|37.1| El peor sentimiento del mundo


Sasuke

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Cuando Ryu apareció frente a la puerta durante la mañana junto a Juugo supe que algo había sucedido, que se haya tomado la molestia de venir personalmente tildaba a malas noticias pues él prefería llamarme a mí para acordar —o, mejor dicho, ordenar— un encuentro.

Intenté no caer en la locura tras escuchar lo que especulé desde un principio. Mis manos temblaron al tomar la fotografía que me extendió con un rostro serio, no me fijé en nada más. Ni en las reacciones detrás de mí o de mi propia respiración retenida en mi pecho.

Me centré en ella inmortalizada en la fotografía. Viéndola recostada en los asientos de un automóvil, inconsciente y desprotegida en manos de los yakuza.

Apreté la fotografía e intenté respirar pausadamente no queriendo ser presa del pánico y desesperación. Si no mantenía fría mi cabeza ahora mismo saldría por esa puerta a cometer una estupidez que anularía todas las posibilidades de rescatarla.

Cerré los ojos un momento únicamente concentrándome en mi respiración. Después de unos segundos que pareció una eternidad, logré mantenerme recto y abrí los ojos, enfocándome en Ryu.

—Tenemos que rescatarla ¿tienes algún plan algún plan en mente? —Mi voz salió peligrosamente calma en un intento de ocultar mi desesperación.

Me atreví a preguntarle tras percibir su serenidad como si ya estuviese tramando algo. Lamentablemente yo no tenía los medios necesarios para enfrentar por completo esta situación. A regañadientes y frustrado, debía depender de él.

Quizás notó que oculté mi desesperación, quizás no, no importaba mostrar mi preocupación. Ryu asintió a medias y se adentró sentándose en la sala. Del otro lado mamá se encontraba absorta, procesando la información y Madara yacía recargado en umbral de la puerta clavando su vista en mí, seguramente esperando una reacción más exaltada de mi parte.

—Vine decirte que no debes moverte de aquí a menos que surja una emergencia. Ninguno de ustedes se exponga —señaló a mamá y Madara— en las próximas veinticuatro horas o me pondrán en desventaja.

—¿Qué planeas hacer? —le cuestioné una vez más.

Finalmente deslizó su vista a mí con toda la calma que fingía. Noté por un segundo su rostro crispado, luego se sereno.

—Hacer un intercambio, todavía tengo a Nishimura bajo mi poder —Por supuesto. Ese sujetó intentó matarme unos meses atrás y me sorprendió que aún siguiera vivo, pensando al respecto, consideré que hace tiempo que Ryu lo mató; pero supo aguardar el momento y ahora lo utilizaría a su favor—. Aunque debo admitir que las posibilidades de éxito son muy pocas.

Su voto de confianza en la situación quebrantó la mía, arrugué la frente y expresé mi inconformidad con un: «¿Qué quieres decir con "pocas posibilidades"

—Todo depende sí Hiashi no está en la ciudad. Hacer un trato con Neji es un juego de niños, se deja influenciar fácilmente —aseveró él cruzando una pierna sobre la otra sin dejar de lado su explicación—; pero si se encuentra Hiashi con él, será difícil evitar una confrontación y peligraría la vida de Sakura.

—Entonces esperemos a asegurarnos que Hiashi no está en la ciudad —sugirió Madara a sus espaldas. Quise lanzarle el portarretrato que estaba mi lado ¿Esperar? ¿En verdad piensa que estaré tranquilo esperando sabiendo que Sakura estaba en peligro?

Pero Ryu se negó, y aunque quise suspirar de alivio al saber que él estaba de acuerdo conmigo, lo siguiente que dijo me dejó en un conflicto interno:

—Esperar una confirmación de mi gente llevará horas, contando que Hiashi es bueno manejando y distorsionando rumores. Apenas mis informantes me digan algo, corremos el riesgo de que sea falso. De cualquier manera, hay que actuar hoy mismo. Neji es tan impulsivo que no dudará en sacarla del país ante la más mínima oportunidad.

Definitivamente Ryu no era alguien portador de excelentes noticias.

—Entonces hay que actuar ya —dije dirigiéndome rápidamente a la salida, cada segundo que pasaba mi desesperación crecía más.

Para mi sorpresa Juugo se interpuso impidiéndome el paso. Intenté rodearlo, pero de nuevo se interpuso.

—Parece que se te olvidó lo que dije hace unos minutos. —Ryu se levantó de su asiento y caminó a mi sin despegar su vista. Yo le devolví un gesto mortal.

—No estoy para tus juegos. Cada minuto es vital para la vida de Sakura.

—Y yo te dije que no pueden salir de aquí. Neji comenzarán a moverse una vez que me vean y para amenazar a Sakura no dudarán en utilizar tanto a sus hermanos como a ustedes. Te usará una vez más para detenerla a su lado ¿Es lo qué quieres?

Cerré mis manos en puño escuchándolo. Rechiné los dientes ante el «otra vez» aún no... no podía conciliar y aceptar que Sakura nunca quiso alejarse de mí y tuvo que recurrir a ese método tan cruel de herirme para alejarme de su lado porque Neji la amenazó con mi vida.

El terror la invadió y actuó por impulso. Tan desesperada... tomando una decisión difícil y extremista. Pensé que en ese aspecto se parecía tanto a mi padre. Estuvieron acorralados y no les quedo de otra más que elegir un camino doloroso.

Tragué el nudo en mi garganta sin poder protestar porque sabía que tenía razón. Si ya sucedió una vez, la segunda vez sería el mismo resultado. Sakura se entregaría en bandeja de plata con tal de que ninguno de nosotros saliese herido, y eso lo sé y lo confirmó Hinata el día anterior.

—Hijo. —La voz de mamá me sacó de mis pensamientos. De un momento a otro yacía a mi lado tomándome de la mano que cerré a puño, sosteniéndola con cuidado—. Ryuichi tiene razón, es mejor actuar con prudencia. No queremos que Sakura-chan se arriesgue de nuevo en el futuro.

Tampoco yo quería eso.

A regañadientes solté un gruñido y me fui a sentar a la sala intentando serenarme, sin mirar a nadie en particular queriendo pensar en cualquier otra cosa en vez de dejarme consumir por la inminente desesperación y angustia que se agazapa en mi pecho, dejándome una marca ardiente de preocupación latente.

—Eviten salir a menos que sea una emergencia —ordenó Ryu de pie en la entrada—. Dejaré a un par de mis hombres vigilando afuera en incognito. Ni siquiera notarán que están ahí y atenderán ante cualquier amenaza que venga.

—Gracias por tu protección, Ryuichi —dijo mamá cerca de él ofreciéndole una ligera sonrisa.

No fue mi imaginación, pero la mirada de Ryu pareció titubear un momento antes de asentir a su dirección y salir completamente de la casa sin decir nada más. Entrecerré los ojos al recordar que ellos dos se conocían desde la preparatoria, mamá no parecía ajena a él y Ryu se paseó por la casa con tanta familiaridad; como si ya hubiese estado aquí.

Decidí centrar mi mente en especulaciones y relaciones en todo este asunto. Todos parecían entrelazados de una u otra forma.

Fue mi manera de intentar mantener a raya mi desesperación.

POV'S NORMAL

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Ryu estaba conteniéndose con éxito.

Al ver al joven de ojos grises arrodillado frente a él no pudo evitar tener un impulso y casi darle una patada, pero se contuvo a tiempo. Si hacía un movimiento imprudente Neji no concedería el intercambio, sabía que le tenía una especial estima a Nishimura por eso lo mantuvo con vida todo este tiempo. Apenas vivo, se corrigió mentalmente al ver el estado deplorable del joven. Mientras pudiera mover sus labios y su corazón latiera le servía de cebo.

Una persona lamentable y desgraciada, recalcando. Mallugado del rostro cuyo ojo derecho casi estaba cerrado por la hinchazón de la zona. En su pálida piel se asomaban moratones oscuros revelando que anteriormente recibió una paliza, mancas rojas resecas también salpicaban especialmente sus brazos y cuello; no pasó desapercibido las cortadas en los antebrazos y los puntos en ellos. Parecía más demacrado que de costumbre, sus labios morados y agrietados se mantenía cerrados en una cínica sonrisa y sus ojos los desafiaban en todo momento.

Orgullosamente ese chico se mantuvo vivo a las torturas físicas —no decía cuerdo porque de por sí estaba descabellado—, utilizar las mentales sólo ocasionaba que el chico se exaltara más y gritara a los cuatro vientos su repudio hacia ellos. Un odio inyectado por el jefe de los Hyūga, sin duda alguna. Tampoco era que le interesara mucho a Ryu, de todas formas, aunque eran muebles diferentes estaban hechos de la misma madera.

Corrección, casi de la misma madera. Por lo menos los Hiryū se tentaban el corazón tratándose de niños y mujeres, teniendo una regla especifica puesta por él mismo: tenían prohibido dañar a mujeres y niños. Quienes e unían a ellos tenían que aceptar esta condición.

En cambio, los Hyūga era otro cuento. Por eso mismo no le sorprendía en lo absoluto que hayan aceptado a Sakura como pago de las apuestas de Kizashi —ese sujeto como lo repudiaba en lo profundo de su ser—, el otro clan no reparaba en el daño ocasionado. Barrían sus obstáculos sin escrúpulos. Ryu tampoco los tenía, pero él tenía claro uno de sus principios, los Hyūga ni siquiera contaban con eso.

Teniendo la vista al frente, de pie en medio de la sala pulcra cuyo tapete se manchó por la sangre de Nishimura, Ryu se fijó en Neji que se encontraba sentado del otro lado en ese majestuoso sillón. Con una mirada penetrante que no daba pasos a replicas, quiso esbozar una sonrisa irónica, se contuvo a tiempo. ¿Ese bastardo intentaba intimidarlo? Le causaba una gracia ácida, nadie lograba intimidarlo de ninguna forma.

—No —dijo claramente Neji—. No acepto el intercambio, Sakura es mía.

Algo que odiaba el jefe del clan Hiryū es que trataran a las mujeres como objetos, especialmente a las que amaba y estimaba. Sakura entraba en esa categoría, así que no evitó que su rostro se crispara de irritación contenida.

—Hablando de las personas como si fueran objetos ¿no es muy pretencioso de tu parte? —dijo Ryu sin una chispa de emoción en sus ojos verdes. Se inclinó tomando la cabeza de Nishimura que estaba inclinada, jalándolo del cabello hizo que revelara su rostro—. Eso quiere decir que tu amigo de aquí también es un objeto y no importa si lo mato ¿verdad?

Neji bufó, claramente divertido.

—¿Piensas que me interesa lo que le suceda? —Cruel y despiadado, el joven se levantó de su asiento dando unos pasos al frente, clavando sus ojos en Nishimura que no se le veía expresión alguna—. Por mi puedes matarlo y darle de comer su cadáver a los perros.

Su declaración no hizo más que crispar las emociones de Ryu, pero su rostro se mantuvo imperturbable por fuera no demostrando ninguna reacción como esperaba Neji, que parecía triunfante al respecto en seguir negándose.

—Pensé que eras más inteligente. —El hombre parecía decepcionado, soltando a Nishimura se giró a Juugo y Konohamaru que aguardaban a sus espaldas—. ¿Verdad que piensan lo mismo? —Sin embargo, ninguno respondió como tal porque no lo dejó, se volvió a Neji que pronto frunció el ceño—. Si tan sólo estuviera tu padre aquí podríamos hacer las cosas diferentes, aunque... apuesto que él no está enterado que tienes a la chica bajo tu poder.

Y por la expresión helada de Neji estaba en lo cierto e internamente se felicitó en acertar. Desde un principio le pareció extraño que el chico se moviese por su propia cuenta teniendo solamente a unos bajo su mando, cuando con el poder del Clan no le sería dificultosos atrapar y secuestrar a Sakura; sin embargo, tardaron demasiado. Entonces lo que abría a dos especulaciones tras analizar los hechos recientes y uniendo cabos por todos lados.

Primero y la que más se inclinaba: Hiashi le ordenó a Neji atrapar a Kizashi y el CD con él; ante la negativa de Kizashi de entregárselo, Neji prefirió actuar con Sakura y utilizarla como enlace, pero descubrió que no funcionó —no por nada Kizashi puso el dinero por encima de su propia hija— e intentó secuestrar a Sakura. Al parecer tampoco le fue beneficioso tenerla pronto con él, ya sea para no alertar a Hiashi de su ineficiencia o por otra razón, buscó una forma de amenazar a Sakura y retenerla con cadenas invisibles mientras le hacía buscar el CD en su ausencia. Haciendo el trabajo sucio de él mientras retenía a Kizashi para que Hiashi no lo encontrara y se enterara de la verdad.

Y la segunda especulación: tratándose de alguien tan predecible y desquiciado como Neji, actuó influenciado por sus emociones. La obsesión con Sakura era tan grande que decidía jugar con ella y su libertad, empujándola a niveles extremos y quitando de su camino en amenazas a las personas que amenazaban en arrebatársela. Siendo un ejemplo claro la separación de Sasuke y Sakura evitándose la fatiga de hacer desaparecer cuerpos y un castigo severo de Hiashi porque seguramente no le parecería agradable limpiar un desastre de su hijo.

Se hacía una imagen de sus retorcidas ideas y manipulaciones del chico frente a él, no le parecería extraño si esta opción fuese el caso. Conocía poco a Neji, pero las veces que se ha topado con él demostró ser alguien totalmente impredecible, desquiciado y con un carácter impulsivo y violento que lo ocultaba tras una capa de serenidad bien fingida.

—Tú... —Neji apretó los puños y sus ojos parecían más rojos y pupilas dilatadas—. ¿Es una amenaza?

Ryu enarcó una ceja y luego apareció un gesto sereno en su semblante que secretamente exponía una burla.

—Amenazarte sería darte el gusto de saber que eres importante, pero ¿qué crees? No lo eres —Sus duras palabras parecieron impactar al joven de forma negativa, pues su rostro se oscureció de sobremanera—. Tómalo como una advertencia.

Sus ojos verdes se entrecerraron mientras su expresión se componía a una más letal.

—En pocas palabras: o me entregas a Sakura o tu padre se entera de esto.

Y por la expresión de Neji no era algo de lo que quería que Hiashi se enterara.

Ryu pensaba que sería más simple matar a quién tenía enfrente y al yakuza detrás, pasar por la casa eliminando a cada persona que se encontrara en el camino hasta dar en la habitación dónde seguramente tenían encerrada a Sakura; y con éxito sacarla de ahí. Pero eso sería arriesgarse demasiado, en este momento no le convenía tener una disputa con los Hyūga al haber matado en su territorio y que se abriera el fuego cruzado.

Hiashi estaba tramando algo con los enemigos de su familia en Italia, y al no saber al respecto era mejor no mover las aguas, tanto para proteger a su familia en el extranjero como a Mebuki y su familia —y uno de ellos era su hijo biológico—. Ahora más que nunca tenía que pisar con cuidado el campo de minas en el que estaba parado.

Lo vio dudar. Neji parecía respirar con fuerza como si se tratase de un toro a punto de perder el control. Otro chico de cabellera roja vino detrás jalándolo para mirarlo fijamente a los ojos:

—Tienes que hacer el intercambio, si él le dice a tío lo que hiciste ten por seguro que no te irá bien —le dijo.

—¡Me niego a entregarla! —Neji se rehúso apartándolo de un empujón, temblando a causa de sus emociones—. Me costó demasiado traerla a mi lado...

—Tendrás que hacerlo. Tu desesperación nos llevó a esto —murmuró el chico en un tono que Ryu no alcanzó a escuchar—. Buscaremos otra forma después, por el momento es mejor retroceder. Tío no se encuentra en la ciudad y Danzo-sama tardará en volver. Te aseguro que, si Ryu permanece otro minuto más en esta habitación tendremos la frente agujerada, o en el peor de los casos, nuestras cabezas rebanadas.

Ninguno de los dos pasó desapercibido la otra arma peligrosa que reposaba perezosamente en la cintura del hombre: la temible espada Chenqing*. Pase a lo emotivo y delicado que sonaba el nombre, la apariencia, sin embargo, era otro panorama: su empuñadura era tan negra como la noche y tenían grabados de dragones tenues centellando en carmesí, la vaina oscura envuelta en escrituras rojas de estilo chino entrelazándose entre sí haciéndola ver aterradora a vista de cualquiera. Una mano descansaba desinteresadamente en el mango, esperando el momento exacto para desenvainarla.

Ambos chicos sabían que era una "advertencia" implícita. En una pelea a larga-media distancia las pistolas servían y era de gran ayuda y sin duda ganarían si sabrían manejarse de manera conjunta y perfecta. Sin embargo, en una pelea uno a uno de cerca, sus cabezas —sin duda alguna— rodarían por el suelo manchando el tapiz de sangre.

La historia que forjó Ryu de joven era sonada en su ambiente que causaba escalofríos con sólo escucharla. Incluso Hiashi les había advertido que bajo ninguna circunstancia permitieran estar en el mismo lugar junto a Ryu si llevaba consigo a Chenqing; a menos que tuvieran suficiente munición y un plan elaborado que le hiciera alejarse de su arma.

Plan que, desafortunadamente Neji no tenía ¡No consideró que el mismísimo Ryu viniese en persona por Sakura! ¿Sería posible que se enteró sobre ese asunto?

No, imposible. Si ese fuera el caso, hubiera sido otra situación pues en el momento que Ryu cruzara esa puerta sin dudar les habría disparado en las piernas y agitando sin miramientos a Chenqing.

Neji se convenció en silencio y la ira bulló en su interior.

—Maldito. —Fue lo único que le dijo. Y entonces se giró a su guardia—. Trae a Sakura.

En el lapso en que se fue el guardia los tres se miraron fijamente. Los jóvenes sin bajar la guardia, sobre todo porque la mano aún descansaba en la empuñadura. Aunque ellos intentaran enfrentarse y sacar sus armas para dispararle a Ryu, el hombre de cabellos naranjas detrás de él iría siempre un paso adelante; cuando intentaran apuntarle seguramente ya tendría una bala entre ceja y ceja; o incapacitados dándole la oportunidad a Ryu de matarlos.

Así que Takeshi jaló a Neji, retrocediendo unos pasos hasta el sillón y lo obligó a permanecer ahí. Entonces el guardia apareció teniendo a Sakura inconsciente entre sus brazos, dejándola en medio de la habitación y apartándose a petición de Ryu, entonces él mismo se acercó y agachó para estrecharla suavemente en brazos. Hizo que Konohamaru jalara bruscamente a Nishimura y lo dejara en el mismo lugar que estuvo la pelirrosa; el guardia tiró sin delicadeza del joven hasta los pies de Neji.

Y así, completado el intercambio, Ryu les dedicó una mirada solemne.

—Por el bien de tu clan, espero que esta situación no se vuelva a repetir —dijo.

Después dio la media vuelta y desapareció por la puerta principal seguido de Konohamaru que seguía atento y después Juugo que jamás les apartó la mirada de encima. Saliendo al jardín delantero de la casa, cuando Konohamaru abría la puerta trasera del auto para el pelirrojo, se escuchó un sonido estridente proveniente de la casa y luego gritos ahogados.

Ryu le dejó de prestar la más mínima atención y se adentró al automóvil aún con Sakura en brazos.

—Vamos a la mansión.

Sasuke

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Estar sentado sin hacer nada fue la peor decisión. Nunca me sentí tan sofocado en un día, comúnmente me gustaba quedarme en casa y encerrarme, pero ahora me pareció la peor opción. Mi mente hacía estragos ante el sonido que se instaló en la casa después de que Ryu se marchara. Ni siquiera Hunter fue suficiente, tuve que subir al segundo piso y sentarme frente al piano para poder concentrarme.

Mamá preparaba la comida con ayuda de Madara, sus voces eran tan lejanas y perceptibles. Al mirar por la ventana me pregunté que estaría haciendo padre en estos momentos ¿estará protegido? Tenía entendido que estaba bajo las alas de Ryu, así que seguramente se encontrará bien.

Me percaté de que en realidad estaba alejando ciertos pensamientos, mis manos se movieron por sí solas frente al piano y comencé a tocar al compás de mi mente aquella melodía que se formaba cada vez que pensaba en ella.

Sakura...

Cerré mis ojos y me permití considerarla. En retrospectiva, algo no estaba bien cuando me atacaron hace meses en el hotel, ella dijo que solamente estaba afectada tras enterarse de que Sasori era hijo de Ryu, pero noté algo más. Un sufrimiento silencioso que no lo asemejé a otra cuestión convenciéndome de que no se culpaba de mis heridas... y luego de una semana me dijo todas esas mentiras...

«No deseo seguir a tu lado. Ya tuve suficiente»

No, por supuesto que deseaba estar a mi lado, solamente...

«Si sólo te justificas es peor para ti, no quieres aceptarlo. Pero yo no tengo porqué cargar con tus demonios ni quiero hacerlo. Es demasiado desgastante estar con alguien que no puede hablar, me he cansado de ti y no quiero seguir a tu lado. Es todo lo que tengo que decir».

Tenías tantas cosas que decir. Cuando las palabras salían de sus labios me parecían tan reales, pero ahora que recuerdo nítidamente la ocasión, sus ojos brillaban en lágrimas ocultas, de un dolor indescriptible. Como si se estuviera dañando a sí misma en lugar de a mí, al sentir dolor no pude más allá de mi propio sufrimiento.

«Sólo estaba confundida con respecto a mis sentimientos, el dolor de una traición. Cómo tú estuviste ahí, conmigo, sentí ese apego a ti y cierta curiosidad de lo que sería si fuera tu novia, pero jamás fue amor. Me estuve engañando a mí misma todo este tiempo. Me di cuenta de mi error y quiero alejarme, no deseo seguir con este juego».

Incluso después intentó engañase a sí misma a sabiendas que nada iría bien después de herirme.

«En el fondo lo sabes, siempre te tuve lastima».

La peor de las mentiras.

Jamás me miró con lástima. Nunca. Ni siquiera cuando me rompí y lloré al revelarle que intenté suicidarme, ni tampoco cuando mis ataques de pánico inundaban mi mente o las inseguridades que atacaban mi día a día, ella siempre estuvo ahí sosteniendo mi mano y alentándome con palabras dulces y reconfortantes.

Sostuvo cada parte de mí desde que llegó en un remolino agitando mis emociones. Con su sonrisa resplandeciente que ocultaba su propio dolor. Besó cada una de mis cicatrices y amó cada uno de mis demonios que me atormentaban. Siempre gentil, siempre decidida a defenderme, siempre demostrándome su amor por mí.

Todo esto lo había olvidado.

Lo enterré en lo profundo de mi ser después de que me hiriera porque no quería recordarlo, o más bien no quería darme cuenta de que en realidad fui lo suficientemente capaz de entrar a su corazón y a causa de ese amor no dudó en interponerse entre el peligro y yo para mantenerme a salvo, a pesar de saber que ella misma se destruiría en el proceso.

De saber que la odiaría con toda mi alma y posiblemente no volvería a estar a mi lado.

—Sakura... —murmuré deteniendo las manos, apretándolas en puño.

¡Que estúpido fui! No pude ver más allá de mi dolor y me empeñé tanto en odiarla sin analizarla, sin poder detectar sus mentiras. Mi peor error fue no creer en todo lo que pasamos juntos, si tan sólo ese día hubiese insistido más... Sakura no hubiese sufrido de esa forma.

No estaría ahora en manos de Neji. Debí observarla mejor, debí ir al día siguiente a su casa o desde antes.

Cerré los ojos y dejé escapar el aire por mis pulmones. De nada me servía lamentarme ahora. Los sentimientos aún peleaban entre sí en mi pecho ¿debía seguir odiándola por herirme u olvidarlo al reencontrarme con ella cuando volviese? Aunque lo hiciera, no sabía sus deseos ¿qué tal si en verdad me aborrecía?

Agité la cabeza ante ese pensamiento ¡Basta!

Tan concentrado me encontraba que respingue al sentir una mano sobre mi hombro. Era mamá que sonreía cálidamente, hasta ese momento me percaté de que traía una mochila consigo.

—Cariño, Itachi trajo esto, es de Sakura —dijo dejando la mochila sobre el piano—. Creo que deberías ver lo que hay dentro.

Luego se marchó dejándome solo con mis pensamientos. Observé la mochila con cierto recelo y renuencia ¿Qué encontraría ahí? Impulsado por la necesidad la traje a mí y la abrí, no entendí a que se refirió mamá con que debería verlo, solamente había un par de libretas. Las hojeé admirando su caligrafía y notando los pocos apuntes, me detuve en secó al observa una página en especial.

Parecía que al principio fue predestinada a servir para anotar los apuntes de una clase, pero a dos líneas dejó de serlo y mi nombre a parecía una sola vez al costado y un «te extraño y perdóname» aparecían constantemente en las siguientes páginas dejándome sin aire.

Una y otra vez.

Me faltó el aire después de seguir revisando los demás compartimientos, topándome con una fotografía. La recordé perfectamente, era la misma que ella sacó y peleó una vez en su habitación aludiendo que era suya. Un cálido sentimiento se formó en mi pecho al sostenerla y arrugarla inconscientemente. Sentí mis ojos arder y el nudo de mi garganta se intensificó.

Si me quedaban dudas de que Sakura nunca me amó, estas pruebas me abofetearon sin piedad.

Salí de la habitación cuesta abajo buscando serenarme, en cualquier momento Ryu llamaría y daría las buenas noticias —esperaba—, no desperdiciaría más mi tiempo de esta forma.

A pesar de que el rencor seguía siendo sombra en mi interior que se disipaba, no podía obviar esto. No cuando mi amor por Sakura era más intenso y sus acciones demostraban lo mismo.

—Entiendo... —La voz de mamá me detuvo a medio camino a la cocina dónde Madara seguía cortando casualmente las verduras. Me di la vuelta a la sala y me pare a su lado, mi rostro reveló el anhelo que sentí a que fuera Ryu—. No, está bien. Iré para allá.

Fruncí el ceño.

—Comprendo. Intentaré hablar con los guardias, no creo que tengan problemas en dejarnos ir.

A cada palabra que decía mamá me entraban más las dudas. Esperé impaciente a que colgara la llamada y me mirara. Noté sus ojos tristes y desdichados, me dio un mal presentimiento.

—¿Ocurrió algo malo? —Apenas tuve fuerzas para hablar.

—Karin llamó, Mebuki ha empeorado, pero se niega a ir al hospital hasta que vaya a verla —dijo mamá suspirando—. Ryuichi nos dijo que no saliéramos, pero tratándose de Mebuki estoy segura que lo dejará pasar. Sólo espero que no le dejemos en desventaja.

—¿Por qué querrá verte? —le pregunté con duda.

Mamá se encogió un poco de hombros, se veía decaída.

—Tampoco lo sé, pero es mejor ir. Entre más rápido llegue más pronto la podremos llevar al hospital.

—Te acompañaré, no es bueno que vaya sola.

Me apresuré por mi chamarra y pronto nos encontramos en el automóvil. Madara se opuso como era de esperarse, pero tras explicarle la situación no refutó más y también decidió acompañarnos, iba en el asiento trasero en silencio.

De reojo observe por los espejos el automóvil blanco que nos seguía a una distancia prudente, Madara notó mi cautela y dijo que no teníamos de qué preocuparnos, eran los hombres de Ryu quienes no vigilaban las espaldas. Agradecí a que respondiera a mi pregunta muda, e internamente me relajé un poco.

No tardamos demasiado en llegar a casa de los Haruno. Estar parado frente a la puerta del departamento me pareció abrumante, pronto me encontré pensando porqué nunca cambiaron de casa después de mi rompimiento con Sakura, pero supuse que fue gracias a la influencia de mamá y el hecho que aún mantuviera lazos con Mebuki.

Karin no tardó en recibirnos, debajo de sus ojos aparecieron unas ojeras que delataban el cansancio. Nos invitó a la sala y no pasé por alto la mirada de reojo que me dio, pero no dijo nada al respecto.

—Le avisaré a mamá que está aquí —dijo y desapareció tras el pasillo.

Discretamente miré a mi alrededor. No había cambiado demasiado desde la última vez que estuve aquí hace meses, los muebles en diferente posición y las pocas fotografías no aumentaron ni disminuyeron. Recordé las tardes en que la pasaba aquí después del trabajo en compañía de Sakura, y en ocasiones de Karin y Sasori, antes de que todo sucediera tenía buena relación con ellos al igual con Mebuki.

No pude evitar sentir nostalgia.

Karin apareció avisando a mamá que podía entrar. No pensé mucho qué haría cuando mamá desapareció y me quedé junto a y Karin en la habitación, maldije que Madara haya decidido quedarse en el automóvil a esperarnos, él hubiese sido mejor compañía en estos momentos. La mirada penetrante de Karin logró incomodarme un poco.

—¿Quieres café? —Su voz no parecía ni amable ni desagradable.

Asentí solamente y la vi desaparecer. Permanecí en silencio todo este tiempo, aunque intentara hablar parecía que mi boca se negaba a emitir palabra alguna, no había pasado ni cinco minutos y ya me sentía sofocado, decidí que lo mejor sería lavarme la cara y así acomodar mi mente.

Caminé rápidamente al baño, pero una puerta abierta a mi derecha me detuvo: era la habitación de Sakura, o bueno, la que yo recordaba que era suya. Me debatí internamente en sí entrar o no, al final mis pies se movieron en contra de mis órdenes y me encontré empujando suavemente la puerta.

No sé con lo que quería toparme, pero no imaginé encontrarme con una habitación desastrosa que me hizo recordar a la mía cuando me encerré por semanas preso de mi dolor. Había ropa tirada por todos lados, los libros de la cómoda esparcidos por el suelo, la silla volcada a un lado. La cama deshecha y los peluches de animales tirados en el suelo, lejos de la mullida cama.

El único lugar que pareció salvarse del desastre fue el escritorio, específicamente la pizarra dónde yacían colgadas varias fotografías, recordé las viejas y admiré en silencio las nuevas, no eran muchas, a decir verdad, pero fueron impactantes. Entre todas ellas había varias dónde yo aparecía, incluso la que nos tomaron aquella vez en la fiesta de caridad, otra de Hunter con Sakura, una de Naruto cargando su portafolio y otra de ella con sus amigos en la preparatoria.

Noté el único gancho libre y saqué la fotografía que tenía en lo profundo de mi chaqueta, esa que encontré en la mochila de Sakura y observé el lugar vacío ¿Esta imagen pertenecía aquí?

—No te equivocas, ahí estaba esa fotografía, —No me sorprendió el que Karin me encontrara aquí. Pasó de los objetos en el suelo y le dio una mirada resignada a la habitación—. Con tantas cosas que han sucedido no he tenido tiempo de acomodar...

Ladeé el rostro a la pizarra y observé de nuevo la fotografía.

—Ignoro lo que sea que estés pensando, Sasuke —habló llamando mi atención, su mirada seria choco con la mía y tuve que evitar suspirar. Tampoco lo sé, quise decirle—. Pero supongo que sabes la verdad detrás de las acciones de mi hermana, no te culpo por no darte cuenta antes porque... nosotros también lo descubrimos recién.

La culpa destelló en su rostro. Se giró a recoger la ropa a su alrededor, vagamente me pregunté si acaso hacía esto a menudo porque parecía tan acostumbrada. En silencio me uní a su labor, mientras ella ahora acomodaba la cama y colocaba los peluches en su lugar, por mi lado, enderecé la silla y dejé la ropa ahí. Algo cayó al suelo entre todo y rodó produciendo un sonido sordo.

Al fijarme noté que era un frasco de pastillas. Fruncí el ceño al agarrarlo y darme cuenta que eran pastilla para dormir y un terrible pensamiento me horrorizo. ¿Acaso Sakura intentaba hacerse daño con pastillas? ¿Ella... quería dormir y nunca despertar? No me atreví a pensar la palabra en concreta debido al temor.

—Cuentan con receta —dijo Karin terminando de colocar el peluche en la cama y ahora se dirigía a los libros, tras escucharla no me di cuenta que contuve la respiración hasta que dejé escapar un fuerte suspiro—. Después de su ruptura Sakura comenzó a sufrir de insomnio, todas las noches deambulaba por la casa apenas comiendo lo que le dejábamos. La obligué a ir con Anko para que le recetara un medicamento relajante, tiene que tomar una pastilla al día para poder dormir. Ha sido así por dos meses.

Lo decía con tanta frustración. Quizás Karin me culpaba por las secuelas que tuvo su hermana, no tuve resentimiento en ellos a pesar de que mi mente gritaba que yo no tuve nada que ver. Pero en realidad sí, por mí Sakura tuvo que plasmarse el alejarme de la peor manera y destruyéndose en el proceso.

—Su remordimiento no la dejaba dormir y quizás la preocupación de que en cualquier momento la llevarían tampoco —siguió diciendo ajena a mis pensamientos. Dejé el frasco sobre el escritorio junto a la fotografía, apreté mi mano sin apartar la vista del medicamento—. Lamentablemente nos dimos cuenta después, se encargó de engañarnos a todos. Pero de nada sirve lamentarse ahora, el hubiera no existe.

Entrecerré los ojos ahogándome en mis emociones. Por supuesto que era imposible retroceder el tiempo y arreglar las cosas. El daño ya estaba hecho y lo mejor que podía hacer era intentar apaciguar y amortiguar las consecuencias. Aún estaba a tiempo.

Mamá interrumpió cuando estaba terminando de acomodar los libros junto a Karin en completo silencio.

—Mebuki quiere verte, cariño.

Me pareció extraño, pero no rechacé su invitación. Noté que los ojos de mamá yacían enrojecidos y tenía contra su pecho un par de cartas. Evité preguntar y me dirigía a la habitación de Mebuki.

Quedé completamente impactado al verla. Ya no existía la sombra de la mujer que conocí, que a pesar de tener una mente desairada su cuerpo se mantenía firme, no. Ahora parecía ser al revés: su cuerpo débil con los brazos delgados y el rostro hundido, su cabeza envuelta en una frazada roja que cubría la falta de su cabello que en el pasado fue rubio. Y sus ojos verdes opacos por el cansancio y sufrimiento.

Y aún teniendo una fina sonrisa. Extendió una mano a mi dirección, por el impacto me quedé en la puerta. Reaccioné al ver su reacción y me saludó con una voz rasposa y desganada.

—Hola, Sasuke-kun. Tanto tiempo sin verte.

—Mebuki-san... —murmuré contraído.

No pareció sorprenderse de mi voz, pero sí comentó al respecto:

—Vaya, tienes una voz muy varonil.

Apreté los labios sentándome en la silla a un lado de la cama, sin soltarla. No podía creer su estado deplorable y estuve a nada de levantarme y decirle a Karin que era mejor llevarla ya al hospital, para mi horror, noté también que al lado parecía haber un trapo con sangre y até cabos ante la ligera mancha en la comisura de sus labios.

No, no iba a esperarme.

—Tenemos que llevarla al hospital de inmediato —dije sin reparos a punto de levantarme.

Quién sabe de dónde sacó fuerzas, pero Mebuki me detuvo jalándome de la mano y me mantuvo en la silla. La miré con los ojos muy abiertos ante su negación y renuencia.

—Mebuki-san...

—No nos iremos hasta que me escuches. Una vez que entre al hospital no me dejaran ver a nadie —replicó decidida.

—Su salud es más importante.

Mebuki no contestó a esa frase. Se aseguró que no iba a escapar y me soltó.

—Mi salud... no creo poder soportar mucho —Sonrió desganada acomodándose a cuentas—. Cada día siento que mi cuerpo se desvanece y mis fuerzas se van, las quimioterapias terminan poco a poco con mi vida y la enfermedad avanza. Es cruel ¿no es así? Lo único que no podemos evitar es la muerte.

—No va a morir —dije renuente—. Si la llevamos al hospital ahora mismo...

Mebuki negó.

—Aunque me lleven no habrá nada que hacer. Yo misma lo siento, Sasuke-kun, por eso he pedido verte.

¿Entonces esa fue la razón por la cual insistió tanto? ¿Pretendía despedirse de cada uno de nosotros? O mejor dicho ¿Esperaba a que Sakura apareciera y por eso no quería ir al hospital? Una vez que la ingresen la someterán y no dejaran a nadie pasar.

—Sé que es egoísta lo que te voy a pedir, pero no tengo opción. —Retomó mis manos apretándolas gentilmente, sentí el nudo que se formó en mi estómago comenzar a subirse por mi garganta, tan horrible, tan asfixiante—. Por favor, no te pido que regreses con Sakura ni tampoco que la sigas amando, solamente... apóyala cuando yo no esté. No dejes que caiga en un hueco sin fondo, no permitas que se pierda a sí misma tal y como ella te ayudó a ti en su momento.

¿Acaso se podía estar más afectado de lo que ya me encontraba?

Apreté sus manos en un intento de controlar mi respiración frenética. ¿En verdad se estaba despidiendo? ¿Me pedía estas cosas?

—¿Podrías prometérmelo? Estaré tranquila si aseguro a mi hija contigo, eres la única persona que lo logrará.

Si caso pretendía que lo hiciera, lo consiguió.

—Lo prometo —le dije contraído. Lo más que me importaba en este preciso momento era acabar con la charla y llevarla al hospital, sí prometerlo me aseguraba adelantarlo lo haría mintiéndome de que era una mentira.

Cuando en realidad sus palabras calaron en mi ser.

—Gracias, Sasuke-kun. Eres un buen chico —Su voz cada vez salía más cansina—. Me alegra tanto Sakura te haya conocido y lamento tanto que las cosas salieran mal. En el mi hija te ama, no puedo domar sobre tus sentimientos, pero recuerda esto: el remordimiento es peor sentimiento de este mundo.

El remordimiento... pensé alicaído.

—Ciertamente.

—Y mi hija vive con mucho remordimiento al igual... al igual que Ryuichi-kun —El que mencionara ese nombre me intrigó lo suficiente.

—Una vez me dijo que me parecía a su primer amor ¿Me compara con Ryu? —pregunté severo. Me molestaba a cierto modo que me comparara con ese hombre tan enigmático que llegaba a ser desdeñable.

—Te dije que me recordabas a él, jamás te comparé —aclaró—. Tienes la misma convicción que él tuvo en su momento y eres tan amable como él lo fue.

¿Amable? ¿Ese hombre era amable?

—¿A qué se refiere? No se ofenda, pero él no es amable en estos momentos. He escuchado que únicamente se beneficia de las desgracias.

Mebuki se rio quedamente dejándome consternado.

—La gente siempre tiene esa opinión respecto a él. De joven, Ryuichi-kun era alguien callado y amable, todo un caballero, pero muchos confundían su seriedad con petulancia. Le trajo muchos problemas, pero jamás perdió de vista quién era... incluso después de convertirse en yakuza.

—¿Lo conoció cuándo él no era parte de la mafia? —Aquello me dio curiosidad recordando las fotografías viejas que liberó mamá. Por un momento olvidé que debía cortar la conversación. Me prometí que en cuanto terminara la siguiente frase la llevaría de inmediato.

Mebuki se mantuvo en silencio por unos segundos observando al frente la televisión suspendida al aire, acarició sus manos con gentileza las cuales yacían en su regazo y una sonrisa triste adornó su semblante.

—Ryuichi-kun hizo muchas cosas tanto buenas como malas. Desde que nos conocimos nuestro entorno siempre fue de malos entendidos hasta que... todo explotó y él se fue sin saber que Sasori era su hijo. Cuando nos encontramos de nuevo me di cuenta que mi remordimiento superaba mi arrepentimiento, pero jamás se lo dije y nos llevó a la situación de ahora. Ojalá hubiese hablado antes, pero preferí callarme por miedo.

La escuché en silencio porque parecía afectada por sus propias palabras.

—Sé de antemano lo que hace el remordimiento. A mí me volvió loca y me hizo perder tantos años al lado de mis hijos. —Sus potentes ojos penetraron hasta lo más profundo de mi alma, parecían brillar de angustia—. Por eso te pido que no dejes que mi Sakura termine así, no permitas que se vuelva loca del dolor como sucedió conmigo. No sigan el mismo camino que Ryuichi-kun y yo recorrimos.

Me suplicaba cosas que quizás no estaban a mi alcance, pero por una razón quise prometerlo. El nudo de mi garganta nunca fue tan fuerte y mis ojos nunca ardieron tan horrible. Asentí y se lo volví a prometer tomándola de los hombros.

—Se lo prometo. Ahora vayamos al hospital.

Mebuki entrecerró los ojos y a pesar de que intentó replicar que quería esperar primero a Sakura, se dejó guiar. Iba a llamar a Karin justo cuando Mebuki tosió débilmente y después una arcada apareció, vomitó sobre la almohada. No me hubiera alarmado demasiado si el color fuese de otro color, pero lo qué expulsó fue un líquido carmesí.

Sangre.

No me dio tiempo de quedarme paralizado como de costumbre.

—¡Mebuki-san! —exclamé.

Ella siguió tosiendo y vomitando sangre. Rápidamente jalé las sábanas y la sostuve en brazos mientras gritaba por Karin y mamá. No tardaron en aparecer por la puerta y ahogaron exclamaciones al verme cargar a Mebuki y la sangre en las sábanas.

—¡Debemos ir al hospital ahora mismo!

—Le diré a Madara que tenga listo el automóvil. —Mamá salió corriendo más a prisas con el celular en la mano.

Fui detrás de ella intentando ser rápido pero delicado. Mebuki seguía tosiendo y sacando la sangre, manchó mi camisa y pedía disculpas a cuestas.

—No se disculpe. Lo importante es llegar al hospital —le dije agitado.

Karin me miró impresionada al escuchar mi voz, pero lo olvidó por completo al enfocarse en Mebuki que seguía tosiendo. La voz de la chica temblaba mientras intentaba tranquilizarla y le pedía que respirara profundamente, la desesperación fue lo que compartimos al llegar al automóvil y montarnos en él. Afortunadamente el automóvil estaba listo y Madara no tardó en sacarnos el estacionamiento.

El camino al hospital nunca me pareció tan eterno como en esos momentos. Quería pisar la pierna de Madara y que fuera más rápido, pero me contuve. Si ocasionaba un accidente tardaríamos en llegar al hospital, sería contraproducente. Así que solamente pude quedarme pegado al asiento pidiendo aparecer frente al hospital, escuchar a Mebuki toser y saber que era sangre me colmaba los nervios.

En cuanto el automóvil se detuvo me moví para sacarla del automóvil. En brazos corrimos a urgencias, afortunadamente Anko estaba de guardia y agilizó el que trajeran una camilla, lo último que vi fue a los doctores arrastrándola por los pasillos a la sala de urgencia junto a mamá y Karin. Pronto desaparecieron por la puerta y solamente pude quedarme en la sala de espera con la respiración contenida.

Sólo esperaba que hayamos llegado a tiempo. Mis manos temblaban y no lo noté hasta que las miré cubiertas de sangre, la visión en sí no me pareció traumática si no el hecho de a quién pertenecía esa sangre. A la madre de Sakura. La mujer que lo era todo para ella ¿qué sucedería si Mebuki... no estuviera más?

Cerré los ojos y negué. Ni siquiera podía imaginar el peor escenario. ¿Qué le diría a Sakura si Mebuki-san empeoraba?

—Debes cambiarte —Mi tío me puso una mano en el hombro, traía una camisa azul cual me extendió. La tomé sin reparos intentando no mancharla de sangre—. Anda, no te hará bien seguir viendo la sangre.  


* Chenqing: es el significado de decir los sentimientos sinceros; "Chen Qing" significa "viejos sentimientos". Muchos de los que mueren tienen quejas y los viejos sentimientos en el mundo no están ahí. Otra traducción también sería "nostalgia" representando de igual forma esos viejos sentimientos. (Que se noté mi reciente obsesión con Mo Dao Zu Shi que este fic tampoco se salva *risas malvadas* la espada de Ryu tiene un significado de trasfondo y había estado buscando un nombre adecuado, pero no me lo topé hasta que vi MDZS y voila! Sucedió inspirado en la flauta del protagonista -sigue llorando por el WangXian-).

PIDO PERDÓN DE LA ÚNICA QUE FORMA QUE SÉEE *canciones random para entrar en ambiente* en verdad lo siento tanto el haberme tardado con esta actualización. Esta vez sí tengo la excusa no tan grata para ustedes: estuve planificando la recta final de este fic.

Así es mis estimadas y estimados, estamos entrando a la etapa final del fic, estimo quizás entre unos 7 o 10 capítulos más (y eso si no decido dividirlo como este capítulo que salieron dos). Lamentablemente todo tiene que llegar a su fin, así que planeaba cuidadosamente el desenlace pues dependiendo de eso escribiría este capítulo. Ya está planteado, ya está decidido.

Espero que este capítulo les haya agradado fuera de toda la emoción que se vivió al final. Vimos a un Sasuke desesperado no ocultando nada sus emociones, a Ryu entrar en su modo peligroso con tal de recuperar a Sakura, pues siendo la hija de Mebuki hará todo lo posible para traerle paz a Mebuki; y la recaída de ella, me dolió feo lo que le dijo a Sasuke, pero tenía que hacerlo.

Como mencioné, este capítulo está dividido con dos partes así que esperen la siguiente parte mañana, o quizás al rato. Depende si no me quedo dormida hahaha pero de qué ya está, está.

¡Agradezco infinitamente a quienes esperaron por el capítulo! Una vez más perdón por la tardanza, no pensé demorarme.

Llegamos casi, CASI a los 50K leídas *gritos internos* GRACIAS POR TODO, PERDÓN POR TAN POCO.

Sigo gritando ¡Gracias, gracias!

Nos leemos en el siguiente capítulo.

¡Alela-chan fuera! 

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