Capítulo 20: La Presencia del Pasado

Era un día común en la escuela de magia cuando los rumores comenzaron a extenderse. El nombre de un hombre resonaba entre los pasillos como un eco antiguo, uno que traía consigo una sombra de autoridad y respeto: el padre de Kieran. Desde que Logan había conocido a Kieran, había oído hablar de él en susurros entre los instructores y otros estudiantes, pero nunca había tenido la oportunidad de verlo en persona.

La tensión en el aire se hizo palpable cuando Kieran apareció en el comedor, con una expresión de incomodidad que rara vez mostraba. A su lado, caminaba un hombre alto, con el porte de alguien que había estado en la cima de algo mucho más grande que cualquiera de los estudiantes en la escuela. Su presencia era imponente, y aunque su rostro no era uno de agresividad, había una frialdad en sus ojos que Logan no pudo ignorar.

El hombre tenía una mirada similar a la de Kieran, pero mucho más severa. Su cabello oscuro, salpicado de canas, caía con elegancia sobre su frente, y su porte era el de un líder natural, alguien que había dado órdenes durante años, y que esperaba ser escuchado sin cuestionamientos.

"Este es mi padre," Kieran dijo en voz baja, casi como si estuviera presentando a una figura temida más que a un ser querido. "El comandante de los Vigilantes."

Logan asintió, sintiendo que un peso se instalaba sobre él. Sabía que este encuentro sería complicado, pero no tenía idea de cuánto.

El padre de Kieran lo observó desde lejos, evaluándolo con una mirada crítica que recorrió cada uno de sus gestos. "Así que tú eres Logan." Su voz era grave, como si estuviera acostumbrado a que su presencia sola causara impacto.

Logan, que aún no había revelado completamente su identidad como Guardián, no dijo nada. En su lugar, intentó mantener una postura neutral, sin permitir que su nerviosismo fuera evidente. "Es un placer conocerlo, señor."

El comandante de los Vigilantes asintió, pero algo en la manera en que lo miró le indicó a Logan que no había sido una bienvenida genuina. La frialdad en su mirada no era amistosa, pero tampoco hostil. Era algo más: expectante, desafiante.

"Así que eres uno de los Guardianes, ¿eh?" El padre de Kieran no esperaba respuesta, pero Logan se sintió forzado a mantenerse en silencio. Lo que menos quería era revelar demasiado. "No me gusta cuando los Guardianes se mezclan con los Vigilantes," continuó el comandante, "especialmente con aquellos que parecen no saber lo que representan."

Logan sentía cómo la tensión en el aire aumentaba. Sabía que su presencia aquí era incómoda, pero no esperaba que fuera tan obvia. Lo peor era que el comandante de los Vigilantes parecía conocer bien la historia de su linaje, incluso si él mismo aún no la entendía por completo. ¿Cómo lo sabría? ¿Quién lo había delatado?

El hombre dio un paso más cerca de Logan, quien no se atrevió a retroceder. La mirada del comandante se volvió aún más dura. "Los Guardianes tienen mucho que demostrar. Y yo no soy alguien que acepte sin más." Su tono era desafiante, casi como si buscara una reacción.

Kieran, que había estado en silencio durante todo el encuentro, finalmente intervino. "Padre, basta." Su voz era más firme de lo habitual, un claro indicio de que las palabras de su padre lo estaban afectando. "Logan no es un enemigo. Solo está aquí para hacer lo que todos nosotros estamos haciendo: aprender, mejorar, y avanzar."

El comandante lo miró con desaprobación. "Eso es lo que tú quieres ver, Kieran. Pero yo sé que no todo es tan simple. Este chico—" Hizo una pausa, señalando a Logan con un dedo acusador. "—no sabe nada de lo que realmente está en juego. Y si te dejas llevar por eso, vas a descubrir lo difícil que puede ser confiar en alguien que no conoce su lugar."

Logan sintió un calambre de ira. Algo dentro de él, algo que llevaba dentro desde que llegó a la escuela, se despertó. Pero lo que lo sorprendió aún más fue que Kieran, con la misma intensidad que había mostrado cuando los había defendido de otros estudiantes, se interpuso entre él y su padre.

"No hables de Logan como si lo conocieras," Kieran dijo, con una furia apenas contenida en su voz. "No lo conoces. Y si piensas que tus palabras van a desestabilizarme, te equivocas. Logan es mi compañero, y si tienes algún problema con eso, te lo enfrentaré."

El comandante de los Vigilantes lo miró con una mezcla de incredulidad y desdén. "¿Defiendes a un Guardián? A este chico?" Su voz subió de tono, aunque se mantenía controlada. "No importa lo que digas, Kieran. Tú y yo sabemos muy bien que los Guardianes no son dignos de nuestra confianza."

Pero Kieran no retrocedió. "No sé qué sucedió en el pasado, padre," dijo con calma, "pero lo que sí sé es que Logan no tiene la culpa de los errores de los Guardianes. Y si quieres que nuestra relación siga siendo como siempre, tendrás que aceptarlo."

El comandante se quedó en silencio por un momento, sus ojos brillando con una mezcla de furia contenida y confusión. Finalmente, dio un paso atrás, como si evaluara el nuevo rumbo que estaban tomando las cosas. "No me gusta lo que estás diciendo, Kieran," dijo, con una gravedad que hizo que el aire se volviera aún más denso. "Pero haré como que no escuché esto. Por ahora."

Kieran asintió, mirando a su padre con un brillo de determinación en los ojos. "Eso es todo lo que pido. Por ahora."

Logan observó en silencio, sorprendido por la intervención de Kieran. Había algo profundamente significativo en cómo Kieran lo había defendido. No solo estaba defendiendo una relación de compañeros, sino algo más. Defendía la idea de que las antiguas rivalidades no tenían por qué dictar el presente. Y, por primera vez, Logan sintió que tal vez había algo más en él que solo un Guardián. Tal vez podía ser, de alguna manera, un puente entre las viejas heridas de los Guardianes y los Vigilantes.

El comandante se dio la vuelta y salió del comedor, dejando atrás una tensión palpable. Kieran y Logan se quedaron en silencio, pero la atmósfera había cambiado. Algo había pasado entre ellos, algo que les unía aún más que antes.

"Gracias," dijo Logan, rompiendo el silencio.

Kieran lo miró, su expresión más suave, pero su mirada aún determinada. "No tienes que agradecérmelo. Aún no has visto lo peor."

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