Tensión sexual... Casi resuelta.

Esconde la cabeza en mi cuello, chocamos contra la pared, me deja en el suelo con cuidado y me desabrocha el botón del pantalón para, acto seguido, meter sus dedos en mi sexo.

Gruñe y ahonda más adentro, buscando mi placer.

Una bola de calor, va creciendo en mi estómago y se va extendiendo por todo mi cuerpo. El corazón me late deprisa y la tensión se incrementa en el lugar dónde su mano juega y sus dedos se hunden una y otra vez.

Echo la cabeza hacia atrás, buscando oxígeno. Las extremidades me tiemblan y no creo que pueda seguir manteniendome en pie por mí misma. Me agarro a sus hombros y rodeo su pierna con la mía, buscando más contacto.

El placer intenso me arranca contracciones en la pelvis y tras el jadeo mezclado con mis gritos, le hinco las uñas en la espalda.

Me siento libre y es realmente fantástico. Mis músculos están contraídos y no puedo dejar de temblar. Cuando siento esa explosión me pierdo, simplemente, siento sus dedos, su cuerpo pegado al mío y quiero más, necesito más.

Besa mis labios y se bebe mis gritos y jadeos de placer, cuando por fin acabo de experimentar el orgasmo que hacía tiempo no tenía, pierdo todas mis fuerzas.

Si me hace sentir esto simplemente con una mano, no me puedo imaginar, donde me llevaría, con todo su cuerpo.

Es mi turno y tengo ganas de gritar... ¡¡¡VIVA ITALIA Y LA MADRE QUE TE PARIÓ!!!

No sé, por qué me empieza a entrar la risa tonta... Bueno sí, sí lo sé. ¿Quién me iba a decir, a mí, que esta tarde iba a tener una sesión de juegos eróticos con el yogurín del vecino?

Lo sé, lo sé, que no soy una abuela, que aún me quedan muchos años de dar guerra, pero ¡Joder! Nunca me imaginé a Cristian entre mis piernas y ahora... No lo veo tan descabellado.

-Al final no me has enseñado tu cama. -Me mira hambriento y como he dicho, es mi turno. No queremos que se quede con esa erección ¿verdad?

Cojo el bote de nata del suelo, que se ha debido caer entre unas cosas y otras y le dirijo hacia el lugar, dónde horas atrás, Tom Cruise y yo íbamos a tener una aventura.

Le empujo sobre la colcha con dibujos de flores y, no puedo evitar pensar en lo fuera de lugar que se ve, este malote, en la habitación de la casa de mis padres.

Le quitó los pantalones y la ropa interior, dejando al descubierto su pene en formación militar. Sí, por si quedaba alguna duda, este chico lo tiene todo ¡y muy bien puesto además!

Sonrío, me coloco de rodillas entre sus piernas y me imagino como será en la cama y si estaré a la altura.

¡La Virgen Blanca! Estiro el brazo, para darle la vuelta a la imagen de la Virgen de la Catedral de Toledo, que mi madre tiene en la mesilla. No me apetece que me mire.

-Me da cosilla.

-Mira, ya sé una cosa más sobre ti, no te gustan los espectadores. -Se ríe y me contagia.

Vuelvo a mirarle con lujuria ¡Como para no hacerlo!

Dicen que las comparaciones son odiosas y qué razón tienen. Pablo era de los normalitos, tirando a lo justito y no es que sea experta en tamaños de erecciones, pero no puedo evitar comparar a éste espécimen humano con mi ex.

Le hecho nata montada por el torso hasta debajo del ombligo y...

Su movil vuelve a sonar. No una, ni dos, ni tres veces, sino cuatro, cinco y hasta seis.

-Perdona, es importante.

Sonrío para mí misma ante la expectación de lo que va a suceder en unos instantes y descuelga la llamada.

Trato de mantener la mente ocupada, no vaya a ser que en uno de mis momentos de madurez, me dé por arrepentirme.

-Sí... Diez minutos... De acuerdo... Voy para allá. -Cuelga el teléfono y con el fastidio en el rostro se incorpora. -Lo siento, tengo que irme. Hay una baja y tengo que doblar turno.

No sé qué decir ni qué hacer. Lo cierto es que mis pensamientos de mujer puritana comienzan a aparecer. Él, nota mi decepción, soy como un libro abierto con instrucciones de uso, así que me mira con ternura, acaricia mi rostro y me planta un beso en la frente.

-Se me ocurre... ¿Qué haces esta noche? Puedo cambiarle el turno a algún compañero y terminar lo que hemos empezado. Creo que estaré libre a las once.

-Tengo a Alex. Verás... creo que ésto no puede volver a repetirse.

Y... Redoble de tambor... ¡Ahí está! Mi amada y odiada conciencia, otra vez. Arruinándolo todo.

-Ni siquiera hemos empezado. Se me ocurren mil formas de volverte loca.

-No puedo negar la evidencia, pero, de verdad, esto no puede volver a pasar.

Se limpia los restos de nata con un clinex que le entrego, de mi caja maxi, para mis noches de autoflagelación mental. Cuando no puedo parar de llorar por todo.

Me pongo la camiseta que me cubre hasta la mitad del muslo y reprimo las ganas de correr a esconderme en el cuarto de baño.

Le acompaño hasta la puerta, repitiéndome lo idiota que he sido, mientras dibujo una sonrisa en mis labios.

-Quiero volver a verte. Dime que sí, o no me marcharé de tu puerta jamás.

-Cristian...

-¿Raquel?

- ¡Por Dios! Esto es una locura. Eres muy joven ¿No lo ves? Esto no puede funcionar de ninguna manera.

Voy a cerrar la puerta antes de que me convenza de algo a lo que no pueda negarme, pero la sujeta con la mano.

- ¿Cuándo vuelves a estar sola?

-Te llamaré. -Me mira, me mira, sigue mirándome y ni siquiera parpadea. Al final ruedo los ojos y suspiro, sabiendo que va a ser demasiado complicado darle un no por toda respuesta. -Sé dónde vives. No necesito tu teléfono. -Le aclaro cuando veo el gesto que me hace.

-Hasta luego, Primero B.

Me roba un beso tan intenso, que el cabrito, me hace desear más. Arranca un jadeo del fondo de mi garganta y se separa con una sonrisa que ilumina sus ojos.

Mi primer movimiento cuando cierro la puerta es apoyarme en ella, regañándome por no haberme negado tajantemente. Lo segundo es, llamar por teléfono a Pablo, para preguntar por Álex y el sentimiento de culpabilidad, me quema en el pecho.

Por suerte, tras dos tonos, contesta mi pequeño valiente.

- ¿Mami?

- ¡Hola mi vida! ¿Qué tal lo estás pasando?

-He visto un cocodrilo y me he comido un helado de chocolate yo solito.

- ¿A, sí? ¡Qué bien!

-Y he conocido a una amiga de papá, dice que si quiero me puedo quedar a ver una película de dinosaurios en su casa. ¿Puedo? ¡Por fa! ¡Por fa! ¡Di que sí!

-Dile a papá que se ponga, cariño.

Por supuesto que NO puede quedarse... ¿Estamos locos, o qué? Pienso, con la sangre y la rabia ebullendo en mi interior.

-¡Papi, papi! ¡Mami quiere hablar contigo! Convéncela para que me deje...

-Tranquilo, yo la convenzo... ¿Raquel?

- ¿Helado de chocolate? ¿En serio? ¿Así es cómo va a ser? Sabes que no puede comer tanto dulce.

-Un día es un día. ¿Podrías relajarte? Le he prometido que se puede quedar ésta noche.

¡Será cabrón!

-Tienes que avisarme, Pablo, ¡Por Dios! Tiene una rutina y unos horarios y...- No me deja terminar de hablar. No sé qué trata de conseguir haciendo lo que hace, pero no me gusta. No me gusta ni un pelo que haga lo que le da la gana con Álex.

-Mañana le llevaré por la mañana. Está muy ilusionado.

- ¿Y tú... amiga va a quedarse también? ¿Qué va a ser esto? ¿Una fiesta de pijamas?

- ¡Joder, Raquel! Deja el sarcasmo. No, no va a quedarse. Veremos la película y se irá. No soy tonto. Deja de pensar que lo soy.

Difícil lo que me pide...

-Has demostrado que no puedo confiar en tu palabra. A las diez en la cama. Deja que me despida de él.

- ¿Mami? ¿Puedo quedarme con papi? ¡Pooooooor fiiiiii!

-Sí, pero pronto a la cama y nada de chocolate por la noche.

-Vaaaaaaaale... ¡Te quiero mami! Muuuuuakkkks

-Te amo, mi vida. Muuuuuakkkks. Pórtate bien con papi.

- ¡Siiiii, adiós!

Sólo quiero llorar y meterme en la cama. Pablo ha rehecho su vida, mucho antes de alejarse de mí. Él era mi bote salvavidas, alguien que estaba ahí en todo momento y ahora, ya no está y me siento perdida y destrozada.
Creo que lo peor de todo es saber que mi hijo, va a pasar tiempo, a partir de ahora, con otra mujer y me da miedo. Tengo demasiado miedo a que prefiera a esa desconocida que a mí.

Álex... le necesito. Necesito darle un abrazo y muchos besos y acurrucarme con él en la cama, mientras le cuento su cuento de buenas noches, pero no tengo ni lo uno, ni lo otro. Estoy sola.

Como si me leyeran la mente, leo el WhatsApp de Pam, que ha escrito al grupo.

Pam:
Chicas, ¿alguna libre ésta noche?

Yo:
Yo. :(

Lourdes:
Yo. Mi amorcito tiene trabajo en urgencias. ¿No tenías planes?

Pam:
Las niñas están con la abuela, que ha venido a buscarlas. Mi bombero ha tenido un aviso y yo quiero marcha.

Lourdes:
¿Y tú, Raquel?

Yo:
Alex se queda a pasar la noche con Pablo. Estoy a punto de ir a buscarle. ¿Cómo se le ocurre hacerme ésto? Es mi hijo...

Lourdes:
Cielo, recuerda que él también es su padre.

Yo:
¿De qué parte estás?

Lourdes:
Yo sólo digo... Da igual. Tienes razón. Es un canalla.

Pam:
Y un cerdo traidor.

Yo:
Aunque... También es su padre y supongo que tiene derecho a estar con él... ¡Mierda! Qué difícil es esto...

Pam:
¡¡Pues no se hable más!! ¡¡Fiesta party!! Así piensas en otra cosa.

Yo:
No quiero salir otra vez...

Lourdes:
No seas sosa, levanta el culo del sofá que ¡¡vamos a mover el esqueleto!!

Pam:
De ésta noche no pasa que te quites las telarañas de ahí abajo.

Dios... que cruz tengo con éstas dos.

Lourdes:
A mí hoy no me toca conducir, que conste.

Pam:
A mí no me mires, que no tengo coche.

Yo:
Me tocó. Además no voy a beber.

Lourdes:
Ya, ya...

Pam:
¡Sí, claro!

Pues nada, al final salimos de nuevo. No es que tenga demasiadas ganas, pero sé que quedándome en casa, no voy a solucionar absolutamente nada.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top