Capítulo 2.


Carlos Ibarra terminó de contar un chiste y en ese momento el grupito de chicos que estaba alrededor de él —que consistía en León Rivera, Adrián Corona y Oscar Bustamante— estalló en carcajadas.

Carlos tenía una habilidad para poder hacer reír a casi cualquier persona, en especial a sus amigos. A pesar de que sus chistes eran buenos, alguien comenzó a llamarlo "chistes bobos", apodo que se le quedó hasta entonces.

León, que tenía un gran sentido del humor, tuvo que sostenerse el estómago, que le dolía por reírse tanto, y limpió sus lágrimas de risa.

—Buen chiste, Carlos —dijo finalmente. Los otros dos estuvieron de acuerdo—. Chicos —cambió de tema luego de un rato—, al rato en la clase de Educación Física hay que convencer al profesor de jugar básquetbol —pidió.

León era el deportista del salón. Siempre había practicado deportes, desde que tenía memoria. Cuando era pequeño su padre lo llevaba a entrenar fútbol, pero en la secundaria fue cuando descubrió su amor por el básquetbol. En las demás asignaturas que no fueran Educación Física sus calificaciones no eran excelentes pero tampoco eran mediocres, y realmente le iba bien en matemáticas, su segunda materia predilecta.

—Por mí está bien —dijo Adrián. Él, a pesar de no ser muy guapo, era un chico popular, y además era amable y caballeroso.

Cuando Adrián y León se conocieron, en primero, se odiaron mutuamente, ya que competían por ver cuál era más popular y quién atraía más la atención de las niñas —a Dante jamás lo tomaron en cuenta por su actitud modesta y porque no parecía interesado en las compañeras—, pero conforme fueron madurando se fueron llevando cada vez más, y en la actualidad se consideraban muy buenos amigos.

—Pero, León —expresó Carlos—, tú sabes que soy malísimo en el básquetbol —se quejó. "Chistes bobos" era un chico bajito y algo relleno, y así como era bueno contando chistes, también era pésimo en los deportes.

—No te preocupes, Carlos, no seremos rudos contigo —dijo León, guiñando un ojo —. ¿Y tú qué piensas, Oscar?

—Me da igual —sonrió con descaro. Oscar era todo lo contrario a León y a Adrián... En pocas palabras y para resumirlo: un patán. No era muy respetuoso con las niñas, se refería a ellas de formas vulgares y groseras, y a veces solía ser un poco machista.

—¿Ves, Carlos? Todos queremos jugar básquetbol. —León lo trató de convencer.

En ese momento pasó Kevin, que hasta hacía poco estuvo hablando con Dante, junto a ellos y le guiñó el ojo a León. Este último sintió escalofríos, y no es porque fuera homofóbico ni nada, pero él fue el interés amoroso de Kevin a principios del año y ese hecho no le era muy agradable; hasta hacía poco parecía que había desviado su atención hacia Dante, pero aun así y por si las dudas, León evitaba a toda costa el contacto con él. Oscar pareció haberse dado cuenta del guiño y comenzó a burlarse de León.

—Ya, hombre, deja de reírte —masculló León enfadado.

—Oh, claro que no —siguió riendo Oscar—. Además eres muy malo con el pobre Kevin, le rompes su pobre corazón de niña, ¿por qué no le haces caso?

—Ya, Oscar, estás siendo muy fastidioso. —Comenzó a molestarse.

—Vamos, no te enojes, es solo una bromita —rio por lo bajo—. Todos sabemos que tú no eres maricón y que tu sueño dorado es hacer un trío con Sasha y Claudia.

—No soy tú —dijo León, ya más calmado y sonriendo un poco—. Sasha no es mi tipo y Claudia... Bueno, ella está bien —aceptó.

—Oh, sí, ella está muy bien —dijo Oscar con mirada pervertida—; realmente bien.


***


Claudia hizo un gran, ¡enorme!, esfuerzo para no levantarse y abofetear a esos dos tipos que decían que ella estaba bien. ¿Qué creían? ¿Que no los escuchaba? Los muy cínicos hablaban sus estupideces muy cerca de ella, y ni siquiera se molestaban en tratar de susurrar.

Claudia era la segunda chica más guapa de la clase. Aunque ahí el salón entraba en un dilema, pues para la mayoría de los chicos Claudia era la más atractiva, pero las niñas aseguraban que Sasha era la más hermosa. Al contrario de Sasha, que parecía una muñequita de porcelana, Claudia lucía como una diosa griega. Los chicos que se sentían atraídos por Sasha era por su hermoso rostro, su bien formado cuerpo esbelto y porque podía parecer inocente y maliciosa a la vez, además de que sabía cómo seducir chicos, pero Claudia tenía, como muchos chicos decían, un "buen trasero" y "buena delantera", su cara era larga y bastante atrayente, y su cabello era rizado, sedoso, pelirrojo y le llegaba más abajo de los hombros. Además de su físico envidiable, su personalidad era testaruda, siempre fue de las chicas que iban directo al grano cuando querían algo.

Ella suspiró, tratando de olvidar a esos idiotas, y comenzó a desear que llegara pronto la profesora Clementina. A pesar de que todos estaban hablando con su grupito de amigos, Claudia estaba ahí, sola, sin hablar con nadie, y es que ella era un caso especial. Mientras todos ellos se conocían desde el primer año, los dos anteriores ella estuvo en otro salón, en el B, y siempre se les habían asignado los mismos compañeros. La madre de Claudia estaba molesta porque en segundo de secundaria su hija comenzó a bajar de calificaciones por el mal comportamiento del grupo, así que decidió cambiarla de salón para tercero. Todos sus amigos estaban en el otro salón y, aunque sí los podía ver entre clase y clase o en los recesos, ya nada era lo mismo, y a pesar de encontrarse a mediados del ciclo, aún no hacía ningún amigo en su "nuevo salón".

Algunos de los chicos intentaron hablar con ella, pero la pelirroja se fue apartando de ellos porque notó que nada más la buscaban por su físico y no porque quisieran una amistad sincera. Con las chicas tampoco se llevaba mucho, sí hablaba con algunas de ellas, pero no sentía que esas niñas merecieran su amistad; hacía poco escuchó que algunas de ellas la llamaron "una creída pretenciosa" y "una chica muy ruda para mi gusto"; podía notar la envidia de algunas y la inseguridad y recelo de otras al hablar con ella. 

Pensó que tal vez Karina podía ser una buena amiga, ya que se veía sincera y genuina, pero por alguna extraña razón no sentía lo mismo por Liliana y Viviana, y ni hablar del grupito de Sasha, ellas nunca hablaron mal de Claudia, pero esas chicas no eran su estilo de amigas, además no les tenía nada de confianza.

Para su suerte, la profesora Clementina, que daba la clase de español, llegó y ordenó que todos se sentaran en sus sillas.

—Buenos días, chicos.

—Buenos días —respondieron todos al unísono.

—Por favor, dejen sus tareas en el escritorio y saquen su libro —ordenó.

Las únicas que se levantaron para dejar la tarea fueron Liliana —obviamente—, Viviana, Karina, Claudia, Noemí, Camila y Lucía, que antes de que llegara la maestra le pagó a Liliana para que le pasara la mitad de la tarea y se puso a copiarla con rapidez.

—Es muy decepcionante ver que ni la mitad del grupo cumple con tareas —dijo con tono serio—. Y todas son niñas —recalcó la última palabra—. Espero que sepan que eso afectará en su calificación... Y ahora, ¿por qué no cumplieron con la tarea...? ¿Lucas?

—Es que ayer me la pasé estudiando para el examen de Química, así que no me dio tiempo de hacer la tarea —mintió.

—Se nota que te la pasaste estudiando —se burló Oscar—, por eso dejaste el examen en blanco.

Lucas aniquiló con la mirada al chico, y estaba a punto de decir que fue porque se bloqueaba en exámenes complicados, pero la profesora no hizo ningún comentario del examen en blanco, sino dijo lo siguiente:

—Tus compañeras cumplieron con la tarea y me imagino que también estudiaron para su examen, ¿qué te hace tan especial, que no entregas tareas por andar estudiando?

—Bueno, es que... Ellas son inteligentes, pero uno...

Clementina no le respondió nada.

—¿Sasha?

—Mi madre ha estado enferma, y me la he pasado atendiéndola. —Volvió a decir la misma excusa que le dio al profesor Cortés, haciendo que su voz sonara abatida.

—Ajá, sí. —Rodó los ojos y usó un tono sarcástico.

«Vieja bruja» pensó la chica sin demostrarle su molestia a la profesora, «nunca puedes sentir compasión por esta pobre y dulce niña».

—¿Carlos?

—Emm... Bueno, es que... —como no sabía que inventar, decidió hacer una pequeña bromita— me la he pasado estudiaaaando para Química y además mi abuelita ha estado muuuuy enferma y la he tenido que cuidaaaaaaar.

Todos comenzaron a soltar risitas, excepto Lucas, que lo fulminó con la mirada, Sasha, que se quedó seria pero por dentro pensó en descuartizar al chico, y Dante, que mostró su típica expresión neutral.

—Está bien, veo que este bimestre la mayoría tiene ganas de salir mal. —Después de un rato de silencio, continuó—. Abran su libro en la página ciento treinta y cinco.


***


Después de la clase de Clementina, tocó la materia de inglés, y después el receso. Karina salió con sus amigas al patio y se sentaron donde siempre, en un rinconcito donde había un gran árbol que daba sombra. Mientras sus dos amigas discutían acerca de su próximo examen de historia, la pequeña chica se quedó admirando a lo lejos a su amor platónico: Dante. El chico se encontraba leyendo tranquilamente, en medio de sus amigos, que hablaban entre ellos acerca de una u otra cosa.

—Voy a tener que decirles a esos chicos que no den la copia en el examen de historia, si no ya no les pasaré nada, ni aunque me paguen.

—¿Por? —Preguntó Viviana viendo a la chica de lentes, inclinando ligeramente su cabeza y haciendo que su cola de caballo alta se moviera de un lado a otro.

—No es justo. Ellos me pagan para que les pase la copia, pero después se la pasan, ¡gratis!, a Sasha, Miriam y Yolanda. Si ellas quieren salir bien deberían de pagarme —recalcó esa palabra—, no pedirles la copia a esos tontos.

—Pero Sasha siempre usa otros métodos sucios.

—Solo en algunas materias —comentó la castaña—. Historia es una de las excepciones. Al principio el profe le creía, pero últimamente no ha funcionado, así que no dudo en que esta vez quiera aprovecharse de nuestros compañeros en lugar de los maestros.

—Bueno, eso sí.

Viviana volteó a ver a Karina y se dio cuenta de que su amiguita estaba viendo al chico de sus sueños.

—Así que viendo a tu futuro novio, ¿eh? —Comentó divertida.

—N-no, yo... —dijo ella sonrojada—. Él jamás se fijaría en alguien como yo — aceptó. Y es que realmente le parecía imposible que el chico guapo, inteligente y misterioso se enamorara de la chica torpe, insípida y tímida. Siempre pensó, con algo de tristeza y, hasta cierto punto, celos, que Dante hacía muy buena pareja con Claudia, pero esos dos no parecían notar la existencia del otro, así que, por el momento, no había ninguna chica del salón que realmente le hiciera competencia... Al menos no que ella supiera.

Por ahí se enteró que a Miriam le gustaba, pero no sabía si solo eran rumores o si era verdad. Llegó a la conclusión de que tal vez era una noticia falsa porque Miriam jamás le echó pleito y, aunque fuera real, Dante no parecía interesado en ella... O en ninguna otra. Tal vez y sí había una mínima posibilidad.

—Por supuesto que sí, si te llegara a conocer más obviamente se enamoraría de ti —dijo Viviana mientras se imaginaba a su amiga con aquel galán—. ¡Su noviazgo va a ser tan bonito! ¡Como de telenovela o película! —Exclamó casi con estrellitas en los ojos.

—Viviana, tú lo has dicho, eso solo sucede en las telenovelas o películas —dijo Karina—. O en libros de amor —añadió.

—Pero también puede pasar en la vida real... Muchos de esos casos están inspirados en casos reales, ¿verdad, Liliana?

«Sí, cómo no» pensó Liliana con sarcasmo, pero como no quería destruir las ilusiones de su amiguita, se limitó a asentir.

—¡Por supuesto! —Exclamó, mientras se ajustaba los lentes.

—No me ilusionen, chicas. —Sonrió Karina con tristeza.

—Karina, tú sabes que las probabilidades de que Dante se fije en ti son muy pocas... —dijo Liliana finalmente, haciendo que Viviana abriera los ojos con horror y que Karina la viera con fijeza—, pero —añadió con rapidez— también debes saber que en el amor las probabilidades no sirven, así que...

—¡Es cierto! —La interrumpió Viviana—. ¡Las matemáticas no tienen nada que ver con el amor, así que ve y conquístalo! —Dijo con pose de triunfo y sus dos amigas se echaron a reír por su ocurrencia.

«Ojalá...» pensó Karina cuando dejó de reír, «ojalá ese chico se fije en mí algún día».


***


Sasha se encontraba sentada en el pasillo, junto con sus amigas, con un envase de zumo en la mano. Era extraño, pero siempre fue aficionada a las cajitas de jugos —en especial de manzana— y el hecho de verla allí, sentada con las piernas cruzadas y con su caja de néctar de manzana, la hacía parecer realmente adorable. En cada receso se podía ver que ella contaba con un juguito en mano y lo más gracioso era que no los compraba en la tienda de la escuela, sino que los llevaba desde su casa.

—Hoy ha estado tan aburrido —suspiró Yolanda.

—El imbécil de Carlos quiere una paliza. —Sasha entrecerró los ojos.

Yolanda y Miriam se quedaron calladas, ya que ellas se rieron de su gracia. Solo esperaban que Sasha no las hubiera visto o al menos que no les reclamara nada. Para su suerte, la chica no mencionó eso de nuevo.

—Y... —dijo Yolanda para atraer la atención de sus amigas—. De todos los chicos del salón, ¿con cuál les gustaría acostarse? —Preguntó, tratando de sacar un tema de conversación interesante para ellas.

Miriam y Sasha se voltearon a ver entre ellas y luego vieron a su amiga.

—Yo ya he estado con Lucas —admitió Sasha—. Pero... no es la gran cosa, tú sabes... Además estaba ebria esa noche —dijo como si nada.

—Sí, con él ya lo hiciste, pero con cuál realmente te gustaría —dijo Yolanda alzando una ceja.

—Obviamente con el guapísimo de Dante —intervino Miriam, dando su opinión y moviendo la mano, fingiendo que era un abanico—. Él es tan ardiente.

—¡Oh, por supuesto que lo es! —Rio Yolanda—. Pero es muy frío... En cambio León luce como que sabe hacer suspirar a una chica.

Sasha no negaba el atractivo de ambos chicos, obviamente le parecían bastante guapos, pero siempre imaginó que ninguno de ellos estaba interesado en ella, así que no había sentido una verdadera atracción por ninguno. En cambio ahora que sabía que sus amigas estaban interesadas... Tal vez eso cambiaba un poquitín las cosas.

—Sasha... —Miriam le habló—. Sasha... ¡Sasha! —Le tronó los dedos.

Sasha, que se había quedado pensativa, reaccionó. Miró molesta a Miriam.

—¡¿Qué?! —Respondió de mala gana.

—Te quedaste ida —musitó Miriam—. ¿Qué estabas pensando?

Sasha sonrió desvergonzadamente.

—No mucho, solo me estaba imaginando a León y a Dante... Desnudos.

—¡Sasha! —Yolanda le dio un ligero codazo—. ¡¿Qué cosas piensas?!

—Vamos, como si ustedes no lo hubieran hecho.

—Yo no... Hasta ahora —rio Miriam.

Yolanda también rio. Cuando terminaron de soltar sus risitas, se quedaron en silencio.

—Bueno, en verdad creo que podría seducir a alguno de esos bastardos si realmente me empeño en eso... —murmuró Sasha después de un rato—. Pero a cuál de los dos... Dante es muy interesante y León muy animado... Los dos son guapos... Pero creo que Dante es más atractivo, así que...

Yolanda y Miriam la miraron con ligera preocupación. Miriam sintió algo de furia, pero trató de mantenerse calmada, es decir, a ella le gustaba mucho Dante y estaba segura de que esta vez no era un gusto pasajero, y tal vez Sasha no sabía que ese gusto estaba a punto de convertirse en un enamoramiento pero puede que sí supiera. Además se suponía que eran amigas, ¡cómo iba a querer seducir al chico por el cual su amiga sentía atracción!

Sasha pareció darse cuenta de eso, tomó un sorbo de su jugo y dijo:

—No se preocupen, no haré nada —dijo con voz calmada—. Solo estaba bromeando.

El semblante de Yolanda dejó de tener preocupación pero Miriam pareció seguir molesta, aunque no tuvo el valor de reclamarle nada. Sasha cambió de tema y les volvió a asegurar que no tramaría nada, pero... Ese pensamiento ya estaba en su bonita cabeza y, cuando se le metía una idea, era muy difícil sacarla.



Les traigo el capítulo 2, espero que les guste:3

Aclaración en los nombres, aunque la pelirroja se llama Claudia no tiene nada que ver con otro personaje que sale en un libro muy conocido, esta historia la escribí antes de conocer Wattpad, así que no hay comparación entre ambas.

Ahora sí pregunto: ¿les agrada algún personaje? ¿O alguno les cae mal? Aunque tal vez todavía es muy pronto para decidir.

Gracias por leer <3

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