Capítulo 28.
En la tarde, Noemí dijo a sus padres que iría a la casa de su compañero Adrián para su proyecto del bebé huevo, del cual ninguno de los dos había hecho nada, cuando en realidad se quedó de ver con su novio. Acordaron encontrarse en la casa del amigo de él. Cuando llegó, tocó la puerta con calma hasta que le abrieron.
—Hola, Noemí —dijo el dueño de la casa, que tenía una cerveza en la mano, mientras la veía de arriba abajo. Esta vez la chica no traía "ropa sexy", como la otra ocasión, sino solo un pantalón de mezclilla clara y una blusa naranja.
—Hola, Hugo, ¿está Aarón?
—Sí, aquí está, pasa. —Se hizo a un lado para que pasara.
Noemí entró y no se sintió muy a gusto, ya que la casa de Hugo estaba llena de chicos mayores que ella. Divisó a su novio a lo lejos y lo vio platicando con dos muchachas aproximadamente de su edad, una teñida de rubia y la otra morena. Una de ellas comenzó a acariciar el musculoso brazo de Aarón y Noemí se enfureció. Se acercó a ellos con paso firme.
—Aarón, ¡qué guapo estás! —Dijo la morena sin dejar de acariciar su brazo.
—Lástima que tengas dueña —dijo la otra, a lo que él comenzó a reír.
—No te engañes, yo no tengo dueña —recalcó—, esa chica es mía, no yo de ella —dijo, ya que no había visto llegar a Noemí.
—¿O sea que prácticamente tú eres su dueño?
—Exacto.
—¿Disculpa? —Noemí alzó la voz y los tres la voltearon a ver. Aarón le sonrió de manera seductora.
—¿Quién es esa niña?
—¿Es tu hermanita?
—No, estúpidas, es mi novia. —Se acercó a ella y la abrazó, aunque Noemí quiso alejarse por su indignación, ¡¿cómo se atrevía a decir que era su dueño?!
—¿Esa es tu novia? —La rubia la miró con desprecio—. ¡Qué fea está! —Le susurró a su amiga, claro que Aarón y Noemí la escucharon.
—Sí, además está gorda —concordó la otra.
—¡Ya váyanse a molestar a alguien más, zorras! —Aarón les gritó, haciendo que las otras dos se fueran con rapidez, no sin antes echarle una mirada de odio a Noemí—. ¿Cómo estás, mi amor?
—¿Cómo que tú eres mi dueño? —Noemí dijo con sequedad, volviendo a tratar de alejarse de él.
—Ay, bebé, no te enojes por eso. —La acercó con brusquedad a su cuerpo—. Solo lo dije para que esas zorras sepan que ya tengo alguien especial.
—Sí, cómo no —dijo sarcástica.
Él la tomó de la barbilla y la besó. Noemí se resistió a corresponderle al principio, pero Aarón era tan encantador que terminó por besarlo de igual forma. Cuando terminaron, él la miró con detenimiento.
—Oye, amor, ¿no podrías usar una ropa más... atractiva? Con esa vestimenta te ves muy simple, mira cómo están las demás...
—¡¿Qué?! —Ahora sí se alejó de él—. ¡Nunca estás conforme con nada! ¡Cuando me quiero vestir sexy me dices que parezco una zorra y cuando me pongo la ropa de siempre me dices que me veo simplona! —Gritó, atrayendo la atención de los demás—. ¡¿Qué es lo que quieres, Aarón?! ¡Decídete de una buena vez!
—Noemí, por favor, baja la voz, me estás dejando en ridículo...
—¡No me importa! ¡Dime, ¿qué es lo que quieres?!
Aarón la jaló del brazo y la llevó hasta la cocina, donde no había nadie.
—¡Suéltame!
—¡Noemí, cállate! —Dijo con mirada rabiosa; ya empezaba a ponerse iracundo.
—¡No, tú cállate!
—¡A mí nadie me calla, estúpida! —La jaloneó con tanta fuerza que la lastimó.
—¡Ay, suéltame, me lastimas!
En ese momento entró el hermano mayor de Hugo a la cocina.
—Ey, ¿qué pasa aquí? ¡Suelta a la niña, hermano! —Se acercó a ellos y le quitó a Noemí de las manos. La chica comenzó a sollozar y se colocó atrás de él.
—¿Y tú qué te crees, imbécil? ¡No te metas! Esto es entre ella y yo.
—Vale, amigo, ya sé, pero no te pases.
—Mira, idiota. —Lo tomó de la camisa y lo atrajo hacia él—. ¿Por qué la defiendes? ¿Te gusta, o qué?
—Claro que no, porque yo no soy un pervertido que se fija en niñatas de secundaria.
Aarón lo empujó contra la pared y Noemí emitió un chillido. En ese momento entró Hugo.
—¿Qué tanto hacen aquí...? ¿Qué pasó? —Preguntó preocupado al ver a Aarón a punto de golpear a su hermano. Se acercó a ellos y alejó, con dificultad, a su amigo de su hermano.
—¡Al idiota de tu hermano le gusta mi novia! —Casi gritó.
—¡No es cierto! ¡Tú estás loco!
—Si te vuelves a acercar a ella, ¡te voy a matar! —Amenazó—. ¡A cualquiera que se acerque a ella! ¡Lo mato! —Gritó furioso.
—¡Noemí, vete de una buena vez! —Hugo estaba agarrando a Aarón por detrás y ahora su hermano también lo ayudaba.
Noemí le hizo caso a Hugo y huyó de ahí rápido. Cuando pasó al lado de las chicas que platicaban con Aarón, pudo oír comentarios llenos de burla y desprecio. Una vez que estuvo fuera comenzó a caminar despacio mientras enjugaba sus lágrimas. Aarón salió pronto detrás de ella.
—¡Noemí! ¡Noemí!
A pesar de sus gritos, ella comenzó a caminar más rápido.
—Bebé. —Corrió hacia ella y se puso delante—. Lo siento. —Se sintió culpable al ver sus ojos enrojecidos—. Fue una tontería lo que pasó allá adentro. No volverá a pasar, lo prometo —dijo viéndola a los ojos.
Noemí estuvo a punto de disculparlo en ese momento, pero no lo hizo.
—Déjame sola. —Se hizo a un lado y siguió caminando.
—Pero, amor...
—Quiero estar sola, Aarón, así que vete. —Comenzó a caminar más rápido.
—Bebé, no seas así conmigo, piensa mejor las cosas.
Al ver que la chica siguió caminando sin siquiera voltearlo a ver, Aarón dio un fuerte grito y se dirigió otra vez a la casa de Hugo; una vez allí tiró su bote de basura y comenzó a patearlo.
«¡Qué día!» pensó Noemí, ya más lejos de Aarón pero lo suficientemente cerca como para oír sus maldiciones y las patadas que daba contra el metal. «Tal vez esto me pasa por mentirles a mis padres».
***
Cuando Sasha llegó de la casa de Dante —él y su madre la llevaron hasta su hogar—, percibió a Nora viendo la televisión con Fresita encima de ella. El gato quería alejarse, pero la chica lo tenía apretado con fuerza, de manera que, por más que el animalito intentara, no se zafaba de su agarre.
—Hola, Nora.
—Hola, Sasha, ¿cómo te fue?
—Muy bien, ¿y a ti?
—Bien. —Le sonrió con cansancio—. Ha sido un día muy cansado.
—Ni que lo digas.
—¿Te divertiste con Dante?
—Bueno, sí, aunque nos la pasamos haciendo tarea.
Las hermanas se vieron a los ojos y una vez más, se sonrieron.
—Oye, tu amigo me habló...
—¿Mi amigo? —Preguntó. «Pero si yo no tengo amigos, más que Dante pero...» agregó con el pensamiento—. ¿Cuál de todos?
—El gordito simpático... Carlos, creo.
—Oh. —Alzó una ceja—. ¿Y qué te dijo?
—Pues estuvimos chateando un buen rato, me preguntaba cosas y así, e igual yo a él.
«Mugre Carlos, hasta cree que se va a volver mi cuñado» pensó Sasha ocultando su enojo.
—Oh, pero es muy... bobo.
—A mí me agrada.
—Hum...
—Aunque el que se me hizo guapo de tus compañeros fue el moreno.
—¿Oscar?
—Sí, ese.
—Ay, no, Oscar es un tonto.
—Se ve, pero yo solo dije que me pareció guapo, no que me fuera a volver su novia.
—Uh, sí.
—Si acaso prefiero volverme novia de Carlos, él se ve muy lindo y gracioso —bromeó, haciendo que su hermana abriera los ojos con estupefacción.
—¡No digas eso!
—Ay, Sasha —rio—, ¿qué tiene de malo? —Siguió con la broma.
—Nora, si llegas a andar con Carlos caerías más bajo que de costumbre.
—¿Eh?
—Todos tus novios están horribles y son extraños.
—No es cierto.
—El que tenía cara de chango...
—Ay, no tenía cara de chango...
—Claro que sí, y aquel tipo raro que parecía muerto y se "cortaba las venas". –Hizo comillas con los dedos.
—Pobrecito, él solo necesitaba amor...
—Y el otro que parecía un títere.
—Uh, ese era muy amable, ¿además qué tiene? No todas encontramos chicos guapos y amables... Y Carlos no es feo, viéndolo bien no está tan gordo, solo está pachoncito.
—Bueno, has salido con tipos mucho más gordos, tanto que uno parecía una albóndiga compacta pero, por favor, no te vuelvas novia de Carlos.
—Cálmate, exageradita, solo estaba bromeando —sonrió—. Es muy pequeño para mí.
—Sigue pensando eso.
—Ya, ya, además no quiero novio, pronto cumpliré dieciocho y me iré de aquí. —Le recordó que no faltaba mucho para que se fuera a la universidad, haciendo que el semblante de Sasha luciera triste—. No pongas esa cara...
—Te voy a extrañar mucho.
—Y yo a ti. —Dejó a Fresita en el sillón, que sin esperar ni un segundo se bajó con rapidez y huyó, y se acercó a su hermana, abrazándola.
Luego de un rato de estar abrazadas, Sasha habló:
—Igual no te vuelvas novia de Carlos.
Nora rio con fuerza.
—Ahí vas con eso; yo puedo ser novia de quien yo quiera.
—Si haces eso le diré a Dante que termine conmigo y se vuelva tu novio, así tendrás por una vez un novio guapo y amable.
—Estás loca —rio más—. No te preocupes, Sasha; pero creí que Carlos te agradaba.
—Sí —mintió— pero no para cuñado.
—Okey, okey, calma... Ponte a ver la tele mientras yo pongo la mesa, ¿va?
—Va.
«Ay, Nora, no tienes idea de cuánto te voy a extrañar cuando te vayas» pensó con melancolía mientras la veía acomodar los manteles, platos y vasos.
***
El día siguiente, a primera hora, Karina se acercó a Marcos y le sonrió.
—Hola, Marcos.
—¡Karina! Hola...
—Nada más vine a decirte que sí me dieron permiso para salir mañana.
—¿En serio? ¡Qué bien! —Exclamó.
—Sí... ¿Entonces vamos al cine?
—Ajá, ¿a las cinco te parece?
—Sí... Ahorita les voy a decir a Lili y a Vivi.
—Oh, sí —recordó con desánimo—. Igual yo le diré a Rafa.
—Está bien... Bueno, Marcos, te dejo.
—Sí, Kari...
«Bueno, tal vez nosea tan malo, primero solo saldremos con amigos y así, y ya después a ver sisalimos nosotros dos solos» pensó sin perder la esperanza.
Holi, otra vez yo.
Puedo decir que esta subtrama de Noemí es de mis favoritas, recuerdo que por esas épocas de 2015 y esas fechas, nos vendían relaciones muy tóxicas como romances soñados. ¿Acaso no vimos la normalización de celos enfermizos con la excusa de "es que te quiere y se preocupa por ti", tipos agresivos como el hombre perfecto, y ya ni hablar de relaciones entre chicas muy jóvenes -cof, cof, menores de edad- y hombres mayores (como sus profesores :s) No me la quiero dar de moralista ni nada por el estilo, solo hay que saber que en la realidad eso no está bien:)
Bueno, espero que les siga gustando la historia, los veo por aquí la siguiente semana:) Cuídense mucho.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top