19

—¡Gente! —exclamó Briana—; la fiesta ha terminado, acaba de ocurrir un incidente, salgan por la puerta delantera y no se acerquen al patio.

—No miren atrás, solamente regresen a sus casas —acotó Kate.

El grupo se levantó, y comenzó a dirigirse hacia la puerta. Roger se acercó a Briana, y en un tono burlón dijo:

—Tomaré la partida como ganada por mi.

—¡Ay, ya vete! —le dijo Briana.

Una vez el grupo se alejó lo suficiente, las chicas cerraron la puerta. Kate se encontraba dentro, sabía que salir era muy peligroso, tenía que sortear las calles oscuras hasta llegar a la primera avenida, el único lugar iluminado de la zona, y de ahí tomar un bus, a diferencia del camino que recorrió antes, más cercano pero sin muchas farolas; correría riesgo.

—Bien; estamos en peligro. —dijo Kate—; te recomiendo no salir de la casa, y no ir al baño; hay poca luz y la bestia puede atraparte.

No, no —repitió Briana algo anonadada—, no iré.

Entonces algo golpeó la gran ventana de cristal del fondo, la figura estaba con sus manos en ella, mirando hacia dentro, y Kate horrorizada observó como está parecía atravesarla, sumergiéndose como si se tratase de agua; la bestia podía mantenerse en lugares iluminados. Kate le dio la señal a su amiga de correr junto a ella. Ambas salieron de la casa, y en su transcurso se dieron cuenta que la bestia estaba chocándose con algunos de los muebles. Al parecer la nota no mentía, solamente que la bestia era ciega en lugares iluminados, pero aún así, Kate no arriesgaría a voltear nuevamente, y mucho menos regresar.

Ambas corrieron por la oscuridad de las calles, chillando hasta la primera avenida, y se detuvieron bajo un poste de luz cercano. A Kate le vino de repente una sensación a que viendo en las penumbras de las calles internas, iba a tarde o temprano poder presenciar al ser a lo lejos, acercándose a ellas como si no hubiese un mañana para hacerles quien sabe qué cosa. Briana se apoyó en los hombros de Kate, sintiendo una fatiga bastante grande, y pensando solamente en tener una botella de agua fresca en mano para volver a recuperar lo que perdió durante las calles largas que corrió; quizás el alma, ¿Quién sabe?, parecía que le faltaba el aliento y Kate temió tener que recogerle el pulmón del suelo y volvérselo a colocar.

—¿Ya... no está? —preguntó Briana con el poco aliento que le quedaba. Aquel momento fue tan aterrador que Kate se olvidó de desmayarse, y simplemente volvió en si, casi como si un interruptor en su cuerpo se hubiese activado para evitar que perdiese la consciencia ante el monstruo y quedar vulnerable.

—P-parece que sí —supuso Kate, recuperando el aliento de forma breve; después de un rato descansando, la sensación de náuseas le volvió a llegar de forma leve como si de un fanático loco siguiendo a una estrella se tratase.

—Mejor que —dijo Briana e hizo una pausa—... mejor que lo hayamos perdido. —concluyó.

—Espero que no aparezca otra vez —deseó Kate—... espero que nos deje en paz.

Briana recuperó ligeramente la compostura, y por fin pudo sostenerse por si misma. Esa noche no había bebido tanto como para estar ebria, pero el ejercicio que hizo al escapar de la cosa esa le ha hecho sentir efectos similares; en especial porque nada de eso estaba planeado, no buscaba correr la maratón de la ruta ni mucho menos, sino que huía por su vida. Kate, en una condición parecida, intentó evitar tener arcadas, y se contuvo para no quedar mal ante su amiga, aunque la situación las sobrepase a ambas.

Se sentaron a esperar a que el bus pase cerca, de tal forma poder regresar y ambas quedarse en la casa de Kate por esa noche, pero intentando no abandonar la zona iluminada en la que se encontraban; al final confirmaron que el monstruo puede entrar a la luz, pero se vuelve ciego mientras más intensa es, cosa que antes no sabían, y les sería útil para más adelante. Quizás Kate pudo mantener su compostura, pero una sensación de culpabilidad le recorría la espina dorsal, y un nudo se ató en su garganta; no esperaba que algo así ocurriese en el cumpleaños de su amiga, aunque agradeció a todos los santos (un decir) que aún seguían con vida. ¡Piedad, vida, piedad!, hubiese gritado, pero solamente lo interiorizó en su propia conciencia, ¡¿Qué te hicimos de malo, vida mía?!, pensó, pero no dijo. Quizás era solamente la mala suerte de la vida, un producto del azar; de estar en el lugar equivocado y momento equivocado, por lo que ocurrió aquello. Sabía que el apagón había permitido que el monstruo se desplace libremente, pero, ¿Acaso las tormentas que ocurrieron durante esa época jugaban un papel mayor en todo eso?, ¿Acaso el monstruo fue arrastrado por la Sudestada o el Anticiclón?, muchas preguntas surgieron en la mente de Kate en ese momento.

—¿Qué era eso? —inquirió Briana, que por su rostro daba a lucir una apariencia como la de una persona que vio a la muerte frente a ella.

—Te explicaré —dijo Kate—... no va a ser fácil, pero intentaré hacerlo de la mejor forma.

Kate comenzó a explicarle lo de la tormenta, seguido de lo ocurrido con Jade, y después sobre la reunión que pasó en la casa en la que ocurrió todo. Logró decirle que ellos estaban investigando la muerte de la muchacha, debido a lo extraña que era, y descubrieron al monstruo. Ellos no sabían su origen, pero creían que en el asilo de ancianos local pueden encontrar más información; quizás el mismo abuelo de Jade haya sabido algo. Si se lo hubiese explicado antes, su amiga no le hubiese creído, o probablemente pensaría que Kate estaba lo suficientemente chiflada como para encerrarla en La casa del tío Dave, pero después de lo que vivieron, a ella le parecía muy coherente, aunque aún así, tenía que procesarlo todo. Sus pensamientos daban vueltas como un torbellino en su mente, intentando mantenerse cuerda, pero pensando que eso no ocurriría, y lo asumió.

—O sea que están investigando? —inquirió Briana, ya un poco más tranquila.

—Sí —replicó Kate—... estamos investigando que pasó realmente, y de dónde viene ese bicho.

—¿Y puedo unirme a la investigación? —preguntó Briana—, ¿o es exclusiva de ustedes?

—¡Claro que puedes! —respondió Kate—; la investigación es a parte de nuestros proyectos; cosas distintas, así que cualquier persona de cualquier parte puede sumarse —agregó—... es como, más algo con base en la amistad más personal, y creo que sí te unes, al ser tan allegadas, podríamos tener éxito.

Briana lo pensó un poco; tenía algo de miedo por el monstruo, pero a su vez la curiosidad de saber de donde provenía la mataba.

—Tan sólo avisa que me uno.

—¡De acuerdo!

Cuando llegó el bus, las chicas subieron, y en el momento en el que marcharon, juraron haber visto una sombra acercarse al lugar;

«Suerte que nos fuimos antes —pensó Kate»

Suerte.

...

... 

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