Capítulo 15.


Sasha se encontraba incómoda con Dante mirándola con fijeza. Estaba a su lado, pero luego movió su banca y la colocó justo enfrente de la de ella. Ninguno había hablado después de la pequeña conversación que habían tenido cuando él le preguntó cómo se sentía.

—Deja de verme así —dijo la chica de repente.

—¿Por?

—Es incómodo.

—¿En serio? —Preguntó sin dejar de verla.

—Sí, ¿por qué lo haces?

—Quiero saber qué estás pensando.

—No vas a adivinar mis pensamientos viéndome fijamente —comentó malhumorada.

—No... ¿Estás molesta conmigo?

—Sí.

—¿Por qué?

—Porque ayer me besaste y luego te largaste como si nada —le explicó, volteándolo a ver a la cara—. Eso no se hace, Dante.

—Tú querías hacerme lo mismo en el viaje —le recordó, y ella bajó la cabeza—. Yo quería alejarme de ti —le expresó—, en serio, no quería estar contigo, alguien me dijo que era mejor alejarse de lo que no te conviene, de lo que sabes que por más que lo intentes no va a funcionar, pero no puedo...

Ella lo volvió a ver a los ojos.

—Tú simplemente estás en mi cabeza, no te puedo sacar de ahí por más que lo intente, y cuando besaste a Lucas fue cuando comprendí que simplemente quiero intentar las cosas contigo, no quiero ver que te vayas con otro sabiendo que no hice nada al respecto. —Acercó su mano a la de ella y la acarició.

Ella hizo el intento de hablar pero no pudo, se quedó muda.

—Quiero llegar a conocerte de verdad —continuó—. Sé que nadie de aquí lo hace, y la única impresión que tengo de ti es que eres manipuladora, pero últimamente he sentido que hay algo más en ti, y quiero saber qué es.

La chica quiso apartar su mano de la de Dante pero él la sostuvo con fuerza.

—Dante, ¿qué pensarán nuestros compañeros si nos ven así?

—No me importa, ¿a ti sí?

La verdad a ella no le importaba eso, lo que quería era tratar de hacer que su corazón se desacelerara, y sabía que para eso tenía que alejar su mano de la de él.

—No —contestó, haciendo un movimiento brusco para apartar su mano de la de él.

Se quedaron un rato callados.

—Y... ¿qué opinión tienes sobre mí? —De repente le preguntó Dante.

—¿Te importa mi opinión? —Lo miró burlesca.

—No me importaba antes, pero ahora sí...

—Oh.

—¿Y? —Preguntó luego de otro momento de silencio.

—Pues... En realidad yo pienso que...

—Sé sincera —pidió.

—Pienso que eres muy atractivo —volteó a ver distraídamente hacia otro lado— y también enigmático.

—¿Solo eso?

—Ajá... Tampoco te conozco bien —respondió sin dejar de ver la ventana.

Dante se preguntó si fue buena idea haberle dicho que pensaba que era una manipuladora, pero ya lo había hecho, entonces...

—También pienso que eres muy bonita —comentó—. No sé por qué no me di cuenta antes...

—Uh, gracias.

—Te besaría en este momento de no ser porque vomitaste —le susurró.

Sasha comenzó a sentir vergüenza combinada con molestia, ¿qué le pasaba? ¿Por qué le decía eso? Y lo peor era que sabía que los papeles entre ambos se invirtieron. «Maldición».

—Sabes qué, ponte a pensar todo lo del bebé huevo —le ordenó—. Yo no me siento bien —se recostó en la banca—, así que hazlo.

—Dijiste que ya te sentías mejor.

—Ajá, pero todavía no estoy completamente bien —lo miró—. Piensa lo del cochino huevo ese.

—Pero tú tienes que ayudarme, va a ser nuestro bebé.

Sasha se estremeció al oír eso.

—Como sea, a mí me da igual.

—A mí también —aceptó Dante.

Sasha lo fulminó con la mirada.

—¿Te das cuenta de que no solo es tu calificación la afectada, sino también la mía? —Dejó en seguida de recargarse en la banca y se enderezó completamente.

—Sí... Pero a ti no te importa, entonces a mí tampoco —explicó con calma.

—¿Eh? Sí me importa, no quiero reprobar...

—Pero dijiste que...

—No importa lo que dije —lo interrumpió—. Sí me importa —aceptó al final, ya que se dio cuenta de que él no haría nada si ella no le decía—. Me importa y tienes que ayudarme, porque también es tu calificación —recordó.

—Si te importa, entonces te ayudaré con eso.

—¿Eh? ¿Estás diciendo que solo lo harás porque yo quiero? —Alzó una ceja.

—Sí.

—¿Por qué?

—Porque yo no tengo ningún inconveniente con reprobar, y aún reprobando la materia, pasaría el extraordinario sin ningún problema, a mí me gustaría mejor hacer un examen y no tener que andar haciendo este tipo de proyectos, pero no quiero afectarte a ti, entonces si te importa, voy a ayudarte —expresó.

—Oh, bueno...

—Pero tampoco creas que voy a hacerlo todo yo solo, necesito tu apoyo en esto, porque si realmente te importa, entonces tú también participarás.

—¿Me estás chantajeando? —Se indignó.

—No... —respondió Dante—. No del todo. Solo quiero tu ayuda.

—Está bien. —Se cruzó de brazos.

—También será una excusa para pasar más tiempo contigo.

—Mmmm, lo que sea. —Se hizo la desinteresada.

Él sacó su libreta de cívica y comenzó a hojearla.

—¿Te puedo preguntar algo?

—Sí —respondió Sasha en voz baja.

—¿Por qué estás siendo tan dura y fría conmigo? Según tú, yo te gusto, pero de verdad, por más que me esfuerce, no puedo entenderte, ¿acaso eres una de esas chicas que son groseras con el chico que les gusta...?

—No estoy siendo grosera contigo.

—Sí, lo estás siendo. Unos días antes te comportabas de manera coqueta, pero ahora pareces estar fastidiada conmigo... Si fue por robarte un beso, lo siento.

Quiso responderle que sus pensamientos no le incumbían, pero no pudo. «Tiene razón» pensó, «todo esto está resultando un desastre, nunca debí meterme en esto, no tenía que haber sido así con él». Cerró los ojos con pesar. Al principio quería divertirse con él, solo obtener placer y entretenimiento, y no creía que el chico se fuera a enganchar con ella, y menos en tan poco tiempo, pero ahora que se había dado cuenta de que las cosas ya iban más allá, que sentía su corazón latir desenfrenadamente, y que el pesar de Dante también le afectaba, supo que ya no había marcha atrás, seguiría con eso, pero de una manera seria y honesta.

—Dante, lo siento —musitó luego de unos segundos. Abrió los ojos y lo miró—. No sé qué decirte, solo que...

—No te disculpes de nada, yo también cometí errores.

—No, yo... He estado con muchas cosas en mi cabeza, y además casi nunca soy amable con nadie, pero... Yo también quiero llegar a conocerte —aceptó, aunque en el fondo le dolió un poco haber dicho esas palabras.

Él sonrió y ella se quedó admirando su sonrisa; era la primera vez que lo veía con esa expresión.

—Me parece perfecto.

—A mí igual —Sasha comenzó a juguetear un poco con su cabello—. Entonces, ¿cómo se va a llamar el estúpido bebé huevo? —Preguntó, cambiando el tema.

—Oh, cierto... ¿Qué nombre te gusta?

—Me gusta Vladimir.

Dante se quedó pensativo.

—También me gusta ese nombre.

Se sonrieron levemente y siguieron pensando cosas para su proyecto. Al final, Sasha se la pasó mejor de que creyó al principio.


***


Enojada es poco para describir como se sentía Miriam en ese momento. Primero, había quedado en un equipo con Oscar, ¡Oscar! En ese momento quiso que la petición de Kevin de los equipos con una persona del mismo sexo hubiera sido aceptada, así habría equipo con alguna de sus dos amigas, tal vez ahí preferiría a Yolanda porque trabajaba más que Sasha, pero ninguna chica negaba que cualquier persona era mejor que Oscar. Segundo, vio como Dante se acercó a Sasha e hizo equipo con ella... De hecho, ella quería hacer equipo con Dante, se dirigió hacia él pero vio que el chico fue rápidamente con Sasha. Para esto, ella quedó justo enfrente de Oscar.

—¿Qué? —Preguntó el chico.

—Pues qué, ¿no quieres tener equipo, o qué? —Respondió para no quedar mal, pues no diría que estaba allí porque quería a Dante de compañero pero que él la ignoró por su amiga.

Miriam miraba de reojo a Dante y a Sasha de vez en cuando y se dio cuenta que el chico tomó la mano de su amiga y la acarició. Notó que al principio Sasha lucía incómoda y, hasta cierto punto, avergonzada, pero en otro momento que los miró con discreción, percibió que ambos se encontraban muy cómodos con la compañía que se brindaban; incluso pudo notar que Dante sonreía un poco. «Demonios, él nunca sonríe... ¿Por qué?» Pensó iracunda.

Oscar se dio cuenta de las miradas que les echaba a ambos chicos y pareció entender su motivo de enojo.

—¿Celos? —Sonrió mientras anotaba algo acerca del bebé huevo en la libreta.

Miriam lo miró pero no le respondió nada.

—Hacen bonita pareja —continuó Oscar—. Sasha es muy odiosa, pero sin duda alguna está más buena que tú —comentó burlón.

Miriam lo aniquiló con la mirada.

—¿Y a ti qué? —Dijo desafiante.

—Nada, en verdad no me importa... Pero la que está aún más buena es Claudia —dijo, ignorando la mirada llena de molestia de la chica.

—¿Y eso qué tiene que ver?

—Nada... ¿Puedo preguntar qué tiene de especial ese Dante, que todas quieren con él?

—Ponte a escribir lo del huevo —le ordenó.

—No, hasta que me respondas.

—Pues lo que pasa es que él no es un imbécil como tú, ¿feliz? —Dijo con ironía.

La expresión de satisfacción que tenía Oscar desapareció por un momento, pero cuando volvió a aparecer, lo hizo con más fuerza.

—Ah... ¿Sabes qué? Me voy a divertir mucho viendo cómo se desarrolla todo esto...

—¿Cómo se desarrolla qué? — Preguntó malhumorada.

—Pues todo esto... Quiero ver con quien se queda Dante al final. Tú, Karina y al parecer Sasha están interesadas de manera romántica en él, pero Dante solo tendrá que escoger a una, ¿no? Lo que significa que dos saldrán con el corazón roto... —La miró burlón—. Aunque al juzgar su expresión de ahorita, parece que ya hizo su elección —agregó divertido.

Miriam quería golpearlo ahí mismo pero se contuvo. «Relájate, no vale la pena, es un imbécil». Trató de calmarse.

—Y si yo fuera Dante y ustedes tres fueran mis opciones —siguió hablando sin importarle nada—, obviamente elegiría a Sasha.

—Cállate y ponte a pensar lo del huevo ese. —Volvió a ordenarle.

—Está bien —respondió—. Solo déjame decirte algo más.

—¿Qué? — Alzó una ceja.

—Que aunque pienso que Claudia y Sasha están más buenas que tú, no significa que piense que tú no lo estás.

«Ay, qué bruto compañero me tocó para hacer equipo». La chica suspiró con pesar mientras colocaba una mano en su frente.


***


Liliana se encontraba apuntando lo que creía más necesario para su proyecto.

—Yo traeré el bebé huevo —le dijo a Lucas— y haré el ensayo, pero tú no tienes que dejar que se rompa...

—¿Cómo crees que voy a dejar que se rompa? —Fingió indignación—. Va a ser nuestro hijo, ¿recuerdas? —bromeó.

—Ajá —dijo sin prestarle atención—. Por cierto, mañana te aviso cuánto te voy a cobrar por el ensayo, son veinte hojas, así que ve buscando dinero.

—Sí —aceptó él. «Mañana los mocosos de primero se quedarán sin desayunar» agregó con el pensamiento—. ¿Y qué nombre le pondrás?

—Newton.

—¿Por qué no mejor se llama Huevón? —Comentó con tono alegre, pero Liliana se quedó seria—. Okey, no.

En ese momento, el profesor, que se encontraba sentado, se levantó y se dirigió al centro del salón.

—Chicos, no se les olvide traer mañana el huevo para que lo selle, ¡único día en que sello, ¿eh?! Lo tienen que traer todos los días durante dos semanas. Ese día entregan el ensayo y va a ser el último en que traigan a su huevo. Es un proyecto sencillo, así que espero que cumplan como se debe, y recuerden traerlo todos los días —repitió— porque no saben qué día voy a pasar al salón a revisar... Ya pueden retirarse por hoy —indicó.

Los estudiantes comenzaron a guardar sus cosas, se despidieron y se levantaron para irse.

—¿Quieres que yo traiga el huevo decorado? —Le preguntó Dante a Sasha.

—No, yo lo traigo.

—¿Segura? Pienso que será mejor que descanses el día de hoy —murmuró.

—No te preocupes por eso, yo lo traeré —sonrió un poco. Ella quería llevar el huevo para dejarle a él la mayor parte del ensayo.

—Está bien. —Se quedaron parados, uno enfrente del otro, sin decir nada durante un momento—. Te veo mañana.

—Sí.

La mayoría de los alumnos —y el profesor—, ya encontraban fuera del salón, solo estaban dentro ellos dos junto con Kevin y Miriam, pero ni siquiera se habían percatado de sus presencias. Dante se inclinó hacia la chica y le dio un beso en la frente mientras cerraba los ojos. Cuando se alejó de ella se dio cuenta de que los otros chicos estaban allí, mirándolos con un semblante lleno de irritación y molestia; vio a Miriam unos segundos y segundos después a Kevin. Sasha también los volteó a ver. Los cuatro se quedaron viendo entre sí, sin decirse nada durante un rato.

—Me tengo que ir —Dante fue el primero en hablar. Tomó sus cosas y caminó hacia la puerta. Kevin pensó en seguirlo pero Sasha se adelantó.

—Yo igual. —Siguió ella. Tomó sus cosas con rapidez y se colocó al lado de Dante, caminando junto a él—. Bye, idiotas —dijo mientras les guiñaba un ojo y les dedicaba una sonrisa socarrona.

Kevin se colocó una mano en el pecho, indignado, y Miriam abrió la boca por el desconcierto. Cuando quedaron completamente solos, se voltearon a ver entre ellos. Ninguno de los dos se dijo nada, solo tomaron sus cosas y salieron, cada uno por su lado, pero pensando lo mismo: que Sasha era más molesta que una piedra en el zapato.



Holii, les traigo el capítulo 15, espero que les guste.

Pobre Sasha, no la quieren los personajes de la historia ni algunos lectores jaja. ¿Hay por aquí alguien a quien le agrade ella?

Quiero agradecer a todos los que han llegado hasta acá, como ya he dicho, sé que es una historia que, al abarcar tantos personajes, no es "fácil" de leer, pero igual es una de mis favoritas, a pesar de ser de las primeras la tengo en un lugar muy especial de mi corazón, por eso les agradezco mucho que la lean.

Me gustaría saber sus opiniones, los leo.

¡Nos vemos muy pronto!

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