El sueño de Shun

El hospital de la Fundación Graad era un policlínico de gran complejidad. Fundado por el Señor Mitsumasa Kido con fines altruistas, era un centro especializado de excelencia para el tratamiento de traumatismos severos. Dicho nosocomio se fue convirtiendo paulatinamente en el lugar perfecto donde caerían a recuperarse los santos de Athena luego de intensos combates.

La sala de Cuidados Intensivos era la más avanzada del país, se rumoreaba que venían los profesionales más calificados de todas partes del mundo a realizar sus prácticas de especialización.

Aquella tarde, mientras se reunían los casi 9 profesionales para ingresar al Quirofano, en el pasillo que conectaba ambos sitios permanecía sentado en un banco plano y sin respaldo un joven de cabellos color lino. Sus brazos reposaban sobre sus rodillas.
Sus ojos miraban un punto fijo sin observarlo...
Frente a él, un cartel rojo permanecía con su luz encendida:

手術中 (En cirugía)

Perdido en su propia introspección, el recuerdo de un sonido retumbaba por su cabeza:

"Tu dum, tu dum"

Un corazón que volvía a latir luego de permanecer en silencio por casi 4 minutos; nada más que el de su amigo que se encontraba siendo intervenido pasando aquella puerta bajo el cartel rojo.

Pese al angustiante momento que había experimentado aquella vez, cuando volvía a aquel sentimiento ya no era lo mismo; nada había conocido más satisfactorio que salvarle la vida a alguien, pese a que su única intervención había sido simplemente sostener aquel cuerpo inmóvil para que otro muchacho lo volviera a reanimar con un golpe.

-Lo has conseguido Seiya, el corazón de Shiryu vuelve a latir. Lo has arrancado de las garras de la muerte.

"Tu dum, tu dum"

La situación que había llevado a su amigo allí, era distinta. Y está vez el peso de la responsabilidad recaía sobre él... Sentía que debido a su negligencia cómo guerrero, Shiryu los había rescatado de la prisión de piedra pagando un precio muy alto... mientras tanto, lo único que podía hacer era esperar allí en soledad el resultado de su cirugía.

Hasta que llegó Saori acompañada de Tatsumi.

—¿Alguna novedad, Shun?
—Nada aún
—¿Seiya y los demás no vinieron todavía?
—No aún, pero no deben tardar mucho.

Tatsumi exclamó con una mueca de desaprobación, y ante aquel gesto, Saori intervino prudentemente pidiéndole que les trajera unos refrescos; el buffet estaba alejado de aquel sector, le daba tiempo de conversar tranquila con el caballero de Andrómeda sin que aquél hombre incomodara al joven que velaba por su amigo..
Cuando Tatsumi se fue, ella se sentó junto a Shun y como si hubiera leído su mente, lo transportó al momento en que la mente del muchacho divagaba unos segundos atrás.

—Shun, sabes que antes del combate de Seiya y Shiryu, me mantenía algo distante de ustedes. Eran los huéspedes y estrellas del torneo. Siendo su anfitriona y organizadora, había demasiadas responsabilidades que atender. Pero luego de aquel día, ya no podía mantenerme al márgen. Siento que así como a mi me sucedió, a todos ustedes los tocó de algún modo más internamente.
—Sí, así es... por un instante volví a ser el niño que jugaba con ellos antes de separarnos tantos años. Como si un vínculo mucho más fuerte nos conectara.

Saori luego de escuchar aquella frase, suspiró y luego de una pausa le preguntó cómo queriendo cambiar por un instante de tema.

—¿Qué destino hubieras escogido de no ser que mi abuelo los enviara lejos?
—Sabes Saori... no le guardo rencor a tu abuelo, seguramente no hubiera seguido por este mismo camino que me impuso; entrenar para combatir contra los demás. Jamás seré como mi hermano, pero creo que si mi destino fue ser el santo de Andrómeda, es porque aquí es donde debo estar... Aunque también me gustaría tener el poder de sanar... Hoy creo que cambiaría mis seis años de entrenamiento por uno acorde para estar en aquella arena de combate- Señala el quirófano-. Aquí afuera me siento totalmente impotente, no puedo ayudar en absoluto, desearía estar calificado para ser uno de los que pueda estar dentro de aquel quirófano, haciendo lo imposible por devolverle la vista a mi amigo Shiryu.

Saori conocía poco a Shun, pero entendía su corazón.

—Perdona mi imprudencia, aún eres jóven y tu destino sigue escribiéndose todavía, si te lo propones, puedes conseguirlo... ¿Acaso te gustaría ser médico?
—En estos momentos, más que nunca...
—¿Me permites que te ayude a lograr ese objetivo?

Shun se sorprendió con la pregunta, al punto que tardó en procesar la misma. Él no era una persona que solicitara favores, no porque no supiera cómo, sino porque no estaba en su naturaleza pensar en sacar provecho de algo para su propio beneficio, pero antes que pudiera responder, la conversación se vio interrumpida con la llegada de Hyoga y Seiya al lugar y quienes negándose a sentarse, permanecieron de pie hasta que finalizó la operación.

—Doctor, ¿cómo está Shiryu
—Sobrevivirá pero sus ojos están... -en aquella pausa, todos por momentos dibujaron una sonrisa de esperanza en sus rostros... cada uno de ellos estaba convencido que la operación había sido un éxito- ...sus ojos nunca volverán a ser los mismos, los tratamientos médicos de hoy, no los pueden curar.
El rostro de todos los jóvenes se convirtió en una mueca de espanto ante aquella noticia. Saori, como si necesitara confirmar que lo que había entendido era cierto, volvió a preguntar
—Quiere decir que él nunca volverá a ver?
—Lo siento mucho.
Seiya se sintió desbordado por la angustia y entre lágrimas se quebró y le suplicó al profesional
—Por favor Doctor, haga usted que vuelva a ver... él lo hizo para salvarnos a nosotros!!!
Hyoga lo sostuvo junto a Shun, y todos salieron de aquel lugar. Cuando Tatsumi regresó con los refrescos, ya no estaban allí.

Esa noche, los resultados de la operación de Shiryu le dieron una nueva meta:
Quizá no ese día, pero en un futuro podría volver a intentar devolverle la vista a Shiryu si se ponía firme a estudiar por su cuenta y así convertirse en médico. Esa noche, encontró una enciclopedia del cuerpo humano y se quedó leyendo hasta tarde.
A diferencia de los demás, Shun se había adaptado perfectamente a la habitación que le habían otorgado desde el día 1 que volvió a Japón. Inmediatamente, fue haciendo, tímidamente, usufructo de los libros y enciclopedias que guardaba la biblioteca principal. Le entusiasmaba de sobremanera las enciclopedias a color.
A diario pensaba en que si seguía con buen ritmo, podría ser capaz de rendir un examen de admisión en alguna universidad... pero había algo que no tenía allí; libros de matemática.

El tiempo pasó, Shiryu regresó a China con su compañera Shunrei. Sucedieron más confrontaciones, hasta que una vez más, volvieron a internar a otro de sus compañeros y amigos.
Shun Partía al hospital nuevamente, está vez para visitar a Seiya. Y al llegar a los pies de la escalera principal, se cruzó con Saori.
Así como aquella escalera conectaba ambos pisos de aquella magnífica obra de arquitectura, su mente funcionó de puente entre el evento de Shiryu y está nueva ocasión, está vez no había nadie más que ellos dos en la sala. Está vez fue Shun quién tomó la iniciativa sobre el tópico pendiente.

—No me he olvidado de tu pregunta, y es que tampoco sabía cómo se lo tomarían los demás, pero al final nunca pude comentarte al respecto.
Desde pequeño siempre he querido continuar estudiando, como los chicos de nuestra edad, desde que aprendí a leer en el orfanato, siempre he leído cuanto libro caía en mis manos. Pero desde que supe cuál sería mí destino, supe que no me sería posible mantener un régimen regular como alumno de instituto, así que cuando regresé a Japón, durante las noches he intentado seguir un ritmo. El problema es que he estado aprendiendo de manera autodidacta sin una guía para priorizar algunos temas ya que no he tenido tiempo de conseguir un programa de estudios. Crees que sería mucha molestia si me pueden conseguir el temario para el ingreso a la carrera de Medicina, eso y libros de matemática si es posible.

Saori quedó sorprendida... Hasta a ella le costaba estudiar de manera autodidacta, incluso tuvo que matricularse en una escuela para rendir unos exámenes días antes del inicio del torneo... le costaba incluso dedicarle tiempo a sus clases particulares. La convicción de aquel muchacho era digna de admiración, y no tuvo ningún problema en acceder sin oponer ninguna condición.

—Mi abuelo nunca me matriculó en un colegio, así que sé lo que es instruirse fuera de la institución educativa. La diferencia es que mi instrucción ha sido por medio de tutores particulares, te admiro mucho Shun. No te preocupes por los materiales de estudio, lo que sí, es probable que para el exámen de admisión debas certificar que completaste tu educación de bachiller. Así que supongo que deberás antes rendir los exámenes correspondientes a los años previos. Buscaré mis libros de matemática, esos no estaban en la biblioteca y es posible que sean muy útiles. Si te pones al día, quizá podamos estudiar juntos en un futuro.
—¿Acaso tú también planeas convertirte en médica?
Saori sonrió
—Me refería a que si avanzas rápidamente, pronto podremos estudiar juntos las asignaturas.  Además, no será necesario si tendré mejor médico de Japón viviendo bajo el mismo techo. Por cierto, me gusta tu nueva chomba. Espero que al verla Seiya se anime un poco también.

Shun  bajó la mirada  y observó el bordado de la misma: "Happy Day" mientras que para sus adentros pensaba:

"Debo ponerme al día con inglés"

—¿Saori, podrías conseguirme además algún libro de inglés?
—Seguro, y date prisa, el horario de visitas del hospital está por comenzar.
—Cierto! Tú no irás?
—Sí, pero luego, primero debo dedicarme a resolver algo pendiente. Ese es el problema de ser a quién mí abuelito dejó todo a cargo... las responsabilidades son cada vez mayores y merecen mí atención.

Luego de innumerables batallas. Las hijas del calendario fueron removidas y reemplazadas por varios nuevos.
Ya habían entrado en la era  平成 (heisei)
Una radio alarma marcó las 05:00 y comenzó a escucharse una emisora sobre una mesa de luz

Shun despertó antes que saliera el sol en la misma habitación que ocupaba desde que había regresado de la Isla Andrómeda.
Para jóvenes de su edad, la crisis inmobiliaria era la respuesta del por qué no se iban de la casa de sus padres, Shun sin embargo, no tenía contemplado de momento hacerse problema con ello, la habitación era amplia, cómoda .
Mientras al joven adulto se incorporaba lentamente. Una mano fue corriendo la ropa de cama hasta cubrirse completamente, excepto unos mechones rubios que se revelaban por debajo de las sábanas.

Inicia en la radio la canción "ALONE".

Shun quién ya se había cambiado, ó el volumen (le gustaba esa canción).

夕焼けの街は激しさをそっと 忘れてる
(El pueblo al atardecer olvida en silencio la intensidad)

いつか見た空が僕の心を帰すよ どこかに
(Algún día el cielo que vi devolverá mi corazón a algún lugar)

新しい暮らしにも
(en una nueva vida)

少しは慣れてきたけど
(me estoy acostumbrando)

Luego apagó la radio y le dió un beso a lo que podría ser la cabeza de quién compartía ese edredón de plumas. Al fin y al cabo ya era noviembre y el otoño estaba avanzado, especialmente a esas horas de la mañana.
Una de las esquinas de la pared, había un escritorio repleto de cuadernos y anotaciones con algunos libros abiertos

Cuando abrió la puerta, una bolsa de madera de "Van Jacket" se encontraba a los pies de la entrada de su habitación con una nota que decía: "Así como la cloth de Andrómeda te viste para el combate, que al vestir estas prendas te ayuden a concentrarte.
Ganbatte!"
PD: Fue idea de Ikki, pero como para no desconcentrarme, lo dejó y se marchó

Dentro de aquella bolsa, había una caja dorada y dentro de esta, unos tiradores color escarlata.

Shun lagrimeó

—Una nueva etapa merece un nuevo look.

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