C 12


Aquella mañana, en la academia Aihara, antes de que comenzaran las clases, se formó un gran alboroto. Todas murmuraban por la presencia de una extraña chica con el pelo rosa. ¿Quién era aquella chica? ¿Qué hacía allí? Ni siquiera llevaba el uniforme del instituto. La chica se adentró en el recibidor, donde encontró a quien había ido a buscar. Mei notó el alboroto y fue hacia allí. Cuando volvió a ver a esa chica no se lo podía creer.

- Disculpa, ¿Quién te ha dado permiso para entrar aquí? - Mirándola fríamente.

- ¡Mei!

- ¡Ah! Tú eres la chica de la foto. La nueva hermana de Yuzu-chan, ¿verdad? Es un placer conocerte, Mei-san.

- ...

- ¡Per-perdona, Mei! ¡Se va ahora mismo! ¡Siento darte tanto trabajo de buena mañana! - Decía la rubia mientras arrastraba a la menor fuera.

- ¡Pero aún no sabemos a dónde iremos! - En el patio caminando hacia la salida.

- Ya lo hablaremos después. Deja de dar problemas.

- Yuzu. - Saliendo tras ellas.

- ¡¿Sí?! - Sobresaltandose.

- Te lo he advertido muchas veces, debes irte a casa sin desvíos.

- ¡Ya lo sé! ¡Primero iré a casa a cambiarme! - La pelirosa se puso unos cascos.

- Lo que haces se llama intrusión. - Quitandola los cascos. - Si tienes algo que hacer, solicita un permiso. - La chica hizo soltar los cascos a la morena y se giró. Las dos se dirigieron miradas de odio.

- ¡Venga, tienes que irte Matsuri! - Finalmente la chica del pelo rosa salió de la escuela. El barullo se calmó y todas las alumnas continuaron la jornada como habitualmente.

Tras acabar las clases, la presidenta del consejo estudiantil se encaminó directamente a casa a pesar de tener bastante trabajo en el consejo. Estaba preocupada por Yuzu, de que se saltara las normas y no fuera a casa directamente. Mientras andaba, escuchó como alguien corría hacia ella por detrás.

- ¡Mei! - Esta se giró al oír a su hermana.

- ...

- Pensaba que estarías trabajando en el consejo. - Ya a su altura, caminando junto a ella.

- No...

- Ya veo. - Mirándola de reojo.

- ...

- Oye Mei, si no tienes nada que hacer... ¿Vendrías conmigo esta tarde al centro comercial? Así conocerías más a Matsuri y verás que no es mala chica.

- ... Está bien.

- Uooh ¿En serio?

- Sí...

- Genial.

Justo en ese momento llamaron al móvil a la rubia. Por lo que pudo escuchar quien llamaba era la misma chica de la que tanto se hablaba últimamente para concretar la cita que iban a tener. Se tensó un poco. En realidad no estaba segura de ir, pero quería ver las reacciones de ambas, cerciorarse de lo que creía saber de Yuzu. Solo pararon en casa para cambiarse de ropa, coger algo de dinero y se dirigieron al centro comercial.

Cuando llegaron a la parada correspondiente, Yuzu se adelantó corriendo porque llegaban tarde, ya que el metro se había atrasado por unos problemas. Mei solo suspiró y caminó hacia la salida. Tras pasar la barrera se quedó mirando a su hermana y su acompañante. - ¡Mei! - Dijo haciendo señas para que fuera con ellas, mientras la pelirosa fruncia el ceño al verla. Pasaron a varias tiendas, de ropa, música, libros. Iban juntas pero separadas, Matsuri iba pegada como una lapa a Yuzu, sin embargo Mei iba por libre, algo normal pues tenían intereses y gustos diferentes. La morena se cansó de ir mirando cosas, se compró uno de los libros que le habían llamado la atención y se sentó en un banco a leer, mientras de vez en cuando daba un vistazo a las otras dos chicas.

En uno de esas ojeadas vio que la menor abrazaba por el cuello a la mayor acercándose. Otra vez la invadía ese sentimiento. Cerró los ojos respiró profundamente e intentó concentrarse en aquel libro, ignorando todo lo que pasara a su alrededor.

- ¡Matsuri! - Escuchó, levantó la mirada y vio a aquella chica salir corriendo, dejando a la rubia atrás. Se levantó y fue hacia su hermana.

- ¿Qué ha pasado?

- Matsuri se ha ido de repente. Iré a buscarla. - Caminando en la dirección en la que había salido.

- En ese caso, iré contigo.

- Lo siento. - Paró y giró hacia ella. - Deja que vaya sola. Espéranos donde estabas. ¡Volveré enseguida!

- ...

Eso hizo, volvió al banco donde había estado momentos antes y se puso de nuevo a leer el libro. Tras un rato alguien se puso delante suya.

- Yuzu-chan ha ido a buscarme, ¿Verdad?

- ¿? - Miró hacía arriba, y allí estaba la pelirosa.

- Me alegra ver que le importo más que tú, Mei-san.

- ¿Has hablado con Yuzu?

- Le he enviado un mensaje. Las hermanas pequeñas necesitan hablar. Así que le he dicho que podía dejar de buscar. - La morena frunció el ceño, pero la siguió hasta el aparcamiento. - Aquí no nos interrumpirá nadie. Así que te haces la amable para atraer a Yuzu-chan. Eres una zorra.

- ...

- Ya me parecía raro. Yuzu-chan siempre quiso un novio, como cualquier chica. ¿Y de repente le gustan las chicas? Yuzu-chan es una buena persona. Y tú conseguiste que te aceptara totalmente, ¿me equivoco? Incluso tus patéticos y retorcidos fetiches. Pobre, la hermana trabajadora que solo quiere resolver sus pequeñas dudas sexuales.

- ...

- Pero todo lo que buscas es tu propia zona de confort. Aceptarás cualquier consuelo, sea de un familiar o de alguien de tu mismo sexo. Aceptarías a cualquiera. Lo cierto es que crees que nadie haría nada por ti, ¿verdad? Así que te pido que no vuelvas a posar tus garras sobre mi hermana.

- ¿Es todo lo que tienes que decir?

- Sí. - La más alta le agarró por el cuello de la camisa y atrajo hacía ella. Besándola. - ¿? - Matsuri se quedó atónita, nunca se hubiera esperado esa reacción. Cuando acabó el beso, la morena la empujo hacia atrás con una mano.

- Con esto, los labios de Yuzu vuelven a ser míos. - Vió a la otra chica caer de culo y quedarse ahí sentada en el suelo. - Yuzu estará preocupándose ya, así que va siendo hora de irme. Y tú deberías hacer lo mismo.

- ...

Volviendo a la zona de las tiendas se preguntó qué había sido eso, ¿Realmente esa cría pensaba que iba a intimidarla? Era cierto que acertó en bastantes puntos, pero todo aquello daba igual. No había nada que ella pudiera hacer con esa información. Esperaba que hubiera aprendido la lección y no la molestara más. Yuzu era suya ahora y ella no podría cambiarlo.

De repente por megafonía escuchó un mensaje que la sacó de sus pensamientos. - Atención señores clientes, se comunica a Mizusawa Matsuri y a Aihara Mei que vuestros familiares están buscandoos. Por favor diríjanse al punto de información.- Se dirigió a un plano del centro comercial para orientarse, una vez situada fue al punto de información. Allí encontró a una llorosa Yuzu.

- ¡Mei! ¡Estaba muy preocupada! Te dije que me esperaras en el banco, ¿Por qué no lo hiciste? Y como no tienes móvil, no podía llamarte.

- ... - Mei solo sonrió.

- Ahora solo falta encontrar a Matsuri. ¿Qué estará haciendo? No contesta mis mensajes ni mis llamadas. Perdona por haberte metido en líos otra vez, Mei.

- No es nada. - Sonó el tono de mensaje del móvil de la rubia.

- ¡Ah! Parece que se marchó hace rato. ¿Por qué no nos avisó? Esta Matsuri... es como una cría... - Se dirigieron a la salida del centro comercial. - ¡Oh, nieve!

- ... Es importante para ti, ¿eh?

- A ver cómo lo explico. Ambas acabábamos de mudarnos cuando nos conocimos. Las dos éramos hijas únicas. Al ver que estábamos más o menos igual, pensé que sería bonito que fuéramos como hermanas. Así que empecé a acercarme a ella. Aunque creo que fui la única que pensó así.

- ...

Tras un rato llegaron a la estación de metro, en la que había carteles en los que se anunciaban retrasos por la nieve. Por lo que se dirigieron a una parada de autobús. No había nadie más allí y se sentaron a esperar.

- Me pregunto si Matsuri estará bien por sí sola.

- Todo esto es culpa mía. Se fue porque vine con vosotras.

- ¡Ni hablar! ¡No es tu culpa!¡Descuida!

- ... - Vio la preocupación en Yuzu y se sintió mal ella también. - Lo siento.

- ¿Eh?

- Si pones esa cara, me siento más culpable.

- ¡No! ¡Perdona! No fue mi intención. - Puso sus manos a los lados de su cara y se quedó mirando a la morena.

- ¿Qué?

- ¡Na-Nada! - Bajó las manos y miró al frente. - ¿Mei? ... Ya que hace frío... ¿Podemos cogernos de la mano? Algo así es normal entre hermanas, ¿cierto? - Movió la mano del lado en el que estaba su hermana y la dejó encima del banco.

- ... Sí. - La agarró la mano. Notando cómo aumentaba el nerviosismo de la rubia. - Tu mano está tan cálida como siempre.

- ¿Eh?

- Cuando empezamos a dormir juntas, tu calor corporal me parecía molesto, pero en invierno viene bien.

- Mmm... sí...

- Justo como ahora. Creo que busco la calidez de otros porque soy una persona retorcida. - Recordó las palabras que Matsuri la dijo poco antes. Sintió como la rubia la apretó la mano.

- No puedo hablar por el resto, pero si eres retorcida, yo también lo soy. - Bajó el tono de voz por lo que lo siguiente no consiguió entenderlo.

- Yuzu, parece que no pasan autobuses.

- ¿Eh? ¿En serio? - Se levantaron a mirar los horarios. ¡Así que por eso no ha venido nadie!

- Habrá que andar hasta casa. - Empezaron a caminar.

- Sería genial que este año tuviéramos una blanca Navidad.

- Ya estamos en Navidad.

- Nuestra familia siempre hace una pequeña fiesta familiar todos los años. - Adelantándose y poniéndose frente a Mei, haciendo que se detuviera y cogiéndola de las manos. - Este año, ¡también estarás con nosotros! ¡Procura despejar tu agenda! - Soltó una de las manos y de la otra la arrastró hacia delante.

- ... S-sí. - Aceleró un poco el paso para poder quedar a su altura.

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