16


—¿Cómo? —preguntó Karen—; no entiendo.

—Bien —contestó Kate—, lo vimos cuando bajamos a ver la caldera.

—¿Acaso están jugandome una broma? —inquirió Karen algo confundida—; ¿O de verdad...?

—De verdad...

—No sé que responderte a eso...

—No... no hay mucho que decir. Ahora mismo decidimos algunos miembros investigar lo ocurrido —replico Kate—; hay riesgo de que al mencionarlo sin pruebas de ello, nadie nos crea; nos dirán locos...

Kate sintió un silencio momentáneo en el auricular del celular, por un segundo pensó que volvería a oír sonidos de estática similares a los que sintió al hablar con Fran en la casa de Jade (actualmente de Luis), pero no fue así; no sintió ese sonido en absoluto, para tranquilidad de ella.

—Bien, ¿Puedo unirme a investigarlo con Que? —inquirió Karen—; mientras no le enfrenten contra ningún monstruo ni nada similar, acepto.

—No te lo aseguro —dijo Kate después de una breve pausa pensativa—; pero puedes ayudar con breves investigaciones en la ciudad, sin acercarte a ese lugar horrendo...

—Puedes confiar en mí —replicó Karen—; entonces nos hablamos más tarde, y me dicen que puedo hacer.

Kate asintió, y después de una despedida, ambas cortaron el teléfono móvil. A Kate le extrañó que la bibliotecaria no se haya enterado del ⁰sonido del celular, pero también sabía que las reacciones que tenía esa mujer eran más que extrañas a veces.

Pasó el día, el sol se encontraba apunto de ocultarse cuando Kate regresó a la casa, y se acostó a dormir sin cenar. Fran simplemente decidió no despertarla; le parecía que debía descansar para estar bien de salud, además que el cumpleaños de su mejor amiga, Briana Swan, iba a ser el día siguiente. El evento de animación japonesa, el cual sería al día siguiente (Kate iba a quedarse a dormir en la casa de ella), estaba cancelado por lluvias, pero nada impediría que esa noche la pasen bien.

Kate despertó al día siguiente y lo primero que hizo fue meterse en la ducha. Después de lavarse el pelo bien, y peinárselo, bajo las escaleras casi corriendo para desayunar. Un café de los que hacía su hermana, quien era casi experta en ellos, y los solía consumir casi frecuentemente; Kate le llamaba a veces por el nombre «Cafetera móvil», ella decía que tomaba de vez, en cuando, pero para su hermanita, eran cantidades industriales. Solía también coleccionar pegatinas y tasos que provenían de los frascos de café instantáneo de vez en cuando en alguna promoción, pero por alguna razón, quizás su trabajo frecuente, Ella no se encontraba nerviosa; casi como si metabolizara todo de una forma rápida.

—Muy bien —dijo Fran—; yo aún no he encontrado nada al respecto de lo de Jade, pero tengo algunas ligeras sospechas de algo. —agregó.

—¿Sospechas?

—Sí —replicó—, pero para ello tendré que abrir un par de cajones por aquí.

—Veo —asumió Kate—; bien, entonces, ten cuidado, hagas lo que hagas.

—Igualmente, hermanita —dijo Fran.

Kate le dio un sorbo al café, quemándose la lengua levemente, cosa que le advirtió que debía dejar la taza. Fran tenía un motivo para investigar; siempre buscaría el bienestar para Kate, pero también quería solucionarlo todo antes que escale a mayores. Kate opinaba lo mismo, e investigará de su lado.

—A todo esto —interrumpió Fran—; ¿Al final no te quedas toda la noche en lo de tu amiga?

—No, ella hará una pequeña fiesta en su casa, y nada más —repuso Kate—... en fin, el evento terminó pasándose a la siguiente semana.

—Bien que la tormenta ha estado causando estragos, ¿No? —analizó Fran, casi en forma de afirmación.

Kate asintió con la cabeza, y volvió a beber otro sorbo de café; esta vez estaba en mejor temperatura. Fran estaba de acuerdo con su hermana (sister) en eso, al final, la Sudestada había arrasado con casi todo por el pequeño estado de Descartes, poco antes de entrar a Sudamérica desde el sudeste, aunque aún faltaba para que las tormentas acaben del todo. Fran colocó una vieja radio la cual pasaba Don't speak de No Debt, en una emisora de Pueblo Esmeralda que poco antes tenía como locutor a Robbie Konrad Niels, junto con Henry Thompson. Esa canción le hacía recordar a Kate una vez en su infancia, yacía decumbente en la cama, con una temperatura de casi cuarenta grados en Celcius; y escucho una canción de Rock alternativo de la radio FM «La mejor de todo Descartes», para poder relajarse y dormir. Quizás por ese mismo motivo le tomó mucho cariño a las películas del estudio Ghibli; Mi vecino Totoro o El viaje de Chihiro —que a pesar de algunas escenas fuertes, le daba cierta sensación de familiaridad, en especial después de haberla visto por la segunda vez—.

—Me gusta esta —dijo Kate.

—En antaño solían reproducirla más seguido en emisoras —replicó Fran—; pero aún así, se le iba más al Grunge y al Ñu Metal. —agregó Fran mientras se sentaba en una de las sillas que estaban junto a la mesa. Kate fijo su vista levemente hacia la nada, hasta que regresó en si. Su mente estaba tan preocupada por el asunto del monstruo, que de vez en cuando se tildaba cuál Windows 9 en una computadora de inicios de siglo, huyendo de la realidad por instantes. Luis le encargó una tarea, y ella estaba dispuesta a hacerla; no era tan riesgoso ir a preguntar en el asilo sobre el abuelo de Jade, al menos no más que vivir el día a día. Su hermana mayor quizás estaba haciendo sus investigaciones propias al respecto, pero aún no llego a una conclusión; aunque tenía una idea de que hacer.

La joven gruñó levemente, algo cansada:

—Falta poco para que me tenga que ir.

—Sí —dijo Fran mirando su reloj Casio de pulsera—, si, casi es mediodía.

—¿Entonces seguirás tu investigación? —preguntó Kate.

—¡Por supuesto! —replicó Fran, algo encorvada en la silla, con los ojos entrecerrados como si hubiese estado trabajando por un mes entero sin haber dormido más de cuatro horas diarias; aunque lo hacía por siete.

—Muy bien —dijo Kate—; según un papel que encontramos: la luz eléctrica evita que el monstruo te vea, o algo así. Deberías, en cualquier circunstancia, evitar las zonas oscuras.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top