|41.1| Consecuencias de los errores
*Esta ficker tiene ganas de comer, denle una galletita de recompensa*
Recomendaciones antes de leer el capítulo.
Si son sensibles a mención de temas delicados o palabra ofensivas algo fuertes, pueden saltarse una parte en particular, el dialogo/información comienza en:
—¿Te digo un secreto para que te sientas más miserable?
Y la mención termina hasta:
La mano ensangrentada que sostenía la hoja de la espada tembló
Ya con esta pequeña advertencia, prosigan a leer el capítulo.
PD: Por cierto, es un poco largo —pero, como siempre, seguramente no lo van a sentir—.
Sasuke
.
La peor de mis pesadillas se hizo realidad cuando escuché el disparo a la distancia mientras corría por el bosque buscando a Sakura. Mi corazón comenzó a palpitar ante el miedo y mi respiración se volvió errática a medida que avanzaba por el sendero y la sangre nublaba mi vista, mi cuerpo adolorido se quejó, pero no le presté atención debidamente. Lo único que pensaba era en ella, que no estuviera herida.
Llegué al final del bosque y el alma cayó a mis pies.
Mis esperanzas se fueron abajo cuando vi a Ryu sosteniendo a Sakura, arrodillándose en el suelo llamándola con tanto desespero. La sangre en sus prendas me aturdió por un segundo, pero no lo suficiente para no obligarme a reaccionar.
—¡Sakura!
Caí de su lado jadeando. Deseando que esto fuera solamente una de mis tantas pesadillas, sin embargo, era realmente brutal y desconcertante ¿Cómo pudo suceder esto? ¡Fue mi descuido en el momento en que Neji tomó ventaja sobre mí!
Tomé su rostro, suplicándole que no me dejara, que se mantuviera despierta para mí. Sus ojos eran extrañamente tranquilos, no dejó observarme en ningún momento. Yo sólo pude estar igual de desesperado que Ryu a medida que iba perdiendo más sangre.
—¡Hay que hacer presión en la herida con un cinturón o prenda! —exclamó Ryu acomodándola en el suelo.
Me moví a indicaciones de Ryu, sacándome el cinturón a cuestas y enrollándolo con cuidado alrededor de su cintura para detener el sangrado; la sangre se impregnó en mi piel y tuve el fuerte impulso de alejarme y así evitarlo, pero se trataba de la supervivencia de Sakura, así que obligué a mi ansiedad retroceder y ajusté con cuidado el cinturón.
A cada segundo que transcurría mi garganta se cerraba cada vez más ante la insólita idea de que esta noche podría perder a Sakura en tan sólo un suspiro. Sacudí mi cabeza batiendo esos pensamientos agilizando mis movimientos mientras escuchaba a mi alrededor a los demás acercarse y me tensé al considerar que eran los hombres de los Hyūga.
Afortunadamente eran Konohamaru y Tsunade, la última ahogó un grito al ver la situación y no dudó en acercarse a intentar ayudar.
—¿¡Qué sucedió!?
—Ese maldito le disparó —gruñí señalando el cuerpo de Neji, Konohamaru se había acercado a verificar su pulso.
Que esté muerto. Ese pensamiento inundó mi ser mientras intentaba concentrarme a apretar la herida, y con todo el odio de mi ser, por primera vez le deseé la muerte a alguien, y no me sentí mal al respecto, en lo absoluto.
Aquel bastardo atentó contra la vida de Sakura, no merecía menos de mi parte más que desearle la muerte misma.
—Tsunade, hay una chica que recibió un disparo, verifica si sigue con vida —dijo Ryu intentando respirar a cuestas. De un momento a otro gruñó lleno de ansiedad a Konohamaru: —¡¿Dónde carajos está Naruto!?
Compartí el mismo sentimiento que él.
Justo en ese momento rechinaron las llantas de un automóvil que se estacionó bruscamente cerca de nosotros, era Naruto. Entre Ryu y yo la subimos a la parte trasera, y Tsunade que trajo consigo a Tenten avisando que su pulso era muy débil, pero seguía con vida. Apenas le dediqué atención al ver la sangre a la altura de su hombro, mi atención se centró sólo en Sakura.
Naruto se escandalizó al ver a su prima tan herida, pero cerró la boca a tiempo y se montó a conducir con prisas por toda la carretera hasta la clínica más cercana. Para nuestra ventaja, esta residencia estaba cerca de Konoha. El aire se filtraba por las ventanas abiertas debido la velocidad en que conducía.
Sakura comenzó a gimotear un poco y mi desesperación creció más. Tomándola del rostro y pegando mi frente con la de ella, pidiéndole fervientemente que no me dejara.
—¡Sakura, Dios no! Por favor, por favor no te duermas —le rogué, acariciando sus mejillas. El rastro de sangre en sus labios persistió. Sus ojos amenazaban en cerrarse, un miedo se apoderó de mi ser y las lágrimas brotaron de mis ojos, sin poder impedirlo—. No cierres los ojos, quédate conmigo, no me abandones de nuevo.
Si ella muere, mi mundo se irá con ella. Sakura lo es todo para mí.
Tal como una flor que muere si no se expone al sol, gradualmente se marchitará.
Yo me marchitaré.
—No cierres los ojos. Estoy contigo, estarás bien.
Sí, ella estaría bien.
Sólo un poco más para llegar.
Un poco más.
—¡Espere, no puede pasar!
Mi carrera fue detenida abruptamente por una enfermera que colocó sus manos sobre mi pecho desnudo para retenerme, le lancé una mirada llena de resistencia. A mi lado, Ryu se frotó el rostro y se quedó ahí, en silencio.
—Por favor, diríjase a la sala de espera. —La enfermera se marchó por las puertas por dónde desapareció Sakura postrada en una camilla rodeada de doctores.
Tomé una bocanada de aire e intenté tranquilizar mi propio temblor tomando de mis manos con fuerza, con la vista dirigida al frente, con el nudo creciente en mi pecho y la horrible sensación de vértigo. Todo me daba vueltas y parecía distante, la imagen de Sakura ensangrentada y pálida no se fue de mi mente, cerré los ojos con fuerza intentando alejarlo, me estaba perturbando.
Y es que era realista, desconocía las implicaciones de la herida de bala, el hecho de que haya sido en el área de su abdomen era muy alarmante y angustiante.
—Debemos... esperar —dije después de un rato señalando las sillas laterales puestas cerca de las dobles puertas.
Extrañamente Ryu no replicó, se dejó caer en una de las sillas y apretando los puños sobre las rodillas. Me senté a su lado teniendo un asiento desocupado de distancia, sin dejar de ver la puerta esperando que milagrosamente apareciera Sakura y dijera que todo estaba bien.
Que ingenuo soy.
Esperar no era una virtud que poseyera, y tratándose de Sakura y el tema delicado de su salud, menos.
Naruto llegó a nosotros corriendo, jadeando se detuvo a mi lado apoyando una mano en mi hombro.
—¿Qué te dijeron los doctores? —Negué con la cabeza ante su pregunta.
—La ingresaron directamente al quirófano.
Asintió a comprensión, sus ojos azules se entrecerraron a la puerta con las mismas esperanzas que las mías.
—¿Y Tenten?
—También. Ingreso antes que Sakura.
Naruto se quedó quieto un momento. Ryu se removió y apoyó la cabeza en la pared, soltando un largo suspiro, por primera vez vi el rostro de un hombre preocupado, Ryu no era de mostrar emociones tan intensas, menos preocupación por algo. Esto era raro y a la vez, me resultó un poco reconfortante verlo: él en verdad se preocupaba por Sakura como una hija.
—Ya regreso, iré a llamar a mis padres y a mis primos —dijo alejándose de vuelta al recibidor.
Me quedé unos minutos en silencio, observando al frente sin pensar en nada en particular más que mi deseo a que Sakura estuviera bien. Que no muriera, que soportara la operación de la extracción de bala y ningún órgano vital resultara herido, no importaba las consecuencias mientras estuviera vida estaría tranquilo.
Entrelacé mis manos y apoyé mi frente en estas, moviendo incesantemente mi pie. No alcé la vista cuando llegó Konohamaru y Tsunade preguntando por Sakura, tampoco al escuchar que Ryu repartía ordenes a diestra y siniestra de la captura de los Hyūga a manos de los policías que llegaron ante el llamado de ellos mismo, al igual que el grupo de mi hermano y la policía de Tokio junto a la de Konoha.
—No es buen momento para buscar venganza, y lo sabes —le dijo Tsunade—. Lo importante es que Sakura sobreviva. Después puedes hacer el mundo arder si quieres, mientras tanto tu preocupación será tu hija.
Un corto silencio se instaló. Alcé la vista justo en el momento que el rostro de Ryu se oscurecía sombríamente: —Si Sakura muere, los Hyūga tendrán una muerte lenta y dolorosa.
Y no dudé de la última parte. Tampoco sentí lástima por ellos ante la ira silenciosa de Ryu, un jefe mafioso que no se media ante sus métodos.
Tsunade tuvo el gesto de pedir una playera al guardia de la clínica y la trajo para mí, era demasiado ancha y descolorida, no importó en realidad. Mi mente estaba en otro lado y mi corazón perturbado.
De un momento a otro las puertas se movieron y de ahí salió un hombre con bata azul que se dirigió a nosotros apresuradamente: —¿Ustedes son familiares de la señorita Haruno Sakura?
Como si tuviéramos resortes en el trasero, ambos nos levantamos.
—Yo soy su padre. —Ryu se puso delante del doctor, yo cerré la boca y escudriñé ansioso al doctor.
—Señor, su hija posee un tipo de sangre poco común, que es AB negativo —Al escuchar la primera frase, temí por las malas noticias y no me equivoqué—. Lamentablemente nuestro banco de sangre no cuenta con la suficiente para operarla, necesitamos urgentemente dos donantes.
Aspiré bruscamente y maldije internamente, mi grupo sanguíneo no coincidía con el de ella.
—El estado de su hija es delicado, si no realizamos la operación cuanto antes...
Ryu le interrumpió antes de que continuara: —Soy AB negativo, puedo ser su donante.
Mis esperanzas se renovaron inmediatamente.
El doctor se mostró preocupado.
—Necesitamos otro donante, extraeremos dos litros de sangre y será perjudicar para su salud.
—Saque toda la sangre necesaria. No importa las consecuencias —aseveró Ryu sin reparos—. Lidiaré con eso si mi hija tiene probabilidades de sobrevivir.
El doctor dudó por unos breves segundos antes de asentir, me miró también.
—Le recomiendo conseguir más donantes, si ella sobrevive la necesitará.
Ese "si ella sobrevive" cayó en mi estomago como un golpe mortal. Mis labios temblaron y asentí sin más, con la boca seca.
—Por aquí.
El doctor se llevó a Ryu que me dirigió una mirada de soslayo, como diciéndome que dejaba en mis manos pasar ese dato. Apunté mentalmente conseguir algo dulce para él en cuanto volviese y me dirigí a la recepción en busca de Naruto, apostando que estaría haciendo las llamadas correspondientes a los hermanos de Sakura. No tardé en encontrarlo cerca de la puerta de salida haciendo ademanes. Me acerqué a él corriendo.
—Necesitamos donantes para Sakura —le interrumpí. Naruto alejó su atención de la llamada—. AB negativo. No tienen aquí la suficiente. Ryu se ofreció como donante, esperemos que sean compatibles.
Recordé los extraños casos que a pesar de ser parientes y del mismo grupo sanguíneo, no eran compatibles. Esperé que este no fuera el caso.
El rostro de Naruto se tensó y luego casi se iluminó.
—¡Sasori es AB negativo! —dijo y pareció pensarlo—. Ahora que lo pienso, Sakura y él son hijos de... Ryu, por fin algo bueno. No te preocupes, ya los llamé. Estarán aquí cuanto mucho dos horas.
No estuve del todo aliviado, pero me permití sentir confortación. Me sentiré aliviado cuando el doctor saliera y me dijera que Sakura está fuera de peligro, no menos.
—Ve a lavarte las manos.
Examiné las palmas de mis manos con la sangre reseca de Sakura y me dio picazón.
—Estaré en el pasillo, avísame cualquier cosa. —Y con eso me dirigí a los baños.
Mi cabeza daba vueltas y la desesperación se cumulaba en mi pecho a cada minuto observando el agua llevarse los rastros de sangre, me di un vistazo en el espejo para después lavarme el rostro e ir al pasillo en espera de noticias. Quedándome relativamente quieto, viendo la pared suprimiendo mis pensamientos más voraces. La negatividad de la situación intentaba alcanzarme, pero las deseché de inmediato, no debía pensar así.
Sakura estará bien. Ella vivirá.
Elevé mi vista al techo y murmuré sosegado: —Dios, es tu turno de aparecer, no te la lleves aún.
La supliqué que no se la llevara de mi lado.
Recordé vagamente que Tenten también se encontraba aquí, no sabía a quién debía avisar sobre ella y estaba seguro que Naruto no había pensado en ello. Así que saqué mi celular y le marqué a Kiba. Como era de esperarse, la noticia de que sus dos amigas estaban en el hospital lo escandalizó y asustó, fue una gran hazaña que pudiera hablar después. Aseguró que llegaría en menos de una hora junto a la madre de Tenten y su hermano, estaba seguro que ellos eran los más ansiosos de ver a Tenten quién desapareció meses atrás.
Pensé en ello mientras guardaba de regreso el celular. El reencuentro de madre e hija sería conmovedor, quizás. Esperé que el bebé que traía en su vientre pudiera sobrevivir, con una pérdida de sangre tan brutal no se sabía.
Otro doctor atravesó la puerta y me enderecé al instante queriendo escuchar el nombre de Sakura, pero expresó otro nombre: el de Tenten.
—Sus padres aún no llegan, soy su amigo —dije para que me dieran información
Este doctor era más bajito que el otro. Asintiendo con su cabeza rapada, en sus manos traía la boina y vestía de azul. Entonces la mirada que me dedicó heló mi sangre y me trajo mal presagio: era la misma que Anko compuso cuando anunció...
—Mis condolencias, la señorita Tenten no sobrevivió a la operación de extracción de bala.
Mi pecho se contrajo un poco, esto es... sin duda... demasiado triste. Tenten, a pesar de sus acciones no merecía morir así y sufrir lo que vivió junto a ese maldito de Neji. Me quedé estático unos segundos y el doctor procedió a explicar que debido a que la bala perforó el pulmón izquierdo causando una hemorragia interna, perdiendo demasiada sangre que la llevó a un shock hipovolémico.
—Ya veo... —murmuré con un deje de pena recordando a la sonriente chica cuando la vi por primera vez, tan llena de vida. Era una lástima que muriera tan joven, quizás fue el sentimiento de que Sakura estuviera en una situación similar y peligrosa que me afectó—. ¿Y el bebé?
A estas alturas seguramente murió.
Esta vez el doctor dio diferentes noticias: —Al nacer prematuro sus pulmones no se terminaron de formar bien, por lo que fue necesario proporcionarle respiración artificial, lo hemos trasladado a las incubadoras para examinarlo y tratarlo debidamente. La primera semana será vital en cuanto a sobreviva o no.
Su explicación, aun cuando se atisbó un deje de esperanza, seguía siendo preocupante.
—Comprendo. Gracias por todo, doctor. Yo me encargaré de... darle la noticia a sus padres cuando lleguen.
Decirlo a hacerlo es sumamente diferente y difícil. Sobre todo, cuando tienes a la madre frente a ti, esperanzada a buenas noticias, y lo único que logró salir de mis labios es la trágica noticia. Aparté la vista cuando comenzaron los gritos de negación de la mujer y el llanto silencioso del niño que la acompañaba. No soporté su vista y me aparté yendo a Kiba que estaba tan quieto como una estatua, le di un apretón en el hombro lo suficientemente fuerte para hacerle saber de mis condolencias, me ofreció una mirada triste y angustiada.
—He perdido a una amiga... no quiero perder a otra.
Sé a lo que se refiere.
Yo tampoco quiero perderla.
Ryu volvió mucho después caminando lentamente y yo le di el dulce que conseguí en la máquina expendedora, el gesto fue bien recibido con una palmada en el hombro, lo cual me hizo sentirme extraño. Sin duda alguna, Ryu estaba en un estado ido.
Me había movido al área general de espera en cuanto llegaron los hermanos de Sakura junto a sus tíos. Les di las noticias generales sobre lo poco que dijo el doctor y todos compartimos la ansiedad y la preocupación. A mi lado, mamá acariciaba mi mano en un gesto conciliador y reconfortante, más de una vez le apreté la mano, rogando a que nada malo sucediese. Agradecí que haya venido junto a los demás.
Lo único que podíamos hacer era esperar, tan frustrante.
—Sakura-chan es una chica fuerte, ella estará bien —decía mamá en un intento de darnos paz, sobre todo a Kushina que parecía estar al borde del colapso.
Por su lado, Ryu permanecía de pie dándonos la espalda, mirando por la ventana de la sala, el amanecer se reflejaba por el horizonte y los apenas perceptibles rayos de alumbraban la sala. Había sido una madrugada demasiado larga y aún no terminaba.
Sentí a mamá removerse varias veces, percibí sus gestos titubeantes. Finalmente me dio un apretón en mi mano que sostenía y se levantó, la interrogué con una seña y ella me ofreció una sonrisa antes de ir con Ryu.
Desde esta distancia no se escuchó nada de lo que hablaron brevemente, pero, para mí consternación, mamá extendió los brazos a él en un ademán visible de ofrecimiento a un abrazo. Ryu no se movió por unos largos segundos antes de acercarse e inclinarse, como si se tratase de un niño a manos de mamá quién le acariciaba el cabello transmitiéndole consuelo.
Ver tal escena fue... ¿anormal? La única interacción que vi de mamá y Ryu fue aquella vez en casa, supuse que se conocían gracias a las fotografías de la preparatoria de ambos, pero jamás a un grado de tener este contacto físico. Sasori que murmuró algo parecido a: "¿Qué está sucediendo?" me hice la misma pregunta. Ryu se veía tan... humano.
Afortunadamente Kushina-san respondió a nuestra pregunta no formulada con una sonrisa algo animada.
—Por lo que sé, Mikoto-chan y Ryuichi se conocen desde niños, fueron a las mismas escuelas hasta la preparatoria y perdieron contacto cuando él desapareció a principios del último año —dijo, y nuestra sorpresa fue evidente. Tanto Sasori como yo nos giramos a verla—. Después se volvieron a encontrar en la universidad, de hecho, por Mikoto-chan mi prima y él se conocieron. Digamos que fue su cupido.
Esto fue inesperado.
—El mundo es una caja de pañuelos —murmuró Sasori antes de recostarse en la silla, cerrando un momento los ojos.
Ciertamente, el mundo era tan pequeño. ¿Quién iba a imaginar que mi madre y Ryu se conocían desde niños?
Realmente el destino mismo le gustaba reírse en nuestras caras.
Aún recuerdo el suspiro lleno de alivio que escapó de mis labios cuando el doctor emergió por las puertas y dijo: "La señorita Sakura sobrevivió a la operación".
El alivio grupal no se hizo esperar y nos miramos con esperanza, yo no soporté el peso de mi cuerpo y apoyé una rodilla en suelo dejando escapar toda mi tensión en un sollozo ahogado. El infame pensamiento de que pude haberla perdido abruptamente se fugaba parcialmente; Sakura seguía en estado crítico y se aferraba un atisbo de vida.
El doctor nos platicó el panorama general de su estado, afortunadamente la herida no rozo ninguna artería u órgano importante. Perdió mucha sangre, pero gracias a la donación de Ryu y Sasori que fue compatible, le habían administrado la suficiente y esperaban que su cuerpo se adaptara. Sugirió trasladarla a uno de los hospitales de Tokio ya que requería de una resonancia magnética cuál ellos, al ser una pequeña clínica, no contaban con esos recursos para brindarle la atención adecuada.
Inmediatamente Ryu movió sus contactos y en menos de un día Sakura fue trasladada el mejor hospital de la zona, recibiendo toda la atención médica posible. Al parecer el dueño del hospital tenía ciertos tratos con Ryu y este aprovechó la oportunidad de sacarle provecho. Como era de esperarse, él siempre transformaba la desgracia en oportunidades.
—Lo que hace el dinero y el poder —dijo Sasori y no pude evitar estar agradecido por ello. El que Ryu fuera un yakuza resultó beneficioso en esta instancia.
Aún teníamos la espina en nuestros corazones de que Sakura podía agravar en cualquier momento y morir. En cada instante me obligué a dejar esas posibilidades de lado, el panorama, a pesar de no ser tan alentador tampoco era malo. Lo que más me frustraba era que todavía no permitían ver a Sakura, él único que había tenido contacto directo fue Ryu que subió a la ambulancia en la que la trasportaron. Después de eso la sometieron a estudios y cuidados intensivos. Una vez que su salud no estuviera en estado crítico la trasladarían a otra habitación dónde se nos permitiría verla.
Hacía cuatro días de aquello. Mamá me convenció en ir a casa a descansar mientras ella se quedaba a esperar noticias, en general era Sasori o Karin quienes se turnaban para cubrir todo el día en el hospital; en repetidas ocasiones los acompañé por la tarde o noche, o Kushina y mamá entraban en el rol también cuidando de nosotros.
Por su parte, Ryu desapareció el día posterior a la hospitalización y no había regresado, pero Juugo venía a recolectar noticias.
—¿Y... Ryu? —Una ocasión estuve en el mismo momento en que Juugo se marchaba tras conseguir detalles de Sasori sólo con la noticia que Sakura había despertado y preguntando por nosotros.
—Su padre se encuentra ocupado con unos asuntos —Juugo fue simple respondiendo la pregunta de Sasori. Sin embargo, quizás notó mi mueca de inconformidad o la expresión herida de Sasori y se apresuró a agregar: —. En estos momentos, Ryu-sama está asegurando recaudar las pruebas necesarias para refundir en la cárcel a todos aquellos involucrados en el secuestro de Sakura.
—La policía los tiene bajo su jurisdicción —le recordé. Itachi había llegado durante la primera noche tan preocupado por Sakura, aprovechó el momento para decirme que tenían bajo custodia todos los involucrados en la casa de compra en su mayoría miembros de los yakuza, entre ellos, Hiashi y Neji. Este último fue trasladado al hospital de Tokio, custodiado por la policía, recuperándose de sus heridas.
Ante lo último no pude evitar fruncir el ceño. Lamentablemente mi deseo no se cumplió, que desafortunado escenario.
—Refundir en la cárcel a esos bastardos puede esperar —alegó Sasori resentido.
Juugo lo miró comprensivo, pero habló de nuevo justificando el actuar de Ryu.
—Este es el momento justo en revelar la verdad. Ryu-sama tiene diversas pruebas y un testigo clave, además de Fugaku-sama, para llevar a los Hyūga tras las rejas. —Aseguró Juugo como explicación—. Al ser también un jefe yakuza y con pruebas sin fundamentos, no simplemente podía recurrir en cualquier momento a los policías sin ser encarcelado o hacer justicia por su propia mano porqué jamás se cortaría desde la raíz, en un futuro hasta podrían ir en contra de la señorita Sakura o del joven Sasori.
En pocas palabras: estaba asegurando la seguridad de Sakura y Sasori a consecuencia de estos eventos. Desde ese punto era comprensible su ausencia.
—En todo caso, cuando lleguen a trasladar a la señorita Sakura a una habitación normal no duden en contactarlo. Él vendrá lo más pronto posible —dijo para después partir.
En la sala de espera, Sasori montó su guardia nocturna y no dudé en quedarme por la noche demostrando mi apoyo, y vi agradecimiento en su rostro. Kushina llegó a media noche quedándose en nuestro lugar y ambos nos dirigimos al comedor en busca de algún platillo disponible a degustar, la comida de este hospital, para los familiares de los pacientes era variada, parecía un bufet.
Comúnmente nos rodeaba el silencio y al momento de comer no fue la excepción, pero en esta ocasión a mitad de un bocado Sasori pareció reaccionar y sus ojos cafés antes apagados se llenaron de cierta severidad. Al estar frente a él, enarqué débilmente una ceja cuestionándole mudamente su actitud.
—Tú ¿Cuándo recuperaste tu voz?
No me esperé una pregunta así. Mi boca se secó de inmediato y le sostuve la mirada. Tardé en contestar con cierto vacilo.
—Fue cuando... Sakura terminó conmigo.
Ah, sí. En esa ocasión podía recordar el impacto emocional que recibí. Viendo en retrospectiva y alejado de las emociones del momento, Sakura supo qué palabra utilizar para evitar que fuera tras ella e insistiera a que no se fuera de mi lado. Sonaría cruel, pero si no lo hubiera hecho yo no hubiese dudado ir tras ella exigiéndole una explicación a su actitud, quizás ella hubiese accedido a contarme la verdad y las situaciones tomando un rumbo diferente.
Debí anticiparlo cuando Neji apareció, pero ¿Cómo saberlo? Imposible a menos que ella me dijera, pero Sakura se empeñó tanto a mantenerme alejado del peligro, al final, ninguno de los dos pudimos huir, la fatalidad nos alcanzó.
Sasori me contempló con ojos duros y cuestionó rudamente: —Entonces ¿Qué haces aquí?
—¿Mn?
Mi rostro reflejó desconcierto. Él apretó los labios y dejó la cuchara apoyada sobre la servilleta sin apartar la vista.
—Ignoro qué tanto te dijo mi hermana en ese entonces para resultar tan impactante. Pero independientemente de las razones que la llevó terminar contigo, te hirió de la peor manera. —No pude negar ese hecho—. A pesar de ello ¿Por qué estás aquí esperando que Sakura se recupere? ¿Buscas echarle en cara tu resentimiento o sólo es lástima?
Lástima.
¿Cuántas veces he escuchado esa palabra? La odio y repudio con todo mi ser. Las preguntas de Sasori hicieron un hueco en mi mente intentando buscar alguna respuesta adecuada y que dejara ver mis verdaderos sentimientos. De ninguna forma era lástima, tampoco remordimientos. Esto iba más allá de mi propia comprensión, un anhelo de volver a ver sus ojos verdes llenos de vida, justo antes de que nos separáramos.
¿Acaso era posible?
Yo le ayudaría para que fuera posible.
Le ayudaría a sanar sus heridas, así cómo ella sanó las mías.
Contemplé fijamente a Sasori, ahogado en mis propios pensamientos.
—Ambos cometimos errores y nos herimos mutuamente, pero no permitiré que esos sentimientos perturben nuestro presente. Es mejor dejar esos sentimientos en el pasado.
Estrechó sus ojos cafés, tal gesto me hizo recordar a Ryu. Si solo tuviera los ojos verdes y unos años de más, aseguraría de que era el mismísimo Ryu.
—No respondiste mi pregunta inicial. ¿Le tienes lástima?
—No. —Siendo sincero, le respondí de inmediato sin ninguna duda—. ¿Cómo sentir lástima por la persona que amo con toda mi alma? Estoy lejos de ser el hombre perfecto y tengo más defectos que virtudes, pero amo Sakura con todo lo que soy ¿No te parece suficiente para aceptar que quiera estar junto a tu hermana?
Le sostuve la mirada esperando ver su reacción, se encontraba tan serio y con un gesto arraigado. Su ceño fruncido poco a poco fue aflojando a una expresión cansada y a la vez aliviada. Pronto me ofreció una pequeña sonrisa libre de sus cargas con referente a su hermana.
—Me parece suficiente, por el momento.
Y con eso retomó su comida. Solté el aire que retuve sin darme cuenta, me sentí peor que un purgatorio bajo los ojos de Sasori. Era normal que quisiera saber qué tipo de intenciones y pensamientos tenía respecto a Sakura ahora que estábamos lejos del peligro. Si tuviera una hermana haría lo mismo, sin duda.
Vagamente me pregunté si Ryu haría el mismo interrogatorio y no pude evitar suspirar profundamente. Pasaría esa prueba sí o sí con tal de que nada me impidiera estar junto a Sakura.
A la mañana siguiente ocurrió un hecho que provocó que saliera corriendo del hospital en busca de Ryu, apretando con fuerza mi teléfono celular.
—Contesta, contesta —murmuré a mi celular mientras me montaba en la motocicleta. Afortunadamente no tardó en atender la llamada, no le dejé dar su habitual saludo desinteresado—. Ryu, Sakura lo logró, consiguió la ubicación exacta del CD.
Un cortó silencio se extendió del otro lado, y contestó con cierta urgencia: —¿Cómo conseguiste esa información?
Me puse el audífono con prisas mientras encendía la motocicleta y avanzaba con precaución por el estacionamiento.
—Acaba de llegarme un email programado a mi correo, en ella viene las imágenes de unos tickets y la ubicación de una casa de empeño dónde dice que está empeñado el CD. Voy a la comisaria a hablar con Itachi, él sabrá como conseguir una orden para obtener el CD.
—Si Itachi no lo consigue, asaltaré la casa de empeño —replicó de inmediato.
Que extremista.
—Espera...
Pero otra voz por el teléfono interrumpió.
—Ryu, si haces eso la prueba será inválida ya que fue conseguida de forma ilegal —dijo, y mi corazón respingó al identificar la voz de mi padre—. Deja que Itachi obtenga esa orden, siempre puedes comprar la casa de empeño si no funciona, pero no será necesario.
Ryu interrumpió con un: —Los compañeros de Itachi no son confiables.
—Tengo entendido que ya investigaron y arrestaron a los cómplices de los Hyūga, no hay peligro.
Me concentré en el semáforo frente a mí y las personas que cruzaban para no avanzar rápido y tropellar a alguien.
—Mi padre tiene razón, ya no hay espías en la estación de policía —dije en susurro.
Ryu pareció pensarlo mientras el semáforo cambiaba de color a verde, me apresuré a acelerar teniendo especial cuidado. Avancé dos manzanas antes de escuchar un suspiro parecido a gruñido plagada en advertencia.
—Esperaré hoy, no más. —Bufé por debajo, y sabiendo que no me veía, asentí. Luego volvió a hablar más bajo—. ¿Has tenido noticias de su salud?
Permanecí callado un momento antes de responder en seco: —Nada nuevo.
—...Comprendo. —Y colgó, sin despedidas, lo normal.
No tardé demasiado en llegar a la comisaría. Itachi estaba planeando con su equipo llenando los huecos de la pizarra que montaron del caso cuando irrumpí su rutina. Recibí miradas de reprimendas de los demás que pronto se convirtieron en personas extasiadas tras informarles el motivo de mi visita. Les mostré en una de las computadoras el email que llegó a mi correo.
—Shino, análisis. —Yamato señaló la computadora.
Analicé de nuevo la pantalla, en el email se adjuntaban las imágenes en aceptable calidad de los tickets cuya descripción era legible, el asunto "CD" y en cuerpo una corta y precisa leyenda: "En la casa de empeño se encuentra el CD que Kizashi escondeeeeapofsjoisjfoifdjboia6225468652i".
Ante esto último no supimos bien cómo reaccionar, de echo Tobirama se veía escéptico.
Shino se aclaró la garganta.
—Si bien las imágenes podrían ser alteradas, es mínima la posibilidad, teniendo en cuenta que es posible rastrear el folio o factura de la misma.
—Karui, busca las facturas —ordenó Yamato con ademán y la mujer se movilizó.
Shino continuó con su explicación sentado en la silla giratoria, apretando teclas mientras otros programas se habrían: —La ubicación de la computadora en la que fue enviada este email es el cibercafé dónde, tengo entendido, las cámaras captaron la presencia de Sakura antes de que los yakuzas se la llevaran. Conforme al pie de foto... supongo que sucedió algo para que apretara las letras al azar.
—Si la declaración tomada al padre de Itachi es cierta, ese CD contiene el video dónde torturan a Ishikawa Jiraya antes de ser asesinado por los Hyūga —dijo Yamato a mis espaldas, analizando la pizarra del otro lado con tantos hilos entre sí e imágenes de los involucrados—. Y junto al USB que consiguió Sakura sólo es cuestión de analizarlo con los especialistas. Después de tantos años por fin sabremos la verdad detrás de su muerte, haremos justicia.
—¡Los tickets son verídicos! —gritó la chica morena acercándose con una laptop, la puso del otro lado del escritorio. Rebotó ligeramente con el respaldo de la silla dónde estaba sentado y me ofreció una disculpa rápida, estaba en frenesí ante la información—. Encontré en la base de datos las facturas, el concepto es por el refrendo de dicho objeto.
—¿Qué estamos esperando? ¡Itachi y Shino, vayan por ese CD!
—¡Sí!
Itachi fue en busca de su chaqueta y yo iba a seguirlo, pero una mano se posó en mi hombro e impidió que me levantara de la silla en la que me aplasté desde que llegué. Ladeé la cabeza, Yamato me veía con ojos penetrantes.
—Sasuke, necesito que testifiques lo que sucedió ese día que la señorita Haruno resultó herida, aún no podemos obtener una declaración por parte de ella por su salud, así que tu testimonio nos servirá. Itachi nos habló un poco al respecto, pero necesitamos el panorama completo.
Bastó una señal de mi hermano a la lejanía para obligarme a permanecer sentado a regañadientes. Quería regresar al hospital ya, sin embargo, conocía el procedimiento y no me dejarían ir hasta que no hablara. Pensé en si debía o no hablar sobre Ryu —pero él no había dicho nada al respecto, así que supuse que, o bien podía evadirlo o realmente no le interesaba—, y la respuesta llegó por si sola: no debía omitir nada si quería que se hiciera justicia por Sakura, también por Tenten. Esa chica murió injustamente.
Al aire me pregunté como estaría aquel bebé, y pronto me encontré con un nudo en la garganta.
Cuando Sakura despertara sabría la verdad y la dejaría destrozada.
Pov's normal
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Fugaku vio a Ryu cortar la llamada con serenidad. Metiendo el celular a su chaqueta, preguntó indiferentemente a nadie en particular: —Bien ¿En qué estaba? Ah sí, ya recordé.
Entonces estrelló violentamente la cabeza que agarraba al suelo, el grito ahogado de dicha persona se encerró entre las cuatro paredes, pero no llegaría más allá de la puerta.
—¡Hijo de puta! —Kizashi escupió en el suelo cuando Ryu volvió a alzar su cabeza, con una rodilla apoyado en el suelo y contemplándolo con esos ojos voraces y fríos, realmente escalofriantes. Incapaz de defenderse, Kizashi se movió intentando patearlo fallando miserablemente en el intento. Luego dirigió su atención al otro lado dónde Nishimura y Takeshi estaban arrodillados con las manos atadas a sus espaldas, el primero medio recuperando de una golpiza y el segundo en silencio, observándolo fijamente—. ¡¿Acaso no planean ayudarme!? ¡ERES UN LACAYO DE HIASHI, DEBES AYUDARME!
Ryu soltó una risa seca. Sus ojos eran en dagas mortales mientras afianzaba el agarre de sus cabellos, inclinándose un poco para observarlo mejor.
—Estás rogando por tu vida a la persona equivocada —dijo descaradamente. Kizashi gritó y la sangre manchó el suelo después de ser escupida. Ryu murmuró para él—: A quién deberías rogar es a mí.
—¡Te maldigo Ryuichi, en cuanto salga de aquí me las pagarás!
El rostro de Ryu se mantuvo sereno, como si hace unos segundos no estuviese estrellando su rostro contra el suelo. Continuó aprensándolo del cabello y le habló de nuevo con un deje de condescendencia: —¿Hum? ¿Acaso no lo sabes? Hay cosas inevitables en este mundo, como la puesta de sol en el horizonte. También un elefante aplastando una hormiga. O, por ejemplo ¡Yo tomando tu patética vida!
E impactó una y otra vez la cabeza en el suelo, la sangre escurría por la nariz y boca de Kizashi, que no paraba de gritar insultos a su agresor que no hacía más que aumentar los golpes descargando su furia. Siendo cruel y salvaje, ninguna máscara cubriendo su común rostro sereno. Por primera vez en mucho tiempo las emociones domaron sobre sus acciones, haciéndole pagar a Kizashi cada uno de sus actos cometidos contra su familia.
—¡BASTA, TEN PIEDAD! —Apenas lograba suplicar Kizashi entre sus gritos.
—¡Tú no te detuviste cuando Sakura rogó por piedad! —Le gruñó el pelirrojo. Quería que sufriera en carne propia lo que Sakura sintió aquellas veces que la golpeaba sin tregua alguna, utilizando su posición opresora para hacerla sentirse inferior.
En cada golpe descargaba toda esa furia y culpa por no haber defendido a su hija de este demonio, por la obsesión de este malnacido Aria y sus hijos pasaron un infierno. Incluso... la vida de Sakura pendía de un hilo en estos momentos debido a todas las consecuencias de sus maniáticas razones. Nada de lo que dijeran lograrían apelar a su lado humanitario. Kizashi era su enemigo, un hombre que no dudaba en dañar a los demás sin reparar en las consecuencias.
Después un par de golpes más lo soltó con brusquedad y se incorporó respirando profundamente para compasar su aliento. Al estar más sereno desvió bruscamente la mirada a las otras dos personas arrodilladas.
—¿Disfrutaron del espectáculo? Sino quieren sufrir peor que él... —Pisó con cierto desprecio el cuello del susodicho que se retorció en el suelo y golpeaba con todas sus fuerzas la pierna que le impedía respirar, pero sus esfuerzos fueron poco fructíferos—. Les recomiendo que testifiquen en el tribunal todo lo que saben.
—Si piensas que traicionaré a los Hyūga... ¡ERES MÁS ESTÚPIDO DE LO QUE PENSÉ! —gritó Nishimura en el suelo. Su mirada desquiciada se posó en él, con una sonrisa escalofriante asomándose en sus labios manchados de sangre—. Caíste muy bajo, Ryuichi ¿No que los italianos eran todos unos caballeros? Estás golpeando a un hombre que apenas se puede defender.
Ryu enarcó débilmente una ceja, dejó de pisar a Kizashi para caminar a él e inclinarse ligeramente, estrechando los ojos. Detrás de Nishimura se hallaba Suigetsu, atento a cualquier movimiento inusual, y quién custodiaba a Takeshi era Konohamaru, pero desde que trajeron al chico al sótano no se había movido ningún centímetro.
—Desgraciadamente para ti, no soy completamente italiano. Y matarte sería demasiado fácil —dijo incorporándose. Desplazó su vista a Takeshi que mantenía su vista gacha—. Takeshi ¿En verdad piensas caer tan bajo junto a los miembros del clan que asesino a tu hermano?
Los hombros de Takeshi se tensaron y agachó más la cabeza.
—Tengo... Tengo que pagar la deuda de Nagato al grabar ese video dónde torturaban a presidente del condado.
—¿Y crees que dando tu libertad será suficiente? —preguntó, y recibió silencio a cambio. Ryu intercambió miradas con Fugaku que yacía de pie cerca de la puerta, contemplando sin alteraciones lo que se suscitaba frente a él—. Fugaku, encárgate.
Fugaku alzó los ojos percibiendo el tono de su voz. Aquel que Ryu utilizaba con él no era el mismo que destilaba cuando mandaba a sus hombres o incluso a Madara. Identificaba atisbos del viejo amigo que conoció en la preparatoria. Suspiró con un deje de cansancio y pidió a Konohamaru que levantara a Takeshi.
El chico no se opuso, siempre se mantuvo con la cabeza gacha incluso cuando salió de la habitación. Justo después entro otro hombre azabache, apenas Ryu lo vio y le restó importancia de inmediato.
—No creo que Nishimura esté dispuesto a declarar algo. A Takeshi déjalo unas horas más, estoy seguro de que Fugaku lograré conversarlo a que hable sin llegar a la tortura.
Shisui, jefe de departamento de Delitos Mayores, se cruzó de brazos mientras les dedicaba un gesto lleno de repulsión a Nishimura y Kizashi tendidos en el suelo, quejándose miserablemente.
—Y pensar que pasamos más de diez años buscando a todos estos malnacidos para que se nieguen hablar ahora —gruñó el policía sin apartar su vista de Nishimura—. No me sorprende, incluso Hiashi no ha querido decir nada, mucho menos Neji.
—No sería para menos. Nishimura es el perro fiel de los Hyūga, incapaz de morder la mano que le da de comer, y Kizashi... es una escoria más —Escupió con desdén encaminándose al susodicho que lo veía desde el suelo con tanta repulsión—. Ni siquiera te consideran un perro digno de ser rescatado ¿No es eso una lástima?
Aun estando bajo amenaza, Kizashi escupió a sus pies manchándole los zapatos de sangre, después sonrió entre sus dientes ensangrentados.
—Lo que es una verdadera lástima es que jamás hayas logrado estar con Mebuki ¿Cómo suena eso?
Ante la mención de Mebuki, el semblante de Ryu cambió drásticamente a una máscara completamente fría. Kizashi continúo hablando sin parar: —Me repudias porque jamás tuviste el valor que yo tuve para luchar por su corazón, y al final compartí la mitad de su vida junto a ella. Durmiendo a su lado todas las noches, tocando su cuerpo... ¡Incluso tuvimos una hija! ¡Karin fue la más amada por ella! Los otros dos bastardos que llevan tu sangre son repulsivos. Sé que en el fondo Mebuki también los despreciaba por ser tus hijos.
Ryu lo contempló por unos largos segundos, sin decir nada considerando no caer en sus provocaciones. Kizashi tomó la oportunidad para seguir hablando.
—Pero ¿Sabes que es lo más lamentable? El que creyeras en la mentira que elaboré.
En esta ocasión Ryu no pudo evitar fruncir el ceño teniendo un mal presentimiento.
—¿A qué mentira te refieres?
—Aquella fiesta de fin de cursos en la universidad. Entraste a la habitación y nos viste teniendo sexo —murmuró. Los ojos de Ryu se dilataron ante los recuerdos de esa noche bulliciosa en la enorme casa. La música taladrando sus oídos mientras iba de habitación en habitación en busca de Mebuki, para que al final la haya encontrado en brazos de otro hombre, de Kizashi—. En ese momento apuesto que pensaste que ella era una puta barata que decía amarte, pero después se acostó conmigo.
Apretando sus manos, Ryu entrecerró los ojos teniendo un mal presentimiento de ese acontecimiento.
—¿Te digo un secreto para que te sientas más miserable? Esa noche Mebuki no dejaba de buscarte, eso me enfureció. Sabía que tú la encontrarías en cualquier momento, así que la drogué y la llevé a una de las habitaciones para hacerla mía ¡No puso resistencia alguna! ¿Cómo podría si creyó con quién se acostaba era contigo? Y cuando tú nos viste creíste que nos reconciliamos y decidiste alejarla de tu vida tan abruptamente sin dejarse explicarse. Ahí entré yo, consolándola y aprovechando la oportunidad para tenerla a mi lado de nuevo... Oh, Ryuichi ¿Sientes pena por ti mismo? ¡Deberías, fuiste demasiado estúpido!
La respiración de Ryu se agitó bruscamente ante la consternación de la revelación, sus pupilas se dilataron ferozmente pareciendo un cazador que tiene en la mira a su presa que piensa matar sin piedad. Sus manos temblaron ligeramente antes de levantarse de sopetón sin apartar su vista de él. ¡Ese maldito... drogó y abusó de Aria en su momento de debilidad, y yo no hice más que creer en la tetra y alejarme de ella!
Su pecho subía y bajaba mientras la risa de Kizashi resonaba en sus oídos como un martirio, inmerso en sus emociones descarriladas, le propino una patada con toda la furia que bullía en su interior, y luego otra, y le secundó varias.
En la séptima patadas las risas de Kizashi fueron combinadas con su tos y seguía gritando sin cesar: —¡DEBERÍAS ESTAR VIENDO TU CARA AHORA MISMO, NO SABES CUÁN GRATIFICANTE ES ESTO! ¡EN VERDAD PENSASTE QUE MEBUKI ERA UNA PUTA BARATA! ¿SABES QUÉ? ¡SÍ LO ERA! ¡SÍ LO ERA!
—¡CÁLLATE! —Exclamó Ryu fuera de sí y continuó golpeándolo con la agresividad digna de un animal enfurecido—. ¡CIERRA LA MALDITA BOCA! ¡NO TE ATREVAS A BLASFEMAR SU NOMBRE!
Entonces se giró tomando su espalda que reposaba en la silla y la desenvainó con rapidez colocándola en el cuello de Kizashi que se quedó quieto, ya arrodillado con la cabeza alzada. Ambos mirándose fijamente con tanto odio y desprecio, de sus sentimientos dirigidos a la misma mujer, pero de diferente forma: mientras uno hizo todo lo insano, lastimándola en el proceso con tal de retenerla a su lado; el otro prefirió dejarla ir creyendo que así ella sería feliz con la persona que "amaba en realidad", que le dejaba el camino libre para encontrar su felicidad sin saber que en realidad él completaba su vida.
Ambos perdieron a la mujer que amaron.
Ambos fueron unos malditos estúpidos despreciables.
Y sólo uno le dolía profundamente su muerte y la seguía amando de profundamente.
—¡Vamos, mátame! —Kizashi agarró la espada con su mano desnuda, acercando la hoja del arma a su cuello. La sangre comenzó a escurrir de la cortada de su mano y la reparación del pelirrojo se volvió pesada—. ¡Acaba con mi vida de una vez por todas! Sé que me quieres muerto, es mejor que desaparezca ¿No es así? ¡Mátame! ¡Mátame!
Los ojos de Ryu eran tan letales y filosos como su misma arma, afianzando el agarre en el mango de la espada. Pasaron unos largos segundos que nadie se atrevió a decir algo, incluso el impacto de una aguja se escucharía en medio del sepulcral y helado silencio. Dejando entrever hasta el punto en que estuvo lo demasiado cerca para hablarle al oído.
—La muerte es un gran pacificador, piensas que muriendo lograrás reunirte con Aria ¿No es así? —Adivinó retomando su antigua serenidad. Los ojos de Kizashi se ensancharon y agrandaron de sobremanera, y su respiración comenzó a ser errática—. Desgraciadamente, estoy seguro de que irías al mismo infierno y jamás te encontrarías con ella, aunque pasen mil años.
A cada palabra que salía de la boca de Ryu parecía veneno frío recorriendo en la columna de Kizashi quién percibió el peor de los peligros, el terror inundaba cada partícula de su ser, odiaba sentirse indefenso y verse humillado frente a su peor enemigo.
La sonrisa llena de desdén y diversión oscura se reflejó en el rostro contrario, incluso llegó a sus ojos que brillaron de sadismo oculto. Luego el yakuza le dio unas palmaditas en el rostro y habló como si fueran los mejores amigos: —Pero no te preocupes, tendrás una agradable compañía todas las noches que te hará recordar cómo utilizar tu virilidad. Yo me encargaré de conseguirlo.
Kizashi palideció al instante y tartamudeó sin querer: —T-Tú... ¿No serás capaz de-?
—Dime ¿Te parece gusta que te follen rudamente por el trasero o por la boca? —preguntó Ryu retirando su mano y mostrándole una sonrisa desdeñosa ante el horror que comenzó a reflejar el otro—. No te molestes en responder ahora, me aseguraré de conseguir compañía para ambos casos y unos juguetes interesantes. Eres masoquista después de todo así que lo vas a disfrutar.
—¡RYUICHI, ERES UN SÁDICO DE MIERDA! ¡UN ENFERMO DEMENTE!
El susodicho se enderezó sin dejar de contemplarlo con un gesto mortal.
—¿Enfermo yo? ¿Quién era el que acosaba a las mujeres en la universidad y violó a una bajo los efectos de la droga? No debiste dañar a Aria en el pasado, ahora conocerás el mismo infierno que ella vivió a tu lado durante veinticinco años. Pero no me culpes, estas son las consecuencias de tus actos.
La mano ensangrentada que sostenía la hoja de la espada tembló, en realidad todo su cuerpo lo hizo, de rodillas en el suelo mientras su voluntad se iba denigrando. La locura comenzó a rayar cada uno de sus sentidos.
Y todo se quebró cuando Ryu finalizó diciendo: —Te deseo una larga y miserable vida en ese agujero llamado celda.
—¡ESPERA, NO PUEDES DEJAR ESTO ASÍ! ¡HIRYŪ RYUICHI, VUELVE AQUÍ Y MÁTAME!
Los gritos de Kizashi resonaron a sus espaldas después de retirar bruscamente la espada de su alcance, mientras les pedía a gritos que lo matara para poder reunirse con Mebuki. No le daría ese gusto de su propia mano. Apenas le dirigió un vistazo al policía, pasando a su lado le quitó el pañuelo que colgaba del bolsillo de su chaqueta.
—Con un poco de presión hablará todo lo que sabe —dijo pasando el pañuelo por el hilillo de sangre que se deslizaba por la hoja—. Utiliza el que no le darás compañero de celda para negociar con él.
Shisui le dirigió una mirada de soslayo antes de decirle en advertencia: —Espero que nuestro trato siga en pie.
Siendo él jefe de Delitos Mayores que trataba los casos específicos con yakuza era cuestionable que hicieran tratos con un mismo yakuza, pero siendo precisamente un jefe que estuvo lejos del país durante años dejando la ciudad merced de los Hyūga que no hicieron más que perjudicar a mucha gente inocente, podía hacer una excepción siempre y cuando tuvieran un bien común.
Cuando los Hyūga se dedicaban en su mayoría a secuestrar y matar personas, extendiéndose por las ciudades prostituyendo a chicas como su fueran mercancías, los Hiryū vivían en el anonimato ocupados en sus casinos que llenaban sus bolsillos de dinero y el tráfico de armas al extranjero, cuyas conexiones con los italianos eran irrompibles.
Ellos tenían los valores de sus antepasados arraigados en sus mentes de dónde surgieron los yakuza: ser Samurái. "No lastimarás a mujeres, niños o ancianos y defenderás a los débiles".
Sí, incluso observando al jefe yakuza frente a él que limpiaba la hoja de su espada con tanta tranquilidad y una letalidad silenciosa que sentía hasta los poros. No necesitaba parecer intimidante porque este hombre lo era en sí. Pase a que sabían que los Hiryū pocas veces rompían sus propias reglas, Hiryū Ryuichi se ganó su título desde que su predecesor, Hiryū Ryuta, pereció. A pesar de que todo su clan huyó al extranjero cuando los Hyūga los atacaron, ganaron poderío en Italia. No necesitó meterse en negocios turbios como la trata de personas para hacerse de un hombre; bastó con su inteligencia, letalidad y serenidad al abarcar la compra-venta de armas, información y distribución de drogas. Siendo tan despiadado agitando aquella espada que se manchaba con la sangre de quienes consideraba sus enemigos.
Y pobre de aquel que tocara a unos de los miembros de su Clan, la muerte sería un regalo bastante piadoso. Shisui acababa de comprobar y asegurar por sí mismo ante las amenazas que Ryu lanzó y sin atisbos de duda a cumplirlas. En esta situación era mejor unirse al enemigo de su enemigo para ganar. Percibió la fortuna ser aliado que enemigo de este hombre.
Con Ryuichi no debía andarse con la guardia baja, si creía que matarte era un regalo divino, te mantendría con vida haciendo de esta el mismo infierno que desearías morir a cada instante. Apostó que de alguna u otra forma Ryu buscaría la forma de cumplir su amenaza echa a Kizashi.
—Uh, el trato —divagó Ryu ignorando los pensamientos del policía—. Si la salud de mi hija se complica y muere, te quedarás sin culpables a quién condenar.
Shisui frunció el ceño. Nada en el mundo le impedirá asesinar a Hiashi o Neji, así como torturar por el resto de su vida a Kizashi, pensó alarmado dándose cuenta la magnitud de su alcance. Fuese que tuviera contactos o no, apostaría que si tuviera la oportunidad él mismo lo haría, la espada Chenqing no estaba de adorno en sus manos adiestradas.
—Así que reza para que ella tenga una larga y próspera vida.
Sin dejarle hablar, se retiró del sótano. Sólo el policía fue testigo de cómo la mano que sostenía el pañuelo ensangrentado estaba fuertemente apretada a tal punto que sus nudillos se volvían blancos.
Hola, Hola! ¿A qué no se esperaban está actualización? Pues yo tampoco, siendo sinceras. Pero aproveché el tiempo libre que tuve esta semana antes de ser consumida por todos mis deberes, estoy segura que tiempos oscuros se acercan *risas*
Conforme a este capítulo fue intensoooo, Sakura por fin está fuera de peligro extremo y ha sobrevivido ¿En verdad creyeron que la iba a matar? *llora* les dije que esto tendrá final feliz para ellos.
Lamenté mucho que Tenten muriera, pero era el destino de este personaje en este fic, dejó atrás a su bebé ¿Él sobrevivirá o morirá como Tenten? Se descubriría más adelante. ¿Algún dato de la primera parte que les haya agarrado con la baja guardia? Conforme a Ryuichi y Mikoto, efectivamente ellos se conocieron de niños y crecieron juntos, pero después Ryu desapareció y apenas ahora se reencontraron. ¿Se esperaban eso?
Bueno hablando de la última escena y con respecto al personaje de Ryu, quiero aclarar un hecho importante: él es un mafioso, aunque tiene su lado "bueno" (que se explicará en el siguiente capítulo) no deja de lado el echo de que alguna vez en su vida tuvo que matar a alguien, y aquí lo comprobamos al ver como somete a Kizashi y lo amenaza después de que reveló lo que le hizo a Aria *sufre* por eso es agresivo y despiadado con sus palabras después.
Curiosidad del capítulo que nadie pidió: esta escena en un principio iba a ser más brutal y sádica ya que Ryu en verdad odia, repudia y desea el mismo infierno a Kizashi por todo lo que le hizo a Aria, pero decidí bajar el nivel por aquellas personas sensibles y mi propio corazón no soportó ver a mi bebé Ryu ser tan despiadado (?
Y si algo nos ha dejado en claro este personaje es que sí cumple sus amenazas, así como sus promesas —por eso Ryu no promete ni amenaza en vano—. Este es un personaje OC que se ha ganado mi corazón por la historia que tiene detrás que pronto les mostraré. Ryu puede parecer una persona indiferente que aprovecha las desgracias de los demás y se beneficia de esto, pero la realidad es otra, es un personaje que está dispuesto a todo con tal de defender a quienes considera importantes. Y si es así es a causa de lo que vivió en su juventud.
¡En fin! Esperen el siguiente capítulo. Que, ejem, les alegrará saber que ya está escrito y listo para publicar (se podría decir que es la segunda parte de este y se explicará qué sucedió con Mebuki anteriormente, tuve que cortarlo porqué quedo excesivamente largo).
El nombre del siguiente capítulo es: Padres e hijos.
¿Qué dicen? ¿Lo quieren hoy o después? *sonrisita*
Aunque, después del siguiente capítulo ahora sí ni idea cuando actualizaré, puede que tenga tiempo como esta semana o puede que esté tan atareada y vuelva a desaparecer unas semanas. Depende de mi disponibilidad y ganas de sentarme frente a la computadora después del trabajo hahaha no me malinterpreten, amo escribir este fic. ¡También aprecio sus comentario, votos y leídos, les quiero!
Conforme al spoiler/frase del capítulo que mencioné en el apartado 40, vi que la mayoría voto por el capítulo final, así que ese es el ganador. Lo estaré dejando en el siguiente capítulo.
En fin, estaré leyendo si quieren sufrir unas horas por la espera o varios días ¡Qué el pueblo decida!
¡Nos leemos en el siguiente capítulo!
Alela-chan fuera.
Tod@s indignados al leer el capítulo y ver que Kizashi ni Neji han muerto:
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