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Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.

"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena

Volví —

Llegas tarde, Ino — reclamó a la rubia su retraso desde la cocina, no quedaba mucho tiempo para prepararse e ir a cumplir con su trabajo.

No exageres, me costó bastante conseguir esto — sacó orgullosa las finas telas que había podido comprar en el mercado — Quizá hasta nos den propina como aquella vez 

Vivían juntas en un pequeño cuarto dentro de la posada que todas compartían, era lo único que se podían permitir alquilar debido a sus inestables ingresos, aún así tenía medianamente lo necesario para sostenerse. Estaban agradecidas de poder hacerlo, ya que no muchos podían disfrutar del privilegio de tener comida cada día sobre sus mesas, al menos no donde vivían.

Se conocían ya desde hacía ya mucho tiempo, ambas huérfanas de madre sin saber quienes eran sus progenitores, pero que más se podía esperar bajo la condiciones en las que habían nacido. Ambas hijas de madres dedicadas al oficio de servir como alivio carnal para aquellos que pudieran cumplir con los estándares, para ganar unas simples monedas de plata y poder sobrevivir. A pesar de eso, ellas no habían seguido el mismo camino y rogaron a la madame poder abandonar el burdel y dedicarse a algo diferente, pero las deudas pendientes que tenían que pagar no les dejaron el camino fácil. La ambiciosa mujer las haría pagar hasta el último centavo que sus madres le debían, desde niñas debieron asistir a los comensales, llevándoles de tomar y limpiando el lugar. 

Cuando crecieron, y tomando en cuenta sus súplicas por no tener que vender su cuerpo, fueron designadas al salón de baile que pertenecía a la misma mujer. Era aún más cómodo trabajar allí, si bien eran parte de un espectáculo donde sus cuerpos era el foco de atención, era mucho mejor danzar desde una tarima donde no podían ser tocadas, a tener sexo con cualquier extraño por dinero.

¿Aún sigues con eso?, deberías olvidarte ya de esa persona — la regañó, a veces su amiga podía ser una soñadora empedernida — Es difícil que nobles vengan por estos lados, y más verlos más de una vez 

No seas aguafiestas Sakura, la vida puede darte un par de sorpresas —

"Já, sorpresas" era tonto pensar de manera tan positiva cuando cada día se revolcaban en la miseria que rodeaba el valle.

Bien sabido era por todos que los valles bajos, donde la clase pobre residía, era un lugar lleno de muerte, podredumbre y perdición. Un lugar donde las prostitutas, cortesanas, ladrones y el tráfico era algo común. No era un ambiente para la crianza de niños, y aún así muchas familias hacían parte del penoso panorama.

Sólo no te hagas muchas ilusiones — personas como ellas, no podían tener ese lujo.

●●●●

¿Está segura de su decisión? —

¿No te lo he dicho ya? — habló tan alto como podía mientras Natsu arreglaba sus ropas — Es necesario, la corte sospecha de que el gran sultán no tenga un Harem lleno de exóticas bellezas —

Aún así... 

No sea demasiado terco, gran visir — lo amonestó, estaba cansada de sus quejas — No tenemos tiempo para eso 

Sí, mi alteza —

Entendiendo sus palabras y viendo que lo había llamado por su cargo, el castaño decidió desistir, partiría a cumplir su orden aunque no estuviera seguro de que aquello fuera buena idea. Cuando a Hinata se le metía una idea en la cabeza, era muy difícil hacerla cambiar de opinión, aún así se atrevía a quejarse de su terquedad cuando no reconocía la suya misma.

Salió de la habitación, no sin antes dar aviso a sus guardias para que la cuidaran en todo momento. Caminó por los largos y solitarios pasillos del castillo en dirección a las caballerizas, donde fue recibido por un ansioso Kō. 

Me complace recibir al gran visir, que la di... — pero el castaño cortó su línea, desinteresado.

No son necesarias las formalidades —

Entonces, ¿logró convencerlo? — él tampoco parecía estar de acuerdo con la absurda idea de ir al valle por unas simples señoritas sin título ni ascendencia.

Ya sabes cómo es — despeinó su cabello, frustrado — Prepara un grupo, partiremos al anochecer 

●●●●

Si el valle era concurrido durante el día, de noche no encontrarías más que borrachos y prostitutas escondidos en alguna esquina de la calle principal. Sólo al adentrarte en los callejones podías darte paso al ambiente nocturno de los barrios bajos que rodeaban la ciudad del sultanato. Y justo en uno de ellos, la posada de madame Kaya estaba en su apogeo, lleno de hombres y mujeres que buscaban derrochar sus fortunas y entregar sus carnes al placer de la noche.

¿Habían visto tanta gente junta? — preguntó Matsuri, la más joven del grupo.

No desde que los enviados de Rodas visitaron la capital —

Fue una buena temporada, nos fuimos a casa con más monedas que nunca 

Todas estaban entusiasmadas, mientras más clientes estuvieran presentes en la posada, más posibilidades tenían de obtener una buena remuneración por su trabajo.

¿No estás feliz, Sakura? — se acercó su compañera, lista para dar inicio al número de apertura — Quizá esta noche consigamos lo suficiente para comprar pieles en el mercado, el invierno se acerca y debemos arreglar...  — dejó de escucharla parlotear, perdida en sus pensamientos.

¡Hey! ¿Me estás escuchando? — 

Me... Me perdí por un momento —

Deberías tener cuidado, si la bruja de Kaya se entera... ¡ick! — se asustó al sentir a la mujer tras ella.

Vengan conmigo —

Extrañadas pero sin ánimos de desobedecer, siguieron a la mujer en silencio por los pasillos concurridos hasta llegar a su oficina.

¿Sucede algo, madame? 

Sólo entren y mantengan la boca cerrada — les abrió la puerta.

Dentro habían dos personas, cubiertos por capas negras, uno de ellos estaba sentado frente a la mesa en medio de la estancia mientras el otro se mantenía firme a sus espaldas. Por sus ropas, podían deducir que tenían mucho dinero, quizá el suficiente para comprar todo el lugar. Pero, aún así no tenía sentido el porqué las llamaban en presencia de esas personas.

Con su permiso —

Adelante, por favor 

El segundo hombre se acercó a ellas y les dio un vistazo, hasta lograr ponerlas nerviosas. Seguido de esto se acercó hasta su compañero y susurró algo en sus oídos, haciendo que este rápidamente entrara una de sus manos dentro de su capa y arrojara una cantidad exacta de 10 bolsas, llenas con oro. Ambas agarraron sus manos para darse fuerza, si había tanto dinero de por medio sólo podía significar una cosa... estaban siendo vendidas.

Es un honor hacer negocios con usted — Kaya se veía feliz, y parecía ignorarlas a propósito — Pueden llevárselas

Llevarnos, ¿a dónde? — Ino no pudo soportarlo más.

No somos esclavas, no puede vendernos 

Calla, insolente — a punto estuvo de darles una bofetada, pero el primer hombre no se lo permitió — Mientras me debieran eran mi propiedad. Como el buen hombre ha saldado su deuda, ahora les pertenecen — dijo con satisfacción, para su horror.

Creo que debemos irnos 

Estaban a punto de entrar en pánico, ¿qué pasaría con ellas? ¿las venderían a un país extranjero? ¿sacarían sus órganos para conseguir dinero en el mercado negro? ¿ahora vivirían como esclavas?, muchas preguntas sin respuesta se agolparon en sus cabezas. Una tras otra, haciendo que el miedo se reflejara en sus miradas y la intención de huir floreciera en su pecho. Pero no tuvieron oportunidad de dar un paso siquiera, pues más hombres entraron a la oficina y taparon sus cabezas con sacos; inyectaron algo en sus brazos y las cargaron fuera del lugar. 

Mientras caían en la inconsciencia y eran depositadas en lo que creían era el suelo de una carreta, de lo último que fueron conscientes fue de que eran arrastradas lejos del único lugar que podían llamar hogar rumbo a un lugar desconocido que podía deparar cualquier destino. 



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Espero no se alarmen por el tema de prostitutas y demás, al fin y al cabo era algo normal para ese tiempo y cultura. (XD aunque no ha dejado de existir y en la actualidad están luchando por reconocerlo como un trabajo más)

Nos vemos en la próxima (✿◠‿◠)

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