Capítulo 35.


El día de la fiesta de Belinda, a las cinco de la tarde, Lucía citó a sus amigas para que se arreglaran juntas para ir al festejo. También le dijo a Yolanda, todavía no sabía si era una amiga de verdad pero la chica parecía cada vez más agradable, ya que mostraba su verdadero ser con ellas, y le caía muy bien; aparte estaba segura de que la chica les podría proveer de consejos de belleza para hacerlas ver más guapas.

Al principio ellas no estaban seguras de ir, pero fue Yolanda la que las convenció, diciéndoles que en primera, Belinda nunca se metía en problemas y, en segunda, también tenían que divertirse de vez en cuando, así que todas aceptaron entusiasmadas y luego Lucía les dijo que si querían podían ir a una pijamada en su casa después de la fiesta; para su suerte, todas aceptaron.

Una vez que estuvieron todas en la casa, Camila les dijo que tenía un secreto importante que comentarles.

—¿Y bien? —Le preguntó Lucía una vez que todas estuvieron en su cuarto lleno de posters de cantantes y actores.

—Bueno, yo... Me gusta alguien —musitó con timidez.

—¡Lo sabía! ¡Es Rafael! —Lucía exclamó triunfal, pero Noemí le dio un codazo.

—Deja que ella nos diga quién es.

—Emm... Sí, es Rafael. —Miró al suelo con el rostro todo sonrojado. No supo cómo fue que pasó, pero cuando se dio cuenta, ella no podía dejar de pensar en él

—¡Lo sabía! —Volvió a exclamar Lucía—. ¡Qué buen partido te conseguiste! No es feo y además es muy adinerado.

—A mí no me importa su dinero —se defendió Camila—. Yo no quería decirles —aceptó—. Pero... me gustaría que me pudieran ayudar a arreglarme bonito... Después de todo él irá a la fiesta.

—¿Cómo sabes si irá o no? —Le preguntó Lucía.

—Irá —dijo Camila con seguridad—. Belinda es su amiga de la infancia, después de todo.

—¿Cómo sabes? —Preguntó Lucía.

—Él me dijo.

—Oh.

—Okey, pues te ayudaremos, Cami —Yolanda le sonrió.

Camila le devolvió la sonrisa y agarró una caja blanca que había traído.

—Le dije a mi mamá que iba a una fiesta donde acudirá el chico que me gusta, y me compró esto.

Abrió la caja blanca y sacó un hermoso vestido rosa, que le llegaba un poco más arriba de las rodillas y tenía tirantes. A pesar de ser sencillo, se veía sublime e ideal para la ocasión.

—¡Wow, qué hermoso!

—Ojalá mis papás me compraran ropa así —deseó Lucía.

—Se te verá muy bien... Rafael quedará babeando al verte. —Yolanda le guiñó un ojo y la chica se ruborizó aún más.

—Gra-gracias.

Las chicas se pusieron los vestidos y después comenzaron a maquillarse y peinarse. Camila no sabía cómo, así que Yolanda se ofreció a ayudarla.

—Lucía, ¿no tienes un tono de maquillaje más claro? —Preguntó, ya que la piel de Lucía era más oscura y la de Yolanda mucho más blanca.

—No... Noemí, ¿trajiste tu base?

—Déjame ver... —Dejó de peinarse y se dirigió a su maleta— ¡Sí...! Pero aún así se ve un poco claro para la piel de Cami.

—No importa, déjame mezclarlos para hacer un tono conforme a su piel —dijo Yolanda.

Una vez que quedaron maquilladas y peinadas, Lucía, Yolanda y Noemí se dedicaron a embellecer aún más a Camila, poniéndole más delineador y rímel, y un poco de rubor en las mejillas. Decidieron que ella era la que se tenía que lucir más, puesto que el chico que le gustaba también iría a la fiesta.

—Oye, y hablando de chicos, ¿qué pasó con Lucas? —Noemí le preguntó a Yolanda. Esta última se tensó un poco al oír ese nombre.

—Agh, ni me lo menciones —masculló mientras le ponía brillo labial a Camila.

—¿Por qué?

—¿No te ha vuelto a besar? —Se burló Lucía; sabía eso porque la misma Yolanda se los comentó.

—No —dijo Yolanda, molesta—. Y mejor para él que no lo vuelva a hacer...

—No sean tan mala con él...

—No soy mala, Lucía, pero simplemente me saca de mis casillas que un tipo que ni al caso me haya besado.

—Es cierto.

Una vez que terminaron de maquillar y peinar a Camila, se quedaron admiradas. El vestido le quedaba de maravilla, al igual que el maquillaje, y el peinado era una simple diadema de brillitos, pero le quedaba genial a ese cabello oscuro y corto.

—Cami, eres muy bonita —aceptó Yolanda.

—Es verdad —concordaron las otras dos.

—¡Aww, Rafael se enamorará de ti cuando te vea! —Chilló Lucía—. ¡Qué hermoso!

—Es cierto —concordó Noemí.

—¿Qué hora es? —Preguntó Camila mientras se veía en un espejo y se sorprendía de su propia belleza.

—Son las siete con cinco... —contestó Noemí—. Wow, cómo se pasa el tiempo.

—Todavía hay tiempo, es temprano, podemos pintarnos las uñas. —Yolanda sacó de su bolso su colección de esmaltes.

Las chicas se emocionaron al verlos y comenzaron a elegir el color que más les gustó.

—Bueno, parece que nos irá bien en esa fiesta.


***


Las hermanas Vera entraron a la gran y elegante casa de Belinda y la observaron con secreta admiración. A Nora la invitó Carlos, con la excusa de que no debía estar tan presionada con la escuela y para poder conocerse más. Sasha no le comentó por dos razones obvias: la primera, no se le ocurrió, así de simple; no se imaginaba que su hermana querría ir a una fiesta de chiquillos de secundaria inmaduros; segunda razón, ella se la quería pasar todo el tiempo con Dante y no precisamente hablando, y que su hermana estuviera allí de cierta manera arruinaba sus planes; igual no estaba molesta por eso, quería apreciar cada momento que le quedara junto a ella.

Dante, que ya había llegado y estaba con sus amigos, divisó a su novia y a su cuñada. Él no quería ir a esa fiesta, desde que oyó a Belinda invitarlos perdió el interés de inmediato, no le gustaba mucho salir a ese tipo de eventos, pero sabía que Sasha tenía ganas de ir y no quería dejarla sola; ella misma se lo había dicho, él era su único amigo, además de que le había prometido a Nora no dejarla sola, así que hizo un pequeño sacrificio de su noche para poder acompañar a su enamorada. «No creo que sea tan malo, estaré todo el tiempo con ella» pensó. Se acercó a ellas y pudo ver bien sus vestidos; el de Sasha era un strappless azul con lunares negros y un listón del mismo color que rodeaba su cintura, y el de Nora era uno de tirantes y color morado.

—Hola, chicas. —Las saludó de beso—. No sabía que ibas a venir, Nora.

—Oh, sí vine, porque Carlos me invitó —le dijo a su hermana como reclamo.

—Ay, Nora, ya. No lo hice yo porque no sabía que querías venir.

—No es cierto, no querías que viniera porque querías estar todo el tiempo besuqueándote con Dante.

Sasha se ruborizó un poco, y aún más cuando sintió la mirada de Dante fija en ella.

—No, yo...

—No te preocupes, hermanita, no arruinaré tu noche, yo voy a buscar al que me invitó. —Empezó a tratar de localizarlo con la mirada—. ¿Dónde estará?

—¿Qué? ¿No te la vas a pasar conmigo? — Preguntó con tristeza.

—No, te dejaré tranquila, voy a buscar a Carlos, le dije que iba a estar con él.

Sasha frunció el entrecejo.

—Mejor quédate con nosotros, ven, Dante te va a presentar a sus amigos...

—Tal vez después... Bye, los dejo. —Se alejó un poco, luego se detuvo y se dio la media vuelta—. Y solo bésense, no hagan nada más —advirtió, se volvió a dar la media vuelta y se alejó de ellos para buscar a su amigo.


***


Mientras, Carlos platicaba con León, Adrián y Oscar.

—La fiesta está bien —comentó Adrián.

—Y la casa es enorme —dijo Carlos.

—Me gusta que haya alcohol. —Oscar tomó una cerveza que estaba en una mesita bien cuidada y le dio un sorbo—. Creí que no habría, con lo remilgada que es Belinda.

—Belinda es genial —dijo León—. Me agrada mucho.

—Pues qué esperas, güey, lígatela. —Le dio otro sorbo a la cerveza.

—¿Eh?

—Pues ya sabes, Carlos afirma que quiere contigo, además es bonita y rica, ¿qué más quieres, animal?

—No, ella solo me agrada como amiga. —«Claudia es a la que mi corazón le pertenece» agregó con el pensamiento. «Ojalá no tarde mucho en llegar».

En ese momento Nora los divisó y se acercó a ellos.

—Hola, chicos.

Todos voltearon a verla.

—Ho-hola —dijo Carlos con nervios—. Qué bueno que sí viniste, no estaba seguro si vendrías o no, pero lo hiciste.

—Te dije que sí vendría... —Su mirada se posó en León—. Hola, mucho gusto, soy Nora.

—Mucho gusto, Nora, mi nombre es León.

Estuvieron conversando un ratito con ella hasta que Adrián les dijo a León y a Oscar que lo acompañaran a buscar más cervezas. Esto lo hizo con la finalidad de dejar a solas a Carlos y a Nora. Una vez lejos de ellos, comenzaron a platicar.

—¡Qué suertudo es Carlos! —Exclamó León—. Cuando me dijo que la invitó creí que la chica lo tomó a loco.

—No, ella no es como Sasha —dijo Adrián.

—Igual no puedo entender a Dante —expresó Oscar—, ¿cómo puede fijarse en Sasha teniendo a esa cuñada?

—Bueno, se parecen mucho —recordó Adrián—. Además no puedes decir eso, todos nos llegamos a fijar en Sasha en algún momento de nuestra existencia.

—Yo no —aceptó León—. Yo siempre tuve ojos para Clau... —En ese momento volteó y vio que la chica pelirroja se acercaba a ellos usando un sexy vestido rojo que remarcaba sus curvas—...dia. —Terminó de decir el nombre de la dueña de su corazón.

Adrián y Oscar notaron que su amigo se quedó boquiabierto, así que dirigieron su mirada hacia donde él veía y también se asombraron de mirar a Claudia. Ella se paró justo enfrente de ellos.

—Hola... —Al notar que solo la veían sin decir nada, agregó—. ¿Y bien? ¿Les comió la lengua el ratón, o qué?

—Ey, no. —Se limitó a decirle Oscar.

—Hola —dijeron Adrián y León al mismo tiempo.

—Mmm, hola —repitió—. ¿Saben dónde está Belinda? —Los chicos negaron con la cabeza—. Oh, bueno. —«Mejor para mí, no tengo ganas de encontrármela» agregó en su mente—. ¿Y de qué hablaban?

—De nada. —Se adelantó León antes de que sus amigos, en especial Oscar, dijeran alguna indiscreción—. Bueno, en realidad sí, hablábamos de lo suertudo que es Carlos. —Lo señaló con discreción.

Claudia volteó y vio más lejos de ella a su amigo con la hermana de Sasha.

—¿Es Sasha? No, esa es su hermana, ¿cierto? —Los tres asintieron—. Umm, es muy linda.

—Pero tú más. —Se le salió decir a Adrián.

Los tres lo voltearon a ver y él les sonrió.

—Oye, Clau —dijo León, ignorando el comentario de Adrián y haciendo que ella también lo olvidara—, me acompañas afuera a tomar aire, aquí hace mucho calor.

—Vamos.

Los dos comenzaron a alejarse de donde estaban. Adrián estuvo a punto de seguirlos pero Oscar lo detuvo con la mano.

—Ey, ¿y tú a dónde vas?

—Yo, pues... Con ellos.

Oscar negó con la cabeza, divertido.

—Tú no irás a hacer ningún mal tercio, aquí te quedas.

—Pero... ¿Y a ti no te gusta?

—Sí, pero está loca, como todas las del salón, además esos dos son el uno para el otro, se nota en seguida, ya ves que él no quiere fijarse en Belinda porque está enamorado de Claudia, y ella también siente algo por León, por eso se fue con él a solas.

Adrián bajó la cabeza con impotencia. Luego levantó la cabeza y sonrió, tratando de no desanimarse por eso.

—Creo que tienes razón... Eres muy perspicaz.

—Sí... ¿Sabes qué es lo curioso de todo esto?

—¿Qué?

—Que se va a armar algo grande y revoltoso.

—No entiendo.

— Sí, porque Claudia y Belinda están enamoradas de León, y se supone que son mejores amigas.

—¡Es cierto!

Oscar se limitó a sonreír. «Ya quiero ver cómo terminará eso, de seguro será mucho peor que la situación que hubo entre Sasha y Miriam... Y muchísimo más escandaloso» pensó sin dejar que su sonrisa desapareciera de su boca.



Uy, ¿creen que Oscar tenga razón? ¿Ustedes piensan que la fiesta saldrá bien o mal?

Averigüémoslo el siguiente capítulo.

Y cuéntenme, ¿hay algún personaje que les caía mal y ahora les cae bien?

A mí me encantan todos pero ya saben que tengo mis favoritos, jeje.

Nos vemos pronto :*

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