11

— Entonces... — prosiguió Jisung limpiándose las lágrimas. — cuando creyó haber terminado conmigo se fue, me dejó solo e inconsciente en ese hotel, no volví a ser el mismo desde entonces. El proceso de recuperación de mi cuerpo fue doloroso pero nadie podía sanarme aquí adentro. — Dijo señalando su pecho. — Yo lo denuncié sin embargo él tenía influencias dijeron que no podía ser violación cuando ya había pasado antes con mi consentimiento, las marcas que él había dejado en mi cuerpo eran prueba de ello, él sólo pagó una multa y se fue como si nada hubiera pasado.

— Entiendo... y lo siento tanto. — Minho había apretado los puños y ojos, quería buscar a ese hombre y golpearle hasta que sus puños no pudieran más.

— Por eso puedes comprender ¿verdad?, no quiero amarrarte a mi, alguien roto e incompleto, abrázame esta noche y déjame mañana, busca a alguien que pueda ser tuyo por completo, con quién si puedas hacer el amor.

Minho arrugó el entrecejo pero le regalo una sonrisa.

— Sung, tonto, eres muy tonto pequeño, yo te quiero a ti y ya hemos hecho el amor muchas veces, hacer el amor no es sólo coito, no estoy diciendo que el coito no sea importante pero no necesito meterlo para venirme. — le dijo lo último en un tono sugerente.

— Pervertido. — le dijo Jisung sonriendo avergonzado. — muéstrame como te vienes sin meterlo.

Minho se echó a reír descontroladamente

— ¿Quién es el pervertido ahora? Lo haré, muero por hacerlo, pero no ahora, descansa Jisung.

Minho se levantó de la cama y apagó el foco de la habitación encendiendo después una pequeña lamparita.

— Hazlo. — le pidió Jisung de nuevo en la oscuridad de la habitación sólo iluminado por el brillo amarillo.

— Tú realmente eres imposible. — Minho se acomodó encima de el besándolo con cariño, acarició su cuerpo con sus manos hasta colocarlo en su cintura y con delicadeza le quitó los pantalones, se incorporó y se quitó los suyos propios, Jisung también empezó a desnudarse por completo y ayudó a Minho con su blusa.

— No comas ansias. — le dijo Minho con un tono burlón al notar lo desesperado que actuaba el castaño.

— En verdad quiero hacerte sentir bien.

— Y lo harás. — le aseguró Minho. — ponte en cuatro.

Jisung algo nervioso lo hizo.

— No te pongas nervioso por favor, confía en mi.

— Lo hago.

Minho empezó amasando el trasero del castaño con una mano mientras con la otra se aseguraba de endurecer su miembro.

— No te lo había dicho pero tienes un trasero muy bonito.

Jisung agradecía que estaban algo oscuro y el en cuatro así Minho no podía ver su rostro que estaba empezando a ponerse caliente.

Las manos de Minho le acariciaban suavemente como si fuera a romperse o temiera lastimarlo.

Definitivamente Minho estaba en otro nivel.

Su cuerpo se tensó un poco cuando sintió el miembro del pelinegro cerca de su intimidad sin embargo Minho no entró sino que empezó a frotarse entre sus nalgas y se sentía bien, su cuerpo estaba excitado y su propia intimidad rogaba por atención algo que Minho entendió y lo empezó a tocar con sus grandes manos sin dejar de frotarse contra su culo.

— ¿Sabes que es lo único malo de esto? — le preguntó Minho en su oído. Jisung negó. — que en esta posición no puedo besarte, yo podría venirme sólo con besar tus suaves labios.

Jisung sonrió lleno de júbilo. El pelinegro siempre lo hacía sentirse bien.

Minho le dió la vuelta hasta ponerlo encima de el, ahora sus intimidades se frotaban juntas en suaves y deliciosos movimientos.

— Ahora si puedo besarte. — Minho rápidamente lo atrajo hacia su cuerpo para besarlo primero suave y después más fogosamente donde sus lenguas parecían danzar.

Luego el pelinegro sujetó la cadera del menor y comenzó un vaiven produciendo que sus intimidades rocen.

— Oh dios... — Jisung hecho su cabeza hacia atrás gimiendo. — Ya.. casí.

— Si... Yo también...

— Ahh... Ah... Ah.

Jisung llevó sus manos hasta su boca para ahogar los gemidos de su orgasmo, su corazón latiendo fuertemente y sus muslos manchados de su líquido.

Mino no estaba en mejores condiciones, jadeando roncamente y su pecho subiendo y bajando.

— Ves. Puedo venirme de sólo ver tu carita.

Jisung sonrío avergonzado y le dio un almohadazo.

— No seas tan cursi, Lee.

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