Capítulo 30|Las Vegas.

—¿Qué es esto?

—Las Vegas —responde Ramsés al alcanzarme.

—Parece un parque de diversiones como el que vi en televisión —volteo a verlo con confusión. A nuestro alrededor se alzan un sin fin de edificios y arquitectura colorida —. E-Esto no es real, ¿verdad?

Las personas que he visto se sacan fotos y graban videos gritando cada segundo: ¡Viva las Vegas! como maniáticos. El momento no amerita que esté de buen humor más un sin fin de emociones colándose en mi cabeza.

Hemos abandonado nuestro medio de transporte para seguir a pie quedando a tan solo unos metros del famoso hotel donde creemos que es el punto de reunión de Hopkins, aunque claramente no es él, la sombra usa su cuerpo para su beneficio propio para engañar al resto de los humanos e ir en nuestra contra.

—No, todo es creado para fines turísticos, perder la cabeza y hasta endeudarse en los casinos —al llegar a mi lado siento el frío colándose entre mis dedos con los suyos al entrelazarse. Su brazo ortopédico de acero tiene plasmado grecas en tono plateado que surgieron al obtener el control del talismán. La mayor parte de ese poder está resguardado ahí. Cualquiera que nos viera en nuestro estado nos tomaría de locos al seguir con la cara y ropa sucia andando en medio de una ciudad sin resguardarse —. Aquí viene todo aquel que quiere divertirse y buscar medios de entrenamiento. Es solo una fachada, Gala, lejos de esta zona te encuentras con la realidad. Ahora comienzo a comprender el por qué la sombra eligió este lugar, Las Vegas almacena la mayor fuente de energía eléctrica, es atractivo. Lo usa como si los humanos fueran moscas atrayéndolos a la luz hipnotizándolos y cuando caigan en la trampa estoy seguro que creara más marionetas.

—Usará esa energía a su beneficio para alimentar lo que Knox vio en el laboratorio, los planos, está construyendo un...

—Portal —decimos a coro intercambiando miradas.

Como si se tratara de imanes, ambos miramos desde lejos el hotel. Terminamos alejándonos del sitio para alcanzar a Knox que está en una caseta telefónica. Kepler escanea su alrededor como si fuera una cámara de vigilancia, hemos estado escondiéndonos de cualquiera que esté implicado con Seguridad. No podemos confiar en ellos.

—Debí ser yo y no Daneis —comienza a decir Kepler. Sus ojos se encuentran con los míos y noto la tristeza —. Todo es mi culpa, desde un principio debí protegerla, en cambio preferí portarme como un imbécil.

—Que lo reconozcas es un gran paso —le respondo sin ninguna pizca de diversión —. Puede que seas un líder enviado por los dioses del santuario, pero no significaba que debías andar con caras largas con cualquiera que se te acercara, Kepler. Ante mi llegada a la tierra comprendí muchas cosas respecto a la vida en Egon y la admiración que le tenía a la resistencia, pero, ¿sabes algo? Prefiero seguir siendo yo misma que formar parte de una nueva resistencia si llegamos a sobrevivir. Hay muchas situaciones que nunca me quedaron claros como aquellas personas que lograron fugarse del planeta para venir a la tierra.

—Entiendo tu decisión, Galatea —presiona la mandíbula con fuerza sin dejar de mirarme —. Tú igual has caído bajo el encanto de los humanos y su vida. Yo solo me enfocaba en entrenar a los futuros hechiceros para que fueran fuertes y no unos débiles.

—¿Sabías que mis compañeros me hacían daño? —las palabras salen secas. Lucho en mi interior para no perder la compostura —. Siempre me maltrataron, sin embargo, jamás interviniste o cualquiera de ustedes.

—Eran órdenes directas de Aris —suspira llevándose ambas manos a la cabeza —. No interveníamos ante los conflictos para que ustedes mismos pudieran resolverlos.

Una carcajada sale de mi boca con la sensación amarga invadiéndome las papilas.

—Gala, no es momento de discutir —pide Ramsés a mis espaldas —. Lo menos que queremos es llamar la atención.

—Tienes razón —volteo a verlo sobre el hombro —. La verdad ya no hay nada que hablar, porque una vez que esto acabe cada quien se irá por su lado, Kepler. No volveré a Egon.

—Eres una egoísta, Galatea.

—¿Egoísta? Mis padres fueron asesinados, me entregaron el talismán cuando no tenía idea del peso que recaería sobre mí, la sombra a matado sin parar a personas inocentes. ¡Nada fue mi culpa! Fue de la resistencia que jamás hizo bien su trabajo y por si fuera poco abandonaste a las personas que te amaban por eso tu hijo no te quiere ver. Ese lugar ya no tiene nada para mí.

Ramsés tira de mi mano tratando de detenerme. Ya no soporto todo el peso que llevo, quiero que se acabe esta pesadilla, aniquilar a la sombra y empezar a vivir como se debe con las personas que realmente puedo considerar de confianza.

Ya no quiero ser parte de la resistencia.

No quiero volver a Egon. Solo tengo malos recuerdos que necesito olvidar.

Llegamos a la casa quince minutos después. Knox rebusca bajo el tapete hasta dar con una llave.

—Podemos quedarnos el tiempo que sea necesario, hay cinco habitaciones disponibles. Podemos ir por despensa una vez limpios —avisa al abrir la puerta permitiéndonos pasar —. El resto, tú mandas jefa.

Me señala con la cabeza.

—Descansemos, ¿sí? Esto es agotador y lo menos que queremos es seguir débiles cuando enfrentemos a la sombra e ir en la búsqueda de Aitan.

Todos asienten con la cabeza para luego esparcirnos. Ramsés pasa frente a mí, lo detengo enroscando mi mano en su muñeca.

—¿Qué sucede?

—Ellos van a descansar, nosotros tenemos trabajo por hacer, ¿vale? Necesito que estés preparado, Ramsés. Eres humano, pero ahora que la magia se ha manifestado en ti, debes aprender a controlarlo y usarlo como un arma. Aitan te necesita, nosotros te necesitamos, yo más que a nada.

No rechista y salimos al pateo de atrás en medio del solitario lugar, no hay vecinos, estamos a las afueras de la ciudad y es ideal para exponer nuestra magia sin que nadie nos descubra.

Siento el cada parte de mis músculos como si hayan sido exprimidos, quiero seguir durmiendo, los párpados me pesan, aun así, no me permito que me ganen.

El tiempo se agota y si no actuamos, el mundo será invadido.

—Haré lo que me pidas esta vez —se detiene y le miro. Hay cierto temor en sus orbes zafiros —. Me estoy cagando de miedo, pero estoy dispuesto a todo para acabar con ellos.

Sonrío a medias.

—Esa es la actitud que esperaba. Está bien tener miedo, hay que hacerlo como un sistema para seguir alertas —apoyo una mano en el hombro —. ¿Preparado?

—No, pero lo haré —se le escapa una risa nerviosa que me contagia ayudando a relajar el ambiente.

Empezamos con lo sencillo, las defensas cuerpo a cuerpo usando los puños. Le explico los movimientos y las partes sensibles de las sombras, le recalco que se debe cuidar de las garras y los dientes al ser letales y filosas.

Le pido que lance un golpe, lo duda unos segundos hasta que soy yo quien toma la iniciativa de lanzar el primero, logra esquivarlo apenas rozando su hombro, se pone en modo defensivo cuando voy con el segundo golpe.

Sus reflejos no están nada mal, le beneficia haber sido del equipo de Lacrosse, es fuerte y trabaja sus reflejos.

La parte se complica cuando tiene que unir sus poderes. Los brazos se le iluminan de azul donde bailan pequeños rayos de luz mientras viajan entre las grecas de su brazo ortopédico. Acerco mi mano y recibo una corta, pero dolorosa descarga sintiendo los huesos entumirse mientras pego un rebote.

—¡No hagas eso! —me pide con miedo.

Sacudo la mano para esparcir el dolor.

—Estoy bien, creí que podía tocarte —siseo —. Bien, lo primero que haremos son los ataques, lanza varias descargas hacia a mí, no te preocupes —agrego rápidamente al ver que quiere intervenir —. Formaré mi escudo para estar a salvo, lo mismo aprenderás, debes esquivar las esferas de fuego.

—¿Y cómo hago eso? ¡Voy a morir chamusqueado! —levanta los brazos al aire donde por accidente lanza un rayo al cielo —. Uh, ¿ups?

—Tienes que concentrarte, si te sientes amenazado, tu magia lo sentirá, de manera automática crearás tu escudo cruzando los brazos —hago una equis frente a mi pecho —. Lo intentaremos tantas veces que sean necesarios hasta lograrlo, tu fuerza también, eres el triple de lo que un humano común podría manejar. ¿Recuerdas cuando lanzaste la pelota?

—¿Cómo olvidarlo? Ese día creí que solo fue parte de mi imaginación.

—Quiero ver esa fuerza contra mí.

—¿No la puedo descargar de otra manera, brujita? —sus labios se ladean en una sonrisa traviesa. Sus brazos ya no se iluminan, aprovecha para rodearme la cintura hasta estrechar nuestros pechos en un abrazo —. Decirle todo lo que has sentido a Kepler fue la mejor opción al elegir el rumbo que quieres llevar en tu vida, cuentas conmigo para darte empujoncitos, es probable que caigas en el proceso porque la vida de los humanos es dura, en especial si estás solo, pero sé que te adaptarás más de lo que has logrado.

Lo abrazo con fuerza asintiendo varias veces a modo de agradecimiento. Quiero empezar a ser la única que tome sus decisiones, que tropiece en el proceso y aprender a ser como los humanos. La tierra tiene un sin fin de misterios que me gustaría resolver.

Primero, debemos salvarlos de la oscuridad. Si Ademos llegara a poner un pie, tendría bajo su poder a todos aquellos humanos que están lejos de la luz y vulnerables.

Todo por obtener el poder en la palma de su mano.

—Esto es demasiado sentimental, Ramsi, por favor no me sigas llevando a ese lado cursi tuyo, yo soy ruda —escondo mi rostro en su cuello mientras me rio —. Me gustas muchísimo.

Se me forma un nudo en la garganta. El sentimiento que surge por él es real, la paciencia que me ha tenido desde que nos conocimos siempre me tomó por sorpresa, al principio creí que no era de fiar, pero aun sin conocerme siempre estuvo dispuesto a ayudarme. He aprendido muchas cosas buenas y malas en el transcurso.

—De tan solo escuchar que te gusto quiero cantar —susurra y me rio con mayor fuerza. Ramsés es demasiado dulce —. Lo siento, pero estar conmigo es recibir dosis diarias de cariño.

—Cantas horrible.

—Y por eso te voy a torturar —susurra cerca de mi oído.

Canta un pedazo de una canción romántica hasta que nos quedamos quietos sin soltarnos.

Más tarde, continuamos con la practica hay puntos débiles en los que debe reforzar. Su escudo surge con menos fuerza que por poco termina quemándose.

Palmea su hombro con desesperación para apagar la chispa que ha consumido la manga de su camisa. Aprieto los labios para no reírme.

Sus brazos vuelven a formar destellos eléctricos listo para atacar.

—Vamos humano, demuestra que eres digno.

—Tu especialidad es provocar a las personas. Me duele.

—De no hacerlo, no dominarías en absoluto tu poder, así que, andando cabellos de anciano, atácame.

Ramsés plasma un puchero fingiendo estar dolido ante el sobrenombre, los destellos iluminan con mayor intensidad lanzando chispas.

Al momento de flexionar los brazos para soltar un rayo con carga grande, formo mi escudo donde el impacto me hace tambalear mientras espero que las cargas eléctricas se esparzan hasta desaparecer o podría electrocutarme.

Lanza una segunda descarga, realizo la misma acción y esta vez se lo devuelvo con mayor fuerza. Ramsés lanza un grito del susto al ver la esfera que viaja a su dirección, se lanza al suelo hasta rodar. El fuego impacta contra el piso consumiéndose.

El fuego desaparece, cuando intento ayudarle a ponerle de pie, sus piernas se enroscan en mis piernas llevándome hacia el suelo con él, rodamos e intento zafarme de su agarre rodando de espaldas hasta estirar una pierna y mantener la otra en flexión.

—Pareces que imitas a Black Widow, sé original.

—¿Y ese quién es? —me reincorporo estirando las piernas quedando de pie.

Lanzo una patada hacia su cintura, chilla retrocediendo pidiendo tiempo, pero no es el momento de descansar. Al ver que no voy a detenerme, intenta lanzarse encima, logro esquivarlo moviendo un pie hacia la izquierda y hago que se tropiece perdiendo el equilibrio hasta besar el césped.

—¿Qué clase de entrenamiento es este? —comenta entre dientes adolorido dándose vuelta hasta quedar boca arriba. La tierra del suelo se ha adherido en su camisa y parte de su rostro —. Creo que es momento para descansar, ya no puedo más, me siento agotado y apaleado.

—Apenas estamos calentando.

¡¿Apenas?!

Siento que voy a morirme, nada de esto se compara con mis entrenamientos de Lacrosse. Nadie me lanza esferas de fuego o intenta hacerme cenizas.

Con las fuerzas que me quedan, quedo sentado en el suelo tratando de recuperar el aire de mis pulmones que se ha escapado ante los golpes que Gala me ha dado, tengo las manos rojas y los brazos lastimados en cortadas que luego le saldrán costras.

Entrecierro los ojos a consecuencia del sol que nos da con fuerza, el calor es seco y no hay brisas frescas en esta ciudad. Al ponerme de pie, miro a través de los espesos arboles la ciudad, estamos en una casa alzada en una colina que tiene una vista estupenda hacia los edificios. De seguro por las noches con las luces, el sitio se ve mejor.

Por favor, es Las Vegas.

—Yo creo que acabé aquí.

—Tu no puedes tomar esa decisión —se interpone en mi camino sacudiéndose las palmas de las manos. Sus orbes se iluminan en un intento de intimidarme. Le rodeo la cintura atrayéndola a mi pecho. Su cercanía me gusta como todo de ella —. La sombra no esperará por ti si decides pedirle un descanso.

—Te quiero, Gala, pero te juro que no puedo continuar y más si no hemos almorzado, ¿entiendes? Lo retomaremos una vez limpios.

—De acuerdo, pero más te vale.

Termino asintiendo con una leve sonrisa. Nuestros dedos se entrelazan y al entrar a la casa escuchamos a Knox y Kepler hablar respecto a lo que pasó entre ellos. Todavía no logran tener una comunicación donde haya que levantar la voz. Gala avanza hacia la habitación en un intento por intervenir, pero le impido que atraviese el umbral tomándola desprevenida cargándola sobre mi hombro.

—¡Bájame de una vez, Gallagher!

—No hasta que estemos en la ducha, cariño.

—Se van a matar si no los detengo —gruñe. Me gano una nalgada haciendo que de un respingo.

—Que lo hagan, no es tu asunto interferir en sus problemas, ¿no lo entiendes? Tu debes enfocarte en tus asuntos, si sigues haciendo el trabajo de los demás, jamás aprenderán a resolver sus problemas.

De una leve patada abro por completo la puerta a nuestra habitación. La cama es grande y cómoda ideal para nosotros, las ventanas dan en dirección a la ciudad y con eso es suficiente. Dejo que su cuerpo caiga sobre el colchón, se queda en silencio, quizás analizando lo que acabo de decir.

Me retiro los zapatos tumbándome a su lado echándole un vistazo de soslayo, sus ojos se conectan con los míos al darse cuenta. Se acerca acabando con los centímetros que nos separan para abrazarme con fuerza, le doy un beso en la frente imitando su acción.

El sueño me gana tan rápido que se me olvida el resto del mundo.

...

Cuando despierto, Gala ya no está, me toma unos segundos recuperar la visión e ir en su búsqueda afuera de la habitación. Todo está en silencio, bajo las escaleras encontrándome con Knox sentado frente a la barra de la cocina mirando hacia la nada.

—¿Y el resto?

—Se fueron a la ciudad —contesta con desgano. Voltea a verme con una expresión cansada la misma que debo tener ahora —. Por más que insistí que se quedaran prefirieron irse sin nosotros, Gala dijo que solo analizarían el perímetro, para mí es una estupidez donde terminaran exponiéndose sin que se den cuenta.

Eso no es bueno. Dos hechiceros que desconocen como es este mundo solo traerá problemas.

—Y ni intentes ir tras de ellos, van a volver, pero no tengo idea en que condiciones. Ambos son tercos —agrega poniéndose de pie —. Y tú debes mantenerte escondido mientras lleves el talismán.

Me escudriñe, como si la idea que el talismán me haya escogido no le agradara.

—Deberías por una vez en tu vida dejar de ser tan hijo de puta y comportarte como se debe —le comento pasando a su lado yendo por agua —. Llega a un punto que desesperas, ¿te lo has puesto a pensar?

—Lo que piensen de mí no me interesa, tengo algo que el resto de los humanos no.

—Pero no te da el derecho de tratar mal a los demás.

—Si te refieres a mi padre se lo merece.

—No digo que no —blanqueo los ojos. Tomo asiento del otro lado de la barra llevándome el vaso con agua hacia la boca. La frescura viaja por mi garganta, en serio lo necesitaba —. Pero si dejan por un segundo sus diferencias trabajaremos mejor o este plan se irá a la mierda más de lo que ya está. Estoy seguro que causará una fractura entre nosotros y Gala lo está experimentado de tan solo verlos discutir.

Knox se despeina con desesperación para luego tallarse las cuencas con los dedos.

Comprendo su situación, estaría igual de enojado si mi padre apareciera de la nada.

—Estoy molesto con él porque por su culpa mi madre comenzó a enfermarse y dejó de ser la misma a pesar de seguir con su vida cuidándome, estuve a punto de perderla una vez cuando llegué de la escuela y la vi en el baño ingiriendo píldoras —sus ojos se oscurecen cargados de nostalgia y enfado —. Lloraba mientras decía que lo extrañaba y me parecía injusto que se sintiera débil por culpa de un hombre, ella no lo necesitaba, sin embargo, sus sentimientos persistieron. Kepler lo sabe y quiero que cargue con la culpa por siempre. Prefirió serle fiel a su mundito que a su propia familia.

Lo escucho desahogarse hasta verle abrir una botella de ron de los estantes que están en la sala, prueba un largo sorbo desde la boquilla, me ofrece y niego de inmediato. Le veo tumbarse en el sofá sin seguir hablando respecto al tema hasta ingerir la ultima gota y quedarse profundamente dormido.

Si Aitan estuviera aquí le hubiera ayudado a gastarse la botella.

Los problemas familiares son un tema delicado, si abría la boca es probable que me hubiera golpeado o manipulado la mente. Salgo al porche mirando la ciudad, mi cabeza juega conmigo ante una tentadora decisión bastante estúpida.

Así que termino abandonando la casa para encontrar al par de hechiceros antes de que Las Vegas haga de las suyas con ellos. 


Muchas gracias por la espera. 🥺

¿Qué tal el capítulo?

Si se dan cuentas todos están apagados y tristes.

¿Están listos para decirle adiós a esta historia? Porque yo no, espero que nos falten diez capís o más para finalizar. 🥲




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