Capítulo 13.


Después de la escuela, Claudia fue rápidamente a su casa. La pelirroja se encontraba haciendo la tarea pero de repente se recordó a León. «¿Qué tendrá? Parece que algo le pasa pero no quiere decirme» pensó. Luego amarró sus rizos en una coleta alta y prendió la computadora para investigar unos conceptos.

«Ya ha pasado algún tiempo desde que Belinda me pidió ese favor... En verdad me sirvió a mí también, ahora ya tengo con quien platicar en las horas libres y entre clase y clase... Pero creo que mi amiga ya esperó lo suficiente, ya mañana le presentaré a León» caviló.

En ese momento le llegó un mensaje de Oscar. Vio el celular y lo leyó.


Oye, preciosa, ¿quieres ir al cine hoy en la tarde?


Claudia se quedó pensando. No tenía nada que hacer esa tarde y luego se aburría en su casa.


Va, ¿a qué hora? Le respondió.

A las 6 en la plaza. Oscar mandó.

Okey.


«Bueno, parece que voy a ir al cine hoy... Ojalá haya alguna película buena» deseó, ya que ella era muy exigente con las mismas. Luego les mandó mensaje a Adrián, León y Carlos preguntándoles si ellos también irían, porque no pensaba ir sola con Oscar. Se sorprendió un poco al ver que ninguno de los tres chicos sabían del cine, pero en seguida le respondieron que sí irían. «Ah, con que solo me habías invitado a mí, como una cita» pensó, «bueno, quiero ver tu cara cuando veas que tus amigos también van a llegar» sonrió.

Después de hacer toda la tarea, se metió a duchar y luego se arregló. Casi siempre acostumbraba usar ropa holgada, pants y tenis, pero cuando salía a alguna fiesta o con amigos, se vestía como una modelo. Se puso un pantalón negro pegado, una blusa morada y unas zapatillas con un tacón no muy alto. Después se puso un poco de maquillaje, se perfumó y se puso una diadema. Se vio en el espejo y sonrió. «Pero qué guapa estoy» pensó con una sonrisa. «Sin duda alguna soy más bonita que Sasha... ¿Qué dirán aquellos al verme? De seguro se les caerá la baba».

—Papá. —Bajó las escaleras y buscó al señor con la mirada—. ¿Podrías llevarme al cine?

Su padre la vio.

—¿A dónde vas tan guapa? —Preguntó, pues no escuchó la petición de su hija.

—Al cine... ¿Me llevas?

Su padre, creyendo que iba a encontrarse con Belinda y Rocío, aceptó. La llevó hasta la plaza y ahí se despidió de ella.

—Me hablas cuando salgas.

—Sí, papá, yo te aviso. —Salió del auto.

—¡Diviértete! —Le gritó el señor.

—¡Claro!

Entró a la plaza y comenzó a buscar a los chicos con la mirada. Luego de un rato, divisó a Oscar. Se dirigió hacia él y cuando la vio acercarse, le sonrió.

—Claudia, ¡qué guapa! —La miró de arriba abajo con actitud triunfal, ya que creía que se arregló así para él.

—Mmm, sí...

—¿Qué película quieres ver?

Claudia miró la cartelera y no vio ninguna que le llamara la atención.

—Pues no sé, mejor hay que esperar y preguntarle a los chicos cuál quieren.

Oscar la miró sin entender.

—Oh, mira, ahí viene Carlos. —Hizo señas para que los viera, y cuando los logró divisar, se acercó a ellos.

—Ey, chicos —saludó.

«¿Les avisó a los otros? Pero creí que iba a ser nuestra cita... Maldita Claudia» pensó Oscar molesto.

Poco después llegaron León y Adrián. Ambos chicos disimularon mal sus nervios y asombro al ver a su amiga tan bonita, es decir, sabían que era muy guapa pero siempre la veían con el uniforme y cuando la vieron en el viaje llevaba ropa poco femenina, pero ahora... Parecía una actriz de película.

Escogieron ver una película de terror y Claudia se sentó en medio de León y de Adrián —ambos chicos se pusieron a su lado con la esperanza de que en una escena terrorífica, ella se abrazara de alguno—. Al lado de León se sentó Carlos y Oscar, que seguía furioso, se sentó hasta la esquina.

León pronto se arrepintió de que Carlos se hubiera sentado junto a él, quería mucho al chico y era su mejor amigo, pero es que en las escenas de miedo era él, y no Claudia, el que escondía su cara entre sus hombros.

«Joder, esto se ha de ver muy raro... Van a creer que soy como Kevin o algo así» volteó a ver a su alrededor y sintió alivio al ver que la gente estaba más centrada en la película que en verlo a él.

Al finalizar la película, Adrián se fue rápidamente diciendo que tenía que acompañar a su mamá a hacer un mandado. Los otros cuatro se quedaron platicando, pero luego Claudia dijo que ya era tarde e iba a llamar a su papá para que fuera por ella. Se fue al poco rato y los tres chicos se quedaron solos.

—Así que —León fue el primero en hablar en cuanto Claudia se fue— invitaste a Claudia a una cita, ¿no? —Miró con fijeza a Oscar—. Creí que habíamos acordado que no íbamos a tratar de conquistarla.

Oscar lo miró mal pero no le respondió.

—Pero bueno, ahora que tú has roto la promesa, parece que ésta ya no tiene sentido.

Carlos miró a León con asombro.

—Acéptenlo, tarde o temprano íbamos a hacer algo para llamar su atención, más que como a una amiga...

—¿A ti qué, León? Tú nunca te tomas ninguna chica en serio, solo te las coges y ya —Oscar le dijo con rudeza.

—Claudia es diferente... Además yo nunca he salido con chicas que quieren algo serio ni con niñas buenas, tú lo sabes, pero, como ya dije, lo que siento por Claudia es muy diferente.

—Ajá. —Oscar se dio la media vuelta y comenzó a caminar.

—¡Oscar, quiero que sepas que como tú rompiste la promesa, yo también lo hago! —Gritó.

Oscar siguió caminando, ignorándolo por completo. Luego León volteó a ver a su amiguito, que se quedó completamente mudo.

—Lo siento, Carlos —suspiró—, pero Claudia es la primera chica que me hace sentir cosas... diferentes, así que voy a tener que romper esa promesa... Yo no quiero lastimarla, al contrario...

—Lo sé, León —sonrió—. A ti te gusta en serio, a mí... bueno, no tan en serio como a ti... Tienes mi apoyo.

—¿En serio?

—Sí... —rio.

Hubo un rato de silencio.

—Ay, Carlos, si fueras niña me casaría contigo...

Ambos comenzaron a reír con fuerza.

—Oye, no seas gay...

— Mira quién habla, el que se la pasó abrazándome toda la película...

—Ya, no digas eso, yo no soy Kevin. —Siguió riendo.

—No... Bueno, ¿quieres ir a algún otro lado?

—Vamos a comer pizza, ¿va?

—Va. —León sonrió y pensó en cuánta suerte tenía de contar con un amigo como Carlos.


***


Al día siguiente, Lucía llegó temprano a la escuela; sus amigas ya habían llegado. La chica corrió hacia ellas.

—¡¿Qué creen?! ¡¿Qué creen?!

—¿Qué pasa? —Preguntó Noemí.

Lucía comenzó a buscar en su mochila y sacó un CD nuevo; se los extendió a sus amigas.

—¡Mis papás me compraron el nuevo disco de la banda KK034! —Dio unos pequeños saltitos—. ¡Es tan genial!

—Vaya —Noemí se puso la mano en el cuello—, ¡qué bien!

—¿Pero no habías dicho que te habían castigado por reprobar matemáticas? — Preguntó Camila.

—Sí, pero después les conté absolutamente todo y dicen que no fue mi culpa, sino la del maestro.

—¿Les contaste? —Preguntó Noemí asombrada.

—Sí, pero solo para que me compraran mi disco y no me regañaran.

—¿Y qué dicen? —Preguntó Camila.

—Van a venir a hablar con el director, para que él hable con el profe —comentó Lucía.

— Uhh... Ojalá Orión no se enoje.

—No tiene por qué, además les dije a mis papás que le dijeran al director que mantuviera el anonimato para que no la agarre contra mí, así que no le cuenten a nadie, por favor —les pidió.

—Soy una tumba. —Noemí hizo como que le ponía un candado a su boca.

—Igual yo —concordó Camila.

A los cinco minutos para las siete la mayoría de los alumnos ya había llegado al salón.

Yolanda, que compró un nuevo bolso color vino, con suficiente espacio para que cupieran todas sus cosas, se los mostró a sus amigas.

—Se ve bien —Miriam se limitó a decir, aunque en el fondo le encantó tanto la forma como el color.

—¿Tú qué opinas, Sasha?

—Lo mismo —dijo la chica, que estaba recostada en su banca, sin siquiera voltearla a ver.

—¿Te sientes bien?

—No —respondió. La verdad no se sentía nada bien, no durmió toda la noche porque se quedó pensando en Dante y la situación del beso, y para colmo su periodo comenzó esa mañana.

—Ah... Pues ojalá te mejores pronto. —Sonrió un poco.

—Ojalá —dijo la chica con desánimo.

En ese momento llegó la profesora Clementina, con su semblante estricto, y les ordenó callarse a los alumnos.

—Chicos —les dijo—, fórmense en parejas para resolver una actividad.

Los chicos comenzaron a formarse en parejas. Viviana iba a mandar a Karina con Dante, pero él ya estaba con Kevin.

—Lo siento, pero él ya está conmigo —dijo Kevin con tono hipócrita.

Marcos, que vio eso, aprovechó para hacer pareja con ella.

—Karina, yo estoy libre, ¿quieres ser mi pareja? —Preguntó.

—Bueno. —Aceptó.

Rafael pensaba hacer equipo con Marcos, pero al ver que su amigo no desaprovechó la oportunidad de estar con Karina, se acercó a Camila.

—¿Tienes pareja?

—No, Noemí y Lucía están juntas, entonces...

—¿Quieres ser parte de mi equipo?

—Va —respondió ella.

Claudia hizo equipo con León, y Oscar con Adrián, así que Carlos quedó solo; tuvo que hacer pareja con Yolanda, ya que Miriam y Sasha también la dejaron sola.

La profesora les pasó unas hojas con crucigramas, sopas de letras y preguntas acerca de la materia para que las respondieran.

Karina y Marcos se estaban apurando para contestar todo con rapidez. Clementina los calificó y les dio chance de hablar pero en voz baja.

—¿Y qué cuentas? —Preguntó Marcos con tono quedito.

—Nada, ¿y tú?

—Tampoco.

Se vieron a los ojos y sonrieron.

—Hacemos muy buen equipo, deberíamos hacer equipo en todas las materias, ¿no crees?

—Ajá...

—Ya sé, si nos vuelven a encargar un trabajo en parejas, tenemos que hacer equipo.

Karina lo vio no muy convencida.

—No sé, Marcos, también hago equipo con mis amigas y así.

«Y también quieres hacer equipo con Dante» pensó un poco desilusionado, pero su expresión cambió pronto a una más alegre.

—Ya sé, si nos vuelven a encargar un trabajo el día de hoy, hay que hacer equipo.

«Bueno, preferiría hacer equipo con Dante, pero es solo por el día de hoy, además no creo que encarguen otro trabajo en parejas» caviló ella.

— Está bien —contestó finalmente.

—Ya rugiste —rio Marcos.


***


En el receso, León se sentó junto a Claudia y comenzó a charlar con ella. Carlos le ayudaba a distraer a Adrián y dejar que su amigo platicara solo con la chica, y Oscar, que seguía molesto por lo sucedido el día anterior, no quiso conversar con ninguno, solo estaba sentado viendo su celular.

«Por lo visto León ya está mejor. Ya no está todo raro» pensó Claudia mientras comentaban la película que vieron.

—Pero a mí me dio asquito —comentó ella—. No fue muy agradable ver cómo los descuartizaban a todos.

—No.

—Eso ni siquiera es terror, ¡da asco! Prefiero ver una película de las que son psicológicas, esas sí dan miedo.

—De hecho. La otra vez vi una así. Se trataba de que una niña...

Claudia en ese momento vio pasar a su amiga Belinda. En seguida volteó hacia otro lado e hizo como que no la vio. «Ya sé que dije que se lo iba a presentar hoy, pero está platicando conmigo, no puedo interrumpirlo para eso... Mejor mañana» pensó.

—...Entonces la niña puso una mirada muy tétrica, en serio, esa mocosa me dio pesadillas quién sabe cuánto tiempo...

En ese momento sonó el timbre.

—Oh, tenemos que ir a matemáticas. —Carlos se quejó.

Cuando León y su grupo llegaron al salón, Orión ya estaba allí, sentado. Parecía más malhumorado que de costumbre.

—Buenos días —dijeron los chicos, pero él solo se limitó a verlos pasar.

Cuando todos estuvieron allí, Orión se levantó y caminó hasta el pizarrón.

—Por lo que he oído —comenzó, echándoles una mirada de enfado—, uno de ustedes tuvo el atrevimiento de traer a sus padres con el director para que le contaran todo lo que pasó antes... —Los chicos se voltearon a ver entre ellos con curiosidad.

Al oír esto, Lucía se tensó un poco, pero en seguida trató de parecer indiferente.

—No tengo idea de quién fue el bocón —continuó, haciendo que Lucía se aliviara un poco—, pero quiero que sepan que por ese chillón, no les contaré la calificación del examen pasado. —Todos los chicos se pusieron felices en ese momento—. Pero... —agregó— el examen que aplicaré el viernes tendrá el doble de preguntas y estará el triple de difícil...

—Noooooooo. —Se comenzaron a quejar.

—¡No me interrumpan! No promediaré con el anterior examen, así que lo único que tienen que hacer es estudiar para el viernes... Ustedes también, Dante y Liliana. —No pudo evitar mostrar una sonrisa, ¡tenía que sacar provecho de algo! Y qué mejor que hacer que esos dos realizaran el examen de nuevo, aplicándoles uno el doble de largo y el triple de complicado.

—Pues échelo —dijo Liliana como si no le interesara.

Aunque los compañeros tuvieron ganas, esta vez no se atrevieron a hacer bulla.

—Pues lo haré, ya te quiero ver sacando diez en ese examen. — Frunció las cejas.

—Yo igual —respondió.

El profesor la aniquiló con la mirada. «Méndiga mocosa... Como sea, ¿quién habrá sido el bocón? Por su culpa ya me pusieron una sanción... A lo mejor fue la chica de la que me burlé» pensó en Karina. «Sí, ha de haber sido ella, si no ¿quién...? Liliana no fue, es testaruda y odiosa pero no chismosa... ¿Sasha? No, estaba molesta conmigo pero ella no es así, además conozco a sus padres y a Nora, ellos hubieran hablado directo conmigo, no con el director... ¿Camila? No, esa ni habla ni se defiende...Sí fue esa Karina... Estúpida niña». Frunció el ceño, «pero así le irá en el examen... Bueno, a todos... Ojalá a Liliana también le vaya mal».




Aww, recordé con nostalgia lo que era en su época que te compraran un CD nuevo. Era la onda jaja, amo la obsesión de Lucía por su banda, en la época actual sería k-poper.

Este capítulo trató más de Claudia, León y los chicos, me agradan bastante, me gusta mucho esta historia porque me dio la oportunidad de centrarme en muchos personajes.

¿Algo que les quieran decir?

León

Claudia

Oscar

Carlos

Adrián

Espero que les haya gustado el capítulo. Nos vemos pronto con el 14.

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