07

—  Espera Sung, te llevo a casa. — le llamó el pelinegro y el se detuvo al escucharlo, aunque sabía que debió ignorarlo y seguir su camino.

— Esto es estúpido. — le dijo una vez que tuvo a el pelinegro enfrente. — No va a funcionar, no importa lo increíblemente guapo que seas o que seas muy carismático, o que tengas la sonrisa más hermosa que he visto en mi jodida vida, no va a funcionar así que no me presiones.

— ¿Por qué no? — preguntó.

— Todo el mundo lo sabe, todos alguna vez lo comentaron en la escuela, le tengo fobia a los penes grandes, prefiero los penes normales, gracias. — dijo y suspiró frustrado.

— Tengo un pene normal, no hay nada anormal en mi pene.

— Esta bien, tienes razón. — dijo. — Entonces escucha atentamente, prefiero los penes de un asiático promedio.

— No has probado mi pene. — Minho hizo un puchero cual niño pequeño. — ¿Cómo puedes saber que no te gusta? — le dijo de manera sugerente.

— Y no lo voy a hacer.

— Que cobarde eres Han.

El mayor lo miro asesinamente y con un tic en el ojo, odiaba su temperamento competitivo.

Jisung no era bueno para las provocaciones. Nunca lo fue y esa no sería la excepción.

"Al menos el hotel es bonito"

Pensó sentándose en la acolchonada cama.

Minho dejó sus cosas en el tocador y se peino el cabello frente al espejo. Luego rebuscó en su mochila sacando unos condones y lubricante. El mayor suspiró pensando seriamente que huir no sería mala idea.

Se sentó en el borde de la cama mirando detenidamente los movimientos del menor.

— Lo he estado pensando y creo que hacerlo en cuatro es mejor. — le dijo. — Así no lo
verás y no estarás tan nervioso.

El mayor le dio la razón y Minho empezó a desvestirse, Jisung lo siguió rápidamente preguntándose porque estaba actuando como un idiota.

Se acomodó en la cama boca abajo, alzando el culo nerviosamente.

Lee se puso encima de el dándole un beso en la espalda y trazando una línea hasta su trasero.

— Tranquilo. — le dijo en voz baja al ver que se removía nervioso. — No voy a hacerte daño.

— Ajá. — intentaba creerlo.

Minho sonrío y volvió a su trabajo. Tomó un poco de lubricante y tanteó la entrada de Jisung con sus dedos.

El mayor se estremeció por el contacto pero hasta ese momento no había nada de que
preocuparse, Minho le había dicho que no lo metería por completo y si lo dañaba se detendría.

¿Pero podía confiar en el? Minho le había mentido acerca de su tamaño, ¿Por qué diría la verdad esta vez?

Empezó a removerse aún más nervioso, recordando porque no le gustaban los penes grandes.

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