Capítulo 23.


Noemí caminó nerviosa hacia su novio, pero en un momento se detuvo, sacó un espejito y comenzó a mirarse, quería verse bonita para él. De repente se sintió un poco culpable, pues les había mentido a sus padres diciendo que iba a ir a casa de Lucía a hacer una tarea, cuando en realidad se había quedado de ver con su novio. El chico con el que salía, llamado Aarón, era tres años más grande que ella, no estudiaba, era atractivo y musculoso, pero además era pandillero, lleno de tatuajes, motociclista, alcohólico, arrogante y problemático. También era muy posesivo, celoso en exceso y a veces muy grosero con ella, pero la chica nunca le quiso prestar atención a esos detalles, siempre decía que ellos se amaban y eran el uno para el otro. Lucía siempre le decía que el chico no le convenía, que era un malvivido y que no valía la pena, pero nunca la quería escuchar.

—Hola, amor —lo saludó.

Él vio su vestimenta, que era una blusa escotada y una minifalda. Generalmente no se vestía así, pero ese día quiso lucir sexy para su novio. Aarón, al verla, se sintió celoso, no le gustaba que sus novias vistieran así porque pensaba que lo hacían para atraer la atención de otros chicos.

—¿Por qué estás vestida así?

—¿Qué tiene?

—Te ves como una zorra —dijo con molestia, haciendo que ella se ofendiera.

—¿Qué?

—Así como oyes, esa vestimenta no te queda, ¿qué quieres hacer? Que todos los hombres te volteen a ver —reclamó—. Además te ves gorda con eso puesto —agregó, para que a Noemí no le dieran ganar de volverse a poner esa ropa.

Ella se sintió herida con sus palabras; quiso reclamarle, pero no se le ocurrió nada para decirle. No llevaban mucho tiempo de noviazgo, y a pesar de eso, él ya se sentía con derecho a decirle qué debía ponerse y qué no. Aarón, al notarla cabizbaja, se arrepintió pronto de haberle dicho eso.

—Lo siento mucho, bebé, no quería hacerte sentir mal. —Se acercó y la abrazó, como si hubiera querido protegerla—. No era en serio, pero tú sabes que si andas vestida así, los idiotas de mis amigos, u otros tipos, te van a andar violando con la mirada, y sabes que a mí no me gusta eso. Eres mi novia... —recalcó— y te amo. —Besó sus labios.

Noemí correspondió su beso.

—Y yo a ti —dijo cuando se separó de él.

Él la volvió a besar con más ímpetu.

—Oye, preciosa —dijo entre besos—, la casa de Hugo estará vacía toda la tarde, ¿qué te parece si vamos a divertirnos un poco?

Noemí lo miró, no muy convencida, pues ya sabía lo que era diversión para él.

—No sé, es domingo, debo llegar temprano a mi casa.

—Vamos, no tardaremos tanto —insistió—. Te gustará —comenzó a besar su cuello—. Prometo que seré tierno, como la vez pasada.

—Está bien —suspiró, aceptando.

—Perfecto. —La tomó de la mano mientras le marcaba a su amigo—. ¿Sí, Hugo?... ¿Dónde estás...? Voy a pasar para que me des las llaves de tu casa... No, hombre, no haremos desastres... Cállate, idiota, tú me debes muchos favores...

Noemí lo volvió a mirar, pensando en si hacía o no lo correcto. No se sentía muy a gusto con ello, pues pensaba que todavía era muy chica, pero no quería perder a su novio. La primera vez que lo hizo con él fue porque la amenazó, diciendo que si no le daba lo que quería, la iba a dejar por una chica más madura, así que, según ella, no tuvo remedio. Las demás veces lo hizo, principalmente, por lo mismo; le gustaba tener ese tipo de intimidad con Aarón, aunque en el fondo creía que todavía no estaba lista para seguir haciéndolo. «¿Estaré haciendo lo correcto?» pensó con pesadez. «Yo creo que sí, soy su novia después de todo, además lo amo».


***


El día lunes por la mañana, Sasha llegó más o menos temprano. Azotó la puerta al entrar, haciendo que los compañeros voltearan hacia ella unos segundos, aunque después siguieron con lo que estaban haciendo. Miró hacia el fondo del salón y vio que Dante aún no llegaba. Se sentó en su banca, con la mente en blanco, a esperar a que llegaran los demás compañeros, Yolanda, Dante o el profesor. De repente sintió que alguien tocaba su hombro, así que volteó y frunció el entrecejo cuando vio a Kevin.

—¿Qué?

—Sasha —habló él, quitando su mano del hombro de ella—, parece que no entendiste mi advertencia del otro día —dijo, haciendo que ella alzara una ceja y lo mirara, sin contestarle nada—. Te dije que no jugaras con Dante, o te iba a ir mal.

—No estoy jugando con él.

—¿Piensas que te voy a creer? No seas idiota, el lunes pasado me habías dado a entender que pensabas divertirte con él, usándolo como juguete, y ahora sales con que lo amas mucho, ¿a quién crees que puedes engañar?

—Lárgate, Kevin —dijo, sin prestarle atención.

—No me voy a ir, mosquita muerta. —Le jaló un mechón de cabello, haciendo que ella se levantara.

—¡¿Cuál es tu problema, estúpido?! —Alzó la voz, haciendo que todos los voltearan a ver.

Kevin, al sentir todas las miradas sobre él, agarró a Sasha del brazo y la sacó del salón.

—¡Suéltame!

Una vez fuera, Kevin siguió.

—Mira, Sasha, lo único que quiero es que dejes en paz a mi amigo, lo estás ilusionando mucho, él no quiere ver la clase de basura que eres...

—¡Vete a la mierda, maricón!

—Ay, no seas tan vulgar; solo deja en paz a mi Dante.

—¡No es tuyo! ¿Además tú qué sabes de mí? Yo lo quiero, de verdad —dijo, mirándolo a los ojos. Kevin, al oír eso, se empezó a reír—. ¿Qué es tan gracioso?

—Ver que mi amenaza se está cumpliendo —le recordó, guiñándole el ojo—. Ya se cumplió lo más difícil, que era que tú te enamoraras de él, ahora solo falta hacer que él te repudie, pero créeme, eso es pan comido, es muy fácil odiarte, más de lo que tú crees.

Sasha bajó la mirada.

—No lo harás, ¿o sí? No lograrás que Dante me odie, él me quiere...

—Tal vez, pero por mucho que te quiera, es muy posible que te llegue a odiar.

—¿Y por qué quieres eso? También lo dañarás a él.

—¿Segura? Creo que se hace más daño estando contigo, ¿no crees?

—De esto se va a enterar Dante. —Lo amenazó, viéndolo a los ojos.

—¿Sí? Díselo. Me encantará estar ahí, cuando le digas: "Dante, Kevin dice que me vas a odiar, pero porque le dije que no me importaba jugar contigo o con Lucas... Ah, por cierto, no creas sus amenazas, aunque llevas conociéndolo más tiempo que a mí" —se burló, haciendo voz de arremedo y ademanes raros.

Sasha se dio cuenta de que contarle a Dante las amenazas de Kevin no resultaría muy bien, lo más probable era que le creyera, pero también existía la posibilidad de que pensara que era una cizañera que buscaba separarlo de su mejor amigo. En ese momento vio a su novio entrando a la escuela y se le ocurrió una idea. «Es mi oportunidad, no le diré nada, solo le demostraré los hechos» pensó.

—Y-yo no-no qui-quiero jugar con Dante —dijo con voz entrecortada, mientras sus ojos se comenzaban a llenar de lágrimas—. ¿Por qué quieres arruinar mi felicidad, Kevin? —Sus lágrimas comenzaron a escurrir por sus mejillas—. ¡Yo nunca te he hecho nada! —No estaba muy segura de eso último, pero no importaba. En ese momento se soltó a llorar.

—¡No, no, no, no! —Exclamó Kevin, alarmándose—. ¡No llores! Estás fingiendo, no te creo nada, así que deja de llorar —exigió, pero ella siguió sollozando, mientras cubría su rostro con sus dos manos.

—Pe-pe-pero tú has sido tan ma-malo conmigo. —Lloriqueó en voz alta cuando Dante estuvo lo suficientemente cerca como para escucharla.

—¿Qué le hiciste? —Reclamó Dante con tono duro y molesto.

—Nada, yo...

—Él me dijo que... me dijo que... —interrumpió Sasha, sin dejar de llorar... o mejor dicho, sin dejar de fingir que lloraba.

—No importa. —Dante la abrazó con fuerza mientras fulminaba con la mirada de Kevin—. No llores. —Besó su frente—. Ven conmigo. —Se alejó con su novia, sin dejar de abrazarla—. Ya, tranquila...

«Maldita bruja, ha fingido todo» pensó molesto. «Debería volverse actriz, en verdad... ¿O sí la hice llorar?» Dudó. «No creo, o... ¿seré tan maldito que sí la hice llorar de verdad...? Agh, como sea, sea real o no, Dante igual está molesto conmigo». En ese momento entró al salón y vio que todos se le quedaron viendo.

—Te pasaste, Kevin, ¿por qué la hiciste llorar? —Lucas negó con la cabeza.

—Sabemos que no te cae bien, pero...

—¡¿Qué?! —Exclamó Kevin, alarmado—. ¿Ustedes se enteraron?

—Sí —aceptaron.

—Todos nos enteramos, Kevin, escuchamos el llanto de Sasha —dijo Lucas.

—Ay, pero no es para que todos me vean feo, o raro —se quejó Kevin.

Los demás comenzaron a ignorarlo, volviendo a lo que estaban.

«Parece que la pequeña actriz tuvo la oportunidad de mostrar su talento... Otra vez» pensó Miriam, rodando los ojos.


***


Dante se dirigió con su novia a la cancha, y ambos se sentaron debajo del árbol grande. Como era temprano, no había nadie allí, únicamente ellos dos. Él limpió las lágrimas de Sasha y de nuevo la abrazó.

—Disculpa a Kevin —pidió—, está celoso, por eso lo hace.

Ella se recargó en su hombro. Observó que Dante dejó su mochila al lado de ellos, puesto que no entró al salón para dejarla en su banca. Se quedaron un rato en silencio, sin decirse nada, solamente sintiendo la calidez que se brindaban.

—Dante... —dijo, aún con el rostro enrojecido por el llanto. Era tan buena que parecía real.

—¿Sí?

—¿Me quieres?

—Sí —respondió con rapidez, sin dudarlo.

—Dante, yo... también te quiero, y... he oído comentarios. —Volteó a verlo a los ojos—. Comentarios negativos acerca de nuestra relación; dicen que no te merezco, que te vas a aburrir de mí pronto, que no somos el uno para el otro, que no duraremos mucho, que lo nuestro fue demasiado pronto... Bueno, sé que en verdad fue muy pronto, pero...

—No importa. —Acarició su mejilla—. Tal vez sí fue pronto, pero no es como si hubiéramos sido unos perfectos desconocidos, hemos sido compañeros por más de dos años, eso debe significar algo...

—Dante, ni siquiera hablábamos —rio—. A duras penas teníamos idea de la existencia del otro.

—Es cierto, pero... Siento que estamos predestinados a estar juntos, solo que antes no nos dimos cuenta. —Tomó su mano—. Además no importa lo que digan, Sasha, hay que demostrarles que están equivocados, que nosotros vamos a durar, hay que callarlos. —Apretó su agarre.

—Vale, entonces es un trato —dijo sin dejar de verlo a los ojos.

—Cerremos el trato con un beso. —Se acercó a ella. Ambos se dieron un profundo beso—. Oh, cierto. —Él tomó su mochila cuando se separaron—. Tengo algo para ti. —Buscó en su mochila, hasta que encontró una cajita negra con un moño blanco—. Toma. —Se la extendió.

—No te hubieras molestado. —Agarró la cajita y la abrió—. ¡Oh, pero qué bello! —Exclamó, al ver un collar de plata, con un dije en forma de gatito—. ¡Muchas gracias, hermoso! —Exclamó.

—Sabía que te iba a gustar —sonrió mientras tomaba el collar y se lo ponía a su novia.

Luego siguió buscando en su mochila, hasta que encontró una hoja doblada y la sacó.

—¿Te acuerdas de una actividad que nos pusieron a finales de primer año, donde debías de escribir alguna cualidad o algo bueno de cada uno de tus compañeros?

—Creo que sí, ¿era donde cada quién escribía su nombre en una hoja y luego se la pasabas a los demás para que te escribieran en qué eras bueno, o algo así?

—Esa misma.

—Y que se debía firmar al final, ¿no? —Dante asintió con la cabeza—. Y no podías poner groserías o nada ofensivo porque el profesor revisaba las hojas —recordó.

—Sí, nos amenazó para que no pusiéramos nada malo.

—Y Oscar le puso algo ofensivo a Marcos y le bajaron un punto —se burló.

—Pues bien, encontré esto. —Dante le extendió la hoja.

—Wow, yo debo tener la mía por algún rincón de mi casa... si es que no la han tirado. ¿Puedo leer? —Él asintió con cabeza.

Sasha desdobló la hoja y buscó lo que ella le había escrito.


No te conozco mucho, pero te ves inteligente.

Sasha V.


En ese momento empezó a carcajearse.

—¡No puede ser! —Exclamó entre risas—. ¿En qué estaba pensando cuando te escribí eso?

—Creo que yo te puse algo peor...

—Creo que sí... ¡Ya recordé! Creo que me pusiste: tu cabello luce bien —rio más —. No tenías nada agradable que decirme, así que...

—No digas eso, no te conocía bien... Si hubiera sabido cómo eras, ahí mismo te escribía una carta de amor.

—Aww —sonrió—. Pero sí, recuerdo que escribiste eso, porque cuando lo leí pensé que... —Se detuvo.

—¿Qué? ¿Que era un idiota?

—No. —Mintió.

—¿Entonces?

—Que eras un enigma.

Se acurrucó en Dante y él la rodeó con los brazos. «Ay, Dante, no me gusta fingir contigo, pero no tuve opción, Kevin se estaba pasando» caviló, recordando su llanto falso. «Y yo no voy a permitir que nadie te aleje de mi lado, ni Karina, ni Miriam, ni mucho menos Kevin, ¡nadie!».



Canción porque sí les queda a las dos chicas de este capítulo:

https://youtu.be/FoBdOdDvpfw

Noemí está en una relación tóxica y Sasha es llamada de malas maneras solo porque Dante "no la merece". Mis pobres niñas necesitan un abrazo:c 

Claro, tampoco Sasha es una santa pero bueno, ya veremos qué sucede.

Gracias por leer, nos vemos la siguiente semana:3

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