Capítulo 36.


Una vez que Sasha se quedó a solas con su novio, comenzaron a charlar como siempre, pero en un momento la plática comenzó a decaer y se quedaron callados. Lo volteó a ver y notó que parecía somnoliento. Sin saber por qué las amenazas de Kevin, que últimamente las recordaba a menudo y, en cierta forma, la atormentaban, volvieron a ella en ese momento.

Ella no era una chica insegura, de eso estaba convencida hasta hacía poco, incluso llegó a pensar que tal vez su seguridad estaba solo porque no tenía nada o nadie importante a quién perder, pero Miriam, Kevin e incluso su prima le afirmaron que una chica como ella no era para tomarse en serio.

«Ahora resulta que hay muchas más chicas lindas de lo que pensé» caviló molesta al ver que las muchachas a las cuales se refería como feas o simples, bien arregladas se veían muy bien. «Maldición, Camila se ve muy guapa». Vio que acababa de llegar con sus amigas y todos estaban muy sorprendidos al verla tan bonita, «e incluso Karina se ve bien». Dirigió su mirada a la chica, que conversaba animadamente con Liliana, Viviana y Marcos. «Oh, y Claudia luce como una diosa griega». Volvió a ver a Dante, que estaba recargado en la pared con la mirada fija al suelo.

—Dante...

—¿Sí? —Alzó la mirada.

—Nada.

Él pareció notar la angustia y el dilema mental que traía.

—¿Qué tienes?

—Yo... tú... yo solo...

—¿Sí? —Tomó su mano.

—Tengo miedo —aceptó avergonzada.

—¿De qué?

—De que tú te vayas a olvidar de mí. —Miró al suelo—. Así como Romeo se olvidó de Rosalina —agregó, para bajar un poco la tensión del ambiente.

—¿Leíste el libro?

—No, pero Nora me lo contó, me dijo que le cayó mal Romeo por olvidarse tan pronto de Rosalina.

—Ay, Sasha, Sasha. —Negó con la cabeza. Verla así, con sus inseguridades, era una faceta que no conocía de ella y en cierta forma le pareció interesante pero no por ello le fue grato—. ¿Qué no confías en mí?

—Sí, pero... Hay tantas chicas que son mejores que yo, y además también son bonitas, ¿ya viste a Camila? Parece una princesa.

Dante miró a Camila y luego volvió a ver a Sasha.

—Sí, parece una princesa —aceptó—, pero tú pareces una reina. —Sasha lo miró y sonrió—. Tú debes saber que no me fijo en la belleza de otras chicas porque solo tengo ojos para la belleza que tengo enfrente. —La abrazó con fuerza y besó sus labios.

—Gracias... Aunque no me gustaría saber que soy tu Rosalina en vez de tu Julieta.

—Deberías saber que si Romeo hubiera amado a Rosalina tanto como yo a ti, jamás se hubiera fijado en ninguna Julieta.

Sasha sonrió aún más y lo volvió a besar.

—Te amo... Siento ser tan tonta por dudar de ti, no sé por qué lo hice, es que a veces... Creo que a todos nos pasa.

—Sí —aceptó él—. A veces todos tenemos nuestros momentos de inseguridades, pero no hay que dejar que eso nos afecte, muchas veces solo vienen de nuestra propia imaginación.

—Tienes razón.

Ambos volvieron a besarse, hasta que alguien pasó junto a ellos y sin querer jaló la cinta del vestido de Sasha, desamarrándola en el acto. Ella se separó de Dante y vio el lazo.

—Agh, ese imbécil me desató el listón... Acompáñame al baño.

Dante se desconcertó por la petición pero aún así fue con ella. Una vez allí, se dieron cuenta de que era muy elegante, olía a aromatizante y tenía muchas decoraciones.

—Este baño está más bonito que mi casa —comentó Sasha—. Ayúdame a amarrar el listón. —Dante le amarró el listón en la cintura con mucho cuidado—. Apriétalo más —solicitó. Dante cumplió su petición—. Así está bien, gracias.

Después de eso, Sasha se contempló en el espejo mientras acomodaba su cabello. Dante bajó la tapa del inodoro y se sentó ahí para esperarla. Sasha se dio cuenta de la situación en la que estaban, así que sonrió discretamente y, después de peinarse, se fue a sentar en las piernas de su novio. Él solo la vio pero no le dijo nada así que ella aprovechó para besarlo, primero en el rostro y luego en el cuello.

—Sasha, ¿qué...?

—Shhh. —Le puso un dedo en los labios—. No arruines el momento.

Volvió a besarlo con más fervor y luego empezó a darle suaves mordiditas en el cuello, logrando que él suspirara un poco; eso la incitó para besarlo de manera más apasionada mientras trataba de desabotonar su camisa azul cielo de manga larga. Dante, que se encontraba en un dilema mental de no saber si dejarse llevar por sus instintos o hacerle caso a la razón, no hizo nada para detenerla desde el comienzo, así que menos lo pensó cuando la situación se comenzó a poner más apasionada. ¿En serio iba a perder la virginidad en el baño de una compañera que apenas conocía? La verdad en ese momento ya ni le importaba, solo quería seguir disfrutando los besos y caricias de su novia. Dante, inconscientemente, colocó su mano en la pierna de Sasha, y en el momento en que ella desabrochó el último botón de su camisa e iba a dirigir su mano para desabotonar su pantalón, alguien tocó la puerta con fuerza.

Dante no supo si enojarse con la persona que los interrumpió o agradecerle. Sasha se levantó y comenzó a arreglarse el cabello —de nuevo— y el vestido, y él comenzó a abrocharse la camisa y limpiarse el labial que tenía por toda la cara y cuello. Una vez que estuvieron lo suficientemente decentes como para ir con los demás, abrieron la puerta y salieron de allí, mientras la dueña de la casa los veía con asombro y repulsión.

—¿Qué estaban haciendo en mi baño? —Reclamó la rubia.

—¿Tú qué crees? —Sasha preguntó divertida mientras alzaba una ceja.

—¡Qué asco! No puede ser...

—Tranquila, no hicimos nada. —«Mojigata» agregó en su mente.

Dante se encontraba avergonzado pero como siempre su falta de expresiones hacía que no lo demostrara. Sasha lo tomó de la mano y se alejaron de Belinda. Luego de un momentito, la chica se comenzó a sentir mal por haber sido tan egoísta, dejándose llevar por sus impulsos.

—Dante, lo siento.

—¿Por?

—Por lo de hace rato... Tu primera vez debe ser especial, no un arranque pasional —comentó, ya que eso es lo que hubiera querido para ella.

—Oh... No hay problema, también fue mi culpa.

—No, fui yo, siempre te incito a todo lo malo. —Bajó la cabeza y miró fijamente el suelo—. Es por eso que temo que quieras alejarte de mí —susurró.

—No te preocupes, cariño. —La tomó de la barbilla—. Es cierto que sería un arranque pasional pero no me iba a arrepentir, porque si es contigo nunca nada será un error.

Sasha tuvo que admitir que eso sonó muy bobo, y ella siempre se burló de ese tipo de cursilerías, pero con Dante descubrió que sí le gustaban esas frases, y que tal vez siempre le gustaron en secreto, aunque nunca quiso admitirlo. No le respondió con palabras, solo se limitó a darle un beso, en el cual quería demostrarle cuánto lo quería.


***


Desde el momento en que Camila llegó junto con sus amigas, se dio cuenta de que la mayoría se asombró de verla. Incluso Oscar, cuando la vio, se acercó a ella e intentó hacerle plática, pero se excusó diciendo que sus amigas la esperaban. A pesar de llevar allí un rato, ninguna vio a Rafael.

—Creo que todavía no llega —suspiró con pesar.

—No te preocupes, Cami, mientras vamos a divertirnos. —Lucía le quiso dar ánimos.

Estuvieron hablando un rato hasta que Noemí divisó a Rafael.

—Ahí está. —Lo señaló con discreción—. Acaba de llegar.

—Ve, Camila. —Lucía la empujó levemente.

Camila, aún con pena y todo, hizo su mayor esfuerzo para acercarse a él.

—Hola, Rafa.

Él volteó a verla y se sorprendió.

—Hola, Camila, ¿cómo estás?

—Bien, ¿y tú?

—Bien, gracias... Te ves muy bien. —La alagó, logrando que se ruborizara.

—Gra-gracias, tú i-igual.

—Gracias —sonrió.

Camila iba a hacerle plática pero eligió mal momento, pues fue cuando Rafael divisó a Belinda, toda apurada y viendo si no les hacía falta nada a los invitados.

—Permíteme tantito, Cami, voy con Belinda. —Sin decir más, se dirigió a su amiga de la infancia.

Camila no supo qué responder, solo se limitó a verlo ir con la rubia. Ambos se saludaron de beso y charlaron un poco, luego Belinda se excusó, indicando que tenía que llevar más vasos a una mesa donde había botanas y comida. Él se ofreció a acompañarla y ambos se dirigieron a la cocina. En ese pequeño momentito en que los vio, Camila se dio cuenta, con decepción y tristeza, de que él estaba enamorado de la rubia. Sus amigas se acercaron a ella con rapidez.

—¿Qué pasó? ¿Por qué se fue?

—¿Qué tienes? —Noemí la abrazó al verla a punto de llorar.

—¿Te dijo algo malo?

—No, pero... —Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos y se las enjugó con rapidez—. Su corazón no me pertenece, él está enamorado de Belinda.

—¡¿Qué?! —Exclamaron las tres al mismo tiempo.

—¿Te lo dijo?

—No, yo lo noté. —Trató de sonreír pero solo le salió una mueca.

—¡Qué feo!

—Es un idiota, ¿qué no ve que tú le convienes más?

—Ya, no llores. —Noemí la apretujó contra ella.

—¿Quieres que ya nos vayamos a mi casa?

—No se preocupen, chicas...

—Es en serio, Cami, ¿quieres o no?

La naturaleza de Camila era no ser egoísta y siempre pensaba en los demás antes que ella misma, quería que sus amigas se divirtieran pero no sabía si soportaría ver a Rafael y a Belinda juntos, y no lo quería averiguar.

—Sí, vámonos —pidió.

Las cuatro chicas se dirigieron a la salida y, antes de pisar afuera de la casa e irse por el gran patio, Lucas se acercó a ellas.

—Ey, Yolanda, ¿por qué se van?

Yolanda lo miró feo pero no le respondió.

—¿Qué tienes, Camila? —Se acercó a ella al verla con los ojos llorosos—. ¿Estás bien?

—Sí, no pasa nada, gracias —le sonrió.

—Ya nos vamos, Lucas —le dijo Lucía—. Le voy a hablar a mi papá para que venga por nosotras. —Sacó su celular y le marcó; se alejó un poco de ellos.

Al ver que Lucas no se iba, Yolanda se molestó.

—¿Qué haces aquí?

—Nada, solo espero a que vengan por ustedes.

—No es necesario.

—Ya sé, pero quiero esperar.

—No, ve con Kevin y Ulises, no los dejes solos.

—Ellos se cuidan solos —le sonrió.

Yolanda lo fulminó con la mirada, pero al verlo allí, sonriente, amable y tratando de consolar a Camila, aunque no tenía idea del motivo por el cual lloraba, hacía que no pudiera sentir enojo hacia él. Cuando llegó el papá de Lucía, él las acompañó hasta el auto.

—¿Qué pasó? —Preguntó el señor a las chicas.

—Camila se sintió mal, papá.

—Oh, ¿y ya estás mejor? —Le preguntó.

—Sí.

—Tal vez solo deba descansar un poco —comentó Noemí.

—Sí, tal vez... Ya nos vamos.

—Adiós —les dijo Lucas.

—Adiós —le respondieron.

Antes de irse, el rubio le guiñó el ojo a Yolanda. Luego se dio la media vuelta y comenzó a alejarse.

—¿A quién le guiñó el ojo ese muchacho? Espero no haya sido para ti, Lucía.

—No, papá —rio—. Te aseguro que yo no fui la suertuda a la que le guiñaron el ojo— dijo, incomodando a Yolanda—. Porque vaya que es suertuda.


***


A Oscar le estaba pareciendo aburrida esa fiesta. Claudia y León quién sabía dónde andaban, Carlos estaba con Nora y Adrián fue a platicar con unas amigas que tenía en el otro salón, así que prácticamente lo dejaron solo. Cuando vio a Camila tan bonita, se acercó a ella para tratar de cortejarla pero su intento no funcionó y eso hizo que se frustrara de cierta forma. Volteó hacia su derecha y vio a Sasha con su novio besándose con pasión. «Mmm, parece que Sasha está muy ocupada tratando de comerse a Dante delante de todos, y yo ni siquiera encuentro a nadie con quien platicar» pensó molesto.

Caminó hacia la sala de estar, que estaba llena de compañeros del otro salón, y vio a Miriam sentada en un elegante sillón blanco mientras tecleaba con rapidez en su celular. Se colocó junto a la chica y ella, que notó su presencia desde el principio, no le prestó atención.

—Hola —dijo él luego de algunos segundos.

—Hola —respondió sin dejar de ver su celular.

—¿Qué haces?

—Nada...

—Mmm... Parece que sí haces algo, ¿con quién hablas?

—No es tu asunto.

Él frunció el entrecejo.

—No, no lo es, solo quería hacer plática contigo —dijo, pero ella no le respondió—. Eres una amargada.

—Mmm... Si eso te parezco —dejó de ver su celular para verlo a la cara—, ¿qué haces aquí? ¿Por qué no te vas a buscar a alguien más feliz para joderle la vida a esa persona y no a mí?

Oscar acercó sus labios a su oído.

—No sé por qué... Quizás porque no quiero ir con otra persona —le susurró de manera seductora, haciendo que Miriam se estremeciera un poco.

—No te quiero aquí, vete. —Se apartó del chico pero él se volvió a acercar.

Miriam se levantó del sillón y se alejó de Oscar, pero él la siguió.

—¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué nunca me quieres dejar en paz?

Oscar se acercó más a Miriam, y ella se hizo para atrás hasta chocar con una pared. El chico puso sus manos en su cintura y la atrajo hacia él. Ambos se vieron a los ojos, pero luego la mirada de Oscar comenzó a recorrer el cuerpo de ella, que traía puesto un vestido corto de color negro.

—¡Quítate! —Exigió mientras trataba de zafarse de su agarre.

—Ey, calma. —La volvió a ver a los ojos.

—¡Quítate, jodido pervertido acosador!

—Ya, ya, cálmate. —Él quitó sus manos de la cintura de Miriam pero para su sorpresa, ella no se movió; si no la soltaba, ella estaba segura que lo hubiera pateado en los testículos, pero como lo hizo, no supo cómo reaccionar. La miró con burla—. ¿Por qué no te vas?

Miriam frunció el entrecejo y estaba por alejarse de él, pero él la tomó de la mano, haciendo que se detuviera.

—¿Qué quieres? —Volvió a preguntar ella sin verlo a los ojos.

Oscar la acercó hacia él e hizo que lo viera a los ojos. Ni él mismo sabía qué quería con ella, pero desde hacía un tiempo se sentía mal al verla sola, sin amigos, siempre con su celular tratando de parecer indiferente, pero sabía que en el fondo ella sufría por eso, ¿y es que a quién le gustaba estar solo todo el tiempo?; por eso, más que otra cosa, iba a buscarla en los recesos, aunque sea para decirle cualquier cosa absurda, además de que sentía un poco de remordimiento porque se burló de ella por la situación que hubo con Dante, agregando que la chica le comentó que Sasha solo se fijó en su actual novio porque a ella le gustaba. Miriam lo vio con fijeza, como buscando una explicación, pero al no encontrar nada adecuado que decirle, soltó su mano.

—Nada.

Miriam lo miró raro, se dio la media vuelta y caminó lejos de él. Oscar maldijo por lo bajo. «Miriam tiene razón, estoy mal, ¿qué es lo que me pasa con ella?» pensó mientras la veía alejarse.



Holi, volví. Espero que les guste el capítulo. Como he dicho antes, al ser una historia que escribí hace mucho tiempo, sé que no es perfecta pero agradezco si por lo menos le está gustando a alguien más aparte de mí:3

Y la otra vez estaba viendo Tiktoks y me di cuenta que, si hubieran estado en esta época, Sasha hubiera sido muy fan de Sabrina Carpenter jajaja. Y Karina de Olivia Rodrigo. Aclaro que las dos me encantan pero es por las letras de las canciones. Les dejo esta.


https://youtu.be/1kQO8S75cnw

Nos vemos pronto:3

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