Scarfe, se sentó a lado de su ex prometido, lo miró con compasión, ya que los ojos de Paul denotaban infinita tristeza, se sentía tan amargado, como si no pudiera hacer nada para salvarse de la depresión que tenía.
— ¿Estás bien? — ella empezó a acariciar su cabello con delicadeza.
—No. — se acercó a su hombro. — No lo estoy.
— ¿Por qué? Tal vez te sorprenda que te diga esto, pero me gusta Wings.
— ¿En serio? — los ojos de Paul se iluminaron totalmente, no se esperaba que su entonces ex prometida, alguien tan buena como Jane Asher y alguien a quien le había hecho tanto daño pudiese gustarle la banda que había conformado con su esposa.
—Sí. — tomó su mano. — Estábamos en Alemania, cuando se hizo pública la noticia de que Wings cancelaría su gira por Europa, algo que me hizo extrañarme, peor aun cuando las razones fueron enteramente desconocidas.
—No estamos pasando por un buen rato. — argumentó.
— ¿Qué ocurre?
—Linda me engañó.
— ¿Qué? — Jane se exaltó, lucía molesta pero también bastante voluble.
Algo que hizo característico a esta bella y refinada dama es que no le desearía el mal a nadie, ni siquiera había sentido rencor cuando Paul terminó con ella, ni odio en cuanto lo miró casarse o las veces que Francie Schwartz se había burlado públicamente contra ella, nunca había sido rencorosa ni mucho menos pedir que le pasará una desgracia, mucho menos a alguien que había sido tan importante como ella, como lo fue Paul McCartney. Por lo tanto su pregunta e interés eran sinceros.
—Así es. — Paul se recargó sobre su hombro, haciendo que sus lágrimas cayeran sobre la delicada piel de Asher.
Él comenzó a explicarle todo lo que le había sucedido, no olvido ni un solo detalle, puesto que ahora entendía mucho mejor las cosas, explico de todo, hasta que había rechazado a Linda aquella vez porque al día siguiente le había pedido matrimonio a ella, algo que hizo sentir a Jane demasiado especial. Pero lo sucedido, pasó, ellos terminaron y tomaron otro rumbo con sus vidas.
—Es tan triste. — Jane lo abrazó, mientras que este no hacía más que llorar y llorar.
—Me siento como un idiota. — Paul se refugió en sus brazos. — Agradezco infinitamente que estés aquí.
—Paul...— se separaron, pero las manos de él estaban sobre su cadera, las manos de Jane rodeaban el cuello de Paul, se sentían extrañamente juntos.
—Yo...— El mujeriego por naturaleza McCartney acercó con lentitud sus labios, hasta llegar a la boca de Jane Asher, pero ella de inmediato se separó.
—No puedo. — excusó. — Yo, estoy casada.
—Entiendo. — Paul también se alejó. — Supongo que lo amas.
—Lo amo mucho, y en verdad me duele lo que te paso con Linda.
—Creo que lo amas más de lo que me amaste a mí ¿No?
Jane cerró los ojos, iba a responder esa pregunta, cuando de pronto, Paul alzó la mirada y contempló como un montón de jovencitas, madres de familia, adultos y otras personas estaban en la esquina de la calle, susurrando al ver a estas dos personas, él como artista ya experimentado y congruente dedujo que es lo que pretendían hacer.
—Vámonos. — tomó de la mano a Jane.
— ¿Por qué? — se soltó.
— ¡JANE ASHER Y PAUL MCCARTNEY! — gritó una empedernida fan y Despues de la básicamente señal, todas esas personas comenzaron a correr en dirección hacia ellos.
Jane entendió, tomó del codo a Paul y ambos corrieron lejos del público, a los fans esto deprimía y extrañaba, todavía no era el momento como para decirles a las personas que había un niño con sangre Eastman y Lennon viviendo, por lo tanto no era conveniente que se cruzaran con algún miembro de los McCartney.
Ellos llegaron al automóvil de Asher, que estaba a dos cuadras lejanas del parque de Londres, estaban seguros, los fans les habían perdido el rastro.
—Uf...— Paul dijo con alegría. — Que bueno, no podemos estar a solas sin esas chicas.
—Supongo que...— Jane murmuró con felicidad. — ¿Estás viviendo una Wingsmania? ¿No?
—Ha...— Paul no tomó bien el chiste. — Eso quisiera decir, aunque esté logrando grandes éxitos con Wings, la verdad no se compara nada con mi vida como Beatle.
—Que mal, te entiendo, supongo que nunca pudiste superar la separación.
—No. — Él hizo muecas de tristeza.
Paul puso el radio, como era 1978 el mundo todavía no superaba que The Beatles se hubieran separado, así que en la estación vespertina se podía escuchar Every Little Thing del disco Beatles For Sale, esa canción que fue dedicada especialmente para Jane Asher, pero cantada por John Lennon, en cuanto se escuchó la primera estrofa, Paul le bajó al volumen, para no recordar esas palabras ni esos momentos que había descrito.
—No. — Jane tomó su mano e hizo que regresará a la estación. — Me gusta esa canción.
—Jane...
Paul dijo esta última palabra y en cuanto ella lo miró otra vez, no desperdició el momento para besar su cuello y labios, ella ya no opuso resistencia, hasta subió el volumen del radio.
Jane cruzó sus brazos por la espalda de Paul y finalmente se acostó del otro lado del automóvil, este no dejo escapar la oportunidad y siguió besándola, hasta que le quitó su vestido azul, ella siempre era una dama, lucía de lo mejor, Jane le quitó el saco negro, la bufanda negra para quedar así con su camisa blanca que Paul usaba, quitó cada botón con rapidez, mientras él besaba su suave y blando estómago.
La calentura subía y subía, Jane bajaba sobre el miembro de Paul hasta empezar a besarlo, pronto hizo todo eso con su cuerpo, tórax, piernas, mientras que él masajeaba su espalda, era más lento y sincero en el asunto de las relaciones sexuales.
Y en cuanto menos se lo esperaron, los dos ya estaban completamente desnudos sobre la parte trasera del automóvil de Jane Asher, quiero decir de Gerard Scarfe, ya que era de ambos.
Las ventanas contenían vapor, ellos olvidaron inmediatamente todo su dolor que habían pasado, ni siquiera recordaron que dejaron de ser novios, se entregaron mutuamente como si hubiera sido la primera vez, en los estudios de grabación de Abbey Road.
Pero esa estación vespertina tenía especial de canciones de Paul McCartney, así que sonó una bastante incomoda que arruinó el momento de pasión entre él y Asher, exacto My Love de Red Rose Speedway.
Paul ni siquiera se había percatado, pero en cuanto dejo de besar los senos de Jane, alzó la mirada, contempló el radio y no pudo evitar llorar de nuevo.
Jane también se alzó y le aventó su tacón al aparato electrónico, dando asi fin a la canción de Wings, dedicada para Linda Eastman.
—Cuanto hubiera querido que...— Paul pasó sus dedos sobre el coxis de Jane. — Tú hubieras sido la inspiración para esa canción.
—Lo que paso, ya paso. — Jane entendió su dolor. — Ni modo.
—No te alejes. — Paul suplicó. — No te vayas.
—P-pero, estoy casada y con hijos.
—No me importa. — Paul la abrazó enteramente. — Voy a luchar contra todos, contra tu marido, mi familia e inclusive contra tus nulos sentimientos hacía mí, con tal de volver a tenerte a mi lado. No te volveré a perder, Jane.
(...)
Yoko Ono intentaba mantener una vida normal, claro para su promedio, porque hasta el momento su objetivo era claro, destruir a su marido y quitarle todo el dinero, fama y prestigio posible.
Pero aunque estuviera todo a su favor contra la custodia de Sean, ella seguía sin saciar su tremenda sed de venganza, aunque por fuera denotara ser una mujer de "paz interior".
Así que fue a la BBC, el programa número uno a nivel nacional en Inglaterra, con conexiones múltiples a diversos canales de Estados Unidos, iba a hacer algo que sobre pasaría todos los limites.
—Hola. — ingresó a los estudios corresponsales de BBC News.
—Señora Ono-Lennon. — uno de sus amigos era el presentador. — ¿Qué la trae por aquí?
—Vengo a hacer una primicia que hará que los niveles de audiencia suban a las nubes.
— ¿Y John?
Yoko hizo que un montón de reporteros, presentadores y demás se reunieran a su lado para la noticia tan impactante que iba a decir.
(...)
Heather McCartney apenas llegaba del largo viaje al cual se había embarcado con tal de ver a su madre, Linda.
Tenía 16 años y no podía entender porque su madre había mentido de esa manera, pero sabía que fueran las razones que fueran, ella siempre amaría a su madre, Linda nunca la había dejado sola para nada y seguía demasiado confundida cuando se enteró, pero de todas maneras nunca dejaría sola a su madre.
Cuando llegó, le explico todo a su madre.
—No podía quedarme así. — dijo Heather. — Es que no tiene sentido.
—Ay, hija mía. — Linda se aferraba a ella con mucho amor. — Lo sé, esto no tiene sentido.
—Leopold es buen niño. — dijo, ella ya había conocido a su medio hermano. — Pero no le veo razonamiento a esto...
—Y... ¿Qué te dijo Paul? — preguntó Lennon interesado.
—Cosas estúpidas, la verdad es que discutí con él, pero fue para defenderte.
Un amargado John estaba en esos instantes, le provocaba asco y odio ver los momentos familiares, le hacían recordar su turbulenta infancia y adolescencia, ver como Heather defendía a su madre y esta como quería tanto a su hija, se visualizaba a él intentando acercarse a su madre Julia, antes de que su destino se lo impidiera.
—Mmm... comprendo. — dijo burlón. — Supongo que tu valentía lo heredaste de tu padre, de tu verdadero padre.
—Como sea. — Linda no le hizo caso. —Hija, te agradezco muchísimo lo que hiciste.
—Mamá. — Heather se resguardó en su pecho. — Quiero saber porque, porque pasó esto.
—Querida, tal vez pronto lo sabrás, pero tenía motivos.
—Por zorra, por ejemplo. — susurró John divertido, haciendo que sus momentos de adolescente bribón, mal educado regresaran indudablemente.
—John, no quiero pelear, no en frente de ella.
—Le dije muchas cosas a papá. — siguió Heather. — No podía quedarme de brazos cruzados, le hice público mi descontento.
—Entonces lo perra se hereda. — volvió a decir Lennon provocando el enojo de Linda.
Y realmente lo consiguió, ella se apeno totalmente, se puso roja de ira e hizo que Heather se fuera a la habitación con Leopold, una vez ahora solos podían "resolver" sus diferencias.
— ¿Cuál es tu maldito problema? — preguntó intentando resguardar sus ansias.
—Haces notar a Paul como el culpable cuando él no escondió a un hijo durante 11 años.
—Él me alejo de mis hijas, además no hice nada para influir a Heather.
—Lo que digas.
— ¿Ah, sí? — está vez, Linda no se dejaría de los insultos de su prepotente pareja. — Pues yo creo que estás celoso.
—YO. — Lennon se echó a reír. — JAJAJA ¿De qué podría estar celoso yo?
—Es obvio que...— Linda dijo en un tono exclusivamente malvado. — De que mi hija de todo por mí, de que me ame, es claro que Julian solamente vino por su hermano, ni que te quisiera.
—Cállate.
—Es verdad. — siguió. — Heather siempre estará ahí para su madre, y si mis hijas fueran mayores ya hubieran venido también, ella vino por mí, no por Leopold, porque soy su madre y Julian... bueno sabemos que dice que Cynthia Powell es su madre/padre
— ¡YA BASTA! — Este último comentario, hizo que John estallará por completo y le dio una bofetada a Linda que la hizo caer sobre el sillón.
Linda se sobó la mejilla, y John la jaló del cabello, ni por la edad podía ocultar lo que era, un golpeador por naturaleza, ella rápidamente se lo quitó de encima y lo aventó tan fuerte que cayó y destruyo la mesita de vidrio, haciendo que los cristales estuvieran a su lado y algunos enroscaran sus brazos.
—Te lo digo y reitero, Lennon. — ella se sacudió el cabello. — Tal vez estés acostumbrado a golpear a las mujeres como a la patética de Cynthia...
— ¡Por un carajo yo no la golpeaba! — gritó dolido.
—Lo que digas, todo el mundo sabe lo mucho que la despreciabas, pero a mí... ¡A mí me respetas! ¿Entendiste?
—Está bien. — John se levantó rendido, debía de admitir que Linda era la primera mujer que no se había doblegado ante sus golpes.
El silencio vino durante unos minutos, se escuchaban barullos por fuera del hotel donde se quedaban John, Linda y Leopold, eran gritos, amenazas, mucho tumulto afuera pero ¿Por qué?
— ¡Mamá, John! — Heather fue corriendo con ellos y Leopold tomaba su mano. — ¡Hay muchísima gente a fuera de nuestra ventana!
— ¿Qué pasa? — cuestionaron los dos adultos.
Ambos fueron a ver por el balcón y era sorprendente, había miles (más bien millones) de señoritas, adultas, mujeres, hombres, adultos, personas de la tercera edad e inclusive niños, con antorchas, garrotes, palos, piedras y otro cualquier objeto que pudieran lanzar y/o hacer daño.
Pero ¿Por qué tanto alboroto? ¿Qué había pasado?
Linda tan solo se asomó por el balcón, protegiendo a Heather y Leopold, cuando recibió una piedra bastante grande sobre su cabeza, que la hizo caer.
De inmediato, John la cargó de nuevo a la habitación que tenían que compartir, les pidió a los niños que se resguardaran y no salieran.
Se asustó demasiado, a pesar de que hubieran tenido una discusión anterior.
Ella no respondía, John hizo de todo para despertarla, cuando al fin logró abrir los ojos, él se acercó mutuamente, y sin que los dos lo hubieran pedido, surgió un beso tan espontaneo que casi era impredecible. Pero a pesar de todo, continuaron con esa acción, sin importar el tumulto que se escuchaba afuera.
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