Capítulo 23
Inconscientemente y antes de cerrar los ojos, Maureen había intentado reconocer el rostro de la persona que estaba frente a ella, pero no pudo, y mucho menos pudo ver quién le había dado esos atracos a su persona, tan solo veía el atardecer con cordura y cerró los ojos, sus labios también tenían sangre.
Aunque ella no pudiese ver quien la acuchillo, no debía preocuparse, ya que afortunadamente, el hombre que había mencionado la frase anterior, sabía perfectamente quien era la causante de su dolor.
—Susan—dijo John con intriga—. ¿Qué demonios estás haciendo?
—Y-yo...—esa voz era fácil de reconocer—. No soy, Susan...
—Por dios—el hombre esbozó una sonrisa—. Sé perfectamente que eres tú, ese tono de voz, esa fisionomía, te reconozco perfectamente, además usaste la misma técnica que Linda cuando abandonó a Leopold en el orfanato, supongo que te llegó el karma.
Al ver que estaba atrapada, Bevans dio la media espalda y caminó disimuladamente, pero John la sujeto fuertemente del brazo, impidiéndole que siguiera avanzando.
—. ¿POR QUÉ LO HICISTE?—preguntó gritando.
—Déjame... ¡Pronto lo sabrás!
—Sé dónde estás y donde puedo encontrarte, así que no podrás escapar de la ley... Susan Bevanss—la soltó y la mujer huyo de inmediato.
John cargó a Maureen, tocando sus fuertes heridas que tenía en su espalda, pronto llamó a una ambulancia para su debido tratamiento, ahora tenía dudas pero sabía que desde ese momento, su destino iba a cambiar por completo.
(...)
Los médicos diagnosticaron que la señora Starkey-Tigrett ya se encontraba fuera de peligro y que afortunadamente nada era grave, sus heridas no perforaron ningún pulmón u otro órgano importante, por lo tanto no había nada de qué preocuparse.
Luego de que Zak, Lee y Jason se retiraron, John hizo la respectiva demanda a la policía, señalando a Susan Bevans como la única culpable, pero sería una investigación más a fondo, llamó a Linda para decirle lo sucedido, ella llegaría en unos instantes.
Finalmente, Maureen despertó.
—Eh...—dijo con los ojos casi abiertos—. ¿Dónde estoy? M-me duele... la cabeza...
—Tranquila Mo'—John tomó su hombro—. Alguien te hizo daño, pero ya no absolutamente nada de que preocuparse, estás fuera de peligro.
—Gracias John—sonrió débilmente.
—Ahora—él ya no era un hombre que se iba con rodeos, el odio y menosprecio lo hicieron fuerte—. Quiero que me digas ¿Por qué ibas en el edificio Dakota? ¿Tienes a alguien que quisiera hacerte daño?
—Yo iba para ver a Cyn—mintió y se quedó callada, unos segundos para luego decir—. Y n-no, tal vez... una fanática empedernida de Ringo, recuerda que ellas me odiaban.
—. ¿No fue un asaltante?
—N-no, no me quitaron nada—dijo algo cansada.
—Es que... yo sé quién fue, pero no tiene sentido que esta persona lo haya hecho—dudó por unos segundos y puso sus dedos en la barbilla—Fue Susan Bevans, pero tú eras su amiga, bueno, yo recuerdo que se llevaban muy bien tiempo atrás, y ahora que pase esto... es sencillamente inexplicable.
Mo' tragó en seco, miró del otro lado de la habitación, no quería decir más, ella era de aquellas personas que creían en el destino y las fuerzas incontrolables del hombre, por lo tanto deducía que si eso ocurrió cuando iba a decirle la verdad a John, era mejor no hacerlo.
Pero tuvo que armarse de valor para decirlo.
—Tiene sentido de que haya sido Susan Bevans—respondió con la mirada baja—. Yo fui con Cyn para saber sobre la "verdad" que ella no te ha podido decir, pero no estoy segura de cómo Susan se enteró que yo... sabía eso...
—La verdad, aquello que Cyn no puede decirme—John entendió—. Pero ¡Ahora estamos solos y protegidos! ¡Puedes decírmelo!
—Sí—asintió algo nerviosa—. P-puedo... decírtelo, será mejor que te sientes porque lo que yo sé, cambiará para siempre tu perspectiva de ver las cosas.
—. ¡Dímelo ahora!—pidió estresado.
—Bueno—Mo' pensó detenidamente—. Estoy segura que recordarás tu estancia en el Liverpool Art Collegue, aquella época remota de 1957 y ahí conociste a Susan pero ella te...
Justo cuando la plática empezaba, alguien tocó la puerta.
—Oh—Linda interrumpió—. Lo siento, pero John debes de hablar con tu abogado, mañana se hará público que May es la madre de Sean.
—Iré en un momento—lucía enojado—, es que Mo' está hablando conmigo...
—No puede esperar, además las visitas en el hospital han terminado e Isacc Tigrett cuidará de Mo'.
—Anda John—ella acepto—. Ve a descansar, ya ha sido mucho por hoy, pero estoy segura que sabrás la verdad muy pronto.
—Eso espero—sonrió más seguro—. Vendré después del juicio, Mo'. Lamento que te haya pasado esto.
—No es nada—dijo, como siempre humilde la bella mujer.
Linda y John salieron de la habitación del hospital, hablaron con su abogado y May Pang, finalmente mañana sería el golpe final que desbancaría a Yoko de una vez y para siempre.
(...)
—Yo soy la madre de Sean, la señora Yoko Ono me amenazo física y psicológicamente para no decir nada, además lo utilizó con el único propósito de poder atar a John Lennon, persona que ya añoraba divorciarse de ella para siempre—ese fue el testimonio final de May Pang, el día del juicio.
Todo el jurado miró con estragos a Yoko, la prensa no tardó en enterarse, algo que le bajo puntos de credibilidad, reputación y su carrera artística que bajo por los suelos, sino que también la afecto seriamente en el juicio.
—Como usted verá, mi señoría—explicó el abogado defensor—, esta mujer—señaló a la japonesa—, no se encuentra apta ni en disposición para cuidar al menor Sean Taro Ono Lennon o debería decir "Pang"—bromeó.
—Señora Ono, por el delito de amenaza, chantaje, mentiras a la autoridad y violencia en segundo grado, por estos motivos ha perdido toda la custodia sobre Sean Lennon, y así el castigo que usted impuso será para los dos—explicó la jueza—. La condena será pagarle al señor Lennon 20 millones de libras por indemnización, 50 mil a la semana como manutención, cederá las canciones que usted compuso y co-compuso con John Lennon/Plastic Ono Band y todas las canciones en solitario que poseía, y una multa de 7 mil libras, como no hubo violencia por parte de John Lennon hacía su persona, deberá pagarle otros 30 millones de libras por difamación y mentira a su persona.
Yoko no iba a creer que había perdido.
—. ¡Eso es falso!—gritó como una fiera—. ¡Una reverenda mentira! Mi hijo no puede ser de May Pang ¡Él es mío! ¡Es mi milagro! ¡Exijo una prueba de ADN!
—No es necesario—dijo John victorioso—. Ya lo hemos hecho, resulta que dejar al cuidado a Sean todo el tiempo con May... tuvo sus frutos.
—Efectivamente—aprobó la jueza—. Tengo en mi poder los resultados de las pruebas que indican el parentesco entre Sean Lennon y May Pang, además la historia concuerda, señora Ono en su último historial médico usted solo dio a luz en 1963 cuando su hija Kyoko nació, de ahí en fuera solo tuvo abortos provocados o "espontáneos"
—E-eso no p-puede ser...—estaba al borde del shock—. M-mi hi-jo...
—La patria es total y entera para el ciudadano John Ono Lennon...
—Un momento, su señoría—dijo el mencionado—. Quisiera pedir una junta, quiero volver a tener mi nombre de siempre y ser John Winston Lennon Stanley, como siempre debí serlo.
—Claro, la corte le dará fecha.
—Y además—John besó a May en la mejilla—. Quisiera que mi hijo sea a partir de ahora, Sean Lennon Pang...
—Oh John—la mujer estaba llorando de felicidad—, muchas gracias.
—Por supuesto que así será, señora Ono si usted no puede pagar la multa, indemnizaciones y la manutención, deberá hacer trabajo comunitario, además todos sus bienes serán confiscados y vendidos para pagar las primeras partes, y si no se logra el pago total, ira a la cárcel, pero trabajará durante largas y arduas horas para que el gobierno pueda pagar su deuda—dijo la jueza vigorosa—. La custodia pertenece a John Lennon y ¡Caso cerrado!
En cuanto se escuchó el mazo, May y John se abrazaron fuertemente, Linda aplaudió feliz, devolvieron a Sean con su padre, todo se volvió más feliz y genuino.
—NO—Yoko gritó como desquiciada—. ¡NO! ¡MI HIJO NO! ¡MIS BIENES! ¡MI CARRERA! TODO ¡NO TE DARÉ NI UN QUINTO!
—Lo único que quiero es lo que tanto luchaste tú—dijo John a una distancia prudencial—, divorciarme de ti, volver a ser yo mismo, tener el amor de mi hijo, espero que lo pienses al doble la próxima vez que hagas algo daño contra mí o los míos—tomo de la mano a Linda—. Porque ahora sí, no te lo voy a perdonar.
—Sabes lo que puedo hacer sino te doblegas ante mí—amenazó—. ¿Acaso quieres que yo...?
—NO QUIERO—exclamó con valor—. No quiero y no voy a permitir que le hagas daño a Julian, Cyn, Sean o Linda, ahora te voy a combatir si es necesario, pero jamás volverás a dominarme, amenazarme o molestarme, te lo juro por mi madre Julia...
—Ya lo veremos, Lennon—un policía se puso detrás de Yoko para sujetarla del brazo—. Sabes perfectamente que no tienes las agallas, ni el valor para dejarme, eres un cobarde que no puede contra mí, un pobre hombre trastornado que necesita que estén a su lado porque no tienes a nadie más, tienes miedo de estar solo, de morir olvidado o asesinado, le temes a la muerte y a lo paranormal ¡Por eso estás a mí lado! Sabes que eres patético y cuando menos te lo esperes ¡REGRESARÁS PARA ARRODILLARTE Y PEDIR CLEMENCIA!—elevó su tono de voz a algo más agudo—. ¡TE LO APUESTO!
—Nunca pasará eso, te lo prometo.
—No sabes amar, solamente me has amado a mí.
—Jajaja—John al principio se notaba aterrado, pero ese comentario lo hizo estallar de risa—. Yo encontré el amor una vez, con una bella chica de Hoylake llamada Cynthia Powell, ella fue mi único amor, mi amor real, tú no eres nada para mí y te lo dije desde un principio, será mejor que te olvides de que Sean o yo existimos, si es que quieres recuperar un poco de tu dignidad. Y quiero amar a esta mujer—tomó de la mano a Linda—, tanto o más que a cualquiera.
—Eso nunca pasará y los tres...a los tres los haré sufrir como nunca antes habían sufrido...
—Ya es suficiente señora Ono—su abogado la obligó a caminar—, no le conviene pelear, será mejor que se de por vencida y acepte la derrota.
Y así los dos se fueron del jurado, John se sintió bien porqué al fin y después de tanto tiempo de sometimiento y chantaje emocional, al fin pudo ser libre, salir de la jaula emocional en donde se encontraba.
—. ¿Irás a preguntarle a Mo' sobre la verdad de Susan Bevans?—preguntó Linda, una vez que salieron del jurado.
—No, hablaré esto directamente con Susan, ella tiene muchas cosas que explicarme.
(...)
A pesar de que ya era madre oficialmente, May nunca perdió comunicación con Paul McCartney, cuya persona ya se había vuelto uno de sus mejores amigos, cuando a los hijos McCartney les tocaba ver a su madre y Paul iba a Nueva York, ella siempre iba a visitarlo.
—No sabía que Sean era tu hijo—dijo mientras lo cargaba—. Pero algo que sinceramente pensaba, Yoko es el colmo del cinismo.
—Lo sé—ella dijo aún con pena—. Gracias por hablar conmigo, Paul.
—No es nada May—tocó su hombro—. Sabes que siempre serás mi amiga.
—Te lo agradezco.
—Voy a poner agua para café.
Paul se levantó del sillón, se dirigió a la cocina de su departamento, Sean se había quedado dormido por lo tanto May lo acostó en su cuna, volvió al sofá para leer una revista en manos en donde Yoko ya era la burla de toda Inglaterra y Estados Unidos, no solo por sus problemas para pagarle a John todo el dinero que le debe sino también por su calidad de "bruja". May no le deseaba ningún mal, ella solo dijo la verdad.
Cuando de pronto, tocaron la puerta.
May se preguntó quién era, pero no dudo ni un segundo y abrió la puerta.
Un terrible error, por cierto.
—. ¡QUIETA!—grito la sanguinaria Yoko mientras le apuntaba con una pistola cargada—. ¡NADIE VA A SALIR VIVO DE AQUÍ!
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