|43| Todo de mi

 Sí, sí. No es una broma, esto fue una doble actualización *risas*
¡Tomen su regalo de San Valentin!

Cuenta regresiva de los capítulos

------->Capítulo 44 (Final parte 1)

------->Capítulo 45 (Final parte 2)

Sakura
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—¿Tienes todo listo?

La pregunta de Karin me detuvo en medio de mi acalorada carrera entre el closet y la cama dónde mi bolso revelaba las blusas sobresalientes que apenas lancé sin miramientos. Le dediqué una expresión de "estoy atrasada" y seguí buscando en el closet.

Escuché su risa.

—Estás atrasada —afirmó.

—No me digas —respondí al aire con ironía y cerré mi bolso con fuerza—. Me quedé ¿No pudiste despertarme?

Karin se encogió de hombros sin culpa alguna: —Te vi tan cómoda durmiendo, así que lo dejé pasar. Además, no es que Sasuke se fuera a enojar porque lo dejaste esperando por dormir un rato.

En lo último estuve de acuerdo con ella. Sasuke no tendría reparos incluso de decirme que debí dormir por más tiempo. La relación entre el sueño y yo mejoró después de navidad, quizás fue el aceptar poco a poco que había quienes que me sonreían sin atisbos de tristeza o dolor, o el hecho de que Sasuke estuviera más atento a mí, cuidado sin falta hacerme compañía mientras conciliaba el sueño.

Llegó a un punto que gravó unas piezas de piano, cuando él trabajaba hasta tarde y no podía llamarlo, colocaba la lista de canciones y me arrullaba imaginando que él estaba del otro lado interpretando las hermosas melodías.

Cada día que transcurría mi mente asimilaba que él no se iría... por lo menos no próximamente. En ocasiones la espina seguía en mi pecho a pesar de haber transcurrido dos semanas en que teníamos una extraña relación la cual ni él ni yo hemos hablado debidamente.

Cuando nos veíamos tomaba de mi mano y besaba gentilmente mi frente o labios, con tanto cuidado como si temiera a romperme. Aunque salí de mi estupor y me acostumbre a sus suaves afectos, no mentiría en decir que extrañaba más de su tacto como un beso profundo y me abrazara firmemente. Sin embargo, no podía ser egoísta al respecto y pedirle o tomarlo por mí misma, no cuando yo...

Negué fuertemente con mi cabeza, cansada de recordar que lo herí profundamente con mis palabras.

Ya me quedó claro.

Si acaso pretendía que siguiéramos así, incluso yo estaba dispuesta a aceptar el tiempo durara este hermoso sueño.

Mientras él no decidiera que era suficiente y me abandonara, seguiría mintiéndome a mí misma que esto duraría para siempre a pesar de saber que no sería así, en algún momento se iría. Y cuando él se marche le agradecería el tiempo que me brindo felicidad.

Desplacé mis deprimentes pensamientos al escuchar el timbre de la puerta, seguramente era Sasuke.

—Iré a recibirlo. —Se adelantó Karin señalándome con un dedo—. Tú termina de empacar.

Desapareció por la puerta y me centré en meter mis artículos personales en la bolsa que contenía lo suficiente para estar tres días en Osaka.

El ir a visitar otra cuida se debió al trabajo de Sasuke. Solicitaron de su presencia en un evento caritativo que Tsunade organizó para la recaudación de fondos al orfanato. A pesar de que padre financiaba el orfanato, la ex-yakuza prefería mantener las apariencias ante la sociedad que ignoraba los orígenes y procedía a elaborar este tipo de eventos. En esta ocasión sería en Osaka.

Sasuke me lo propuso unos días antes mientras cenábamos en su casa. Por supuesto invitó a Mikoto-san e Itachi-san, pero ellos se negaron excusándose que tenían otros asuntos que atender y no podían ausentarse por cuatro días. En cambio, yo, al estar todavía periodo vacacional de la escuela y sin nada mejor que hacer que estar encerrada en casa recuperando ánimos para volver a bailar o si quiera salir sola, acepté gustosa. Pasar tiempo con él era equivalente a rellenar mi propia dicha.

La perspectiva de pasar los próximos días con Sasuke subió mi estado de ánimo.

—Sakura, ¿Estás lista?

Me enderecé al oírlo en el marco de la puerta. Se veía dolorosamente atractivo, colores oscuros y un suéter de cuello alto que detallaba sus anchos hombros. Le sonreí un poco, aún no me costumbraba del todo escuchar mi nombre de sus labios.

—Sólo me falta meter mis zapatos —dije yendo al closet que bien apenas logré llenar una tercera parte.

La mudanza concluyó yacía una semana, y mi actual habitación era el doble de grande que la anterior, y se ubicaba al final del pasillo de la segunda planta. En verdad padre no escatimo al comprar esta casa y hacer que nos mudáramos aquí sin objeción alguna.

Al principio me sentí abrumada por la cantidad de espacio y lo enorme que era solamente para tres personas, pero vi el lado positivo: tenía más superficie para practicar mis movimientos de baile. Ya fuera en la sala, en mi habitación o en la que yacía solitaria entre las habitaciones de mis hermanos.

Saqué mis zapatillas de fondo y las coloqué en la maleta cerrándola en un movimiento. Rocé mi costado dónde descansaba la herida cicatrizada por arriba, libre de puntos. Ya no dolía, solamente estaba la sensación de incomodidad que se desvanecería con el pasar de los días, o eso quería creer.

—Listo —rezumbé satisfecha.

Él se acercó, y sin darme oportunidad de reaccionar, tomó la maleta y la jaló al pasillo. Lo seguí después de tomar mi bolso de mano, celular y suéter. Ya no había tanto frío como antes, pero el clima persistía. Anhelé que la primavera llegara pronto y así ver las flores brotar con vida.

Una vez en la sala —seguía sin acostumbrarme a lo espaciosa que era— me despedí de Karin.

—Si hay algún inconveniente no dudes en llamarme ¿De acuerdo? —Karin me llenó de abrazos y besos, me reí por su actitud sobreprotectora. Y eso que no era padre-—. Cuídate mucho allá, y disfruta el evento. No pienses en nada más.

—De acuerdo.

Mi hermana me sonrió y después de despidió de Sasuke con un corto abrazo.

—Cuida de ella.

—Siempre —respondió él sin dudas y se encaminó a la puerta.

Tragué grueso al momento de ir tras él. La perspectiva de salir de casa y saber que no volvería en unos días me angustió un poco, desplacé esa emoción y me apresuré a salir al patio delantero dónde vi un automóvil nuevo. Parpadeé, un poco desconcertada, Sasuke se movía en su motocicleta ¿De quién es este automóvil? A menos que haya adquirido uno y haya decidido mantenerlo como sorpresa.

—¿Y este auto nuevo? —pregunté mientras los examinaba por fuera. Era de un color...

Eh...

¿De qué color es el automóvil?

—Recientemente Itachi lo adquirió, le intercambié unos días por mi motocicleta —explicó él desde la cajuela, pero yo seguía en mi dilema de intentar adivinar su color. Se acercó a mí—. Pensé que irías más cómoda así.

Saber la verdadera razón provocó nerviosismo y sentí mis mejillas calentarse, desvié la vista y centré mi atención en lo que me tenía curiosa.

—Este auto... ¿De qué color es?

Sasuke ladeó el rostro, pensativo se cruzó de brazos sin apartar la vista del automóvil.

—He concluido que es color cobre oscuro, parecido al dorado opaco. Realmente no estoy seguro porqué Itachi eligió un color que es imposible de adivinar —se rio entre dientes ante sus conclusiones. Después, se giró a mí con un brillo divertido en sus ojos y preguntó: — ¿De qué color crees que es?

Lo pensé por unos segundos antes de concluir seriamente:

—Color rata. —Sasuke fracasó miserablemente en contener una risa, ahogándose en una tos. Continué con mi explicación muy convencida señalando el automóvil: —Parece gris oscuro, tirando al pelaje de las ratas. Definitivamente Itachi-san es tenaz en muchas cosas, pero no eligiendo colores... ¿Debo asumir que Izumi-san no lo acompañó a comprarlo?

—Adivinaste. —Concedió, suspirando resignado al gusto de su hermano. 

Y mientras le explicaba sobre mi punto de vista absurdo del color del automóvil que montamos, emprendimos viaje por la carretera rumbo a Osaka.

El viaje duró alrededor de seis horas, me acurruqué contra el asiento poniendo mi chamarra encima y hablando ocasionalmente con Sasuke sobre cosas triviales, como mi fuerte convicción del color del automóvil o la emoción a que llegara la primavera para ver las flores brotar, sería un espectáculo digno de ver.

O también, sobre mi impaciencia a que el mes corriera rápido y así recibir a padre después de su viaje a Italia, por fin haríamos los trámites sobre el apellido y oficialmente dejaría de ser Haruno, cambiaría a Hiryū Sakura. Sí, sonaba bien.

Sasuke pareció causarle ternura algo en mi repentino monologo, porque jamás me soltó la mano y besó mi palma con cariño de vez en cuando.

En algún momento adormité y mantuvimos nuestras manos entrelazadas, soltándola únicamente cuando era necesario. Sucediendo esto me levantaba entre ratos y esperaba a que uniera de nuevo nuestras manos y así continuar descansado al sentir su calidez.

Cuando volví casi en mis sentidos, me enfrasqué en cambiar la música de la radio, pero las estaciones variaban un poco al ir entre las diferentes ciudades. Al final me rendí y coloqué mi celular, poniendo las canciones de piano que Sasuke gravó para mí.

—¿Cómo se llama el compositor de esa melodía? —pregunté mientras la melodía que tarareaba constantemente—. Es hermosa, me da un sentimiento de nostalgia, pero a la vez me hace sentir en paz.

Observé justo el momento que titubeaba con la mano al volante y la vista al frente. En el exterior estaba a nada de anochecer, pronto nos acercaríamos a las afueras de Osaka.

No aparté mi vista de él, esperando paciente.

—Yo la compuse —dijo al fin. Y no pude evitar fascinarme.

—¿De verdad? —cuestioné emocionada, recibiendo un asentimiento procedí a elogiarlo—. Es hermosa ¡Haces magia con tus dedos! ¿Cómo se llama?

Pareció un poco más avergonzado ante la pregunta.

—¿Aún no tiene nombre? —pregunté al azar y comencé a divagar—. Mm... sería buena idea buscarle uno digno.

—Estaré complacido de escuchar sugerencias —dijo retomando su buen humor.

—Pensaré en algo. —Aseguré tomándome muy en serio la tarea.

Tsunade nos recibió en la entrada del enorme edificio. Más que un hotel, era un conjunto de departamentos cuales podías alquilar individual o conjuntamente dependiendo tus necesidades, o eso decía en el folleto que Sasuke me entregó a leer. El distrito en el que nos encontrábamos yacía a las afuera de Osaka, pero tampoco tan alejado de la civilización.

Pasó un brazo por mis hombros con tanta familiaridad que por un segundo me cuestioné si debía sonreírle o estremecerme, dejé de pensar demasiado y permití que me guiara por el recibidor.

—Me alegra que haya llegado al fin, estuve esperándolos desde la tarde.

—Lo siento... tuvimos un inconveniente. —No pude carraspear, un poco avergonzada por haberme quedado dormida en el sillón.

La mujer agitó su mando zanjando el asunto.

—Está bien, está bien, no importa ahora que están aquí —señaló arrastrándome directamente al restaurante—. Vayamos a cenar adecuadamente. ¡Sasuke, ve a buscar la llave a recepción!

De reojo noté que Sasuke entornaba un poco los ojos antes de dirigirse a dicho lugar. Tsunade comentó que los jueves eran noches de buffet, por lo tanto, se abría una gran sección de diferentes comidas cuales desprendían un olor exquisito.

Cuando llené mi plato con bastante pasta y nos sentamos en una de las mesas, Sasuke apareció con un ceño ligeramente fruncido sentándose a mi lado, en todo momento miró a Tsunade como si quisiera reclamarle algo, el cual no tardó en externar.

—¿Me puedes explicar por qué me entregaron una llave? —preguntó oscuramente poniendo dicha llave en la mesa.

No comprendí a que se refería. Me limité a escuchar, ver y comer sin interrumpir.

Tsunade miró la llave, indiferente, y luego a él.

—Es una llave por habitación, ¿pretendías que te dieran una copia?

—Sabes a lo que me refiero —gruñó él.

Continué si comprender el rumbo de la conversación.

—¿Uh? ¿Ocurre algo Sasuke? —pregunté interviniendo.

Él giró a verme y después a Tsunade.

—Solicité dos habitaciones individuales y sólo me han dado una llave. —Alzó el objeto de metal sin quitarle la mirada de encima—. A menos que pretendas que Sakura se quede contigo en tu habitación, no me quejare.

Casi escupí lo que masticaba al comprender al punto que deseaba llegar Sasuke. Al parecer Tsunade reservó únicamente una habitación... el cual debía compartir con Sasuke. Por supuesto, yo no tendría problema alguno, ya estaba acostumbrada a pasar las noches con él, aunque no era lo mismo estar postrada en la camilla de un hospital que estar... bueno, en todos mis sentidos.

Balbuceé incoherencias y cerré la boca. Tsunade enarcó una ceja y se cruzó de brazos debajo de su pecho, tal acción provocó que sus atributos se alzaran, inconscientemente miré mi busto por la orilla de mi blusa.

—Lamento decirte que tuve que acomodarnos de esta manera debido a la distribución de personal. Ya no hay espacio en las otras dos habitaciones, por lo tanto, sólo pude conseguir una habitación para dos personas —especifico ella acompañado de bufido—. ¿Tienes algún problema? —Y también me miró a mí.

—Sí, y muchos. —Sasuke siguió insistiendo.

Decidí intervenir antes de que comenzaran a discutir en serio.

—Yo... no tengo problema alguno —aseguré.

Él fijó su vista en mí, su rostro se suavizó de inmediato.

—¿Estás segura? Puedo buscar en otros hoteles, estamos a tiempo.

—Espera un momento, este es el único alojamiento de la zona, si buscan otro hotel les quedará lejos —reclamó Tsunade apoyando una mano en la mesa.

El cambio de expresión de Sasuke fue de drástico, pasó de tener un rostro suave a una mirada severa al ver a la directora del orfanato.

—Puedo manejar. No permitiré que esto sea incómodo para ella.

Escuché el gruñido brotar del pecho de Tsunade y volví a hablar antes de que comenzara una verdadera discusión.

—De ninguna forma será incómodo para mí. —Tomé de su mano en un intento de convencerlo—. Como dice Tsunade-san, si nos alejamos demasiado tendrás problemas para llegar. Así que está bien.

Decidí desplazar todo lo que implicaría dormir en la misma habitación de Sasuke, e intentar que mi nerviosismo no me diera una mala jugada.

Me observó por unos segundos, relajando sus facciones y cuerpo, lo sentí en su mano. Respondió al apretón de mi mano, y asintió aceptando mis palabras. Tsunade refunfuñó un: «Cuánto alboroto por nada» por lo cual recibió a cambió una mirada fulminante de Sasuke.

—¿P-Por qué no mejor comemos? ¡Deberías probar esta pasta, sabe deliciosa! —En un afán de romper la tensión, extendí mi tenedor hacía Sasuke para que lo probara. Sólo después de hacerlo me di cuenta de la escena que estábamos dando.

¡Le estaba dando de comer en la boca!

Antes de que pudiera alejar mi mano, la tomó esbozando una sonrisa llena de diversión y dirigió el tenedor a su boca, masticando con cierto deleite.

—Tienes razón, está delicioso —atribuyó sin apartar los ojos de mí. Sentí mi cara caliente y me giré de vuelta a mi plato, mirando el tenedor con cierto excepcionalísimo.

Para mi alivio la cena transcurrió en tranquilidad y el disgusto entre los dos pasó demasiado rápido. En realidad, parecía que Tsunade le gustaba burlarse de Sasuke o hacerle comentarios que precipitaban un ceño fruncido y una contestación evasiva. Cuando hablaban de los niños, Sasuke preguntaba por tres en específico y la directora no tardaba en quejarse que pedían sus clases de piano de regreso y amenazaron en no comer si no aparecía.

La emoción en sus ojos oscuros fue más que evidente y yo tuve curiosidad de conocer a los niños que tanto mencionaba.

—Me haré un tiempo para regresar a las clases —aseguró Sasuke provocando alivio en Tsunade.

—No sé qué demonios les hiciste a esos niños ¡A este paso todos harán una revuelta! Eres más querido que mis cuidadores...

—Únicamente les leo cuentos y juego con ellos. —Se encogió de hombros como si no fuera nada del otro mundo, luego se dirigió a mí—. ¿Te gustaría venir conmigo a conocerlos?

Respingué ante su ofrecimiento ¿Me estaba pidiendo que lo acompañase? Ese lugar, tenía entendido que fue un refugió para él en los meses que no nos vimos, así como un lugar que le ayudó a rehabilitar su voz. Estaba más que curiosa por conocer dicho orfanato y a los niños que él hablaba con tanto cariño.

Antes de contestar, miré a Tsunade recordando que ella permitía los accesos.

—Si Tsunade-san me permite...

—¡Por supuesto! Ustedes dos son bienvenidos a ver a los niños siempre que gusten. —La sonrisa que me ofreció fue tan maternal que casi lloré el sentimiento que me transmitió.

Le devolví la sonrisa reflejando mi agradecimiento.

—Acepto ir contigo —le respondí ocultando mi regocijo.

Una vez que terminamos de cenar nos dirigimos a nuestras habitaciones. La que nos correspondía estaba un piso más arriba del que Tsunade y todo su equipo, nos despedimos de ella en el elevador y nos quedamos en un profundo silencio hasta llegar a la habitación.

La decoración era simple pero elegante, lo que más me agrado fue lo grande del lugar, ¡era igual a la publicidad del folleto! No tardé en extraerlo de mi bolsa y comparar la imagen con la vista, me quedé fascinada.

Todo parecía un minidepartamento, la pequeña sala adornada con sillones color crema, la televisión suspendida al aire, un mueble con varios CD's (¿Quién utilizaba CD's en esta época?) junto a un reproductor negro. Más allá el pequeño comedor de madera para cuatro personas y ahí mismo, a un costado el gran ventanal que daba vista hermosa a la ciudad; en el lado izquierdo un pasillo que aguardaba dos puertas de cada lado.

Al abrirlas descubrí que una era el baño —¿Eso era una tina? — y el otro la habitación con una cama.

Casi me quedé estática hasta que escuché a Sasuke desde la sala.

—Dormirás en la habitación —Su tono de voz no aceptaba replicas, pero yo no estaba dispuesta acapararme toda la comodidad y regresé a la sala.

—Pero tú...

Enarcó una ceja y se giró a dar unos golpecitos al sofá con aires cómplices.

—Aquí dormiré, no hay problema.

Y aunque deseé decirle que no era necesario mantuve la boca cerrada.

Desempaqué el equipaje de una semana, notando que en el costado había un pequeño armario, lo puse en ganchos con toda la tranquilidad del mundo y admiré en silencio que me daba el pequeño balcón que ofrecía la habitación. Una vez que terminé, me permití recargarme en el barandal y admirar en silencio el cielo oscuro cuyas estrellas resplandecían. La luna había decidido esconderse esta noche sin querer que el polvo del mundo lo manchase sentimientos oscuros, dejando a las pequeñas luces iluminar con sus fuerzas.

Me pregunté cuán lejanas están de la tierra.

También me pregunté, infantilmente, si aquellas luces eran las almas de las personas que partieron antes que nosotros.

Si acaso "allá" estaba mi madre.

—Ojalá así sea —susurré extendiendo la mano, dejando que la brisa acariciara el dorso de mi mano.

La sensación fue la misma que experimentaba cada vez que Sasuke repartía besos ahí, sentir sus labios contra mi mano era agradable... me hacía sentir especial. Rocé mis labios con los dedos, imaginando los suyos, cerré los ojos trayendo la sensación a mí. Extrañaba terriblemente sus besos.

Pero exigirle, o siquiera tomar la iniciativa sería egoísta de mi parte. Al igual de la promesa a mí misma de no mentirle, también me prometí el no ser egoísta y disfrutar lo que me daba. Si llegase a marchar o no... sería menos doloroso de soportar.

—Sakura. —Unos toques en la puerta, acompañados de su voz fue suficiente para dar un respingo en mi lugar ¿Cómo aparecía en el momento justo en que pensaba en él? —. El baño está libre, por si quieres ducharte.

—Gracias, iré ahora.

Escuché sus pasos alejarse y giré vuelta a la ciudad, llevando el dorso a mi mejilla, dejándola descansar ahí.

Si acaso pretendí tener una noche normal, me equivoqué.

Ahogué un grito cuando me levanté a causa de mis insufribles pesadillas. El sueño que tuve sobre Sasuke tirado en el suelo y ensangrentado, sin vida, me perturbó demasiado que salté de la cama saliendo de inmediato al pasillo, casi corriendo hasta el sofá dónde dormía él, ajeno a mi noche de terror.

Aún podía escucharlo gritar en mi sueño. ¡Es tu culpa! ¡Es tu culpa! ¡Tú me mataste!

Sé que jamás me dirá eso... ¿O sí? Mi mente perturbada me dio una mala jugada, y agité la cabeza antes de que ese pensamiento agarrara fuerza en mi interior. Mi verdadera angustia residía en que Sasuke muriera por mi culpa, pero Neji ya fue atrapado y solo faltaba un juicio dónde le darían su sentencia.

Hyūga Neji estaba tras las rejas y nunca más nos haría daño.

Dejé escapar un suspiro lleno de alivio ante la perspectiva. Él está bien. Él está bien. Me repetí constantemente sin dejar de mirarlo, acobijado de las piernas y usando una almohada de cabecera. Su respiración suave fue música para mis oídos, y me quedé ahí unos segundos contemplándolo dormir.

Mi corazón palpitaba con fuerza en mi pecho y recuperé mi respiración después de unos ejercicios. Dejé escapar un fino suspiro encaminándome al mini refrigerador del fondo y extraje una botella con agua helada, la abrí sin ceremonias dándole un corto trago intentando no hacer mucho ruido, mi intención no era alertar a Sasuke.

Tras unos segundos de respirar adecuadamente y acostumbrarme a la oscuridad de mi entorno, cerré la botella dispuesta a intentar dormir —lo cual veía imposible— notando que las sábanas se removían y Sasuke se apoyaba del codo para mirarme fijamente. Me quedé quieta en medio de la oscuridad, si no me muevo, no me ve.

—Sakura —Su voz áspera a causa del adormecimiento—. ¿Sucede algo?

—Yo... —Mi dilema interno me dejó una punzada de dolor en la cabeza. No quería preocuparlo por mis pesadillas, estoy segura de que se quedaría despierto velando mi sueño; pero, por otro lado, decirle que sólo vine por agua sería mentirle...

Quizás notó mi dilema interno, porqué se sentó debidamente y su rostro se suavizó, aún con rastros de adormecimiento me pareció una expresión gentil.

—¿Tuviste pesadillas? —cuestionó, y yo asentí sin más, un poco culpable—. Comprendo... ¿Quieres hablar de ello?

Iba a negar con la cabeza, pero la espina del terror siguió oprimiendo mi pecho, y las palabras salieron de mi boca sin poder detenerlas.

—Eras tú. —Cuando lo dije, noté que sus hombros se tensaban, aun así, continué diciendo—. Estabas... tirado en el suelo, rodeado sangre, estirando la mano a mí... y... dijiste que era mi culpa que estuvieras muriendo a manos de Neji.

La sinceridad en ocasiones es un arma de doble filo, podía alejarte de las personas al ser heridas inmediatamente por tus pensamientos.

O por el contrario...

—Ven aquí.

...Podía acercarte a quienes amas.

Llegué quedando frente a frente, él siguió sentado y me observaba con una mirada suave. Extendió su mano para tomar de la mía y jaló de mí haciendo que me sentara en su regazo a horcadas provocando que ahogara una exclamación de sorpresa. Bajé la vista topándome con sus hermosos ojos que me veían intensamente, sin ninguna palabra, guio mi cabeza a su pecho.

—Acerca tu oreja aquí —murmuró. Saliendo de mi estupor, obedecí y cerré los ojos pasando mis brazos para rodearlo en un abrazo, apegándome a él—. ¿Qué escuchas?

Aspiré tratando de tranquilizar mi propio corazón ante la posición que nos encontrábamos. Teniendo la oreja pegada a su torso, sumando el suave lup-dup, lup-dup de su corazón... acelerándose. En medio de la oscuridad con nuestras respiraciones interrumpiendo el sepulcral silencio, me pareció claro la respuesta.

—Tu corazón —respondí con el mismo tono, estrujando su camisa.

—Estoy vivo y nunca te culparía por algo que no sucederá. Ese hombre no podrá hacernos daño nunca más —dijo con ímpetu, sus manos grandes y cálidas viajaron por mi espalda. No abrí los ojos disfrutando de la sensación que me brindó su espontanea caricia—. Y no me iré de tu lado, siempre buscaré tu amor y afecto.

Lo último provocó que ensanchara los ojos, porque a pesar de que no revelé mi más grande inquietud, Sasuke sabía exactamente los sentimientos que persistían en lo profundo de mi corazón. Sonreí contra su camisa y me separé de él un poco, mirándolo desde arriba, puse una de mis manos sobre su mejilla.

—¿Estás dispuesto permanecer a mi lado? Sabes que puede no ser una buena idea. Yo...

Antes de que pudiera decir algo más, estiró el cuello y atrapó mis labios. Lo recibí sin resistencia y deslicé mis manos hasta sus hombros, dejando que sus labios tocaran los míos sin resistencia. Este beso se sintió tan real, no era como los castos y dulces que me brindaba, este parecía querer transmitirme todos sus sentimientos.

Era el beso que yo anhelaba.

—El que nos amenos no es ningún error —aseguró entre el beso, deslizó sus manos por mi cintura y me acercó más, el espacio de nuestros cuerpos era mínima, podía sentir su presencia a través de su ropa y sus ojos negros reflejaron tanto amor y deseo por igual.

Yo no pude hacer más que jadear ante sus palabras y a la sensación que provocaban sus manos recorriendo mis piernas, la piel de sus manos contra la mía fue electrizante y tensa de una forma agradable.

—Te ves muy confiado al asegurar mis sentimientos —susurré juntando nuestras frentes. Él sonrió de lado, dejando sus manos descansando sobre mis muslos.

—¿Estoy equivocado?

—No —respondí de inmediato pasando mis manos por su cuello—, mis sentimientos por ti son verdaderos. Jamás cambiarán.

Sí de algo estoy segura en esta vida, es que nunca amaré a nadie más como él y jamás querría a alguien más.

Sasuke sería el único.

—Mm... —Tanteó, considerando mis palabras—. ¿Puedo preguntar si es una promesa o un hecho?

—Es una promesa que cubre un hecho —repliqué suavemente, jugando con los mechones de su cabello.

De pronto tuve el impulso de serle sincera, de advertirle lo que verdaderamente soy, este tiempo lejos de él y debido a las circunstancias cambié de muchas maneras, y no precisamente buenas. Si acaso él pretendía una relación perfecta no estaba parado en el lugar correcto.

Arriesgándome a que se diera cuenta por fin de lo que se avecinaba. Aún sí decidía dejarme. Tan sólo no quería mentirle.

—Sólo que debo advertirte que no soy la chica perfecta.

Dejé de acariciar su cabello y lo miré directamente a los ojos, tal atributó es lo que más me fascinaba de él. Muchos decían que reflejaba tanta frialdad e indiferencia, pero conmigo desenvolvía sus emociones y mostraban el amor que me profesaba que me sentía ahogar de dicha y culpa a la vez. 

—Las inseguridades me asaltan cada instante: ¿Cuándo se cansará y se me abandonará? ¿En verdad me habrá perdonado? ¿Soy digna de estar con él? —Abrí mi corazón herido y maltratado por mis propios errores, y los sentimientos que carcomían mi ser—. Siento que jamás lograré reunir los méritos necesarios para que te quedes conmigo y tampoco te obligaré a estar a mi lado, aunque yo muera por tenerte siempre junto a mí.

Al terminar de hablar, no me di cuenta que en un punto de mi monologo escondí mi rostro en su cuello evitando su rostro y no sentirme mal al ver que lo herí. Aspiré con fuerza al sentir una de sus manos viajar hasta mi rostro y hacer que lo alzara a él. Casi me ahogó en mi propia dicha al ver comprensión y amor reflejado en sus orbes negro, la oscuridad no era un impedimento para ver sus verdaderos sentimientos.

Acarició el contorno de mis labios con lentitud, y me miró directamente a los ojos, como si leyera mis pensamientos.

Y habló tan convencido.

—Las respuestas a esas preguntas siempre serán las mismas: jamás podré odiarte, aunque me hagas daño una y otra vez, y no soportaría estar lejos de ti. Estar contigo es mi elección y no una obligación. Para mí, eres perfectamente imperfecta.

Aguanté mi respiración, suspicaz a su descripción, y él notó mi inquietud porque no tardó en aclararlo sin perder la gentileza de su voz.

—La perfección es subjetiva, y desde mi percepción, tú no eres tus defectos, si no, tú misma —declaró con aplomó—. Me gustan tus hermosos ojos que brillan cada vez que me ven, adoro la manera en que tus mejillas se tiñen de rojo cuando te pongo nerviosa y amo cada parte de tus heridas, tanto las que no se pueden ver, como las que dejaron cicatriz.

Entrecerré los ojos, estupefacta. Jamás lo había escuchado hablar demasiado hasta ahora que desbordaba sus sentimientos en palabras que llegaban a lo más profundo de mi corazón.

—Sasuke... —No pude contener las lágrimas que se juntaron en mis ojos y ladeé el rostro, intentando que no las viera. Fue muy tarde, hizo que regresara mi rostro y acercó sus labios a mis mejillas, besando cada lágrima.

—No te escondas de mí. De ahora en adelante, no importa que sea, puedes decírmelo —dijo dejando un rastro de besos de mi mejilla hasta mis labios dónde sentí su aliento chocar contra el mío. Lo miré entre mis pestañas y él me devolvió la mirada para después besarme.

En esta ocasión no tuve la intención de separarme ni, aunque el mundo se acabara. Lo besé, compensando los meses en que no probe sus labios, en un principio guío el ritmo lento, como si quisiera saborear cada parte de mí. De un momento a otro, su lengua invadió por completo mi cavidad y no pude evitar jadear, un tanto sorprendida por la repentina intromisión.

Sintiendo de nuevo sus manos deslizarse por el contorno de mi cuerpo, y de mi pecho inclinado al de él, con mis piernas al costado de sus caderas. No me quería mover de aquí, atrapada entre sus brazos. De los besos que repartía por mi quijada dejando un rastro húmedo hasta mi cuello, los bellos de mis brazos se erizaron y mantuve los ojos cerrados, sin dejar de abrazarlo.

Un sonido vergonzoso salió de mi boca cuando absorbió delicadamente en mi clavícula. Escuché su pequeña risa, su aliento pego en la zona delicada que jugó recientemente.

—¿Te gusta? —murmuró. Sus manos apretaron mis piernas y la vergüenza se apoderó de mí, pero él esperaba una respuesta. No pude hacer más que asentir y ocultarme en su cuello. Esto era tan... intenso, tan íntimo. Cuando me vio, sus ojos reflejaban el deseo y anhelo que venía conteniendo desde hace tiempo, le devolví la mirada queriendo hundirme en su ser.

Porque era verdad. Nunca me entregué a Neji porque jamás me sentí ni la mitad de segura y lista como lo estoy en estos momentos en los brazos de Sasuke, quién me trataba con tanta paciencia y esmero. Dándome caricias acá y allá, dejando caer besos húmedos por mi cuello y labios.

De pronto se recargó en el respaldó del sillón rompiendo el contacto, se rio un poco ante el puchero que hice cuando se alejó de mi alcance.

—Parece que alguien no le gusta que deje de besarla —dijo un tanto divertido—. Ese problema se puede arreglar.

Tiró de mí, para que terminara media recostada sobre él, en esta ocasión lo sentí completamente y suspiré extasiada de la sensación.

—¿Mejor?

—Mejor. —Asentí satisfecha.

¿A esto se refería Hinata y Temari cuando hablaban de compartir intimidad con la persona que amas? ¿Así de intenso y lleno de un deseo desbocado, ardiente y amor por todos los poros? No quería separarme de él ni por un segundo.

—Mm... —murmuró de pronto.

Lo miré interrogante y una sonrisa relampagueó en sus labios.

—Parece que te adelantaste un paso —dijo, fijándose en mi pecho y jugó perezosamente con el tirante de mi blusa. Las yemas de sus dedos tanteaban mi piel, delineando peligrosamente debajo de mi clavícula.

Hasta este momento reaccioné a que se refería al ver que su vista se despegó de mi pecho ni un segundo. Intenté no sonrojarme o sentirme nerviosa al respecto, olvidé que únicamente traía una blusa de tirantes sin nada abajo y un short corto, cuando me dormí simplemente hice lo de siempre.

Y pensar que estaría en tal situación...

—Me gusta sentirte así —sentenció después de unos segundos.

Su mano se deslizó que descansaba en mi cintura, se deslizó por debajo de mi blusa buscando la piel de mi espalda enviando escalofríos agradables a mi columna, me retorcí gentilmente ante su caricia, esperando que siguiera repartiendo caricias me recargué en él.

Pero de pronto dejó moverse y protesté contra su hombro al ser privada de la agradable sensación: —Uh... No juegues.

—¿Quién está jugando? —dijo de vuelta, y sentí la sonrisa sobre mi oreja. Abrí los ojos al sentir su aliento cuando dijo: — Tal como tú lo hiciste, déjame advertirte una cosa también.

—¿Qué...? ¡Ah!

Ahogué una exclamación de sorpresa y placer combinadas cuando me tomó del trasero y se alzó sobre su estatura. Instintivamente enrollé mis piernas alrededor de sus caderas para no caer y me aferré a sus hombros, lo miré con ojos muy abiertos y me dio una mirada totalmente diferente: como un depredador ardiente a punto de comerse a la indefensa presa.

Y yo era esa presa.

—No te dejaré escapar esta noche.

Sentí mi rostro tan caliente ante su declaración, que fue un milagro que no explorara en palabras incoherentes debido a mi intenso nerviosismo. ¡Esto realmente...!

Lo único que recuerdo después de ser recostada en la cama, era la sensación de que fui tomada y querida entre sus brazos. Brindándome cada caricia como si fuera su platillo favorito: saboreando cada bocado con lentitud, esperando encontrar el punto que lo llevaría a su delite final.

Vio cada parte de mí, la que jamás le mostré a nadie. Sus manos recorrieron todo mi ser y fui besada con tanta devoción que las lágrimas salían de mis ojos al aceptar el amor y deseo que guardaba exclusivamente para mí. Le mostré cada parte de mi ser que él tomó gentilmente y apreció cada instante, mirándome con esos ojos hambrientos y al mismo tiempo llenos de cariño.

Esa noche no sólo le entregué mi cuerpo, también le entregué mi alma, y la promesa que aceptaría sus sentimientos como verdaderos. Que nada de lo que me decía tenía oculto una mala emoción o eran mentiras. No vi más que sinceridad en cada una de sus palabras y acciones, las falsedades y los malos entendidos quedaron en el pasado.

Ahora únicamente quedaba el amor y la devoción de nuestras almas.

Cuando desperté al día siguiente lo primero que noté fue la cama vacía. Ignoré la opresión de mi pecho ante las ideas que se estaba haciendo mi mente, confiaría en Sasuke más que a nadie.

Lo segundo que noté, después de aclarar mi mente y hundirme en mi vergüenza de los sucesos de anoche, era que me dolía esa parte. ¿Y cómo no iba a dolerme sí-?

Suspiré tratando de serenarme. Cerré los ojos, hundiendo mi rostro en la almohada, tentada a quedarme todo el día en la cama, pero hoy era el último día de la noche de caridad y había arreglos que hacer. Aunque... notando por la inminente oscuridad del cielo a través de la ventana, quizás estaba poco el amanecer.

Pero no estaba aquí.

Me senté considerando buscarlo, así que jalé la sábana y noté la bata que había a un costado. Mis piernas se sentían como gelatinas y a cada paso que daba el eco en mi mente anunciaba el dolor entre mis muslos cual ignoré debidamente. Noté que no había rastros de mi ropa ni la de Sasuke que dejamos caer al suelo.

Volví a recordar lo que sucedió anoche y mi cabeza casi explotó debido a mi vergüenza.

Salí al pasillo y fue cuando escuché el chapoteó en el baño, mi cuerpo se relajó considerablemente. La puerta estaba entreabierta.

—¿Sasuke? —pregunté en murmullo, como si un ladrón fuera a salir de la nada.

—¿Y quién más sería? —preguntó el de vuelta, y sentí mis mejillas arder. Por supuesto ¿Quién más podría estar en la madrugada en el baño de la habitación que compartíamos ambos? —. Entra.

Dudé un poco, pero al final empujé la puerta e inmediatamente me fijé en la tina, él estaba ahí con la cabeza recargada en la orilla y ladeada a mi dirección, con una mirada serena que escondía una sonrisa secreta y muchos secretos.

Tragué grueso.

—Me levanté y no te vi —excusé mi presencia, sintiéndome de pronto tímida al estar bajo su intensa mirada.

Por la oscuridad de la noche, no vi realmente en todo su esplendor lo que mis manos tocaron durante el acto, pero ahora veía parte de su pecho fornido al aire y visualicé una de sus cicatrices del hombro. Miré fijamente esa parte por unos segundos antes de desplazar mi vista por su cuello y posteriormente sus labios, en último me topé con sus ojos que no dejaron de observarme minuciosamente.

—Necesitaba un baño, no pretendía tardar demasiado —explicó liberándome del hechizo de mi mirada, pasando su mano por la cabeza alejando los mechones húmedos y rebeldes que caían sobre su rostro. Tras pensarlo un momento, giró la cabeza sin apartar la mano y preguntó con cierta gracia—. ¿Quieres bañarte conmigo?

Balbuceé ante su propuesta y de pronto me encontré queriendo acompañarlo.

—¡Ah, yo...! —callé abruptamente. Sus ojos brillaron ante mi reacción, y se rio un poco, encantado pareciendo risueño cuando no lo era. Inmediatamente hice un puchero al ser motivo de su entretención—. Sí quiero...

Su mano húmeda se extendió a mi dirección.

—Ven aquí.

Ese ven aquí recovaba recuerdos agradables. Entorné mis ojos al suelo y agarré el pliegue de la bata para quitármela, pero deteniéndome en el último segundo, aún tenía algo de vergüenza al dejar que me viera desnuda. Él pareció captar mi duda, y sus ojos dijeron algo parecido a: «No hay parte de ti que no conozca ya» y desvió la vista, compadeciéndose de mí y dándome privacidad.

Claro, privacidad que se iría una vez que entrara con él.

Al tener medio pecho descubierto, ahogué un gritillo de sorpresa al ver la piel de esa área, salpicada de pequeñas manchas rojas que se harían hematomas y lo que parecían ser mordiscos. Toqué una en particular, un poco arriba de mis pechos y no pude evitar sonrojarme a más no poder.

Que apasionado, pensé para mí mientras me dirigía al dueño de estas marcas.

Quizás no pensé las implicaciones de bañarnos juntos, porqué la tina era grande como para una persona, pero pequeña para contener a dos. Me senté a espaldas de él y terminé recargada en su pecho, soltando un suspiro quedo ante la agradable temperatura del agua que me llegaba poco arriba de mi busto. Sus brazos inmediatamente me rodearon y acercaron a él, quién dejó caer un beso en mi nuca.

—¿Te sientes adolorida? —preguntó por debajo, rozando mis muslos con sus manos como si comprobara mi sensibilidad. Al girar mi rostro a él, noté su genuina preocupación. Le sonreí para tranquilizarlo dándole una espontanea caricia en su mejilla.

—Estoy bien, sólo... un poco agotada. Y debo lavarme.

Sin ninguna palabra más, me ayudó a mojar mi largo cabello, sus manos sobre mi cabeza fue la mejor sensación. Después de asegurarse de mojarlo completamente él mismo destapó el shampoo y enjabonó mi cabeza, me reí al sentirme especial y retribuida ante sus atenciones y su dedicación.

—Si continuas con tus caricias, me volveré adicta a ellas. —Me quejé una vez que terminó de enjuagar mi cabello. Había contraído mis rodillas contra mi pecho y cerrado los ojos, recordé brevemente que no era la primera vez que estaba en esta posición en la bañera, sino... cuando tuve el impulso de acabar con mi vida, Sasuke me baño casi de la misma forma que ahora.

La diferencia es que en el presente él se encontraba detrás de mí, y sus brazos fuertes me rodeaba.

—Será un honor ser tu cocaína —bromeó y yo me reí divertida de sus palabras.

—Que cocaína con tan atractiva voz —le seguí el juego.

Un gruñido retumbó en su pecho, sentí la vibración a través de mi espalda.

—La presentación es importante —replicó convencido.

Después de eso nos quedamos en un cómodo silencio, dónde fue brevemente interrumpido por mi propio tarareo mientras enjabonaba mis brazos y aseguraba de bañarme correctamente, claro a medida que me dejara Sasuke que de un momento a otro estuvo empeñado en besar mi cuello. Y yo descubrí no ser inmune a sus encantos, especialmente cuando deslizaba sus labios por toda mi sensible piel.

—Sasuke... —le advertí sin fuerza en mi voz, entrecerrando los ojos al sentir sus manos deslizarse por mi vientre—. Ya estoy limpia.

Respondió con un «Hm...» pareciera que los monosílabos eran su palabra favorita del momento. Me apretó contra él y cerré los ojos, deleitándome un momento.

—Siempre puedo lavarte de nuevo —insinuó utilizando un tono de voz más sensual que antes.

Me estremecí.

—Llegaremos tarde a la reunión... —Seguí dando puntos al azar, divagando.

—Son las cinco de la mañana y me citaron a las tres de la tarde. —Eludió con bastante suspicacia—. Tiempo suficiente para descansar debidamente.

Ladeé el rostro sobre mi hombro y me topé con su mirada hambrienta. ¿Cómo negárselo cuando me ve de esa manera? Sus manos se deslizaron y jadeé de dolor al sentir la contracción de mis muslos, no fue mi intención revelar mi incomodidad derivado al dolor.

Él detuvo de inmediato sus caricias y suspiro componiendo una cálida expresión.

—No es no —dijo.

Lo miré con disculpa y él me dio un beso en los labios, negando con la cabeza como si me reprendiera por disculparme. Pasó sus brazos debajo de mis rodillas, asegurándome y me sacó de la tina siendo sumamente cuidadoso dejándome cerca de mi bata.

Le di espalda evitando sus ojos al ser consciente de nuestra denudes, una vez que terminé y giré a él, ya tenía puesto sus pantalones dejando su torso al aire. Me regaló una mirada significativa, viéndose realmente sensual con las gotas de agua recorriendo por su tonificado pecho y marcando cada unos de sus pectorales, una pequeña toalla descansaba en sus hombros.

Quizás lo vi por demasiado tiempo, porque escuché su risa junto a un: —¿Te gusta lo que ves?

Elevé los ojos percatándome de la diversión en sus ojos.

—¡E-Eh! Yo, este...

Se acercó a mí, cargándome de la misma forma que antes.

—Más tarde podrás apreciarlo mejor, por ahora vayamos a descansar.

Sentí mis mejillas calientes ante las implicaciones de sus palabras.

Llevándome hasta la cama junto a una toalla, él de pie y yo sentada, secó diligentemente mi cabello mojado hasta dejarlo húmedo. Lo admiré todo el proceso, preguntándome cuál de todas mis decisiones fue la correcta para que la vida me haya otorgado la posibilidad que escogiera estar conmigo. Sinceramente, todas mis acciones fueron erradas, desesperadas plagadas de mi terror profundo, solamente fue la única vía que vislumbré en su momento.

Al terminar de secar mi cabello dejó la toalla. En silencio me arrastré a un costado de la cama dejando el espacio libre para él, se unió a mi lado de inmediato y arropó a ambos con el cobertor. Poco después fui envuelta en sus protectores brazos y yo apoyé mi cabeza en su pecho, soltando un suspiro al sentir repentinamente el cansancio apoderándose de mi cuerpo.

Me relajé por completo y cerré los ojos, dejando un beso en su pecho.

—Nos vemos en un rato —susurré contra su piel y la inconciencia arrastrándome por fin.

Pero antes de caer completamente dormida, alcancé a escuchar sus palabras que me acompañarían por el resto de mi vida.

—Descansa, amor mío. 

Sé lo qué están pensando: es usted muy mala escritora.

Perooo ~~ en mi defensa, siempre les dije que no habría lemon como tal ya que no me gusta escribirlo (? Pero tomen su dosis de lime censurado *se ríe*

Gracias por tanto, perdón por poco 🥺

Ahora sí, hablando modo serio, esto vendría siendo el penúltimo capítulo, o mejor dicho, antepenúltimo ya que ahora si se nos viene el final. La primera y segunda parte, decidí ponerlo así porque abarcará tiempos diferentes (no les doy más spoilers).

Estoy con la emoción atorada en el pecho, escribí estos capitulos con cierta nostalgia y emoción, no puedo creer que solamente me falte escribir el final y me da sentimiento.

Como siempre, no sé cuando les traeré el final pero les puedo asegurar que está vez si tardará más de una semana, necesito pensar bien cómo darles un final digno a esta pareja que ha sufrido demasiado y por fin, después de tantos malentendidos, sufrimiento y dolor podrán estar juntos.

Gracias todos sus comentarios, estrellitas y votos, me animan a culminar este fic. En verdad, ya estamos a casi nada.

Nos leemos en el final, ¡cuídense!
¡Alela-chan fuera! 

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