Capítulo 14.
Recuerden, chiquis, que alguien tenga fotos o videos íntimos tuyos y los difunda sin tu consentimiento es un crimen. Por allá del 2015 que recuerde hubo varios casos y en ese entonces no existía ninguna ley que te protegiera, pero aquí en México ya está la ley Olimpia y de seguro en muchos países eso es considerado delito. Si tienen un caso así, no duden en avisarlo a las autoridades.
Ahora sí les dejo el capítulo.
La última clase del día era cívica y ética, y a la única que parecía gustarle esa clase era a Noemí. El profesor siempre llegaba tarde, así que los chicos lo esperaban adentro del salón mientras conversaban entre ellos.
—¿Y qué crees que hizo la muy tarada? —Miriam estaba en una conversación con sus amigas, pero la única que parecía escucharla era Yolanda.
—¿Qué?
—Pues la estúpida le mandó fotos de ella desnuda al muy cabrón, y entonces alguien las publicó en Internet... La pobre imbécil no sabe qué hacer... —Les estaba contando lo que le había pasado a una prima hermana de ella.
—Vaya, qué feo.
—Sí, ahora todos le hacen ciberbullying, ya sabes, siempre se hacen los mojigatos y comentan cosas ofensivas, pero pues fue su culpa, yo le llegué a decir que no mandara ninguna foto, pero ya ves cómo es...
—Sí, eso es un error —comentó Yolanda.
—¿Y tú qué opinas, Sasha?
—¿Eh? —La chica volteó a ver a Miriam.
—¿Qué opinas?
—¿De qué?
—¿No me escuchaste?
—No, ¿qué opino de qué cosa?
—Pues de que las chicas manden fotos de ellas desnudas a sus novios —explicó Miriam.
—Uh... mmm... Qué ingenuas, ¿quién hizo eso?
—Mi prima.
—¿Cuál de todas? Tus primas son bien estúpidas.
—Sí, pero qué les hago... Fue Carmela.
—Mmm, tenía que ser esa.
—Sí... Pues como te iba diciendo, Yolanda, ayer estuve todo el día con ella, no paraba de llorar...
Sasha dejó de oír a Miriam y se quedó pensativa. Desde el día anterior no podía sacarte a Dante de la cabeza y, por más que lo intentara y estuviera furiosa con él, aún podía sentir un hormigueo en su estómago al recordar el beso —aunque ella culpaba a los cólicos y retortijones que sentía por la menstruación—. «¿Qué se cree?» pensó, «¿Que puede besarme y después largarse para dejarme ahí como una idiota? ¿Qué le pasa?» Frunció el entrecejo.
La verdad era que todo su jueguito se le salió de control en un rato; toda ventaja que ella tenía sobre eso se esfumó, ahora no sabía qué hacer. Una parte de ella quería olvidarse de todo y alejarse por completo de Dante, pero otra parte quería seguir intentando algo con él, a ver qué pasaba. «Pero si me alejo de él... Y si él se olvida de mí y consigue otra chica... Bueno, eso no debe importarme» caviló, aunque no estaba segura de que eso no le afectaría. «O si sigo con esto... Pero ya no es divertido así, ya no es mi juego, esto me está comenzando a alterar de otra manera... ¡Todo se me salió de las manos!». En ese momento sintió náuseas y se llevó una mano a la boca. Pensó que vomitaría ahí mismo, pero por suerte, las náuseas comenzaron a disminuir.
—Si vas a vomitar, lárgate al baño de una buena vez —dijo Miriam—. En serio, no quiero que me salpiques de nada.
Yolanda alejó un poco su bolso nuevo.
—Has estado así todo el día —le dijo preocupada. Luego se acercó a ella—. ¿No estarás embarazada? —Le susurró.
—¡No seas tonta! Claro que no —respondió a la defensiva—. Es solo que ya no tenía ningún analgésico en mi casa, tú sabes que siempre me pongo mal cuando empiezo mi periodo...
—Oh, sí, pobrecita de ti.
—¡No te burles!
—No me estoy burlando, Sasha.
—¿Y por qué viniste a la escuela? —Le preguntó Miriam—. Te hubieras quedado en tu casa.
—Sí, pero pues ya qué, ya vine —contestó Sasha de mala gana.
Miriam rodó los ojos.
—Siempre inventas excusas de que te sientes mal y te quieres ir, y cuando en verdad te sientes mal, te quedas en la escuela, ¡eres tan tonta y contradictoria!
—¡Cállate!
—Mmm, lo que sea, me da igual. Como te iba diciendo —se dirigió a Yolanda—, Carmela está muy mal, incluso me dijo que quería suicidarse...
—¡Pero eso ya es muy grave, Miriam! —Yolanda se llevó las manos a la boca.
—Solo quiere llamar la atención, no lo va a hacer, la conozco, además yo había visto que alguien que se quiere suicidar de verdad no lo dice a nadie, solo lo hace y ya.
En ese momento llegó el profesor de cívica. Su nombre era Valentín, era un hombre barbón, con lentes redondos, que empezaba a quedarse calvo.
—Buenas tardes, chicos.
—Buenas tardes.
—Fórmense en parejas porque les voy a encargar un proyecto muy interesante —sonrió. Al ver que varias chicas se voltearon a ver entre ellas, y que algunos chicos también, agregó—. Las parejas tienen que estar formadas por un chico y una chica.
Kevin frunció el entrecejo, pues él quería hacer equipo con Dante.
—¿Por qué? ¿Tiene algo en contra de las parejas homosexuales?
—No, Kevin, ¿cómo crees? Pero aquí dice que tiene que ser así. —Movió unas hojas, que tenían el programa de estudios y actividades.
—¿Y por qué? ¿Acaso el que escribió esa cosa es homofóbico? —Hizo pose de indignado.
—No, pero es que la actividad requiere que sean así las cosas.
—¿Pero por qué?
— ¡Ya, Kevin! —Se entrometió Oscar—. Nadie quiere a los maricones como tú.
Kevin alzó una ceja y lo miró con desprecio.
—No, lo que nadie quiere es juntarse con patanes descerebrados como tú.
Oscar se levantó de su asiento y comenzó a caminar hacia Kevin con mirada amenazadora, pero Lucas, Ulises y Dante se levantaron con rapidez.
—¿Vas a alguna parte? —Dijo Lucas con tono hosco.
Oscar los vio con detenimiento pero, al contrario de lo que pensaban los chicos, no se sentó, se quedó ahí parado mientras los exterminaba con la mirada.
—¡Chicos! —Se entrometió Valentín—. ¡Siéntense ahora mismo! —Ordenó.
Ninguno de ellos se movió, se quedaron ahí viendo. Oscar no demostró su preocupación —sabía que ninguno de sus amigos lo ayudaría gracias a lo ocurrido el día anterior y porque él comenzó la discusión—; tampoco se sentó en su banca porque no quería parecer un cobarde. Lucas y los otros dos tampoco se movieron, querían que Oscar supiera que no se metería con ninguno de ellos.
—¡Siéntense, chicos, o si no los voy a reportar ahora mismo! —Amenazó el profesor.
En ese momento, Sasha salió con rapidez del salón mientras trataba de reprimir sus arcadas. Eso pareció sacar a los chicos de la atmósfera en que se encontraban.
—Chicos, siéntense —volvió a ordenar Valentín, mirando por donde la chica salió salido.
Los cuatro se sentaron en sus respectivas bancas. Valentín rodó los ojos.
—Voy a pasar lista y cuando termine, quiero que ustedes empiecen a formar sus equipos, ¡niño con niña! —Miró a Kevin, quien fue el causante de las disputas. El chico solo se volteó irritado.
«Pero por qué con una niña... Yo casi no me llevo con ellas... Tal vez escoja a Noemí, ella es buena onda» pensó. «¿Y Dante con quién hará equipo? De seguro con esa Karina».
Valentín comenzó a pasar lista y en el momento en que terminó, Sasha entró al salón; lucía más pálida que de costumbre y su semblante estaba lánguido.
—Señorita Vera, ¿se encuentra bien?
—Sí. —Le sonrió un poco y se fue a sentar.
—Bueno, chicos, les dije que armaran sus equipos, así que apúrense...
Karina en verdad quería hacer equipo con Dante, pero ya le había prometido a Marcos que haría equipo con él, así que tuvo que cumplir su promesa.
—¿Qué haces? —Susurró Viviana—. Dante está por allá. —Lo señaló con discreción.
—Sí —murmuró con voz bajita—, pero le prometí a Marcos volver a hacer equipo con él si encargaban otro trabajo el día de hoy.
—Oh, pues dile que ya no aplica.
—No, Viviana, ¿cómo crees? No puedo hacerle eso.
Tomó sus cosas y se sentó junto a Marcos. Mientras tanto, Kevin planeaba hacer equipo con la chica que más le agradaba —Noemí—, pero ella ya tenía pareja. «Rayos» pensó. Luego vio a Lucía sola y se acercó a ella.
—Ey, Lu, ¿quieres hacer equipo conmigo?
—Sí —contestó la chica sonriéndole.
Como era de esperarse, León hizo equipo con Claudia. «¡Qué bueno que ya me llevo bien con él! En otra ocasión este trabajo sería un suplicio» pensó la pelirroja mientras veía a su compañero.
Sasha, que estaba recostada en su banca, pensó que podría a hacer equipo con cualquiera que sobrara, ya que de no ser Miriam o Yolanda, nadie quería hacer actividades escolares con ella porque sabían que al final les dejaría casi todo el trabajo —de hecho casi nunca entregaba un buen trabajo, porque Miriam también lo hacía todo sin esforzarse nada—. «Mientras no sea Lucas todo estará bien, y ya si me toca él pues ya ni modo, reprobaré...» pensó. De pronto sintió que alguien tocaba su hombro con rapidez. Se volteó con rapidez y vio a Dante.
—¿Quieres ser mi pareja? —Preguntó él con voz calmada.
Sasha se estremeció al oír la pregunta, ya que se podía interpretar de otra manera. Alzó una ceja.
—Ajá.
Él se sentó junto a ella.
—¿Cómo te sientes?
—Ya mejor —respondió en voz baja.
—Me alegro.
—Uh.
Se quedaron en silencio. Kevin, que buscó a Dante con la mirada, los vio juntos. «No puede ser posible» pensó molesto.
—Bien, chicos —habló el maestro, atrayendo la atención de sus alumnos—, ahora les diré lo que harán: tendrán que cuidar un huevo como si fuera un bebé.
Los chicos se voltearon a ver entre ellos.
—Dibújenle carita y pónganle moñitos o lo que sea; traerán el huevo todos los días, aunque no les toque clase conmigo, ya que yo pasaré a su salón un día al azar a ver si lo tienen, ¡y no tienen que dejar que se rompa! Un día, alguno de ustedes se llevará el huevo y al siguiente día se lo darán al otro. También me tienen que redactar un ensayo, ¡a mano!, de veinte páginas acerca de la responsabilidad que implica cuidar un bebé. ¡Y tengan especial cuidado, porque el año pasado los conserjes quedaron muy enojados conmigo! Además si el huevo se rompe, ustedes automáticamente reprueban el bimestre... No me vean así, eso marca el programa, además les servirá de lección.
—¿Y del huevo nacerán pollitos? —Preguntó Camila.
—¡No! Mi conciencia no estaría tranquila con eso, así que serán huevos normales.
Los chicos lo vieron no muy conformes.
—Pero, profe, ese proyecto es como de primaria —comentó León—. Ya mejor pónganos a sembrar un frijolito.
—De hecho, nosotros ya sabemos esas cosas, y ni sirve de lección de nada —dijo Adrián.
—Profe —intervino Lucas—, si no quieren embarazos a temprana edad mejor regalen condones en lugar de poner este tipo de proyectos —explicó con sencillez.
—Pues el proyecto lo marca el programa, no dice nada de regalar condones, así que si tienen algún problema, reclámenle al que hizo esto... —Ninguno le respondió nada—. Mientras pónganse de acuerdo en quién va a traer el huevo, piensen en el nombre y todo eso, cómo van a decorarlo, dónde van a guardarlo, etcétera... —Los chicos comenzaron a hablar entre ellos—. A propósito, si se les rompe el huevo, yo lo sabré, no me engañarán trayendo otro, ya que yo los sellaré con mi sello especial.
No parecían estar muy conformes con eso, pero se pusieron de acuerdo. «Ojalá no le hubiera prometido nada a Marcos» pensó Karina cuando acabó de oír al maestro, ya que a ella le hubiera encantado hacer este tipo de proyecto con Dante.
—A propósito, pásenme una lista con sus nombres e indicándome quiénes son parejas —pidió.
Le pasaron la lista y quedó así: Claudia-León, Karina-Marcos, Camila-Rafael, Kevin-Lucía, Dante-Sasha, Adrián-Noemí, Carlos-Viviana, Liliana-Lucas, Yolanda-Ulises y Oscar-Miriam.
Liliana no quedó muy conforme de hacer un trabajo así con Lucas, pero pensó en cobrarle bastante dinero y obligarlo a no romper el huevo por nada del mundo.
—¡Qué tontería! —Dijo Kevin a su compañera—. Y además el profesor es homofóbico, ¿por qué no podía poner a dos chicos cuidando un huevo?
Lucía sonrió un poco.
—No lo sé, pero nos tocó a nosotros juntos, así que... ¿Quieres que sea niño o niña?
—Niña —respondió Kevin con rapidez.
—¿Y cómo quieres que se llame?
—Estrella.
—Uh, ¿Estrella? Bueno —contestó Lucía.
Ambos comenzaron a idear más cosas para Estrella, como que le colocarían un moñito, la guardarían en un pequeño traste rosa hasta que le fabricaran una cunita, que tendría ojos azules y pelo rubio.
—Sabes —dijo Lucía cuando terminaron de idear todo—, cuando estábamos en primero tú me gustabas —confesó.
Kevin abrió los ojos con sorpresa.
—Ya sabes —continuó—, no sabía que eras... homosexual, y además siempre he pensado que luces como uno de esos chicos famosos que salen en las bandas de chicos que me gustan.
—Wow, eso me cayó de sorpresa, pero gracias —le dijo Kevin, aún con los ojos abiertos—. ¿Y qué hiciste cuando te enteraste de que soy gay?
—Pues... En realidad solo me sorprendí, Noemí siempre me advirtió que tú eras así pero no le quería creer.
—Uff... Debió ser duro.
—Sí... Me imagino que también es duro para ti que te guste alguien que no es homosexual. —Miró a Dante.
Kevin siguió su mirada y también vio al chico.
—Sí, lo es —respondió cabizbajo. Luego la volvió a mirar y sonrió—. ¿Y qué más necesitamos para nuestra bebé?
Holi, espero que estén bien y que les esté gustando la historia. Sé que tomó un rumbo que no querían muchos de ustedes, pero espero que le sigan dando oportunidad, igual y los sorprende.
En el siguiente capítulo veremos más interacción entre Dante y Sasha, ya que no han hablado casi nada después del beso.
Aunque, como he dicho muchas veces, la historia abarca muchos personajes y muchas situaciones.
Díganme, ¿qué personaje les cae bien, aparte de los protagonistas?
Y les haré otra pregunta, ¿les gusta ver series? ¿Cuál es su favorita?
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