Capítulo 2|No soy bruja.
El barrio de South Side se abre paso cuando cruzo bajo el puente del metro, las hileras de casa de diferentes tamaños siguen en calma. Suele salirse de control algunas noches al tener vecinos conflictivos, una vez la vecina de cuarenta años que vive enfrente de la mía, estuvo a punto de tirarle el lavabo a su pareja en la cabeza, de no ser que la policía había llegado a tiempo para mantener el orden.
Más adelante se encuentra mi casa con la que pago alquiler con Aitan. Por cierto, espero que se quede congelado porque cuando llegue me dará una regañada e intentará meter el stick a un lugar donde el sol nunca llega.
Auch.
Me bajo del coche de un salto al apagar el motor, lo rodeo llegando hacia el copiloto donde la chica al parecer se ha quedado dormida, la sangre se le ha secado por lo que debo darme prisa para meterla. De una patada empujo la verja hasta subir las escaleras, aferro mi mano en su cintura al bajarla con tal de meter la llave en el picaporte.
—¿Dónde estamos? —susurra con hilo de voz.
—En mi humilde hogar, de una vez te pido disculpas si ves por ahí una cucaracha, no he hecho la limpieza —suspiro hondo al poder acceder, prendo las luces para volver a cargarla hasta el sillón de tres plazas y acostarla —De acuerdo, la ayuda viene en camino solo hay que...
Los ladridos se empiezan a escuchar desde el segundo piso seguido del sonido de las patas de Newton. Me recibe como todos los días moviendo la cola y saltando hacia a mí, me olfatea y retrocede cambiando su semblante como si se sintiera amenazado.
—Calma, calma, amiguito, tenemos una invitada.
Ladeo la cabeza hacia Gala, su cuerpo inerte está posición fetal.
No tardo en sobresaltarme cuando tocan a la puerta entreabierta. Vania accede con su mochila en hombros.
—Espero no perder el tiempo, Gallagher, ¿a qué se debe tanto alboroto?
—Ella.
Vanian me mira estupefacto, me empuja pasando frente a mí, sus orbes verdes no tardan en clavarse en el cuerpo que reposa en el sillón.
—¿Qué mierda? Necesita ir a un hospital.
Vanian intenta llevar una mano sobre la frente de la chica, ninguno de los contó que una fuerza invisible lo mande contra la pared impactándose de espaldas hasta caer en la alfombra con la expresión adolorida.
—¡¿Qué carajos fue eso, Gallagher?!
—No grites, hombre —me acerco para ayudarlo.
—Me acabo de impactar contra la pared en contra de mi voluntad, estúpido.
Me da un manotazo de mala gana al tratar de reincorporarse. Mira a la chica muerto de miedo manteniendo distancia.
—Y es por esa razón que Gala me ha pedido traerla aquí, hombre, necesito que le ayudes, yo no sé qué carajos hacer. Esto no es CSI Chicago o Sobrenatural que tanto le gusta ver a Aitan.
Gala intenta sentarse apoyando sus brazos en los asientos, me acerco con cuidado para que no termine como estampa en la pared. Falla al querer estabilizarse soltando un quejido llevándose una mano al estómago.
—Joder, Vanian, has algo.
—Mierda, de acuerdo, pero me tienes que contar que carajos ha sido todo eso y cómo diste con ella.
El chico comienza hacer su trabajo rebuscando entre su mochila los recursos que utiliza cualquier médico. Intento alejar a Newton que se ha puesto de insoportable alterándome con sus ladridos. No me queda opción que sacarlo al jardín.
Al regresar, veo como Vanian comienza a desinfectar sus manos colocándose guantes de látex y cubrebocas, me acerca uno para que me lo ponga.
—De acuerdo, primero tengo que limpiar sus heridas hasta que la sangre y tierra sea mínima, necesito que te laves las manos y te pongas unos guantes que hay dentro de mi mochila, ¿ya? Hazlo rápido que es posible que le de fiebre si sigue esperando. Tráete toallas o sabanas limpias, por favor.
Asiento sin rechistar. Saca más cosas que no tengo idea para que servirán en la sutura seguido de una jeringa, supongo que para anestesia.
Voltea a Gala quedando boca arriba apartándole. Hago lo que me pide en menos de cinco minutos, bajo la escalera de un salto quedando nuevamente a su lado. Aparto la mirada hacia algún rincón al percatarme que la está apartando las prendas. Me muerdo el labio.
Suele ser un cabrón, pero esto es diferente.
Los minutos pasan. Por poco me da arcadas al ver que comienza a suturar, la aguja traspasa su carne en su hombro, me muerdo los labios cada que Vanian repite la acción con la expresión concentrada. La más grande es la de su rostro, pero Gala interviene tomándolo de la mano con fuerza negando con la cabeza, prosigue con la que tiene en el vientre, llena de moretones en color verde y morado a punto de convertirse en Barney el dinosaurio. No mi vecino de la esquina que fuma marihuana y vende cocaína.
—¿Tienes algún familiar aquí en la ciudad?
Le pregunta.
—No es de aquí.
—¿Te pregunté a ti? —los orbes de Vanian se enfocan en mí blanqueo los ojos con molestia —. La chica está débil, necesita suero y un baño urgentemente. A estas alturas es raro que siga despierta dado el caso de los moretones y cortadas graves. Al perder una gran cantidad de sangre uno queda inconsciente, Ramsés.
—No viste lo que sucedió en la universidad, Gala dejó a media escuela paralizada y ella me levantó del suelo sin tocarme un pelo. ¡No estoy drogado e incluso te acaba de pasar! Vanian, ella no es de aquí.
—No me digas.
Me estampo la mano en la frente. Vanian limpia cada herida hasta ponerle una pomada en cada hematoma.
—Luego de bañarse hay que repetir la acción, úntate la pomada, ponle gasas a las suturas y estas vendas te servirán para envolverte ejerciendo presión, ¿entendiste? —Gala lo analiza con un mutismo que me pone los pelos de punta, Vanian no tiene ni puta idea de con quién trata, menos yo —. Las heridas no sanaran de la noche a la mañana, estas delicada y necesitas medicamentos. ¿Eres alérgica a alguno, Gala?
Gala sigue sin querer responder aferrando sus manos a las sábanas que le cubren su cuerpo semidesnudo. Intercala la mirada en ambos hasta mover la cabeza de un lado a otro en negación. Las venas de sus brazos brillan en tonalidades naranja y rojo, es una escena es escalofriante como si fuera fuego recorriendo su interior.
Sus orbes púrpuras emiten un brillo como el de las luciérnagas.
Vanian y yo nos vamos hacia atrás cayendo de culo del susto.
—Esta noche voy a tener pesadillas —me susurra y le doy la razón.
Las luces de la habitación se encienden y se apagan de repente, los cuadros feos que trajo la madre de Aitan se sacuden colgados en la pared, no tienen nada de bonito por lo que si se llegan a romper lo agradecería.
—Gala detente —pido con firmeza, aunque esté muerto del miedo —. Joder, estás a salvo tranquila.
Mis últimas palabras son suficiente para que la intensidad de su mirada vuelva a la normalidad, así como nuestro alrededor.
—Tú no eres humana.
Escupe Vanian y le miro estupefacto con cara de: Si no lo dices no me doy cuenta, inteligente.
—Vanian, tienes que prometer cerrar la boca o no dudará en hacerte polvo, pero no polvo del sacudón en una cama, me refiero a cenizas.
—Con lo que me ha pasado y visto es suficiente. Ni siquiera mi esposa me creería y terminaría en el psiquiátrico. Carajos, ¿exactamente qué haces aquí?
«Ay, como si te lo quisiera decir».
—Huyo.
Ah.
—No puedo decirles exactamente de quién o estarán en su radar en caso de que me encuentren, solo necesito recuperar energías e irme para no causarles problemas. Soy... peligrosa.
Tuerzo el gesto. Yo sigo sin entender una mierda. Sigue en pie que ha escapado de algún laboratorio como Eleven de Stranger Things.
—Pero quién sea que te haya hecho daño debe ser reportado, ¿no? De seguro pueden hacer algo para detenerlo.
—¡Lo mismo le dije! —protesto poniéndome de pie.
—Ustedes son inútiles, no tienen lo necesario.
—Que amable, gracias, Gala —suelto con sarcasmo casi mordiéndome las uñas una vez que ya no tengo los guantes —. Ese halago me lo dicen todas las chicas.
—Es que te lo mereces, no mienten —acota el médico lanzando una sonrisa burlesca que borra al desviar la mirada de regreso a Gala —. ¿Cómo estás tan segura? Podemos pedir ayuda a las fuerzas armadas.
—¡Claro y terminar presos cuando nos tomen de locos! —aplaudo sin ninguna pizca de gracia —. Lo mejor es hacerte caso, morir no está en mi lista y ser calcinado por una bruja, menos.
—No soy una bruja.
—Si no me dices que eres realmente, seguirás siendo una bruja para mí.
Vanian se pone de pie escudriñándome.
—Necesito hablar contigo en la cocina, a-ho-ra.
No me queda remedio que ir tras de él haciéndome una idea de su lluvia de preguntas que ni podré responder si todas tratan de la bruja sentada en mi sillón. El cuerpo corpulento de Vanian se deja caer sobre el taburete frente a la isla, apoyo mis manos en esta arqueando una ceja dubitativa en la espera de que empiece a parlotear.
—No se puede quedar en tu casa, es peligrosa, Ella misma lo ha dicho, ¿lo escuchaste? No me fio y a pesar de que la trajiste para ayudarla, no me da buena espina, Ramsés.
—No tiene a dónde ir y por alguna razón confía en mi palabra, además se va a ir en la mañana. Lo tendré todo controlado, aunque no sé cómo se lo tomará Aitan que entra en pánico cuando no hay pan sin orillas o champú de coco, ¿qué será de él cuando vea a la copia de Eleven en casa? —me llevo una mano sobre la cabeza despeinado mis cabellos —. ¿Te quedó un poco de los sedantes? A lo mejor un pinchazo de eso cuando llegue y todo solucionado.
Al parecer mi brillante plan no le parece adecuado.
—No voy a drogar a tu amigo, zopenco. Te recuerdo que deberías ser más considerado con él que es el que te salva el culo siempre que haces algo mal y paga la mitad del alquiler.
—Tu intento de lavarme el cerebro de manera psicológica para hacerme sentir el peor amigo del mundo no funcionan con este ser de luz y bondad.
El hombre resopla con impaciencia.
—Tu luz es como el de un agujero de gusano: vacío y oscuro perdido entre el tiempo y el espacio. No hay, no existe ni por más que quieras encontrarlo.
Un crack imaginario se escucha dentro de mi cabeza mientras que en el exterior me obligo a sonreír fingiendo que ha sido divertido. En resumen: Soy un maldito desgraciado con todo y sus sinónimos.
Le doy la espalda dando por terminado nuestra sesión de interrogatorio para comenzar a preparar unas tostadas con mermelada y crema. Reviso las gavetas en busca de sobres de café y platos. Gala debe estar muerta del hambre.
Escucho el resoplido de mi amigo a mis espaldas que paso desapercibido inmerso en lo que hago.
Saco el pan acomodándolo en la tostadora para luego proseguir llenando un recipiente con agua colocándolo en la estufa.
Puedo sentir la mirada de Vanian taladrándome tras la nuca en el intento de hacerme entrar en razón. No estoy tomándome con calma la situación, en realidad estoy aterrado. No todos los días te encuentras a un ser sobrenatural en las duchas de la universidad que por si fuera poco estuvo a punto de aniquilarme. Es un punto para entrar en la histeria, no obstante, necesita ayuda. Mi lado humanista me pide que no le eche a patadas como piensa Vanian.
Es peligrosa, sí, ella lo mismo lo ha dicho.
Por esa razón no debo pegar de gritos pidiendo que alguien me salve. Está lastimada y débil.
«Que casual todo lo que piensas, Ramsés».
—¿Y exactamente que tienes pensado hacer?, ¿dejarla dormir aquí como si nada?
—Echarla a la calle no es una opción. ¿Tú lo harías? —le miro sobre mi hombro izquierdo con incredulidad —. Solo mírala, está débil. Y tú como médico me sorprende que no tengas un poco de empatía.
Una risa burlesca se escapa de su garganta.
—Claro y Ramsés de la noche a la mañana si sabe que es el verdadero significado de empatía.
Presiono los labios en una simple mueca.
Me giro hacia él cruzándome de brazos.
—¿Cuánto te debo? Entre más rápido te vayas, mejor. Gracias por venir a ayudar.
Su ceño se frunce con sorpresa. Se despega de la barra poniéndose de pie para rodearla.
Se detiene frente a mí analizándome.
—No es nada. Te dejo una receta para los... ¿a dónde se fue?
Es mi turno de fruncir el ceño, giro siguiendo su mirada hacia la sala donde el sillón está vacío salpicado de gotitas de sangre. Más adelante la puerta está abierta en su totalidad.
Mis piernas reaccionan en automático atravesando el umbral de la puerta para salir tras de ella. La localizo en la esquina tratando de mantenerse de pie encorvada.
—¡¿Acaso estás loca?!
Me atravieso en su camino frenándola. Se aferra a la sábana que cubre su desnudez.
—Si alguien te ve así por estos rumbos y a esta hora, intentará hacerte daño. South Side no es Disneylandia, aquí te pueden perforar la cabeza con una bala.
Gala trata de erguir la espalda apoyando una mano en la verja del vecino.
—Tengo que encargarme de algo, es importante.
—Mangos, te llevo de regreso.
No le doy tiempo para rechistar cuando la toma de las piernas y deslizo mi mano tras su espalda. Vanian me mira con una mezcla de diversión e inquietud al volver. Ya lleva puesto la mochila entre los hombros a un costado de la verja.
—La inscripción médica está en la mesita. Debe tomar un baño lo antes posible y vendarse. ¿Vas a estar bien?
—¿Ella o yo?
Inquiero levantando una ceja.
—Llamaré temprano para saber cómo siguen —intercala su mirada en ambos y se marcha.
...
El agua sale disparada en la tina acompañado del vapor, miro de soslayo a la chica que inspecciona cada rincón del baño sin soltar su morral.
—Puedo matarte.
—Pero no lo hiciste —me rio. Tras girarme ella entrecierra los ojos —, seguro sabes usar el baño, por qué si los hay de donde vienes, ¿no?
—Sí, no vivo en el pasado, solo estamos alejados de las ciudades —blanquea los ojos con irritación.
—Genial. Te dejo toallas y ropa limpia, no vayas a lanzarte del segundo piso.
Camino hacia la puerta dispuesto a darle privacidad. Su mano enroscada en mi muñeca me detiene, miro a Gala que se aleja detallando en donde debería ir un brazo de carne y hueso y no un pedazo de hojalata. Ninguno de los emite una palabra, doy por hecho que solo fue un reflejo de su parte y salgo cerrando la puerta tras mi espalda.
Me desplomo sobre mi cama al llegar a la habitación. Todavía llevo la ropa de uniforme puesta, por lo que no dudo en cambiarme arrojando la sucia en un cesto. Checho mis mensajes en la orilla, hay uno de Aitan avisando que han ganado contra los Cardinals por lo que pasará la noche con su novia para celebrar.
Maldito presumido. Él si tiene con quién divertirse.
Siento alivio al saber que todo continuó como si nada, incluso al no presentarme al partido. Hago un esfuerzo por verme al espejo, en mi cuello me percato del hematoma pintado de tonalidad morado cuando Gala ya me estaba ahorcando y no de la manera en como me gusta que las chicas lo hagan cuando estamos en la cama.
Bajo a la cocina dispuesto a terminar la cena e intentar limpiar la sala que apesta a basurero. Unos sonidos viniendo desde la puerta de la cocina me traen de vuelta recordando que dejé a Newton afuera. El pobre perro sale disparado hacia el interior de la casa ladrando y dando vueltas.
—Eh, cálmate, amigo, cálmate.
Me tomo mi tiempo intentando dejar limpio el sillón que es el favorito de Aitan, tiene un trastorno obsesivo compulsivo con la limpieza del hogar. Suele acomodar los platos y vasos por tamaño, ¡y solamente somos dos viviendo en esta casa!, lava el baño como cien veces al día para impedir bacterias, mientras que yo lo hago dos veces.
Newton tiene su rincón especial bajo las escaleras. Se echa para mordisquear su peluche de hueso.
Las manchas poco a poco van desapareciendo, utilizo aromatizante de lavanda y ordeno los muebles.
—Joder, pero que trabajo.
Vanian en cierta parte tiene razón, he permitido entrar a una extraña en casa con complejo de asesina y bruja, pero, ¿por qué?
Es algo que no se ve todos los días, por poco muero y ella está arriba usando mi baño.
Es una bruja, aunque lo niegue, solo ellas pueden hacer cosas con las manos, ¿no?, manipular la electricidad y yo que carajos voy a saber. No fui a Hogwarts... ah, eso es para hechiceros.
Sin duda le pondré seguro a la puerta cuando vaya a dormirme y veré caricaturas en mi laptop para que me pase el... ¿qué fue eso?
Un golpe se escucha en el segundo piso. De un salto me pongo de pie ante los alaridos que provienen del baño.
—¡Gala!, oye, oye, ¿qué sucede?
—¡No, déjame!
Intento abrir, pero la puerta no cede.
Por segunda ocasión salgo disparado contra la pared como si me hubiera tomado con un campo de fuerza invisible. Es asombroso y horrible. Siento como la cabeza me cimbra y los huesos músculos me arden.
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¿qué tal este capítulo? ¿Extrañaban al humilde Ramsés? 😆
Actualizo hoy martes, porque hemos llegado a 8K seguidores y estoy contenta por la oportunidad que me han brindado y el apoyo. Gracias por seguir dándole amor a mis historias. TuT
Estoy feliz, me voy a llorar.
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