8
Al principio me había resistido un poco antes de ingresar a las instalaciones del centro de rehabilitación, me asustaba un poco lo que podría pasar en ese lugar, pero sabía que era por mi propio bien. Cuando estuve instalado en mi habitación me sentí seguro. En los pasillos algunas personas me reconocieron e incluso algunos jóvenes se burlaron de mí, pero decidí tratar de ignorarlos ya que ellos estaban aquí por otras situaciones. Al final todos éramos compañeros de un mismo lugar y debíamos luchar con nuestros problemas. Miré mi muñeca donde tenía una banda con mi nombre y algunos otros datos, realmente estaba aquí y no iba a despertar en mi cama y pensar que todo fue una horrible pesadilla.
Luke
―Ya está hecho.
― ¿Le fue bien?
―Se asustó y comenzó a forcejear para no entrar, cuando puso un pie dentro de su habitación se calmó un poco.
― ¿En qué piensas Ezra?
―En como cambiará esto las cosas, tú estas despierto y eras su mayor tortura ahora lo hace feliz poder verte y poder abrazarte y saber que cuando regrese podrá verte nuevamente, pero ahora debe enfrentar nuevas consecuencias de sus acciones todos te explicamos lo que sucedió, pero jamás te podrás imaginar el verlo como era, era ver un zombi y no quiero volver a verlo así.
― ¿Cuándo te enamoraste de él? ―Astrid tenía la misma pregunta que yo estaba pensando.
―Yo no estoy enamorado de Asher.
―Hombres. ―Astrid suspiro frustrada. ― ¿Por qué les cuesta admitir la verdad?
― ¿Y tú por qué no aceptas que no estoy enamorado de Asher?
―Eres imposible.
―Tú eres imposible, admite de una puta vez que quieres con Asher o me voy a asegurar que jamás lo veas en tu mugrosa existencia.
― ¿Mugrosa existencia?
Ella simplemente salió como si la hubiéramos ofendido y nosotros nos miramos a la cara sin saber qué decir, no nos habíamos esperado que ella dijera esas palabras tan tontas. Ezra se sentó en una esquina y comenzó a mirar por la ventana como si de verdad estuviera analizando esa conversación tan ridícula, varios minutos después Astrid volvió con dos vasos de color café.
―Aquí tienes.
En eso Ezra miró a Astrid y luego a su vaso de café y comenzó a hablar.
―No lo sé, no sé cuándo sucedió, pero solo me comenzó a gustar. Al principio me pareció un chico de una sola noche o tal vez alguien con quien tocar por diversión, pero no sé cuándo mis sentimientos cambiaron y eso me asusta.
― ¿Por qué te asusta?
―Asher me hizo mucho daño, todavía no hablamos claramente de ese tema. Sé que no lo hizo porque me odiara, pero aun así duele.
―Deben hablar y perdonarse mutuamente, ambos dijeron cosas que los lastimó.
―Lo sé, pero ahora no sé qué hacer, Asher tiene muchos problemas en su cabeza y no quiero dañarlo haciendo algo incorrecto. Tal vez debería olvidarme de nuestro grupo.
Decidí decir algo, no quería ver como se torturaba por algo que no era su culpa.
―Sabes mi hermano me dijo que quiere tener ese grupo contigo.
―Cuando fui a casa por sus cosas me pidió su cuaderno de música, sé que no debí hacerlo, pero lo abrí y tenía escritas unas cuantas cosas. ―dijo Astrid.
― ¿De verdad va a querer está conmigo? Digo con nosotros, Declan, Susi y yo.
―Digo la verdad como que mi nombre es Astrid Rosario Brown.
― ¿Rosario?
―Cállate, que yo lo odio.
―Astrid. ―Interrumpí.
―Dime hermanito.
― ¿Cuándo poder ver a Asher?
―Hasta que salgas de aquí, tienes que recuperarte primero para no preocupar a tu hermano.
―Necesito verlo.
―Necesitas recuperarte, Ezra puedes...
―Ya entendí. Yo me voy. ―Se encogió de hombros.
Una vez que salió mi hermana se sentó a mi lado.
― ¿Por qué no puedo vivir con él?
―Asher se está volviendo independiente y es la primera vez que controla su vida, tienes que dejarlo ir. Sé que hacían todo juntos y me alegra que te tuviera, pero debes aceptar que no siempre lo estarán, sé que debe ser difícil despertar y darte cuenta de que todo cambio, pero todo es para bien.
―Yo no quiero vivir con mamá y tampoco con papá. Papá vino a hablar conmigo cuando te llevaste a Asher y le dije que no y entendió por qué.
―Esto no te afecta directamente a ti, solo a Asher. No te dejes llevar solo por sus errores. Sé que lo que hizo no está bien, pero te ama y eres su hijo.
―No puedo Astrid, no puedo aceptar tan fácilmente lo que le hicieron y no sentir rabia.
―Yo no estoy aceptando todo esto, pero la única diferencia es que tú no estuviste aquí, esto no te afecta porque no estabas despierto y no te estoy reclamando nada, solo quiero que entiendas y pienses las cosas y lo que es mejor para ti.
―Llévame contigo.
― ¿Estás seguro de que quieres vivir conmigo?
―Estoy totalmente seguro.
―Entonces ya sé qué tipo de apartamento debo buscar. Tres habitaciones.
―Solo somos dos.
―Tengo mucha ropa.
Fue lindo al final del día poder reír. He estado guardando cada una de ellas, mas ahora después de todos los problemas.
Asher
No era tan malo como pensaba que sería, tenía que seguir reglas, asistir a terapia, tomar algunos medicamentos, pero podía tener toda la tranquilidad para escribir canciones. Mi terapeuta descubrió que escribir me hace mucho bien y me consiguió audífonos y un amplificador portátil para que pudiera tocar mi guitarra y no molestara a los demás, aunque tuviera que hacerlo bajo supervisión. Cada vez que escribía alguna canción o algunas estrofas me pedía que lo hablara en la terapia grupal y de mis sentimientos, incluso mis compañeros de terapia me pedían que tocara algo y parecía que era de su agrado.
Me asustaba que esto fuera una tortura, pero era relajante, las películas me mostraron una cara completamente de lo que sería la rehabilitación con doctores malos, casi como si fuera un psiquiátrico, pero en realidad los doctores eran muy amables y si de pronto había uno que otro ataque hacía los enfermeros porque eran los que todavía empezaban a desintoxicarse. Aunque el centro tenía reglas y una de esa era no tener instrumentos musicales me dejaron conservar mi guitarra porque vieron que me ayudaba en conjunto con la terapia, con ella me sentía mejor conmigo mismo, me ayudaba a abrirme en las sesiones grupales como individuales, solo esperaba a que Ezra pudiera venir a verme y poder mostrarle todo lo que había escrito y seguir hablando sobre el grupo. Eso también era un punto que tocaba en terapia, acerca de las personas que hacían bien en mi vida. Cuando me tocó hablar del lado negativo de mi vida me costó soltarlo todo, le hablé de mis padres, de las redes sociales y lo que me decían, de sí era bueno para mi ser quien soy, el peso de llevar un apellido como lo es Brown y de lo mal que me sentía simplemente siendo yo, rebajándome a la mínima oportunidad. Me asustaba cómo iban a reaccionar las personas al saber que estaba internado, no quise entrar a ninguna red social desde que había dejado el hospital, así como tampoco miraba la televisión cuando ponían en algún canal de chismes, de inmediato me colocaba los audífonos y tocaba algo cuando escuchaba mi nombre o de alguno de mi familia. Entre las sesiones que tuve en una de ellas mencioné acerca de las personas que me rodeaban, como cuando algunos me hablaban por ser hijo de famosos y yo solo los trataba de evitar, incluso salía huyendo ya que odiaba que todo girara en torno a mi apellido y quienes eran mis familiares. El único lugar donde podía hablar sin sentirme mal era la terapia ya que ellos no me juzgaban cuando hablé de mi adicción y cómo fue que terminé en este lugar, me contaron historias peores que la mía o incluso que algunos intentaron acabar con su vida, pero cada una de sus historias me enseñaron a ser fuerte.
Los días pasaban y yo no recibía visitas porque no permitiría hasta que me sintiera bien antes de poder hablar con mis amigos o mi hermana, de vez en cuando la llamaba por teléfono y mi hermano estaba mucho mejor me alegraba saber que se estaba recuperando. Finalmente en después de varias semanas permitir que vinieran a visitarme.
Me encontraba escribiendo cuando sentí una mano en mi hombro, al ver quien me había tocado de inmediato me levanté y lo abracé.
―Hola ¿cómo te sientes?
―Mucho mejor, me alegra verte Ezra. ―La verdad no pude evitar sonreír en ese momento.
―Bueno ya permites visitas. ―Dijo con una pequeña risilla.
―Primero quería sentirme mejor, sabía que si venían querría salir huyendo.
― ¿Ya no quieres salir huyendo?
―No, me gusta aquí. Creo que ya me acostumbré―Y me reí un poco.
― ¿Y qué estabas haciendo?
―Ten.
― ¿Qué es esto?
―Escribí esto para nosotros, quiero tocar contigo Ezra.
Parecía sorprendido de que quisiera tocar música con él, comenzó a emocionarse y empezó a ver el cuaderno de música, tenía unas siete canciones, pero necesitaban un poco de arreglos. Comenzó a caminar de un lado a otro y yo solo me iba poniendo más y más nervioso, tal vez eran muy malas y no sabía cómo decirme. Me mordí las uñas y mi mente comenzó a imaginar claramente la voz de mi madre diciéndome que tenía la razón y yo no tenía futuro en la música.
― ¿Cuándo escribiste esto?
―La primera la escribí cuando mamá me prohibió verte.
―Es buena, pero necesita arreglos, además de que escribamos nuestras partes ¿Puedo llevarme el cuaderno?
―No, no puedes, ahora me ayuda en la terapia.
―Está bien, tendré que sacarle copias, ya regreso.
Salió corriendo con el cuaderno en su mano, una enfermera lo regañó por hacer eso, me ponía muy nervioso ver como avanzaba el reloj y no volvía, pero al cabo de un rato llegó y me entregó mi cuaderno.
―El idiota de la fotocopiadora me quería ver la cara. ―Su voz sonaba entrecortada.
― ¿Por qué?
―Me saco mal las copias y después me quiso cobrar de más.
―Pobre bebé. ―Me burle.
―Búrlate niño rico.
― Ya no más, ahora soy tan mortal como los demás seres humanos. ―Dije con un semblante serio.
―Oye.
―Estoy bien.
Se sentó frente a mí y me tomó de las manos, comenzó a acariciarlas con el pulgar.
―Tenemos que hablar. ―Esas palabras pensé que nunca llegarían, al menos por ahora y más aquí.
―Lo sé. ―Suspire profundo.
―Ambos nos dijimos cosas que nos lastimaron.
―Así es y no me justificaré conque me obligaron porque sé que eso fue mi culpa, fueron mis palabras las que salieron de mi boca.
―Pero sí tuvo mucho que ver para que llegaras a ese punto Asher, tampoco es solo tu culpa hubieron muchos factores que te empujaron hasta donde te encuentras ahora. Yo tampoco salgo bien librado de eso porque también dije cosas horribles. ―A lo lejos escuche que la visita había terminado, pero yo apreté sus manos para impedir que se fuera, poco a poco se iba vaciando hasta que quedamos ambos. A lo lejos solo vi a mi terapeuta darme una sonrisa al detener a la enfermera que venía a pedirle a Ezra que se fuera―. Cosas terribles y no traté de entenderte, debí ver que algo estaba mal y mira donde estas, si te hubiera cuidado o me hubiera alejado, no sé qué debería haber hecho algo, pero quiero ayudarte a partir de ahora.
―No era tú obligación cuidarme, así que no tienes que pedir perdón por ello. Perdóname enserio... perdóname por las palabras que dije ese día... igual a mí me estaba doliendo decirlas, pero fue como un tipo de vomito verbal. Sólo... perdón―Estaba a nada de llorar.
Vi en sus ojos que quería abrazarme así que asentí para que viniera, y me abrazó con fuerza.
―Yo te perdono y tú perdóname a mí.
―Gracias Ezra, yo también te perdono a ti.
―Te prometo traer la música lo más pronto posible, una vez que salgas podremos ensayar y tocar en algún lugar.
―Eso me gustaría. ―No pude evitar estar feliz.
― ¿Por qué nos llamamos Liars?
―Fue por el momento en que me encontraba, sino te gusta podemos discutirlo y cambiarlo.
―Hablaré con Susi y con Declan para decidir el nombre.
―Te espero pronto con sus respuestas, diles que me escriban una carta.
―Tengo que irme.
―Nos vemos Ezra.
Me puse de puntillas y le di un suave beso en la frente, aunque lo hice por bromear ya que apenas era media cabeza más alto, se sobresaltó un poco, pero me devolvió el beso, una vez que se fue me quedé sentado mirando por la ventana.
Muy pronto vendrían días mejores.
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