49


El museo por dentro tenía un aire antiguo, y era algo muy notorio para ambas. El olor era similar al de la cerámica y el de la madera; ambas combinadas en un cóctel embriagante. Era bastante sorprendente llegar a ver cuadros antiguos de diversos temas en el lugar, habiéndolo de pintores famosos locales, y hasta de hechos históricos. Entre tantos se hallaban: La guerra civil, la guerra territorial, y la independencia del estado. Ese lugar era un paraíso; un tipo de Disneyland para historiadores de todo el mundo. Kate avanzó junto a Briana por el pasillo de la amplia sala principal que las había recibido. Caminaron sobre un suelo de madera de abeto, observando esculturas que marcaban los bordes de este. Los cuadros se encontraban colgados en las paredes del lugar, las cuales estaban en el fondo, cruzando los pilares. Ese día el profesor John Lehrerberg, de ascendencia alemana, historiador profesional de forma mundial, estaba paseando por el lugar y explicando cosas a un grupo de visitantes.

—Muy bien —dijo el hombre—,Ya hemos hablado sobre el descubrimiento de nuestro estado. El asentamiento principal de este se encontraba en Ciudad Celeste; tenía salida al mar, y se podía comerciar con el exterior...

Kate tocó el hombro de Briana, y ambas se acercaron lentamente al grupo de personas que oían la charla. Era un grupo de aproximadamente entre diez y quince personas caminando tras el hombre mientras esté con una regla explicaba sobre sucesos que inspiraron dichos cuadros. El hombre meneaba su cabellera larga y castaña mientras que cada tanto se acomodaba los lentes; eran tan redondos como los de Harry Potter. Las chicas siguieron a la multitud un rato para encontrar el momento óptimo a preguntarle algo, y pensaron de paso que decirle. ¿Quedaría bien preguntar directamente sobre un monstruo?, pensó Kate, O quizás hablar sobre Sammath. Al final optó por sacar el tema de los sacrificios, y desear que al menos le haya dado al blanco.

—¿Alguna pregunta? —inquirió el Prof. Lehrerberg.

Kate levantó la mano en ese momento, hasta que el profesor la señaló.

—Mi tía me contó que ha habido sacrificios en el pasado del pueblo —explicó Kate—: quería pedir información al respecto.

El profesor se quedó un rato en silencio.

—Tu tía tiene razón —replicó Lehrerberg—, mucha razón. En ciertas épocas había gente en el pueblo que hacía sacrificios.

—¿Por qué precisamente?

—Hubo épocas dónde moría mucha gente, en el pueblo creían en un dios el cual al sacrificar gente, se calmaba. El problema ocurría en la noche.

Kate comprendió un poco más de la naturaleza del bicho que les seguía, pero aún no había terminado su investigación.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top