C 7


Fue al instituto y realmente todo era diferente a las últimas semanas, que en realidad nunca ocurrieron. Ahora tendría que prestar atención, pues aunque intentara hacer siempre lo mismo, no sabía cuál de aquellas realidades era la verdadera. Terminaron las clases, se reunió con el consejo y con la junta de accionistas. Al terminar fue a casa. Yuzu seguía sin volver, no sabía si era porque se entretuvo o por no querer volver a casa. Entonces recordó que Momokino persiguió a Yuzu el día anterior para quedar con ella. Y gracias al bucle del sueño, sabía la zona por la cual aquella cita se produciría. Se cambió de ropa y se dirigió allí sin pensarlo.

Dió un par de vueltas por la zona hasta que la vió. Se quedó mirándola fijamente. La rubia solo atinó a darse la vuelta y ponerse detrás de Himeko, la cual entró en pánico e intentó excusarse.

- ¡Presidenta! ¡Qué casualidad verte por aquí! ¡Ya tienes mejor aspecto! Yuzu Aihara me dijo de quedar aquí hoy y he tenido una acalorada discusión con ella. No es como si estuviéramos saliendo juntas por ahí o algo así.

- ¿Cuándo vas a volver a casa? - Ignorando a la vicepresidenta por completo, pues estaba allí para hacer volver a Yuzu.

- ¿Eh?

- No puedo volver.

- ¿Por qué? Es tu casa. - Hizo una pequeña pausa - ¿No? Yuzu. - Era la primera vez que la llamaba por su nombre, pero no lo sintió extraño. Pasar tanto tiempo con la Yuzu del "sueño", hizo que poco a poco sin darse cuenta se hiciera más "cercana" a la "real".

- .. Pero es también la tuya ahora, Mei.

- Errr.. ¿Qué está pasando?

- No te lo había dicho todavía, Himeko, pero ahora somos hermanas.

- ¿EEEEH?

- Me voy marchando ya, adiós. - Dijo alejándose.

- ¡Espera Mei! - La siguió, pero antes de continuar se giró un momento - ¡Ah Momokino-san, gracias por lo de hoy! - Corrió hasta quedarse a la altura de Mei. Continuaron el camino a casa en silencio.

- ¡Aaah! ¡No hay nada como el hogar! - Mientras se tiraba de espaldas a la cama.

- Y ahí se va mi espacio extra.

- ... - Se quedó mirando fijamente a la menor que entraba en la cama.

- ¿Qué?

-¡Na.. Nada!

- Yuzu.

- ¿S..sí? - Respondió dando un salto.

- Sobre lo que pasó el otro día en el despacho del director...

- Ah, eer.. Sí sobre eso, yo...

- No tienes que pedirme perdón. Te puse entre la espada y la pared.

- Pe.. Pero yo.. no tuve en cuenta tus sentimientos para nada.

- ... - Suspiró - Estaremos en paz si te lo devuelvo, ¿no?

- S..sí. - Cerró los ojos. La morena se acercó a ella, la apartó el pelo de la cara y la besó. - Waaaaa

- Buenas noches. - Mientras se tumbaba.

- ¡Uwaaaaaah!

- ¡Cállate! - Aunque la molestaba que fuera tan ruidosa, le alegraba que hubiera vuelto a casa. ¿Se alegraba?...

Al Lunes siguiente, la sorprendió que Yuzu se hubiera despertado antes y ya estuviera preparada. Parecía que lo hacía para poder ir juntas al instituto, como tanto su madre como su hermana parecían felices con esa decisión, y tampoco era algo que la molestara, por lo que aceptó. Así pues fueron juntas de camino a la academia.

- ¡Ir a la escuela tan temprano es una nueva experiencia! ¡El paisaje parece completamente diferente! - A lo lejos vió a una chica bajita con rizos. - ¡Momokino-san, buenos días!

- ¡Yuzu Aihara! ¿También interrumpirás en mi camino a la escuela con la presidenta? - Cuando llegaron a su altura, esta se les unió. - ¿Te parece bien que los miembros del Consejo caminen con una alumna como esta?

- A estas horas no hay nadie. Está bien.

- ¡No me refería a eso! - La mayor de las hermanas la estiró

de los rizos - ¿Por qué me tocas?

- Tus rizos están muy bien formados. ¿De verdad son naturales?

- ¡Claro que sí! Y tu eres una máquina de romper normas, ¿cuándo vas a..?

- ¡Ah! Por cierto, Mei, me dejaste la mochila en el escritorio, ¿cierto? Gracias. - Mientras iba hacia ella y la tocaba en el hombro.

- No tienes que darme las gracias.

- No es para tanto, acéptalas.

- No, me refiero a que deberías reflexionar más sobre tus acciones. Si no lo hubiera hecho yo, lo habría visto otra persona.

- ¿Eh?

- Eres libre de comprar los mangas que quieras, pero ten más cuidado.

- ¡Bwah!

- Presidenta ¿De qué manga hablas? - Apartando a la rubia.

- ¡Ah, en cuanto a eso..es un secreto entre Mei y yo! ¿Cierto, Mei? - Agarrando a la morena por los hombros y alejandola.

- Sí...

- ¿Lo leíste?

- Lo hojeé.

Tras acabar el día, Momokino llegó a la sala del consejo. Y cerró la puerta tras ella.

- He terminado la inspección de cierre. Todas las alumnas se han ido a casa.

- Buen trabajo.

Se acercó por detrás a la presidenta y la cogió un mechón de pelo.

- ¿? - La miró extrañada.

- Solíamos hacer esto cuando éramos niñas. Era yo la que te trenzaba el pelo.

- Sí, es cierto. - Volvió a mirar los papeles.

- Me encanta tu pelo, presidenta. Es tan brillante y liso... como yo tengo el pelo tan rizado me das mucha envidia.

- ¿Qué pasa contigo? Estás actuando muy raro hoy.

- Estoy igual que siempre. - Dijo mientras la mordia la oreja.

- ¡..Gh! - Tembló - ¡ Ey, Hime..!

- Sigues teniendo cosquillas en las orejas, ¿Eh, presidenta? - Mientras le desabrochaba la camisa y la aflojaba la corbata.

- Estamos trabajando, estate quieta.

- Hemos sido amigas desde niñas.. así que te conozco mejor que nadie. - Acariciando la pierna. - Mírame, presidenta.

- ¡¿?!

- No.. Mei-Mei. - Agarrandola la cara para besarla.

- ... - La agarró por los hombros y la empujó hacia atrás. - ¿Por qué estás haciendo esto? ¡Estate quieta!.

- Lo siento, me dejé llevar.

- ... - Mirándola fríamente.

- Mejor me voy ya. - Cogió sus cosas, hizo una reverencia y se fue.

Mei se quedó un rato más terminando el trabajo. Terminó y fue a casa.

- Ya estoy en casa. - Dijo entrando al recibidor.

- ¡Bienvenida! Vienes super tarde. Te he hecho una tortilla y arroz. Vamos a cenar juntas.

- Perdona, hoy no me encuentro muy bien. - Dijo cabizbaja aún disgustada con su amiga. Y se fue a la cama. - Dejando atrás a una Yuzu extrañada.

El día siguiente pasó como normalmente, sin embargo trató de evitar cualquier acercamiento con su vicepresidenta, pues desde el día anterior no se sentía cómoda con ella y las juntas con la directiva eran una buena excusa. Esa noche mientras se cepillaba antes de dormir, su hermanastra fue al baño a preguntarla.

- Oye, Mei.

- ¿Que?

- Momokino-san quería verme hoy. Me ha contado todo tipo de cosas raras. No me quedó muy claro, así que te pregunto a ti. Ayer... ¿pasó algo?

- Eso no te concierne.

- Ya veo, no me concierne ¿eh?... Lo siento. - Se fue con expresión triste.

- ¿? - La miró con sorpresa.

¿Qué la dijo Himeko? ¿Por qué se estaba entrometiendo de nuevo? Suspiró. Ahora no tenía tiempo para pensar en aquellas cosas, pronto tendría una importante reunión con los directivos y no debía distraerse. Tan solo lo dejó pasar.

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