Capítulo 38.
La noche estaba de maravilla para Carlos, se pasó todo el tiempo charlando con Nora; la chica se reía de sus chistes y sacaba pláticas muy interesantes.
—Oye, Nora —dijo Carlos de pronto—, ¿tú tienes novio?
La chica no se extrañó por la pregunta, por lo que le comentó su hermana y por cómo actuaba cuando estaba con ella, sabía que le gustaba al chico.
—No, ¿y tú tienes novia?
Él negó con la cabeza.
—Oh...
Se quedaron un momento en silencio.
—Oye, tú conoces a mi prima Mía, ¿verdad?
—Sí, ¿cómo sabes?
—La otra vez estaba en mi casa y se dio cuenta de que estaba hablando contigo.
—¿Y qué te dijo?
—Que fue contigo en la primaria.
—Sí, fuimos juntos.
—¿Y te agrada?
—Emm, pues... Sinceramente... No —aceptó apenado. Nora comenzó a reír, ya que Mía también le comentó que Carlos no le agradaba—. Es que no es como tú.
—No. —Siguió riendo.
—Oye...
—¿Sí?
—¿Y te gusta alguien?
—No, ¿y a ti?
—Emm... Bueno, sí, hay alguien...
—¿Y quién es? —Aunque ya sabía la respuesta, quiso preguntarle.
—Bueno, es... —En ese momento vio que su mejor amigo se acercaba a él—. León.
—¿León? —Abrió los ojos con impresión—. Oh, vaya.
—¿Eh? ¡No, no, no, no! —Agitó sus manos con velocidad—. Es que León está aquí.
En ese momento el deportista se acercó a ambos, y Carlos se hubiera enojado muchísimo con él si no lo hubiera visto tan desconcertado y desolado.
—Carlos...
Nora también se dio cuenta de que el chico no se encontraba bien.
—¿Qué pasó, León? —Le preguntó su amigo.
—Yo... Necesito hablar contigo... A solas.
—Oye, amigo, ¿es en serio? ¿Ahora? —Reclamó pero León lo miró suplicante.
Nora los miró a ambos.
—Está bien, igual ya es tarde, tengo que buscar a Sasha —dijo ella—. Mejórate, León —le sonrió levemente—. Adiós, Carlos —le dio un beso en la mejilla—. La pasé muy bien esta noche.
—Igual yo —dijo sonrojado.
Nora se dio la media vuelta y caminó para alejarse de ellos, pero Carlos se excusó con su amigo y salió corriendo tras ella.
—Espera, Nora... —La chica se volteó y lo miró con sus bellos ojos azules—. No te dije que tú eres la persona que me gusta —aceptó apenado. No sabía si hizo lo correcto o no, pero sabía que no iba a tener otra oportunidad para decírselo.
Nora le sonrió.
—Carlitos, ahora no necesito un novio, ¿sabes? Me iré a la universidad y no estaré aquí, además eres un poco pequeño para mí... —Carlos asintió con la cabeza—. Ahorita no podría funcionar nada, no estoy preparada para tener una relación en este momento, pero —con ese pero, él la miró a los ojos con un poco de esperanza— nadie puede saber el futuro. —Le guiñó el ojo.
—¿Estás diciendo que en el futuro terminaremos casados?
Nora comenzó a reír con fuerza.
—Lo siento. —Se excusó con rapidez al ver que él no lo dijo como broma—. Exactamente no lo dije así, pero nada es imposible en esta vida, nunca se debe decir de esta agua no he de beber, así que lo único que te digo es que si realmente somos el uno para el otro, el destino se encargará de que estemos juntos, ¿vale?
—Vale. —Sonrió un poco.
—Y si no, encontrarás a una chica adecuada para ti, lo sé.
—Pero yo quiero que seas tú.
—No podemos saberlo ahorita... —Le echó una corta mirada a León, que esperaba a Carlos mientras pasaba nerviosamente su mano por su cabello—. Creo que tu amigo en verdad te necesita, luego nos vemos.
—Sí, Nora, hasta luego.
Nora se agachó un poco hacia él y le dio otro pequeño beso en la mejilla. Carlos se quedó viéndola, embelesado, hasta que recordó a León y fue con él con rapidez.
—A ver, León, dime, ¿qué es tan importante como para interrumpir mi plática con la chica que me trae hecho baba?
—Lo siento, Carlos, pero yo... Pasó algo muy extraño y confuso.
—Cuenta.
—Es una larga historia, bueno, no tan larga, pero...
—Cuenta —repitió.
Mientras tanto, Nora comenzó a buscar a su hermana y a su cuñado con la mirada. Se conmovió cuando vio que ambos bailaban una canción romántica que sonaba a través de las grandes bocinas que había; Dante, que tenía los ojos cerrados, con una mano tenía sujeta la cintura de la chica y con la otra acariciaba su cabello. Sasha, por su parte, abrazaba al chico aferrada, con su cabeza recostada en uno de sus hombros, mientras se susurraban palabras llenas de cariño y promesas de amor. Nora los dejó así un poco más de tiempo, y cuando las canciones románticas se acabaron y volvieron a sonar las electrónicas, supo que ya era hora de ir con ellos.
—Sasha, ya es tarde, debemos irnos —dijo, haciendo que los dos la voltearan a ver.
—¿Qué hora es? —Preguntó sin dejar de abrazar a Dante.
—Es la una de la mañana.
—Todavía es temprano, Nora —se quejó.
—Sí, pero estoy cansada, además sabes que nuestros padres no se duermen hasta que estemos en casa.
—Está bien.
—Voy a hablarle a mi papá para que ya venga, mientras despídanse. —Se alejó un poco para darles privacidad.
Se quedaron abrazados un rato más, sintiendo la calidez que se brindaban.
—Sasha...
—Mande.
—Ser tu novio es una de las mejores cosas que me han pasado.
—Lo mismo digo... Me encantaría pasar el resto de mi vida junto a ti.
—Opino igual... Sería lo ideal, estar para siempre con tu primer amor... Es difícil, pero no imposible... Solo espero que no te fastidies de mí si te digo todas estas cursilerías, pero no lo puedo evitar...
—Claro que no, jamás me fastidiaría de ti, además me encanta cuando me dices todas esas cosas empalagosas... Nadie jamás me había dicho cosas así.
—Me alegro de ser el primer chico inteligente que se da cuenta de que eres maravillosa.
Sasha siguió abrazándolo mientras recordaba cómo sucedieron las cosas entre ambos. Sucedió tan rápido y en tan poco tiempo se volvió apasionado, pero fue como si una chispa entre los dos, que hasta entonces había estado apagada, surgiera de la nada y provocara un incendio en los corazones de ambos, creando una conexión profunda y un amor incondicional.
Comenzó a recordar que unas semanas antes de fijarse en Dante, Yolanda les contó a ella y a Miriam la leyenda del hilo rojo del destino; Sasha solía ser muy escéptica en esas cosas, pero en ese momento vio su dedo meñique y sonrió, pensando en que, aunque ellos ya se habían encontrado desde hacía como dos años y medio, el tiempo en que se unieron fue el adecuado para establecer el vínculo entre ambos y darse cuenta de que eran el uno para el otro.
Minutos después Nora se volvió a acercar.
—Sasha, ya están afuera, debemos irnos.
—Ya voy... Hasta luego, mi amor.
—Hasta luego, preciosa... Adiós, Nora.
—Bye, bye.
Ambos se besaron, casi con timidez, y se separaron. Sasha salió de la casa junto con su hermana.
—¿Y a ti cómo te fue?
—Bien, la pasé muy bien —Nora sonrió.
—¿Te besuqueaste con Carlos?
—No, ¿y tú con Dante?
Sasha no le respondió.
—Mira, ya está el carro, vamos —se adelantó.
—No me cambies el tema.
—No, vamos.
Nora vio cómo su hermana subía al auto con rapidez y saludaba a sus papás con un afectivo beso. «Agh, los voy a extrañar a tanto...y a Fresita» agregó con el pensamiento para no sumergirse más en su tristeza. «Aunque no es como si nunca los veré de nuevo» reflexionó con más optimismo, «los veré en vacaciones y fines de semana... Ojalá Sasha no me extrañe tanto y Dante cumpla su promesa de no dejarla sola».
***
Mientras, en la casa de Lucía, las chicas hicieron muchas cosas divertidas, vieron películas de terror y misterio; Noemí quería ver de romance, pero decidieron que mejor no por el asunto de Camila, y pensaron en hacer otras cosas para distraerla. Comieron muchas palomitas y golosinas, se contaron secretos, se entretuvieron con juegos de mesa. Camila ya no parecía triste, sino todo lo contrario, y a las tres cuarenta y seis de la madrugada, a Lucía se le ocurrió jugar "¿Qué prefieres...?".
—Y... —Lucía continuó con su juego mientras elegía a su víctima—. ¿Qué prefieres, Noemí...?
—Oh, no, otra vez yo...
—Sí, ¿qué prefieres, comerte un gusano o subir al pico de una montaña?
—Subirme al pico de una montaña —aceptó, luego de pensarlo unos segundos. Posteriormente también pensó qué preguntaría—. ¿Qué prefieres —se dirigió a Camila—, besar una cucaracha o comerte frijoles caducados desde hacía un mes?
—Comerme los frijoles caducos.
—Ahora hay que hacer el juego más interesante —dijo Lucía poniéndose un dedo en la barbilla—. Mmm, Yolanda, ¿qué prefieres, besar a Miriam de lengua o acostarte con Oscar?
Yolanda puso cara de asco.
—¡Qué asco!, nada.
—No se vale decir nada, ¡contesta!
—Morir incinerada —dijo finalmente.
—Tampoco se vale, tiene que ser una de las opciones.
—Okey, se oirá raro, pero prefiero besar a Miriam.
Las demás comenzaron a reír.
—Yo igual lo preferiría —rio Noemí.
—A ver, Lucía —dijo Camila de pronto—, a ti casi no te hemos preguntado. ¿Qué prefieres, nunca conocer al amor de tu vida o nunca conocer a los integrantes de KK034?
—Nunca conocer al amor de mi vida —aceptó sin pensarlo—. Aunque la pregunta no tiene sentido, el integrante llamado Ian es el amor de mi vida.
Lo dijo con tanta seguridad, que las demás tuvieron que taparse la boca para no soltarse a las carcajadas y despertar a los padres de Lucía.
—¿Qué prefieres —Lucía se dirigió a Camila—, besar a tu primo o manosear a tu cuñado?
Camila puso cara de horror al oír eso.
—No se vale, siempre me preguntan lo peor...
—Contesta, Cami, vamos, no es como si lo fueras a hacer de verdad.
—Mmm... Manosear a mi cuñado... Porque no tengo.
—Ay, pero es si tuvieras uno.
—Yo preferiría besar a mi primo —dijo Yolanda, como broma por supuesto, a lo que las otras la voltearon a ver con asombro y rareza—. No hagan esa cara, pero es que ustedes no han visto a mi primo.
—¿Tienes una foto? —Pidió Noemí.
Yolanda les enseñó una foto del atractivo chico y las chicas suspiraron.
—Yo quiero ese primo —Lucía volvió a suspirar.
—Preséntalo, Yolanda —Noemí le dijo.
—Sí —rio un poco—, después.
Con todo ese regocijo y esos juegos, Camila ni siquiera recordó su tristeza ni el porqué de ésta, solo se limitó a divertirse y pasarla bien con sus amigas.
Hola:)
Disculpen, la semana pasada no les traje capítulo porque han pasado muchas cosas por aquí.
Me gustan mucho las escenas de las chicas pasándola bien, comportándose como adolescentes, me da mucha nostalgia.
Nos vemos pronto:)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top