Resultados
El bullicio del gran salón estaba en su punto máximo, con los nuevos estudiantes dispersos y los murmullos llenando el aire. Las mesas estaban llenas de comida y bebida, pero el verdadero enfoque estaba en el evento que estaba a punto de comenzar.
De repente, el murmullo se fue apagando lentamente. Las antorchas parpadearon, como si respondieran a una presencia que se acercaba. Una persona apareció en la entrada del salón atrayendo inmediatamente todas las miradas. Era un hombre mayor, de porte distinguido, con una larga túnica negra que rozaba el suelo y un bastón tallado con intrincados símbolos mágicos. Su cabello era canoso y su barba, igualmente blanca, caía con dignidad hasta los hombros.
El hombre avanzó con una calma autoritaria, y a medida que lo hacía, el salón se sumió en un silencio expectante. Sus ojos, de un azul penetrante, recorrieron el salón con un aire de conocimiento profundo y poder.
—¡Atención, nuevos estudiantes! —su voz, aunque envejecida, resonó clara y firme por todo el espacio abierto, haciendo que todos nos volviéramos hacia él.
El hombre se detuvo frente a nosotros, los nuevos estudiantes. Su presencia era magnética, como si el propio aire alrededor de él estuviera cargado de magia antigua.
—Me llamo Edris y soy el director de la Escuela de las Sombras —dijo, mientras su mirada evaluaba a cada uno de nosotros—. Hagan fila.
Sin que nadie lo cuestionara, los nuevos estudiantes comenzaron a moverse en respuesta a su orden. Nos agrupamos en una fila ordenada, tratando de ocultar nuestra inquietud y mantener una apariencia digna. Sentía las miradas de los otros estudiantes sobre todos nosotros, especialmente los de los niveles superiores que nos observaban desde arriba. Sabía que esta era la primera impresión que daría y era crucial.
El director Edris se movió a lo largo de nuestra fila, su bastón tocando el suelo con un ritmo pausado, casi como si marcara el pulso del lugar. Cada paso suyo parecía resonar con una magia propia, que hacía que el salón se sintiera aún más cargado.
—Bienvenidos a la Escuela de las Sombras. —dijo con una voz que combinaba severidad y sarcasmo—. Cada uno de ustedes ha sido seleccionado por sus habilidades y potencial. Hoy, iniciaremos el proceso de integración, donde aprenderán más sobre las artes oscuras y el funcionamiento de nuestra escuela.
Mientras hablaba, sus ojos se posaron brevemente en mí, y sentí cómo el peso de su mirada me atravesaba cómo sí él supiera quien era yo. No sabía si se trataba de curiosidad, evaluación o algo más profundo, pero su mirada fue tan rápida como penetrante.
—Prepárense para ser examinados. —continuó el director Edris—.
Con esas palabras, Edris hizo una señal con su bastón, y un grupo de profesores y asistentes comenzó a organizar mesas adicionales al borde del gran salón, donde se llevaría a cabo el papeleo del proceso de asignación.
Mientras nos manteníamos en fila, Edris dio media vuelta y se dirigió hacia el centro del salón, donde se preparaba para comenzar la ceremonia. Sentí la tensión en el aire, mezclada con la anticipación de lo que vendría a continuación.
—Este es el momento en que vuestras verdaderas historias en la escuela comienzan a entrelazarse con las sombras que la rodean.
El gran salón estaba envuelto en una atmósfera cargada de expectación. La gente a mi alrededor, murmuraba con nerviosismo y curiosidad mientras los estudiantes eran llamados uno por uno para su asignación. Me mantuve en la fila, sintiendo las miradas sobre mí, mi corazón latiendo con fuerza cada vez que Edris se acercaba a un nuevo estudiante.
Finalmente, escuché mi nombre, y me dirigí hacia el director con paso firme, tratando de mantener mi calma. Edris me miró con una mezcla de curiosidad y diversión mientras tomaba una carta que parecía materializarse directamente en sus manos, como si la magia misma la hubiera traído hasta él.
—Selene —comenzó a leer en voz alta, su voz resonando por todo el salón—. Nivel de peligrosidad elevado. Presunta asesina, nunca se encontró cadáver. Resultado: Escuela de las Sombras. Que maravillosa publicidad —gritó con ironía..
Un murmullo de sorpresa y nerviosismo pasó por el salón. Sentí el peso de todas las miradas, el silencio se hizo más profundo. Las palabras de Edris flotaban en el aire. Podía sentir que todos estaban esperando mi reacción, la mención del asesinato me hizo sentir incómoda, pero también comprendí que este era el momento perfecto para demostrar mi fortaleza.
Maestro Edris se detuvo y me miró con una sonrisa sardónica, claramente disfrutando el momento.
—Así que, una asesina con nivel de peligrosidad elevado —dijo, casi en tono de broma—. Me pregunto, ¿cómo reaccionó el Maestro Blanco al enterarse de tus hazañas?
No pude evitar una sonrisa irónica al escuchar su pregunta.
—Fui enviada aquí—respondí con una mezcla de desafío y desdén, mientras los niveles 2 y 3 estallaban de risa. La risa de Edris se sumó a la de los demás, y el ambiente se volvió un poco más relajado.
Mientras las risas se disipaban, Edris se recompuso y entregó la carta al asistente que estaba a su lado.
—Nivel 2 —anunció — Esperemos que cometas muchos asesinatos en un futuro próximo. Chicos aprended, la vida es una lucha y sólo los más fuertes ganan, sin importar si se es un hombre o una mujer.
A medida que me movía hacia el Nivel 2, observé a algunos estudiantes del nivel superior mirándome con una mezcla de curiosidad y respeto. Era evidente que mi asignación a este nivel significaba que mis habilidades serían puestas a prueba al máximo, pero también significaba que tenía la oportunidad de demostrarme a mí misma y a los demás que estaba lista para enfrentar cualquier desafío.
De repente, un joven estudiante, claramente agitado tras mi resultado, con lágrimas en los ojos, dio un paso adelante desde el nivel 1. Con una voz temblorosa, suplicó a Edris:
—¡Por favor, director Edris! ¡Déjenme ir con los Brujos Blancos! No puedo soportar esto más, no quiero estar aquí. ¡Haré cualquier cosa para irme a su escuela!
El joven mago estaba tan desesperado que podía ver cómo sus lágrimas caían por sus mejillas mientras rogaba. Edris lo miró con una mezcla de sorpresa y diversión.
—Ah, un ruego desesperado —dijo Edris, su risa nuevamente llenando el salón—. Lamentablemente, no tenemos esa opción en nuestro menú. Todos debemos pasar por el proceso. Esta escuela tiene sus propias maneras de enseñarnos a enfrentar nuestros miedos y desafíos.
Las risas aumentaron de nuevo mientras el joven mago, claramente derrotado, se daba la vuelta y volvía a su lugar en la fila, su rostro todavía bañado en lágrimas. Su súplica había añadido un toque de comedia a la ceremonia, aliviando un poco la tensión que había sentido al estar en el centro de atención.
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