|42| Lo que se deja atrás

Hola! Hola!
Este capítulo es un poco corto de lo habitual (? Sólo disfrútenlo *risas*

Comencemos la cuenta regresiva de los capítulos. Vamos en el 42, así queeee

------->Capítulo 43

------->Capítulo 44 (Final parte 1)

------->Capítulo 45 (Final parte 2)


Sakura
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La noticia de su muerte cambió mis pensamientos en un santiamén. Tanto, que el dolor se fragmentó en mi corazón junto la nostalgia y el sufrimiento de saber que Tenten perdió la vida.

Sería insuperable.

Cuando Kiba me lo dijo, no le creí. Me reí en su cara y le dije que no siguiera bromeando conmigo, pero incluso su expresión dolida y llena de pena terminó por convencerme poco a poco. Negué incontables veces, como si eso pudiera traerla de vuela, pero la realidad es que ella no cruzó la puerta.

No la volvería a ver jamás.

Tenten me hizo mucho daño, me traicionó con la persona que una vez quise, sí, pero nunca le deseé la muerte.

Lo único que dejó atrás fue a su bebé, quién se encontraba en cuidados intensivos luchando por su pequeña vida y así sobrevivir. Lo vi a través del cristal, tendido en su incubadora con varios aparatos que le ayudaban a respirar correctamente.

—¿Qué será de ese niño cuando crezca y pregunte por sus padres? —cuestioné al aire a nadie en particular.

A mi lado, Sasuke sostenía el soporte de la intravenosa y respondió sin mucha emoción: —Mentiras, seguramente.

Sí, lo más probable es que la madre de Tenten mienta sobre sus orígenes con respecto a Neji, incluso yo haría eso. No es que fuera a decirle a un niño inocente: "Tu padre es un psicópata que asesinó cruelmente a tu madre", no, sería traumático para el niño.

Dejé caer mi mano y di una respiración profunda. Bajo mis pies las pantuflas eran calientitas y el suéter me ayudaba a entrar en calor, por la tarde me darían de alta y al fin iría a casa a descansar con restricciones de movimientos bruscos. Por lo menos ya podía sostenerme por mi cuenta después de una semana, no quería depender de nadie para ayudarme a trasladarme. Bastante problemas tuvieron cuando estuve entre la vida y la muerte, y durante los primeros días en que me ayudaban a levantarme y bañarme, fueron días de vergüenza en que las mujeres que conocían me ayudaron, especialmente con Mikoto-san.

Tuve muchas visitas en el transcurso de una semana. Por supuesto, no faltaron los detectives que aparecieron justo cuando recibía visitas de mis amigos, Gaara, Temari y Deidara en su habitual alboroto lograron sacarme varias sonrisas; tuvieron que marcharse pronto debido a la situación prometiendo visitarme otro día.

Quién traía la libreta en mano era un hombre albino de mirada fruncida y enojada que se presentó como Tobirama, acompañado de la mujer morena, Karui, quién tomó mi declaración la última vez. Con una sonrisa preguntó por mi salud.

—Lamento que vengamos a perturbar tu paz, pero tu declaración en fundamental para el caso. Entre más pronto presentemos las evidencias y se redacte el papeleo, lo más probable es que el juicio se agilice.

—¿Tan rápido? —Era mi escaso conocimiento, pero los juicios tardan en programarse. Una persona podía pasar hasta diez años sin tener un juicio.

—Este juicio ha sido aplazado por décadas a falta de pruebas contundentes ante el asesinado del expresidente del condado Jiraya, pero gracias a que conseguirte el CD, pronto se hará justicia a su nombre y sentenciarán a los culpables. —La sonrisa de su rostro detonó dicho agradecimiento.

Cierto. El CD. Sasuke me comentó que recibió el correo de aquel día redacté presa de la desesperación, menos mal que llegó en un momento oportuno.

Regresando al presente, vagamente le pregunté a Sasuke cuando sería el juicio. Hizo una mueca pensativa.

—Será mañana.

—Mañana.... —Faltaba poco para ver de nuevo a las personas que me hirieron.

—Regresemos a la habitación —pidió tomando de mi mano.

Le di un vistazo al bebé de Tenten y me uní a su lenta caminata, pudo haberme desesperado, pero teniendo la presencia reconfortante de Sasuke a mi lado disipaba toda ansiedad.

Me permití pensar lo poco o mucho que sabía respecto al conflicto, información que Fugaku-san decidió contarme el día anterior por la tarde cuando vino de visita.

La policía tenía bajo su custodia a Hiashi, Neji y Kizashi a la espera de un juicio. Al parecer el caso del asesinado de Jiraya fue reabierto ya que el CD, que Kizashi guardaba recelosamente en esa casa de empeño, contenía un video que mostraba cómo lo torturaron y asesinaron brutalmente. Las imágenes que se guardaban en el USB estaban relacionadas entre sí.

Saber que vi a Jiraya desmembrado me provocó ganas de vomitar.

Conforme a lo demás, se levantaron cargos contra Neji por secuestro, intento de homicidio y homicidio doloso en primer grado, entre otras cosas que mareaba recordarlo. Aunque, citando las palabras de Fugaku-san "Al ser menor de edad, se le exime de la cadena perpetua o sentencia de muerte". Al mencionar eso, no pase desapercibido cómo Sasuke fruncía el ceño y murmuraba algo que no alcancé a escuchar, su padre sí porqué le dedicó una mirada severa y luego comprensiva.

Y de Kizashi no quise saber demasiado, no podía importarme menos.

Al regresar a la habitación, me tope con Sasori hablando con...

—Papá. —Le llamé emocionada al reconocer su espalda.

Desde el día en que se presentó correctamente decidí dejar mi propia vergüenza y llamarlo así directamente. Nadie me impediría esta pequeña parte de mi felicidad, ni siquiera mi propia inseguridad.

Él volteó de inmediato al escuchar mi voz, de nuevo esos ojos paternales me acobijaron y avanzó para envolverme en brazos, cuidando no tocar mi herida.

—Sakura, no deberías caminar mucho —me reprendió, y luego miró a Sasuke que cerraba la puerta—. ¿Por qué no se lo impediste?

Ese tono de voz era claramente una advertencia. Sasuke le devolvió la mirada retadora no temiéndole a su expresión. A decir verdad, él era la única persona que he visto que le sostiene aquellas miradas caladoras de mi padre.

—No me culpes, es igual de testadura que tú. —Entornó los ojos escondiendo una sonrisa y siguió de largo hasta Sasori, dejándome en sus manos—. Además, necesita caminar un poco.

Claro, lo decía con tanta tranquilidad cuando él fue uno de los primeros en respingar y estar en desacuerdo al principio. Apreté los labios conteniendo una sonrisa, en estos días, a pesar de estar en el hospital, fueron los más tranquilos que no había tenido en mucho tiempo. Hasta ahora ocasionalmente tomaba las pastillas para dormir.

Recordé la expresión de Sasuke la primera vez que tomé una pastilla frente a él, como si quisiera arrebatarme el frasco y lanzarlo por la ventana.

Así cómo la primera vez que me levanté a mitad de la noche gritando a causa de mis pesadillas, él estuvo ahí para mí, arrullándome con una nana que tarareaba con su dulce voz asegurándome que se trataba de un horrible sueño, que él estaba para mí y nada me haría daño.

En esas veces, no necesitaba de la pastilla lo cual agradecía profundamente. Pero ¿Qué sería cuando no estuviera conmigo en las noches? Las pastillas serían suspendidas una vez que cruzara el umbral del hospital. Tal ansiedad carcomía mis pensamientos, así como el miedo constante de que un día me diría "Fue suficiente" y se marchara.

La psicóloga que me visitó un par de veces debido a los posibles traumas que adquirí a base a toda la situación, me sugirió pensar a menudo en las cosas que me hacían feliz y así catalizarlo para despejar mis pensamientos. Así que, justo en este momento en que temí que mi negatividad me atacara, enfoqué toda mi atención al entorno inmediato.

—¿Qué hace aquí? —pregunté a padre. Pronto me di cuenta del tono tosco de mi voz y me apresuré a corregirme—. Quiero decir... me alegra que esté aquí, pero ¿No iba venir más tarde?

Afortunadamente desplacé mis inseguridades, por el momento.

—Pase a firmar tu alta, así que podemos irnos —dijo con una sonrisa. Hasta ese momento vi la maleta echa con mi ropa en la cama—. Ahora que ya puedes comer con más libertad, vayamos por esa pizza.

—¿¡Pizza!? —Mi emoción fue evidente. Escuché sus risas e hice un pequeño mohín—. No se burlen, necesito urgentemente algo rico. Aquí comprobé la teoría que no importa en qué hospital estés, siempre tendrás comida insípida.

—Si tú lo dices —chistó mi hermano con burla.

Estuve refunfuñando en dirección de Sasori quién se burló de mí deteniéndose cuando entró Karin, la saludé con una sonrisa y me devolvió el gesto, pero logré notar como se tensaba cuando sus ojos se posaban en mi padre y desviaba rápidamente la vista, como si le tuviera miedo.

Su comportamiento me desconcertó e iba a indagar más al respecto si no fuera porque Sasuke tomó mi mano y centré toda mi atención a él. En su otra mano sostenía el casco y por su hombro colgaba su mochila.

Mi corazón se oprimió y pronto la ansiedad volvió a mí.

—Debo irme, cubriré turno en la tarde —dijo apretando más mi mano.

Abrí mi boca para decirle que nos veríamos luego... pero nada salió. Me mordí el labio inferior y desvié la vista, asintiendo sin más. Sentí un beso sobre mi cabeza en despedida y tuve la intención de agarrarlo de la camisa e impedir que se fuera, pero no lo hice.

Al separarse noté cómo me miraba y casi me ahogó en mis emociones al ver el cariño en ellos, no quise exaltarme ante mis alucinaciones. Pasó su pulgar por mi mejilla en una suave y tierna caricia.

—Te llamaré en la noche.

Su promesa se quedó conmigo después de que lo vi marcharse. Las miradas a mis espaldas fueron pesadas, así que me di la vuelta y les intenté sonreír un poco para no angustiarles. Estos problemas me concernían a mí, no quería agobiarlos más con lo que sea que Sasuke y yo tuviéramos en estos momentos.

—Entonces ¿Comeremos pizza?

Resultó que él mismo manejo, lo cual aquí fue extraño ya que mayormente Juugo era el chofer. Cuando le pregunté por su guardaespaldas, simplemente dijo que le dio el día libre. Nos llevó a la pizzería a la cual iba en sus días de universidad y le agrado ver que seguía ahí. Sin bajar del automóvil hizo el pedido y en un santiamén tuve mis manos las cajas con pizza cuales Karin quitó de mis manos al estar tan calientes, acomodándolos sobre sus piernas y las de Sasori en los asientos traseros.

Al camino a casa fue lejos de ser incomodo como pensé que sería. Padre estuvo atento, preguntando sobre cosas triviales como el trabajo de Sasori, y a Karin —que dio un respingo mal disimulado cuando dijo su nombre— sobre la universidad. Después me preguntó si acaso quería algo más de comer, me recordó la ocasión en que me rescató la primera vez de Neji, y negué sintiendo una fina sonrisa adornando mi rostro.

La comida en el departamento transcurrió sin problema a pesar de que no había muchos muebles. Para mi consternación al poner un pie dentro y no dudé en cuestionar al respecto sólo para enterarme que padre había comprado una casa cerca de dónde los tíos y la mudanza estaba en proceso; así que pronto desalojaríamos el departamento que Itachi nos alquiló por casi medio año.

Con esa impresión nos sentamos en el suelo y pusimos todo en la mesita del centro. La tarde transcurrió en un borrón en mi memoria, en mucho tiempo no me sentía así de alegre y llena de paz, sin pensar que en cualquier momento Neji cruzaría por esa puerta y dijera que el tiempo había culminado; sin pensar que Sasuke me odiaba al herirlo. Sin pensar...

No, definitivamente a mamá siempre la recordaré.

Miré el lado vacío del costado dónde Karin colocó una rebanada de pizza y la fotografía de mamá como un símbolo de que ella estaba con nosotros. Las lágrimas amenazaron mis ojos, pero nos las dejé caer.

Todo sería perfecto si pudiera escuchar nuevamente la risa de mamá.

—En realidad —Papá se aclaró la garganta. Aparté mi vista de la fotografía y la centré mi atención a él, sentando a mi lado y entrecerraba los ojos— el reunirlos aquí a los tres es por otro motivo.

—¿Uh? ¿Algún problema? —Sin saberlo, me puse ansiosa ante la perspectiva de más problemas.

—Tranquila, no es nada malo —dijo dándome palmaditas en la cabeza, logré serenarme. Luego compuso un semblante serio—. Iré al grano: ¿Quieren cambiar su apellido?

Una pregunta que en un principio me desconcertó, pero tras pensar en lo que involucraban ciertas cuestiones —tener el apellido del hombre que, en primera, no es mi verdadero padre, y en segunda, quién me odiaba con todo su corazón por ser hija de su peor enemigo— así que, teniendo en cuenta esos antecedentes, no dudé en aceptar.

—¡Sí! ¡Sí quiero! —casi grité sin aliento, dejando el vaso sobre la mesa y tomando de su brazo. Vi en sus ojos la emoción oculta que provocó mi reacción—. Quiero decir, acepto cambiarme el apellido.

Librarme de "Haruno" no era más que cortar un lazo más con Kizashi.

—Aunque veremos por cuanto tiempo lo llevas —dijo padre y lo miré interrogante por sus palabras enigmáticas cuales dejó al aire cuando fijó su vista en Sasori siendo menos efusivo que yo, pero con la misma emoción aceptando de inmediato.

Y por último... Miré fijamente a Karin que hasta ese momento no habló, mantenía la cabeza gacha y los puños apretados en sus rodillas.

—¿Karin? —pregunté.

—¿Eh? —respingó ante mi llamado. Alzó los ojos topándose con los míos, y por lo consecuente, con los de padre. Desvió rápidamente la vista, encogiéndose de hombros.

—Tú... ¿No quieres cambiarte de apellido? Si es así, no es problema alguno. —Aseguró Sasori.

Aunque ambos fuéramos hijos del mismo padre, Karin seguían siendo hija biológica de Kizashi, ¿quizás sentía apego a él después de todo? No me extrañaría, en ocasiones los lazos biológicos eran más fuertes.

Solté el brazo de papá y me incliné a Karin, tomándole de la mano.

—Está bien, hermana.

—Yo... —murmuró, cerrando los ojos con fuerza—. No es que no lo desee. Si no que ¿Tengo derecho si quiera pensar en cambiar mi apellido a Hiryū? Kizashi es la persona que más odia en este mundo —Eso lo dijo mirando directamente a papá que no apartó sus ojos serios de ella—, y aunque tampoco me trato diferente a Sakura, yo soy su hija biológica, llevo su sangre, eso me convierte en blanco de su ira. ¡Es ilógico que me lo proponga a mi también!

Terminó gritando y el silencio cayó como una capa densa sobre los cuatro.

—Karin... —ahogué mi lamento y apreté su mano.

Entonces, papá suspiró audiblemente provocando que los tres le prestáramos atención. Sus ojos eran melancólicos y mostraban una expresión serena.

Cuando habló, sus palabras fueron reconfortantes: —Eres hija de Aria, no me importa nada más.

Era suficiente para él.

Incluso si no hubiéramos sido sus hijos reales, él no dudaría ni un segundo en darnos su apellido u adoptarnos bajo su manto, simplemente por ser hijos de la mujer que amó bastaba.

Esta vez las lágrimas fluyeron como agua y nos sumergimos en un mar de emociones.

¿Ves esto mamá? Pensé mientras veía la fotografía reposando en unos de los cojines. Por fin estamos todos reunidos, como siempre añoraste.


Después de una larga ducha me sumergí en mi cama con cuidado de no presionar el lado de mi herida, soltando un largo suspiro, ladeé al cabeza a la ventana observando el hermoso cielo estrellado que me regaló la naturaleza. Me pregunté si así sería mañana, si es así no podía esperar a dormir.

El optimismo de la tarde se esfumó al estar sola en mi habitación, con la negrura de la noche ciñéndose sobre mi, y los pensamientos destructivos parecían demonios agazapados en las paredes, extendiendo sus largos brazos dispuestos a perturbar mis sueños.

¿O acaso lo que estoy viviendo es un sueño más?

Cuando despierte mañana ¿Volveré a ser presa de la bomba contra reloj de Neji y seré llevada a la fuerza?

No.

No cuando por fin estoy sintiendo un poco de paz...

Respingué al escuchar un tintineo en medio de la oscuridad. Desvié mi vista al costado de la cama dónde descansaba mi celular —regalo de padre— cuya pantalla brilló momentáneamente. Estuve dispuesta a dejarlo pasar y seguir mirando el cielo si no fuera porque seguramente sería Sasuke.

Inmediatamente tomé el celular y leí el mensaje. Era un número que no había registrado aún, pero no hacía falta hacerlo para saber de quién se trataba.

«¿Estás despierta?

Ya no tengo la pastilla»

No pasó ni tres segundos cuando sonó el celular. Observé la pantalla con el número familiar y contesté haciéndome la nota mental de registrar su contacto.

Hola. —Escuchar su voz a través de la bocina me parecía surrealista. Pensar que antes no podíamos tener este tipo de llamadas...

Me coloqué del costado libre de la herida y puse mi celular en la cama, pegada a mi oreja. No respondí a su saludo temiendo que mi voz sonara quebradiza, lo único que escuché fue su respiración y me pareció reconfortante.

—¿Tienes problemas para dormir? —preguntó al cabo de unos minutos en silencio, no sonó molesto a que no contestara su saludo.

—Siempre tengo problemas para dormir —decidí hablar. Una vez más, me prometí no mentirle respecto a mis sentimientos, hacía mi mejor esfuerzo—. El hecho de que me suspendieran las pastillas no ayuda mucho —refuté suspirando.

Sí, la psicóloga solicitó suspenderlas después de... contarle sobre mi arranque encerrada en ese baño. Estuve de acuerdo al fin de tranquilizar a Sasuke, mi familia no tenía porqué saberlo por el momento, me apenaría enormemente que descubrieran que intenté ser egoísta e ir rápidamente con mamá.

Sé que no es motivo de vergüenza mi debilidad, Sasuke es un ejemplo de ello, pero aún no supero el hecho de que lo intenté hacer.

En lugar de decirme "Es por tu bien", lo escuché tararear un "Hm" en afirmación, como si pensara algo.

Cuando no puedas dormir, llámame. Me quedaré despierto hasta que logres conciliar sueño.

Mequedaremequedaremequedare....

Repetí esa frase en mi mente y una explosión de calor inundó mi pecho, conteniendo las ganas de llorar presa de mis emociones, intenté disimularlo con una fuerte respiración que pareció un suspiro a punto de romperse en llanto. Fracasé en mi intento, pero Sasuke no comentó nada al respecto, diciendo mi nombre como si quisiera arrullarme.

—Sakura...

—Y-Yo estoy bien, no es nada —respondí de inmediato, limpiando mis lágrimas con el dorso—. Simplemente no quisiera mantenerte despierto hablando conmigo. Es tedioso.

Pude sentir su sonrisa, por supuesto que sí.

—Nada de lo que tenga que ver contigo es tedioso. Disfruto escuchar tu voz.

Así como yo la tuya, quise decirle, pero no encontré de nuevo las palabras para revelarlo. En cambio, me reí un poco, presa de la felicidad que me ofrecía.

—Pero si continuamos hablando no podré dormir.

—Eso tiene solución —aseguró de inmediato.

Escuché sus pasos, seguramente se movía a otro lugar. Intenté imaginármelo en medio de su habitación, sentado en la cama mientras sostenía el celular contra la oreja y sonreía mientras hablaba conmigo. Tal expectativa calentó mi corazón, casi estallando de emoción y felicidad.

No me di cuenta que mis labios se curvaron en una sonrisa hasta que sentí mi boca entumida, los toqué casi sorprendida de mi descubrimiento: estaba sonriendo más a menudo.

Coloca tu celular cerca de tu oreja y cierra los ojos —pidió él rompiendo el cómodo silencio irrumpido por sus pasos. Alejé mi mano y la coloqué al costado, repasando mi posición indicándole que estaba lista—. Me quedaré contigo hasta que te duermas.

—Seguramente amanecerá —tanteé en un intento de saber sus intenciones.

—Tendré el privilegio de ser el primero a quién saludes.

¿De dónde sacó su actitud tan... optimista? Provocó una sonrisa en mi rostro.

Él estaba librándose de sus demonios más agobiantes, eso me alegraba.

—No me culpes por mantenerte despierto toda la noche. —Seguí diciendo.

Jamás lo haría.

Mantuve los ojos cerrados como pidió, pero mi mente divagando en otros pensamientos. Al cabo de unos minutos, de repente se escuchó el eco de una nota de piano a través del celular provocando que entreabriera mis ojos. Seguido de ese sonido vinieron otros más conformando una hermosa melodía que no tardé en reconocer: era la nana que Sasuke tarareaba cuando no podía dormir en el hospital.

¿Cómo se llama? Me pregunté mientras volvía a cerrar mis ojos y me dejaba inundar por la suave y nostálgica música, cada nota acariciaba grácilmente mis oídos y pronto me encontré tarareándola ligeramente, inmersa en cada sensación que transmitía.

Saber que tocaba para mí me hizo sentirme especial sabiendo lo poco que le agradaba que otros lo escucharan tocar. Aunque antes, cuando estábamos juntos, dejaba que me sentara a su lado mientras practicaba en el piano de su casa y me enseñó un par de notas.

No divagué mucho en los recuerdos dónde él y yo estábamos sentados frente a un extenso piano y me sentía digna de estar a su lado, sabiendo que no se iría.

Sabiendo que aún no lo había lastimado.

Mi pensamiento en sí fue deprimente, pero la melodía eclipso toda emoción negativa que me pudiera sofocar este lapso dicha, y antes de que pudiera darme cuenta caí en un profundo sueño sin necesidad de recurrir a la medicación.

Cuando me desperté a la mañana siguiente lo primero que hice fue revisar mi celular. La llamada duró una hora con tres minutos antes de ser finalizada, si bien no duró toda la noche él prometió quedarse conmigo hasta que me durmiera. Cumplió su promesa.

No intenté disimular mi pequeño trago de felicidad y comí rodeada de mi familia, padre pasó la noche en la antigua habitación de mamá. No quise imaginar el dolor que debió atormentarlo toda la noche al dormir en la misma cama que mamá lo hizo alguna vez. Intenté no pensar mucho al respecto, dedicándome a ver la fotografía de mamá sobre la barra.

Al terminar el desayuno padre nos miró a cada uno con ese semblante serio.

—Hoy es la segunda audiencia. No podré estar con ustedes dentro. —Me miró directamente. Sabía que yo le preocupaba un poco más que mis otros hermanos por el echo de que testificaré—. ¿Estarás bien?

Asentí con determinación.

—Lo estaré.

Sonrió dándome unas palmaditas en mi cabeza.

Nos apresuramos a estar presentables y en menos de tres horas ya estaba frente al edificio del tribunal sintiendo un hueco en el estómago mientras me aferraba la correa de mi bolso, de pronto me sentí ansiosa. Todo estaba sucediendo demasiado rápido que no daba crédito a mis ojos.

¿En verdad aquí juzgaran a quienes hicieron tanto daño? No solamente a mí, si no a muchas personas.

Aspiré con fuerza, esperando a mis hermanos que se entretuvieron con padre al otro extremo. Entonces mis ojos captaron la figura de Fugaku-sama acercándose junto a Sasuke e Itachi, rápidamente busqué los ojos de Sasuke y no tardó en encontrarse con los míos. Esbozó una sonrisa al verme y se adelantó a mí.

Me quedé clavada en mi lugar, reaccionando al tenerlo tomando mi mano con delicadeza y dejándome un corto beso en mis labios. Inconscientemente curvé mi boca ante su acción mientras mi pecho se expandía, respirando sin dificultad.

—Sasuke. —Está vez lo saludé primero un poco tímida por su acción. Vi como sus ojos brillaron tenuemente—. Gracias por lo de ayer... pude dormir bien.

—Tocaré para ti siempre que lo desees.

Su sugerencia me dejó sin aire. Esa frase implicaba que podía llamarlo a la hora que quisiera, como él aseguró, y no se molestaría conmigo.

Intenté ser lógica.

—¿Y si estás trabajando en ese momento?

—Ya se me ocurrirá algo —dijo pensativo considerando sus opciones.

Antes de que pudiera indagar al respecto, fuimos llamados para ingresar a la sala. Sasuke aún sostenía mi mano y tiro suavemente de mí en todo el camino, a mis espaldas sentí las presencias de Fugaku-san e Itachi-san, que, al mirarlos sobre mi hombro, ambos me saludaron a su forma tan peculiar. Les devolví un amago de sonrisa y me centré en caminar al gran salón dónde se llevaría a cabo el juicio.

Muchas personas ya estaban en sus lugares y conversaban en ausencia del juez, y ningún rastro de los acusados. Fugaku-san dijo a mis espaldas que serían traídos una vez que el juez apareciera, lo que logró tranquilizarme de sobremanera.

Nos dirigimos casi al frente y cada vez me ponía más nerviosa, gracias a que todavía sostenía la mano de Sasuke, le di un fuerte apretón sin mirarlo. Notó mi repentina ansiedad y me devolvió el gesto, acariciando con su pulgar mi dorso. Sonreí para mí, esto se sentía agradable.

—Espero que no sea tan tardado —murmuré para él, sin despegar la vista de nuestras manos, alucinada de tenerlo tan cerca—. De pronto me dio hambre.

Mi comentario fuera de lugar pareció causarle diversión.

—¿Te gustaría ir a comer después del juicio?

Aquella mirada brillante y profunda pudo más que mi inseguridad, y asentí con la cabeza, incapaz de negarme.

Pronto el juez apareció y nos pusimos de pie, también entraron los acusados. Donde yo me senté era fácil de localizar, pronto me topé con los ojos intimidantes de Neji que no parecía estar en su mejor momento al verse más pálido de lo normal. Provocó un escalofrío en mi interior e inconscientemente me aferré al costado de Sasuke buscando su protección, nuestras manos ya se habían separado, pero tuve la sensación de protección al sentir su mano rozar mi cintura y alcé la vista topándome con una mirada mortal dirigía al frente, justamente a Neji.

De reojo visualicé a Kizashi vistiendo el mismo atuendo de Neji y Hiashi, los tres sentados en una hilera y esposados de pies y manos. Su abogado enfrente hablando brevemente con ellos; y del otro lado, lo que parecía ser el otro abogado defensor de la familia de Jiraya.

El juicio comenzó sin más ceremonias y yo no pude más que irme asqueando e impactando a cada minuto. Demasiadas cosas salieron a la luz, las cuales destaqué a medida que escuchaba las acusaciones del abogado cuales pensé mientras unía ciertos puntos.

A Jiraya lo mataron debido a que a sus manos llegó información sobre los burdeles y residencias privadas de los Hyūga en Tokio y sus alrededores, como sus tratos con otros grupos fuera de Tokio y puntos de venta de droga; esa información fue dada a un traidor, Yahiko, quién se arriesgó a ser descubierto y revelar la ubicación de los burdeles con la esperanza de que su novia, Konan, fuera rescatada de esa horrible vida. Todo salió mal, pues al acudir a la policía no sabía que había detectives comprados y estos dieron aviso a los Hyūga que lo asesinaron de inmediato sin posibilidad de contratacar.

Los Hyūga entraron en desesperación al descubrir que de alguna forma la información llegó a manos de Jiraya. El presidente llevaba a cabo una campaña para erradicar la delincuencia de las calles de Tokio, dichos planes incluían principalmente atrapar a los Hyūga a como diera lugar.

Por lo tanto, ellos no dudaron en secuestrar a Jiraya y asesinarlo —o mejor, dicho a palabras del abogado "torturarlo hasta perecer"—, posteriormente salió a la luz que otro traidor grabó el crimen y escondió para utilizarlo a su conveniencia. Cabe recalcar, que este segundo traidor se trataba de amigo de Yahiko y hermano de Konan, Nagato. Pero tal video estuvo perdido durante el juicio que se llevó a cabo después del asesinato puesto que Nagato murió, por lo tanto, en ese entonces no existía dicha prueba.

Una de mis sorpresas fue descubrir que Nagato era hermano de Takeshi, y que el hombre se suicido antes de revelar el paradero del video en medio de una tortura. Irónicamente, ese video terminó cayendo en manos de Kizashi que jugó bien sus cartas y lo utilizó contras los Hyūga por años. Demasiados, diría yo.

Llegados a tal punto, llamaron a Konan a testificar. La chica tenía una mirada fría y un aura solemne. Respondió las preguntas del abogado bajo el juramento de decir la verdad. Cada palabra que salía de su boca contaba una experiencia terrorífica. Pensar que esto sucedía en el mismo mundo, experimentos el mismo infierno dentro de ese burdel. De que abusada sexual y mentalmente, de la información que recopiló del clan, entre otras cosas.

Fue tan caótico. Si Neji se hubiese salido con la suya la noche que me llevó a esa casa de venta, mi futuro no habría sido diferente al pasado de ella.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo y me helé.

—Ese pudo haber sido mi futuro —murmuré tan bajo que amenas me escuché.

Otra persona estaba al pendiente de mis reacciones, Sasuke escuchó mis palabras y tomó de mi mano, apretándola con cierta fuerza.

—Pero estas aquí, conmigo —dijo en el mismo tono, lleno de convicción—. Nada de eso sucedió ni sucederá. Neji recibirá el castigo que se merece por intentar privarte de tu libertad.

Sus palabras se inyectaron en mi mente como un catalizador y logré controlar mi pánico irracional que se convirtió en una mancha borrosa en mi mente y pronto fue desplazada.

El resto de la audiencia pasó rápido entre revelaciones de verdades, acusaciones hacía Neji y Kizashi, y cuando me llamaron a testificar, sentí mis piernas temblar terriblemente. Tuve cierta dificultad para caminar hasta el estrado de los testigos, hacer el juramente con el corazón en la mano y los oídos zumbándome. Me senté en la silla dirigiéndole una mirada a Neji, que me nunca apartó los ojos de mí, advirtiéndome silenciosamente que si acaso una palabra perjudicante salía de mi boca habría consecuencias.

Pero me armé de valor y disipé el creciente miedo que inundaba mi pecho cada vez que lo veía.

El miedo está en la mente, él no podrá hacerte daño nunca más. Con ese pensamiento me erguí sobre mi espalda, y reuniendo todo mi valor mientras me repetía sé valiente tantas veces en mi cabeza, respondí con la verdad las preguntas que el abogado hacía. 

Hola hola!

Sé este capítulo fue corto, pero revelador (ya que por fin se supo la verdad detrás de la muerte de Jiraya y porque dichoso CD era tan importante). Sin alguna esos tres pasará por un jucio que no les dejará ver la libertad por muchos años...

¿Qué parte en especifico les agrado? En lo personal desde que apareció Ryu por primera vez en este fic mi mente estaba: YA DALE TU APELLIDO, DE UNA VEZ. Pero por cuestiones del trama y eso fue imposibleeee

Sasuke es todo una ternura tocándole piano *llora brillos*

Y si, si, les dije que no sabría cuando actualiza pero ¡eh! Ya llevamos dos semanas seguidas de actualización jaja les dije que el va a terminar este año.

En fin, en este apartado no tengo mucho que comentar. Nos leemos en el otro capítulo ~~~

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