Historia dedicada a mi club, con mucho cariño por los bellos momentos. También a aquellos que leen lo que escribo.

Mi año 2022 ha sido, al menos esta primera mitad, un año de recuperación en productividad, actividades y salud mental. La universidad se hallaba a la vuelta de la esquina, y los Wattys se acercaban con tal rapidez que desesperaba. En mis borradores de la página de Wattpad tenía unas cuantas historias iniciadas que dejé ahí sin saber si iba a seguirlas o no. Uno de los borradores dió lugar a qué comience a escribir El sótano de Jade. Las ideas estaban algo mezcladas, pero lo que están por leer es lo que surgió de mi cabeza al retomarla.

No puedo evitar pensar que otra de mis historias, La Feria, tenía potencial, pero que en base a la narrativa, y las modificaciones que hice con el tiempo, fue bajando su calidad hasta lo que es. En El sótano de Jade, siento que intenté plasmar aquello que hubiese querido hacer en La Feria, pero no pude. ¿Para qué seguir modificando una historia vieja si con cada retoque que haga la saturaré más? ¿Por qué no usar mis nuevas ideas para completar una historia nueva? Entonces así fue, y escribí esto en tiempo récord. Su borrador databa de mediados de 2021, con un primer capítulo y nada más, y tomé el lugar donde había quedado para seguirlo a fines del mes de enero de este año, para terminar escribiendo el epílogo a inicios de marzo. La historia me dejó algo satisfecho, aunque hay algunas cosas que tuve que eliminar para su publicación, por ejemplo, en el manuscrito original había una escena erótica en la mitad de este, pero la eliminé en la versión final debido a que esperaba que llegase a un público más amplio.

A mediados del mes de marzo, ahí fue cuando inicié la presencialidad en la UNO, en Merlo (Buenos Aires). Dentro de ese lugar puedes encontrar toda clase de personas, y como no estamos en un bachillerato, lo que hagamos cae en nuestra responsabilidad, más la institución ya no se hace cargo de lo que un grupo de "adultos" haga. Eso está bien, ya que nos adentramos poco a poco a lo que es la cruel realidad, la vida en todo su esplendor. Usualmente, aunque es algo complicado adaptarme a las exigencias de un mundo después de una pandemia que rompió con todo bienestar que quedaba en la faz de la tierra —cortesía de Xi Jinping—, no es tan difícil realizar una ligera rutina diaria con los horarios que elegí actualmente para mis materias (una por día, para aprovechar y reiniciar mi vida). Frente a la sede de mi institución tengo un Subway, un restaurante y unos cuantos negocios dónde puedo comprar lo que necesite antes de acceder a esta. La terapia psicológica también ayuda bastante a que pueda hacer las cosas de forma más eficiente, sin detenerme a rumiar o cualquier otra ridiculez que se me ocurra.

La vida no siempre es justa, pero con el esfuerzo, quizás las probabilidades de que ocurran cosas malas disminuyen de alguna forma, aunque siempre están presentes.

Felices Wattys 2022, espero que disfruten de este humilde aporte a la plataforma.

J.W Philips