|28| "Gracias"

Sasuke

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¿Qué hace este hombre aquí?

Por un momento permanecí estático, conteniendo sin darme cuenta la respiración, sólo mirando al frente sin realmente prestar atención a Madara. Un segundo después tuve el impulso de cerrarle la puerta en las narices por su descaro en aparecer después de casi diez años, sin embargo, me contuve. Apretando los dedos en la puerta, afilando mi mirada cada vez más que mi cerebro parecía recobrar la habilidad de procesar información.

Otro motivo por el cual tampoco lo hice fue por el simple hecho de que Madara seguramente conoce el paradero de mi padre.

Esa idea llegó a mí, pensando en los retrasos de la plática con Ryu horas atrás y su método cínico de darme lo que quiero. De nuevo las dudas y enigmas surgieron en mi interior; Itachi dijo que estuvo en contacto con Madara y jamás quiso revelarle el paradero de nuestro padre, no le dio razón alguna en las veces que se vieron —que no fueron más de dos, según él— y no decía más que «me alegra verte» y «¿Cómo están Sasuke y Mikoto?» pase a las insistencias de mi hermano.

Palabras sin sentido que no valían la pena escuchar. Entonces ¿cambiaría algo si yo insistiera?

—Vamos, Sasuke, no me mires como si fuera un extraño. —Madara compuso una mueca dolida sacándome de mis pensamientos, lo fulminé con la mirada—. Soy tu tío favorito.

No pude evitar sonreír con ironía. Fuiste mi tío favorito antes de largarte por tantos años. Mis pensamientos queriendo ponerlos en palabras, apreté los labios, frustrado una vez más de mi falta de habla. Cuando más lo necesitaba...

—Eh, no puedo creerlo, ya estás-

Le cerré la puerta en la cara antes de que continuara hablando, una extraña sensación de enojo se coló en mi pecho y la repentina ansiedad de gritarle a reclamos el hecho de que se haya ido también con mi padre.

Retrocedí a pasos agigantados intentando concentrar toda mi confusión e impacto en poder serenar toda mi mente y mis manos que temblaban ligeramente. Del otro lado yacía Madara, el hermano menor de mi padre, y que sabía los hechos que llevaron a que padre se largara de la noche a la mañana; no podía estar equivocado.

Pero descubrir la verdad igual me alteraba, ¿y si con ello se ve afectado mi presente?

Respiré profundamente. El pensamiento de que estaba detrás de esa puerta me caló, tal vez ya no quería obtener respuesta alguna a mis cuestiones o relacionarme con él, sobre todo porque Madara parecía ligado de cierta forma con Ryu, y este tipo era el líder de un clan yakuza, alguien peligroso. No quería que mi presente se viera afectado por la inestabilidad del pasado, justo cuando todo parecía ir a viento de popa en mi vida.

¿Por qué demonios justo ahora cuando todo parecía estable? Quise gritar y reclamar a nadie en particular sobre la desdicha en mi vida, incluso lancé una mirada al techo «¿Ya estarás satisfecho de fastidiar mi vida?».

—¿Por qué aporreaste la puerta? —preguntó mamá desde el sillón, sin percatarme retrocedí hasta quedar a la sala. No volteé a verla, mi mirada estaba perdida en la puerta que sentía que en cualquier momento Madara traspasaría la puerta—. ¿Sasuke?

No respondí, sentía que me faltaba la respiración, el espacio se me estaba haciendo cada vez más pequeño e imposible de soportar, necesitaba aire fresco para poder pensar. Sentí de pronto unas manos cálidas en mis mejillas y vi un borrón rosado frente a mí, obligándome a mirarla directamente a los ojos preocupados y a la vez firmes.

—Respira conmigo, estás teniendo un ataque de ansiedad —dijo Sakura manteniendo la compostura, yo asentí a medias cerrando los ojos, imité su respiración profunda y pausada. Tan sólo unas respiraciones más y pude sentir que la opresión de mi pecho era soportable—. Eso es... tranquilízate, ¿puedes expresarnos que sucedió?

Pronto mamá estuvo a mi lado posando sus manos en mi hombro, se veía angustiada. Tuve remordimiento, lo menos que quería era causarle más males.

—¿Quién era?

Justo cuando iba a responderle, tocaron la puerta con unos toques y la voz de Madara se alzó.

—¡Sasuke, ¿sigues ahí!? Debemos hablar, abre la puerta, por favor.

—E-Esa voz —murmuró mamá tras reconocerla, llevándose las manos a su boca presa de la impresión—. Madara...

Todo parecía confuso, las paredes, la puerta. Las voces. Ni siquiera sé que sucedió después, me centré de inmediato al escuchar a medias a Sakura que dejó a Mikoto en manos de Mebuki y avanzó a la puerta dispuesta a abrir. Reaccioné por impulso deteniéndola al tomarla del brazo, ella no tenía por qué enfrentar esto, yo soy el que debía darle la cara a mí pasado.

Me miró preocupada.

—"Yo abriré, traduce por mí" —le pedí soltándola.

—De acuerdo, pero... ¿estarás bien? —murmuró preocupada.

No le respondí porque no quería mentirle. Para ambos fue obvia la respuesta.

De nuevo abrí la puerta lo suficiente, Madara retrocedió unos pasos porque parecía estar casi pegado a la puerta. Sus ojos se enfocaron detrás de mí, supe que vio a mamá a unos metros lejos, resguardada. No quería ni imaginar cómo se sentía ella en estos momentos al verlo por primera vez después de muchos años.

—Mikoto... —murmuró Madara.

Me interpuse en su campo de visión suponiendo que no veía más a mamá, afilé mi mirada tratando de respirar correctamente y no caer en pánico, me centré en pensar que no quería que me viera en ese estado y no preocupar a mamá y Sakura, fue suficiente para tensar los hombros y mantener la cabeza fría.

Su vista se desplazó a Sakura que estaba a mi lado y después en mí.

—Tienes una compañía muy interesante —comentó al aire y volvió a enfocarse—. Sasuke, ¿podemos conversar?

Entrecerré los ojos y moví mis manos, en cuanto lo hice pareció sorprenderse por ello.

—Sasuke dice que sería muy amable de su parte si se retira... no perturbe su paz —eso último lo agregó ella por voluntad.

Madara frunció el entrecejo.

—En verdad tú... no puedes hablar —lo dijo tan bajo que apenas lo escuchamos, su mirada se entristeció y mis nervios se crisparon, no necesitaba de su maldita lástima—. Lo que menos quiero es perturbar su paz —alzó la voz a sabiendas que mamá lo escucharía—. Solamente quiero hablar con ustedes, saber cómo han estado en estos años.

—Hemos estado perfectamente, gracias. —Siguió diciendo Sakura a voz mía, cabe aclarar que decoró mis propias palabras e intentó no sonar grosera tal cómo yo lo expresé. Pero lo menos que quería era mostrarme amable—. Márchese, por favor, Madara-san.

—No me iré hasta que hablemos —insistió él manteniéndose firme.

Lo miré en total silencio, compartiendo una tensa mirada, no era para menos. ¿Qué le decías al hermano menor del hombre que te abandonó? Sea por razones de protección o cualquier otra cosa ¿espera que lo recibiera con los brazos abiertos cómo cuando niño?

Lastimosamente las cosas no serían como de antaño.

—"¿Me dirás dónde se encuentra Fugaku?".

Sakura lo expresó en palabras y logré captar la resistencia en los ojos de Madara, una negación incluso antes de ser dicha a voz. Ladeé el rostro, componiendo una mueca expresando mi ligera frustración y a la vez sabiendo que mi tiempo no se perdería al intentar insistir en alguien que no diría ni una palabra para responder esa cuestión.

—"En ese caso, puedes desaparecer por diez años más".

Jalé a Sakura y cerré la puerta de nuevo en sus narices.

Moví mi pie insistente mientras miraba el florero en la mesita de cristal, sumergido en mi mente y lo único que traía del exterior era la conversación que mamá tenía con Mebuki sobre la aparición de Madara.

—Sabía que este día llegaría, pensé que estaría preparada —dijo mamá aspirando con fuerza, tocándose el pecho.

Sakura apareció por el umbral de la cocina después de preparar un té y se lo dio a mamá.

—Beba este té, le ayudará a calmar sus nervios —le pidió, y las manos de mamá temblaron en cuanto agarró la taza y dio un soplo antes de beber.

Apreté las manos en mi rostro conteniendo mi propia ansiedad y levanté hasta dejarme caer a un lado de mamá, tomando su mano. Yo debía ser fuerte por ella, se veía sumamente afectada. Hasta ahora no le habíamos dicho a mamá que Madara regresó, Itachi y yo acordamos evitarlo lo más que pudiéramos. Y apenas me di cuenta de nuestro gran error. Por el afán de no preocuparla, resultó peor: no la preparamos para esto. Pero, a decir verdad, ella era mucho más fuerte que yo.

—No te preocupes, hijo, sólo estoy conmocionada —me aseguró mamá apretando mi mano. La miré intentando calmar sus nervios, acaricié su mano libre y ella tomó del té.

—Será mejor que intentes calmarte —dijo Mebuki sonriendo—, por ahora no pienses en ello. Intenta relajar tu mente, no te hará bien el estrés. Sé que es una impresión fuerte.

—Ya te imaginarás, después de no verlo durante casi diez años...

Me distraje al observar que Sakura contestaba una llamada, la miré por unos segundos leyendo sus labios, sólo capé «hermano» «regresar», aparté la vista a mamá, había suspirado largamente y frotado las cienes. Me preocupé, ¿y si le afectaba de mal manera la aparición de Madara? No lo soportaría.

—Uh... Sasuke —murmuró Sakura inclinándose por detrás del sillón, se veía sumamente avergonzada y decaída—. Tengo que volver, Sasori está muy preocupado por mamá, intenté persuadirlo de permaneciera más tiempo, pero...

Negué con la cabeza, comprendí la actitud de Sasori, obviamente estaría preocupado por la estabilidad de Mebuki si apenas le dieron de alta.

"No te preocupes por esto, estaremos bien".

—Pediremos un taxi.

—No, Sakura —intervino mamá levantándose sus piernas por fin se estabilizaron—. Los llevaremos a casa.

—Pero...

Ante la objeción de Sakura también la miré insistente a que no se negara, ambos necesitábamos distraer nuestras mentes de alguna forma. No puso ninguna otra queja y aceptó un poco renuente, pero sonriendo apenas. Se lo agradecí con una mirada, esto se estaba volviendo confuso.

Un punto a nuestra suerte en cuanto salimos de casa, Madara ya no se encontraba en los alrededores. Estando yo al volante, dejé en libertar a mamá en guiar una conversación a la cual yo apenas presté atención. Debía estar el doble de concentrado en conducir y no atropellar a un pobre diablo que se atravesara en mi camino.

Ayudó demasiado a mi concentración el hecho de que Sakura haya deslizado su pequeña mano entre la mía, y apretándola en apoyo, le devolví el gesto y me rehusé a soltarla a menos que fuera necesario para cambiar de velocidades. Pensé en el giro de acontecimientos recientes en los últimos días, tantas cosas que pensar al respecto.

Después de pasar por la ciudad centrándome en llegar en una sola pieza, estacioné la camioneta en la entrada del edificio donde vivían las Haruno. Sakura intentó bajarse, pero se lo impedí sujetando firme su mano, me miró con extrañez mientras nuestras madres salían del automóvil sin dejar de platicar de lo suyo.

En cuanto nos quedamos a solas, la solté para sacar la fotografía que me había dado Iruka y debajo el volantín. Primero observó la fotografía y sonrió enternecida, seguramente recordando el momento antes de afirmar nuestros sentimientos.

—"Con la conmoción de hace un rato no pude darte esto" —gesticulé y siguió sonriendo sin sospechar nada, al pasar la fotografía y ver el volantín sus ojos se engrandecieron de pronto y luego me miró estupefacta, así que le expliqué—. "Al parecer el salón dónde Ino y Sai bailan por las noches también es un estudio de baile. No estaría de más si le preguntaras a Ino al respecto".

Tragó grueso.

—Sasuke, tú sabes que el baile... —dijo, y dudó en continuar, apretando la hoja entre sus dedos hasta casi hacerla puño—... es lo que me apasiona, pero en este momento no le veo conveniente inscribirme en un curso.

El tono de su voz fue bajando a medida que sus palabras flaqueaban, para mí todo su rostro revelaba cuan ansiosa de pronto se encontraba ante la perspectiva y al mismo tiempo reprimiendo sus deseos. Sé que uno de sus mayores deseos es enfocarse en la danza cómo una carrera, sin embargo, una vez comentó que quizás estudiaría otra profesión que no conllevara tanto sacrificio de su familia.

Aquello lo hablamos una de las tardes que la acompañaba en el hospital a las revisiones de Mebuki antes de ser novios, nos sentamos en las orillas de las escaleras dónde se hallaba la maquina expendedora de bebidas. Ella con su té frío y yo un café de sabor horrible que conseguí a mejor precios de la cafetería del hospital. En ese momento aún practicaba su lengua de señas, por lo que mayormente habló ella con un tono quejumbroso cuando yo pregunté si sabía que estudiaría.

—No lo sé, la danza no es una opción ahora. Las escuelas que incluyen las artes son un poco caras y aunque consiga una beca, el gasto es un poco mayor —hablaba distraídamente, yo me dedicaba a observar la pared frente a nosotros aparentando no escucharla, pero atento a cada palabra que salía de su boca—. Podría conseguir un trabajo de medio tiempo, pero ¿quién estaría al tanto de mamá? Entre la escuela y el trabajo apenas tendría tiempo, y no estoy dispuesta a que Karin se sacrifique de esa forma, tiene que continuar con la universidad, en cambio yo...

En ese instante se quedó callada, sospesando muchas posibilidades en su mente.

—¿Puedo tomarme un año sabático? —Al final su afirmación terminó en pregunta.

"Te atrasarías un año".

—Sería suficiente para que mi hermana termine su carrera, le faltan dos años —se encogió de hombros cómo si no le importara perder un año. Me interrumpió cuando intenté seguir indagando—. ¿Y tú? ¿Cómo decidiste tu carrera de mecatrónica?

Decidí corresponder a la sinceridad de Sakura y respondí la verdad, únicamente se lo había dicho a Kakashi. Ni mi madre y hermano estaban al tanto de ello, pero claramente lo sospechaban que mi elección se basó meramente al azar.

—"Fue al azar. Escogí la primera carrera que vi en el folleto que Iruka me dio" —Me encogí de hombros ante su mirada incrédula—. "Mamá me estaba presionando con sus preguntas, además, me mantenía ocupado".

—¿En realidad que querías estudiar? ¿Cuál es tu sueño?

No todos tenemos sueños, quise decirle ante su pensamiento ingenuo, sin embargo, sólo respondí que ninguno. Esos sueños murieron poco a poco dentro de mí desde pequeño, e incluso los que obtuve en mi adolescencia se quedaron truncados por los retrazos de mi desesperación.

En un principio quise seguir los pasos de mi padre; la falta de voz me lo impidió. Me enfoqué a la música, el piano era mi escape, no necesitaba de mi voz para expresarme, bastaba con mis manos y mis sentimientos puestos en cada toque. Pero, cómo todo sueño que surgía de mí, teminó en retrazos de deseos, se quedó en un anhelo y mera necesidad de trabajo.

—"En fin, deberías considerar tu decisión".

—Excelente consejo de alguien que eligió su carrera al azar —bromeó ella y sólo me limité a sonreír de lado.

¿Cuánto tiempo habría pasado desde esa charla? Incluso ahora Sakura sonríe de la misma forma que ese tiempo y se encoge de hombros cómo si estuviera desinderesada cuando en realidad lo oculta todo con esos gestos.

Yo no quería que ella sufriera de esa forma, sacrificar sus sueños por la de su familia. Siempre dejandose de último lugar, simpre expresando esa felicidad falsa que octultaban sus ojos y gestos.

"Ambos sabemos que no piesas eso" —le gesticulé, Sakura evadió mis ojos unos momentos en temor a que la siguiera descubriendo—. "Inténtalo".

Permaneció callada, apretando los labios con cierta renuencia sin dejar de observar el folleto entre sus manos. Cualquier desición que tomara en este momento le seguiría apoyando, sin embargo, si desistía, me encargaría de insistirle cercano la fecha a su graduación. La sonrisa repentina de su rostro y la forma en que me enfocó no me dio precisamente buena espina.

—Bien, hagamos un trato.

Enarqué una ceja, intrigado.

—Yo me inscribo a este curso si tú —Me dio un golpecito en el torso, a este punto adiviné que quería decir— reconsideras la carrera que estás llevando. Sé muy bien que en realidad quieres hacer: música.

Su declaración me dejó sorprendido, completamente helado en mi asiento. Observándola en silencio su sonrisa astuta. Me descubrió, a pesar del tiempo que estuvimos juntos desde el inicio, descubriamos cosas nuevas mutuamente. En esta ocasión ella lo hizo con mi sueño frustrado, aunque para mí resultaba demasiado obvio por el hecho de tocar el piano a pesar de que no quería hacerlo porque me traía malos recuerdos.

Pero me gustaba traerlos de vuelta. En ese aspecto si que era muy masoquista.

—"Eso dices tú..."

—No intentes engañarme, he visto cómo tocas el piano a solas, pareces transportate a otro mundo dónde sólo estás tú y esos sonidos maravillosos —rectificó un poco entusiasmada, esa sonrisa retomando su rostro calmo mi repentina ansiedad—. Sasuke... soñar no cuenta nada, pero alcanzar ese sueño se lleva nuestros esfuerzos y trae satisfacción.

Soñar no cuesta nada.

—"Lo consideraré" —le prometí sin saber en realidad si lo cumpliría o no.

—Estaré esperando.

Se despidió satisfecha dejando caer un beso en mi mejilla, cerré los ojos un instante atrapando su rostro para que no se alejara de inmediato. Dejó sus labios posados en mi un momento más y se alejó, deteniéndose a brindar una caricia a mi flequillo y se bajó de la camioneta.

No la perdí de vista a través de la ventana baja, en cuanto la vi desaparecer por la entrada del edificio junto a Mebuki, mamá se subió en el lado del copiloto con lentitud. Ambos nos quedamos en silencio, mirando al frente la calle desolada, apenas pasaba uno que otro automóvil.

Finalmente ella soltó un largo suspiro.

—Vayamos a la comisaría, necesito hablar con Itachi.

No hizo falta que entraramos a la comisaría para buscarlo. Apenas dimos un paso a la entrada, las puertas se abrieron revelando a Itachi lanzando balsfemias al aire, me sorprendió escucharlo maldecir incesantemente, a comparación de los dos, él es más sensato y sereno. Me pregunté que habría ocurrido para que desataran su furia, no era normal.

—Itachi ¿qué sucedió? —Mamá se acercó apenas se percató de nuestra presencia.

La seguí intrigado deteniéndome a sus espaldas, se veía sumamente enojado y tuvo que respirar profundamente varias veces. Luego nos enfocó con los ojos dilatados de enojo.

—Liberaron a Nishimura.

Me tensé de inmediato.

—¿Nishimura? —preguntó mamá sin comprender.

—El tipo que agredió a Sasuke la última vez —explicó mi hermano, apretando los puños—. Lo liberaron por "falta de pruebas" y que es el tipo equivocado, lo cual es completamente absurdo. Incluso intentaron traspasar el caso de Kizashi y el Clan Hyūga a otro departamento, pero no lo permitimos. Esto es una asquerosa conspiración, es cuestión de tiempo para que quieran intentarlo de nuevo.

De inmediato comprendí el significado detrás de esas palabras, a medida que Itachi explicaba y sólo me dirigía miradas de reojo para atender a lo que decía mamá. Sus gestos lo decían todo: yo corría peligro a que por medio de Nishimura, Neji intentara algo de nuevo en mi contra. No pude hacer más que aspirar con fuerza, repentinamente estresado. Cuanto anhelaba de nuevo aquella calma de meses antes dónde sólo me revolcaba en mi autocompasión.

Sería más fácil de lidiar.

—Itachi, por favor... no te expongas al peligro.

—Lo sé, mamá, seré cuidadoso —prometió mi hermano abrazándola, sabiendo de su angustia. Ambos sabíamos que a ella no le agradaba del todo su trabajo, pero intentaba sobrellevarlo de la mejor manera—. A todo esto, ¿qué hacen aquí?

"Mamá vino a decirte que Madara fue a la casa" —gesticulé, Itachi ensanchó ligeramente los ojos antes de separarse de mamá que la veía con el ceño ligeramente fruncido.

—No pensé que rondara tan cerca —murmuró él, intercambiamos una mirada rápida—. ¿Qué quería?

—Saber de nosotros, Sasuke le preguntó por tu padre, pero...

Negó con la cabeza.

—No dirá nada de padre hasta que lo vea oportuno.

Enfoqué mi vista al cielo, admirando unas cuantas estrellas resplandecientes en lo alto del cielo oscuro. Me pregunté, vagamente, en que parte del mundo se encontraba mi padre, pero al hacerlo, no sentí el rencor que destilaban mis pensamientos cada vez que pensaba en su abandono, más bien una angustia mayor. Una serenidad envidiable que catalizó mis sentidos.

¿Dónde estarás, padre?

Sakura

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Dejé suavemente el vaso con jugo en la mesa pensando en lo hermoso que era el día, justo cómo me gustaba: el cielo azul cubierto mayormente por nubles blancas brindando una reconfortante sombra, aunque no me sorprendería que lloviese pronto por las nubes grises lejanas. Elegí una mesa junto al enorme ventanal para observar el cielo, si hubiera una terraza sin duda alguna sería mi lugar preferido de la cafetería.

Lacé una mirada del otro lado de la calle, el restaurante en el que trabaja Sasuke yacía lleno de comensales, vi los lujosos autos estacionarse, las personas elegantes entrar al lugar con toda esa aura esplendida alrededor de ellos. Aparté la vista y observé mi entorno, sin duda alguna prefería lugares sencillos y reconfortantes.

Apenas me perdí unos segundos de la charla que sostenía con Hinata frente a mí, la sonrisa en su rostro titubeó al percatarse de que no la escuché. Formó una mueca de resignación.

—Hinata llamando a Sakuraaaaa —extendió mi nombre pasando su mano frente a mi rostro, reaccioné riendo nerviosa—. ¿Me estás escuchando?

—Eh... no, discúlpame —dije avergonzada.

Ella suspiró, cruzándose de brazos mientras se recargaba en el respaldo de la silla.

—Bueno, no se puede hacer nada si estabas pensando en Sasuke —insinuó moviendo sutilmente las cejas, yo volví a sonreír un poco—. ¡Lo sabía! Pensabas en él.

—No, en realidad... —entorné los ojos de nuevo a la calle, mirando del otro lado. Sabía que él no se encuentra ahí, sentado frente al piano— pensaba en el clima, ¿no es perfecto? Es decir...

—Suficiente —Hinata apoyó una mano en la mesa y se inclinó a mí, entrecerrando los ojos.

Traté de sonreír con naturalidad, pero no me dejó actuar. Sabía que le escondía algo y por eso mismo insistió en venir conmigo. Pensé que era relacionado a querer saber más de Kiba, cuando él estuvo aquí ambos tuvieron una conexión que incluso después de que se marchara a Konoha, descubrí que intercambiaron números telefónicos.

—Haz estado muy feliz en los últimos días y no es algo espontaneo. ¿Puedo saber si la causa se relaciona con un chico de cabello y ojos negros?

Me puse nerviosa, me descubrió. Tampoco es que quisiera ocultarlo de todo el mundo, por supuesto.

—¿De qué me perdí? —Ino llegó dejando nuestros pedidos en la mesa con tal gracia. Hinata la miró por un momento sin saber quién era—. Disculpa si te asusté, soy conocida de Sakura. Bueno, más de Sasuke —aclaró poniendo la charola debajo de su brazo.

Aclaré mi garganta viendo la oportunidad perfecta de escapar de Hinata, presentarlas sería mi mejor opción.

—Hinata, ella es Yamanaka Ino, amiga de Sasuke. Ino, ella es mi amiga, Nuansi Hinata.

—Un gusto, chica —dijo mi amiga saludando, pero después volvió a mí entrecerrando los ojos con tantas sospechas—. Ahora suelta la sopa, no me iré de aquí hasta que me digas si algo ocurre entre Sasuke y tú.

Así que esa fue la razón principal que se escondía en la excusa de acompañarme, quería saber si mi relación con Sasuke avanzó o se estancó. Ya le había contado al respecto de mis inquietudes, el día que compartimos nuestro verdadero primer beso, durante la noche llamé a Hinata con el pecho a punto de explotar y se lo conté, pero todavía seguía indecisa sobre lo que éramos.

No se había presentado la oportunidad decirle y tampoco nos habíamos podido ver mucho durante las vacaciones, por eso no lo hice.

—Oh... con que era eso —murmuró Ino contraída, mirándome con ojos curiosos puesto que ella sabía sobre nuestra relación.

—Bueno yo... ¿soy novia de Sasuke?

Quise golpearme contra la mesa por mi falta de seguridad, eso sonó cómo una pregunta. Escuché de Hinata un "¡Aleluya!" estirando las manos al cielo cómo si lo agradeciera.

—¿Y no pensabas decírmelo? ¿Por qué? Soy tu amiga —lloriqueó dándole una mordida al pan que trajo Ino. La miramos divertida por su actitud berrinchuda—. Pero debí imaginármelo, tu tiempo libre en las vacaciones las pasas con él. Te está robando y no lo acepto, yo te vi primero.

—Te prometo que iré a conocer a tu hermana —le dije a consuelo.

—La siguiente semana antes de que comiencen las clases, sin falta —replicó apuntándome con un dedo.

Me reí, asintiendo un poco, no lo dejaría pasar.

Justo a tiempo Ino terminó su turno en la cafetería y la invitamos a sentarse con nosotros a compartir un agradable momento. Yo seguí esperando el momento oportuno en preguntarle sobre los detalles del curso de danza, le prometí a Sasuke que lo intentaría, y más que el compromiso lo hice con él, en ese momento que lo dije lo sentí más para mí misma.

Pero a medida que platicábamos la oportunidad no salía a relucir. Ino me parecía una chica muy centrada para su edad, aunque su actitud divertida saliera a flote, no aparentaba tener veintiún años recién cumplidos; estudiaba en la universidad en la facultad de medicina, y trabajaba medio tiempo para cubrir su matrícula. Cuando le pregunté sobre si no tenía apoyo de sus padres, sonrió socarrona moviendo su larga cabellera amarrada en coleta de caballo.

—¡Ja! No tengo buena relación con mis padres desde que decidí estudiar medicina en lugar de una carrera que me permitiera heredar la empresa de mi padre —bufó, se veía bastante molesta con el tema que me pareció osado de mi parte mencionarlo—. Creyeron que no lograría sobrevivir sin su apoyo, pero durante estos años les restriego constantemente en su cara que no necesito de su ayuda, me basto yo sola para costear mi supervivencia.

—Que admirable, trabajas y estudias al mismo tiempo —dije, y ciertamente sentí esa emoción hacia ella. Me parecía fascinante la superación que reflejaba, el lema viviente de que todo se podía en esta vida, incluso alcanzar tus sueños. Sólo debía ir por ellos, ¿verdad? Con mucho esfuerzo, si me lo preguntan.

—Y no es por alardear, pero incluso voy a bailar unos días en la noche. —Ino estiró las manos y aspiró profundo haciendo una pose magistral y cerrando los ojos—. Mi nuevo compañero de baile es un chico encantador que Sasuke me presentó...

—Sobre eso... —murmuré removiéndome un poco en mi lugar, nerviosa mientras Ino suspiraba a la par de Hinata. ¿Por qué me pongo nerviosa? — Quería preguntarte sobre la convocatoria de ese salón de baile, Sasuke me dio un volantín.

Lo saqué de mi mochila y lo deslicé por la mesa, Ino agachó un poco la cabeza y asintió varias veces en confirmación después de leerlo detenidamente.

—Abrirán las inscripciones semestrales par el siguiente curso. —Ino divagaba entre la información que sabía, sin darme cuenta esperaba ansiosa a saber más—. Tengo entendido que habrás tres cursos: ballet moderno, jazz contemporáneo y flamenco. Sai y yo bailamos flamenco por las noches —comentó divertida ante mi expresión que seguramente reflejaba mi ansiedad—. Y la clase muestra es dentro de una semana.

¿¡Tan pronto!?

Miré la fecha del volantín y la de mi celular, tan distraída me encontraba en las fechas que ni siquiera sabía en qué día estábamos. Solté un suspiro largo y dejé caer mi frente en la mesa, hecha un revoltijo de emociones. ¿Qué debería hacer? ¿Asistir a la clase muestra? ¿No asistir? ¿Decirle a Sasuke que lo pensaré mejor y no lo haré?

Sasuke, verás, lo que dije hace unos días siempre no lo podré cumplir... No, no.

Moví mi cabeza hecha un lío y resoplé, todo bajo la mirada de las dos chicas que seguían observándome expectantes. Quizás intuyeron mis pensamientos y lucha interna porque me sonrieron a su manera.

—¿Por qué no lo intentas? —dijo la rubia inclinándose a mí—. La clase muestra es gratis y sólo te tomará un par de horas descubrir si lo tomas o lo dejas. Siempre puedes considerarlo de nuevo, pero bien puedes retomar lo que más te gusta.

—Pero mi tiempo...

—Nada de "peros", me dijiste que tu madre se está recuperando y depende más de ella misma.

—Es cierto —No supe contradecir mis propias palabras.

Hinata asintió en apoyo tomando mis manos.

—Si tu miedo es que lo intentes sola, puedo acompañarte y tomar esa clase ¿qué dices?

Mis ojos se llenaron de lágrimas por la emoción contenida que experimenté, mirándolas a ambas que me brindaban todo su apoyo. Intenté no llorar de la alegría que sentía, pero fui imposible, llevé mis manos al rostro y lo cubrí. Sin conocer a fondo mis aspiraciones, con sólo un vistazo a mis anhelos recibía este apoyo que era inmerecido de mi parte.

—Chicas... muchas gracias por su apoyo.

—¡Es todo un placer! Iremos a esa clase y lo daremos todo —exclamó Hinata abrazándome con fuerza que casi me saca el aire. Escuché su risa y la de Ino cerca de mis oídos que no pude hacer más que reír igual.

Estoy haciendo lo correcto, ¿verdad? Intentar buscar paz en medio de mi tormenta.


«Mañana pasaré por ti a las 3»

Estaré esperándote»

Te quiero <3 descansa»

Sonreí de lado mirando la pantalla del celular los últimos mensajes de la noche apenas me levanté a la mañana siguiente, con altas expectativas de pasar una tarde lluviosa en casa de Sasuke sin plan alguno, me entusiasmaba más esa perspectiva. Sin planes, haciendo lo que se nos ocurriera al momento. Después de días sin vernos, se me antojaba a un premio de algo que gane por sólo existir. Además, no podía esperar a decirle la noticia de mi valor a ir a esa clase muestra de baile y emprender inicio a lo que más quiero.

Mi entusiasmo me acaparó durante todo el desayuno que preparó mamá. Disimuladamente la analicé mientras conversábamos, todo parecía ir normal con ella, se expresaba más, tenía noción del ahora y estaba más lúcida, eso aumentó considerablemente mi buen humor y quise contarles sobre la clase muestra que tomaría, pero lo dejé para otra ocasión o quizás cuando haya ocurrido.

Concentré mi felicidad en acomodar el pizarrón de fotografías de mi habitación, llegaron nuevos integrantes que no había tenido oportunidad de colgar. Entre ellos, la que me dio Sasuke, nuestra noche el día de la gala; la mirada serena y tranquila que transmitía la imagen traspasaba mi corazón y le daba calidez.

Con los audífonos puestos acomodé de nuevo la pizarra, cambiando los ángulos y colocando las nuevas fotografías, en teoría no debía tardar mucho, pero me entretuve recordando los momentos previos captados en las imágenes.

Entre las otras, una que nos tomamos Kiba y yo en la estación de trenes el día en que se marchó, pasamos días divertidos que no se nos ocurrió tomarnos para tenerla de recuerdo, había otra similar que incluía a Hinata en medio de los dos. Otras más se agregaron cómo una imagen de Hunter y yo en el parque, otra de nuestra familia en casa de tía Kushina y la última con Naruto cargando su primer portafolio.

Cada imagen guardaba un recuerdo, recordé lo que decía Mikoto-san de las fotografías: que cada una sustituía una triste memoria. Y yo pensé en ese instante que ella seguramente quiso ahuyentar demasiada desdicha tras ver los estantes de fotografías que yacían en la sala de su casa, de Sasuke e Itachi principalmente a todas las edades. La primera vez que las vi, Sasuke se avergonzó y yo le aseguré que no tenía porqué, aunque mi casa no parecía un álbum de fotos, era agradable saber cuán querido somos para los padres. Y bueno, en mi caso para mi madre.

Estaba escuchando algunas pistas relajantes cuando un golpecito en el hombro me sobresaltó, me giré quedando frente a mamá que me sonreía. Le devolví el gesto hasta que la vi mejor, iba vestida con un pantalón rojo de vestir, zapatillas bajas y una blusa blanca sencilla. Me quité los audífonos mirándola dudosa

—¿Va a algún lado, madre?

¿Va sola a algún lado? fue mi verdadera pregunta.

—Iremos a conseguir el regalo de tu hermano, está próximo su cumpleaños —dijo alegre que por un momento me quedé en blanco al recordar ese detalle en particular: el cumpleaños de Sasori.

Gemí lamentándome, se me había olvidado por completo.

—No puede ser, todavía no tengo su regalo —expresé preocupada.

—Aún hay tiempo, yo iré hoy por un reloj que vi en una revista y se acaba la semana de descuento en esa tienda —siguió hablando mientras se colocaba sus aretes, me sonrió entusiasmada, seguramente por la idea de conseguirle después de mucho tiempo un regalo verdadero, normalmente le daría bufandas y estoy segura de que Sasori las seguiría recibiendo con mucho gusto—. Karin me acompañara, sé que hoy tienes planes con Sasuke así que no quise molestarte, Mikoto me llamó para ver si queríamos comer con ellos, quiere presentarnos a la novia de Itachi.

—Entonces tardarán mucho —susurré distraída mirando el reloj de mi celular, ensanché los ojos al ver la hora, ¡medio día! Tan rápido se me fue la mañana en cosas tan banales. Me percaté de que mamá esperaba una respuesta—Ah... sí, Izumi-san, tengo entendido. Tampoco la conozco en persona, sólo la he visto en fotografías.

—¡Bien! Nos veremos ahí entonces.

—Mamá, asegúrate de llevar un suéter o algo —le dije cuando la perdí de vista, me apresuré al pasillo a la salida y la escuché reír, apenas volteó a mi dirección asintiendo con la cabeza—. ¡No se les olvide el paraguas!

—Ya, relájate. —Karin apareció por detrás dándome unas palmaditas—. Mamá se aseguró de tenerlo todo. Yo estaré con ella.

—Sí, pero aún así...

—En vez de preocuparte deberías estar feliz, mamá está volviendo.

Mamá volvía. De antemano lo supe desde el día en que la vi, no paraba de repetírmelo mentalmente para creerlo.

Al quedarme sola me apresuré buscar la ropa que me pondría hoy, intenté no ser tan extravagante y busqué ropa abrigadora, era muy sensible al frío, y el clima allá afuera daba vistazos a que llovería en cualquier momento. Me fui por un pantalón de algodón gris y una sudadera morada, de cuello alto, me pregunté si sería adecuado para la ocasión, al parecer hoy conoceríamos a la famosa novia de Itachi-san con la que se refería con tanta devoción y cariño. Me intrigaba conocerla.

Me apresuré a bañarme intentando no tardar demasiado, chocando los dientes a más no morir me envolví en la toalla y conecté la secadora de cabello. Sentada en la cama y en soledad, me permití pensar en cuanto tiempo había pasado desde que la perspectiva de mi habitación cambió.

Más de dos meses. Antes vivía un infierno en la antigua casa, ¿algún día volvería a ser habitable?

No seas tonta, ¿para qué quieres volver?

Sacudí la cabeza dispersando esos pensamientos.

—Ya no escurre.

Me apresuré demasiado a vestirme y darme un retoque frente al espejo que pronto me di cuenta de que me sobraba tiempo, resoplé agitando apenas mis mechones de cabello y me coloqué mis pantuflas con calcetas, bueno, esperaría el momento a que Sasuke llegara para ponerme las zapatillas deportivas mataría el tiempo en leer el libro pendiente abandonado en la esquina de mi escritorio.

Antes de que pudiera instalarme en la sala, el timbre de la casa sonó. De inmediato me tensé y una idea atroz cruzó por mi mente, instintivamente rocé la pulsera en mi mano y no aparté la mirada de la puerta. Pronto el timbre comenzó a sonar sin parar y a ser aporreada a tal punto que me asustó.

—¡Sakura, ábreme por favor!

Esa voz... ¡Tenten!

Mis pies se enredaron con los cojines de la sala y alcancé el pomo de la puerta, al abrirla mi cuerpo se quedó estático en la entrada, sentí un escalofrío de angustia al ver el estado de Tenten. No era nada a la chica que vi tiempo atrás. Su rostro se veía más huesudo y apostaba que debajo de ese suéter ahogado estaba más flaca, tenía un moretón disimulado con maquillaje en la mejilla izquierda y el labio ligeramente partido, pero lo más impactante de ver fue su cabello: su hermosa cabellera ahora les llegaba a los hombros.

—Tenten... ¿qué...? —Las palabras no salían de mi boca, se atoraron con mi saliva.

Sus brazos me aprisionaron y tuve que plantar bien mis piernas para no caernos juntas, la escuché sollozar mi nombre una y otra vez, con el rostro escondido en mis hombros. Fue insoportable para mí, igual me entraron ganas de llorar, pero sólo me limité a darle una palmaditas en la espalda con mi mente trabajando a mil por hora.

—Gracias.

Tenten recibió el té caliente que le ofrecí y se los llevó a sus labios, no le quité la mirada de encima todo el tiempo, había notado que solamente miraba sus manos y no alzaba la vista. Me senté frente a ella con miles de preguntas que hacerle, pero me pareció inoportuno, primero dejaría que tomara el té para tranquilizar sus nervios y luego la cuestionaría.

Me miró y se percató de que no le quitaba la vista de encima, volvió a bajar los ojos. Suspiré y tomé mi celular buscando el número de Itachi, cuando me llevé el aparato a la oreja, Tenten por fin habló en un fino susurro:

—¿A quién le hablas?

—A la policía, han estado buscándote por todos lados —expresé neutra, chasqueando la lengua, me saltaba a buzón la llamada. Lo intenté un par de veces más con el mismo resultado, al final opté por enviarle un mensaje explicando brevemente la situación esperanzada a que lo leyera. Dejé el celular sobre la mesa y por fin la miré de nuevo con mi expresión seria—. ¿Dónde has estado todo este tiempo? Tu madre y hermano han estado preocupados por ti.

Ella negó con la cabeza apretando la taza entre sus manos, su mirada se endureció.

—No, vine a hablar de eso. Para mi familia es mejor si no estoy con ellos, no corren peligro —dijo y la idea de que Neji la tenía secuestrada se volvió sólida.

—Pero tu madre-

Me interrumpió negando fuertemente con la cabeza.

—Sé que no quieres verme por lo que te hice, pero por favor ayúdame —Se veía tan desesperada que dejó la taza en la mesita y se arrastró de rodillas hasta dónde yo estaba, apoyando la cabeza entre mis rodillas sucumbí a la estupefacción, ¿estaba suplicando? —. Ayúdame a sobrevivir unos meses más, sólo unos meses.

—Tenten, no estoy entendiendo nada —le recriminé sin molestarme, me hallaba más incómoda por su acción de suplicar—. Levántate por favor y explícame dónde estuviste todo este tiempo, ¿Neji te retuvo? ¿Te hizo daño?

Parece que le faltaba un incentivo para hablar, alzó la cabeza y se sentó a mi lado, aspirando con fuerza y tratando de contener sus temblores. Si los tiempos hubieran sido diferentes y tampoco me hubiera engañado con Neji, le habría consolado, ahora solamente podía brindarle un tipo de calma dándole palmadas en la rodilla, mi herida seguía fresca por parte de Tenten y su antigua amistad. Dejando aquello de lado, sinceramente me alegrara verla viva.

—Debo suponer que ya sabes que Neji y su familia son parte de la yakuza —comenzó, asentí solemne, aún me seguía pareciendo irreal la información—. Pero lo que seguramente no sabes es que Neji es hijo del líder del clan Hyūga, eso le da bastante poder.

Se acalló un momento, mirándome una vez más con sus ojos chocolates llenos de culpas.

—Sakura... yo te quiero mucho cómo mi amiga pase a todo lo ocurrido —dijo y mi estomago se tensó, anticipé lo que se venía a continuación—. Debo confesarte que me enamoré de Neji desde la secundaria.

A principios de la escuela media, eso fue hace muchos años. Desde aquel entonces ellos... Fruncí el ceño al imaginarlo, pero Tenten me interrumpió negando casi a grito.

—¡No es lo que supones! Yo respeté tus sentimientos en ese momento, tú te enamoraste primero de él y Neji parecía quererte también, o eso creí hasta que a principios de preparatoria escuché sin querer una plática que él mantenía con Takeshi. Era una estrategia para enamorarte, y lograr que Neji se acostara contigo.

Me hirvió la sangre. Entonces jamás me amó, nunca me quiso verdaderamente, sólo buscaba una forma de tomarme y seguramente luego desecharme. Desde ahí todo parecía lógico, pero mi intuición me decía que no era lo único que pintaba ahí.

—Me asusté, no quería que te sucediera algo y lo confronté. Le pedí que te dejara de hacer daño y que no se atreviera a tocarte ni un solo cabello —se removió en su sitió evadiendo mis ojos—. Yo... me ofrecí a cambio de ti, que me utilizara a mi sí quería tanto el sexo. Esa fue mi excusa, pero en realidad...

Yo lo sabía. En realidad, quería sentirse amada.

—Eso no justifica tu traición.

—No, no lo justifica porque una parte de mi quería saber que se sentía tener a la persona que amas a tu lado. Lo hice por voluntad propia, pero jamás imaginé que ocurriría lo peor. Las cosas comenzaron a torcerse y descubrí la verdad de su familia, tuve que guardar el secreto a cambio que no mataran a mi madre. —Me estremecí ante la mención, ¿a qué punto llegaba Neji antes y no me percaté de nada? —. Pero Neji es incontrolable en ocasiones, cuando ustedes se pelearon a causa de la fotografía aquella ocasión quiso matar a Kiba.

Ahogue un gritó de susto contra mis manos.

—¿Tú enviaste la fotografía para provocar la pelea?

—¿Qué? ¡Por supuesto que no! —Tenten abrió mucho los ojos agitando las manos, como si no creyera que yo pensara tal aberración de ella—. Kiba también es mi amigo, jamás atentaría contra ninguno de ustedes. Esa imagen la tomó Takeshi y se lo mostro a Neji. Tuve que retenerlo y hacerle saber que no ganaba nada. Y cuando ambos rompieron, se volvió loco y volvió de inmediato a Konoha.

La sensación de que no era lo único que había detrás me embargó al recordar esa noche en que terminé con él por llamada porque ya no soportaba tener algún vínculo con él. Al día siguiente en la fiesta apareció él, el día que descubrí la verdad.

—Entonces, en la fiesta... cuando los escuché hablar...

Tenten asintió.

—Cuando te vio con Sasuke se enfureció y decidió secuestrarte a toda costa, ordenó a Takeshi que te engañara con una sorpresa, intenté convencerlo de que no era lo correcto, pero en verdad parecía desquiciado. —Se frotó las manos entre sí, sus ojos divagaban en recuerdos—. Fue cuando nos descubriste, todo se volvió un lío. Es misma noche me obligó a irme con él a Osaka y me metió en una de sus casas de... vacaciones, no quería que yo te contara lo que te estoy diciendo. Quizás tenía esperanzas de que volvieras por las buenas con él y yo sólo le estropearía sus planes.

Apreté los puños con fuerza, conteniendo las ganas de soltar un gritillo de frustración. Todo parecía tan irreal, pero a la vez sabía que sucedía frente a mis ojos. La prueba: el estado de Tenten, estaba más demacrada que dudé un momento que su estadía en la dichosa casa le haya ido bien, los moretones que muchas veces ella me ayudó a cubrir ahora surcaba su rostro. Quizás la razón por la cual también traía un suéter no era solamente por el frío, si no para ocultar las marcas.

Recordé entonces sus primeras palabras y me exalté un poco.

—¿Neji intenta matarte?

Los ojos de Tenten se nublaron y asintió con un suspiro ahogado, resignado.

—Ya no le soy de utilidad y se deshará de mí, lo ha intentado varias veces, porque sé cosas de él y su clan que no quiere ventilar.

Busqué mi celular para ver si Itachi ya había contestado, vio mi mensaje justo después que lo envié y aviso que vendría en camino y mientras tanto el oficial en cubierto vendría a nosotros mientras tanto. Perfecto, también Sasuke ya no tardaría llegar, lo mejor sería esperar al oficial.

—¿Cómo llegaste hasta aquí? —le seguí preguntando. El timbre sonó, me exalté, seguramente es el detective en cubierto. Me levanté a recibirlo mientras escuchaba a Tenten.

—Robé una fotografía de los hombres de Neji que te vigilan desde su intento frustrado que intentaron secuestrarte y escapé de ellos cuando me transportaban a Konoha. Vi a Karin y Mebuki-san salir del edificio, fue cosa de preguntar por ti en la recepción.

Asentí atendiendo a sus explicaciones y abrí la puerta revelando al oficial que había visto a lo lejos en varias ocasiones. Sus ojos verdes me traspasaron un segundo con cierta urgencia.

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—Señorit-

Toda calma se esfumó cuando se interrumpió, asimismo, la sangre resbaló por su boca. Di un gritillo del susto e intenté atraparlo cuando el hombre calló de lado, siendo imposible sostenerlo dejando ver a un chico más bajo detrás de él que empuñaba una vaina larga con la que lo apuñaló por la espalda. Unos ojos grises me taladraron el tiempo que duró mi shock en que permanecí observando al hombre en el suelo y el pequeño charco de sangre que comenzaba a formarse a su alrededor.

Inmediatamente llevé la mano a mi muñeca para presionar el botón de emergencia hasta que escuché —el sonido que por inercia provoca permanecer quieta porque pensaste que sólo lo escucharías en las películas— el característico recargar de una pistola. Elevé lentamente los ojos hasta toparme con Neji a un lado del otro chico, apuntando un arma hacía mí, respiré erráticamente y mis manos permanecieron congeladas.

—Aleja tu mano de la pulsera o le dispararé a Tenten —me ordenó, bajando el seguro haciéndome ver que en realidad no me apuntaba a mí, si no detrás de mí—. Las manos dónde las pueda ver.

A estas alturas ya tenía bastante claro que él era capaz de lo que sea guiado por su obsesión.

De reojo observé que Tenten tenía los ojos tan abiertos. Alejé las manos a mis costados, no me arriesgaría que la lastimaran, el hecho de que me doliera su traición pintada de desgracias no quería decir que le deseara la muerte.

No le quite los ojos de encima mientras Neji avanzaba para adentrarse al departamento y detrás venía el chico de ojos grises que, a ordenes de él, arrastró el cuerpo del oficial y dejó cerró la puerta detrás. En todo momento los miré intentando buscar una oportunidad sin arriesgarnos más a los tres.

—Sakura, Sakura. —El llamado de Neji captó mi atención, lo miré con repulsión a medida que se acercaba a mí, no dejaba de apuntar con el arma—. Debiste dejarte llevar aquel entonces por las buenas, nos habrías ahorrado demasiado trabajo a ambos.

—¿Cuándo te quedará en claro que jamás me dejaría llevar por ti? —expresé con todo mi odio acumulado.

—Incluso hiciste que me tomara la molestia de vigilarte —ignoró mis palabras y luego se giró a Tenten poniéndole la punta de la pistola frente a ella que respingó de miedo, al igual que yo temiendo que le disparara—. Y tú, zorra ¿creíste que escaparías fácilmente de mí? Con sólo pensar un poco delimitando las opciones en la ciudad, Sakura era la única a quién conocías y sabías que podría ayudarte, ¿no pensaste que te seguiría hasta aquí? Eres tan predecible.

Las dos estábamos tensas y miedo a que en cualquier momento Neji disparara, alternaba el arma entre ella y yo vagamente, hizo una señal con la pistola al tipo que lo acompañaba.

—Nishimura, átalas. A Sakura con las manos separadas, no queremos que la policía intervenga —ordenó acomodándose en uno de los sillones.

No intenté resistirme a pesar de que ganas no me faltaron, mi corazón latía a mil por hora y el escozor de mis manos persistía. Si intentaba apretar el botón Neji sería capaz de hacerle daño, así que contra toda mi voluntad dejé que me sentara en una de las sillas que arrastró del comedor y amarara del respaldo con una tira de cuerda que sacó de su bolsillo, la otra la amarró desde la pata.

Solté un quejido y miré con mala cara al tipo que apretó demás mis muñecas, apenas me dirigió la vista y se fue con Tenten, atrayéndola al otro extremo de la sala. Todo bajo la atenta mirada de Neji que una vez que vio mis manos separadas, sonrió más confiado y dejó a un lado la pistola. A mi alrededor la habitación me pareció más pequeña y calurosa, mi frente sudaba y mis dedos temblaban.

Aferré mis esperanzas a que no se reflejara mi miedo.

Sé valiente, sé valiente.

—¿Qué quieres de mí? A este punto tu obsesión es demasiado evidente —dije intentando sacarle información, aunque lo que ocurriría ahora era incierto, quería saberlo—. ¿¡Qué te he hecho para que me hagas daño!?

Por el rabillo me fije en el oficial que seguía tendido en el suelo con la sangre a su alrededor y respirando agitadamente. Nishimura le había despojado de sus armas y amarrado de las muñecas. Me dirigió una mirada rápida intentando brindarme fuerzas, ambos sabíamos que Itachi y una patrulla venía en camino, lo que debíamos hacer era ganar tiempo y resistir.

Me centré de nuevo en los movimientos de Neji que cruzó una pierna y sonrió de esa manera serena que parecía todo lo contrario a sus pensamientos desquiciantes. De una forma sombría que me hizo recordar a cuando se enojaba de verdad.

—Tú eres una consecuencia colateral de las decisiones de tus padres —habló serio, por un momento su tonó fue completamente lucido—. Kizashi le debe a mi familia demasiado dinero desde hace tiempo, y al no tener que pagar nos dio un pagaré muy valioso. ¿Adivinarás qué fue lo que dio?

No... sentí el aire abandonar mis pulmones. Lo sabía, el mismo Kizashi me lo dijo, que era un pagaré por sus apuestas. ¿Tanto dinero debía? No me sorprendería que incluso haya dado las escrituras de la casa a los Hyūga.

—Así es mi querida, tú eres ese pagaré. Y cómo él no ha dado el dinero puedo tomarte cuando yo deseé —dijo de lo más natural del mundo mientras hacía un ademán a su subordinado.

Sin embargo, la duda siguió carcomiendo mi mente al transcurrir los segundos, a medida que Neji daba indicaciones a susurros a Nishimura y el tiempo parecía detenerse a mi alrededor, haciéndolo todo más lento. Cuando comprendí que apenas la apuesta era la punta del iceberg, un sobresalto atacó mi mente, en un momento que mi mente tuvo ese haz de luz que no llegó hasta ese momento.

—Dudo mucho que te tomes demasiadas molestias en atraparme si sólo soy un pago —hablé fuerte impidiendo que Neji continuará hablando con el chico, clavó sus ojos ligeramente ensanchados a mí—; estás arriesgando demasiado en tenerme ¿y ganando qué? Una simple chica, que además de "amarme" hay algo que tengo que quieres, algo a lo que llegarás por medio de mí.

Y pensándolo desde aquel punto, tenía sentido. ¿Por qué Neji o Kizashi se tomarían tantas molestias en tenerme? Neji simplemente podía cobrarse con la muerte de Kizashi para que no siguiera debiéndole y no perder sus ganancias y Kizashi mudarse del país con más apuestas o simplemente desapareciendo del mapa.

No, había algo más. Mi intuición me lo decía.

—El CD... —la voz de Tenten fue un susurro, sus ojos chocolates se ensancharon y fijaron en mí con alarma—. Es un disco, ¡un disco que esconde Kizash-!

Todo sucedió rápido: la expresión de Neji se crispó y se levantó de sopetón dirigiéndose a ella para propinarle una cachetada que resonó en toda la estancia. Ahogué un grito de furia por tal muestra de violencia, me dieron ganas de patearle su descendencia por maltratar así a una mujer.

—¡No la toques! —exclamé enfurecida dando sacudidas a la silla.

—Metete con alguien de tu calaña, maldito —El detective intentó pararse, pero Nishimura le dio un pisotón en la herida que lo obligó a soltar un grito hilarante, me dio pena su dolor que me encogí de hombros.

—¡Cállate! —Al mismo tiempo él colocó la boca del arma en el estomago de Tenten que se estremeció al tenerlo sobre ella—. Si vuelves a abrir la boca te meteré una bala justo en vientre, no morirás, pero perderás al engendro que llevas dentro.

Fue como si un balde de agua me callera encima al escuchar la noticia, mis ojos ensanchándose se enfocaron en Tenten que ya lloraba y se tomaba el vientre con ambas manos, retrayéndose. Entendí, entonces, porqué me suplicaba que le ayudara a vivir unos meses más, mismo que su hijo o hija crecería salvo dentro de ella y nacería.

Tenten embarazada de Neji. Eso me enojó aún más.

—¡Tenten tiene a tu hijo en su vientre! —le recordé con la vana esperanza de hacerlo entrar en razón.

—Ya deberías darte cuenta de que me importa poco el engendro que lleva dentro —replicó él apartándose de ella para acercarse a mí, todo mi cuerpo lo rechazó apenas estuvo a unos escasos centímetros de mí, mirándome desde arriba—. Por mi fuera ya lo hubiera abortado, pero dejo que lo conserve para darle absurdas esperanzas que poco a poco se marchitan.

Más bien para chantajearla, pensé con rabia observando de reojo que Tenten se había quedado completamente quieta y callada después de recibir la noticia. Yo seguía impactada por tal noticia que por un momento olvidé lo exterior. De esa manera la manipulaba.

Mi pesadilla volvió cuando el timbre sonó de nuevo. Todo mi cuerpo se tensó al igual que el de Neji que volteó a la puerta, frunciendo el ceño.

—¿Esperabas a alguien? Si es ese tipo... esto se pondrá interesante —tanteó con una sonrisa siniestra.

Cerré los ojos pidiendo con todas mis fuerzas que fuera Itachi y la patrulla, que no fuera Sasuke que tenía más posibilidades de llegar antes o esto se complicaría más.

Lo pedí con todas mis fuerzas.

Que no sea Sasuke.

Que no sea Sasuke.

Que no sea Sasuke.

Mi corazón se aceleró cuando los pasos retumbaron y Nishimura abrió la puerta por detrás al mismo tiempo que Neji alzaba la pistola en lo alto apuntando a quién estaba parado en la puerta.

El alma se me calló a los pies.

Era él.

Sasuke

.

Lo primero que sentí cuando la puerta se abrió fue la sorpresa de toparme cara a cara con la boquilla de una pistola apuntándome. Lo segundo, fue tensión por la situación que pronto fue sustituida por una furia silenciosa al percatarme de lo que estaba sucediendo, ver a Sakura atada en la silla fue lo que colmó mi paciencia.

Miré amenazante a Neji y tanteé un paso cual él quitó el seguro del arma.

—Da un paso más y le vuelo los sesos.

No me importaba en lo absoluto que me amenazara a mí, pero cuando la pistola viajó a Sakura que dio un respingo y sus ojos se tiñeron de miedo, fue suficiente para que mis pies se quedaran quietos. Con el arma me indicó avanzar al costado, intercambié una mirada rápida con Sakura que me indicó con una señal de manos que estaba bien.

Tuve que detenerme a un lado del oficial en cubierto que yacía tendido en el suelo, la sangre a su alrededor no me ayudaría a concentrarme, intenté no verlo demasiado por esa razón me enfoqué en mi odio en el maldito bastardo. Lo desafié con la mirada, por más yakuza que sea y podría saber manejar mejor un arma de fuego no le quitaba lo imbécil.

Apenas fui consciente de una quinta presencia si no fuera porque escuché un sollozo, la reconocí apenas viró su rostro, el mío paso a uno de ligera impresión. Era Tenten ¿había aparecido después de tanto tiempo?

—Oe, oe, nos volvemos a encontrar —dijo Nishimura pasando a mi lado detrayéndome, entrecerré los ojos a su dirección apretando las manos, tenía ganas de pasarle la sonrisa de un puñetazo, pero no tanto cómo las ganas de golpear a Neji. Lo miré de forma nada grata y se limitó a reír de esa forma que erizaba los bellos de los brazos—. ¿Cómo va la herida de tu costado? ¿Eh? Déjame verificar si ya sanó.

La patada llegó, no fue tan sorpresiva. Solté un quejido tensando mi cuerpo, me ardió el estómago por el golpe y trastabillé intentando no caer. Escuché el grito de Sakura.

—¡Tú, maldito, déjalo ya!

—Vamos, Sakura. —Neji se acercó demasiado a ella, tan cerca que quise adelantarme y quitárselo de encima, pero otro golpe de Nishimura me aturdió—, quiero un poco de diversión con este bastardo. Me debe una paliza.

De nuevo otro puñetazo en el estómago, hice indicios de devolverle el favor, pero un vistazo a Neji y ver su arma juguetear los cabellos rosados de Sakura bastó para que no actuara imprudente. Sólo sentí el dolor traspasar mi abdomen y el último en la quijada hasta que mi espalda chocó la pared, escupí sangre al suelo. Frente a mí Nishimura se reía tan fuerte en contemplar mi estado, que desgraciado, me hirvió la sangre.

Sólo un golpe, necesitaba un golpe para descargar la rabia que se acumulaba lentamente dentro de mí al no poder defenderme y crear una oportunidad de ventaja para sacarnos de esta urgente situación.

—Maldigo a tu familia, Uchiha, meten sus narices en dónde no les incumbe —dijo el Hyūga dando vueltas alrededor de la silla de Sakura, jugueteando con el arma. Me mantuve regulando mi respiración cuando no hubo más golpes, la adrenalina del momento no me permitía sentir el ardor en el cuerpo, debía aprovecharlo. Sin embargo, las cartas no estaban a nuestro favor—. Tu padre le trajo demasiados problemas al mío y eso acabo con su exitosa carrera ¿comprendes eso?

Sí, quise contestarle. Lo sabía desde que Ryu apareció con los retrasos de periódico y todo lo que estaba descubriendo Itachi, con las pistas de Madara en que insistía en que padre seguía vivo. No me sorprendió que Neji lo supiera, si era el hijo del líder del clan Hyūga era más obvio que lo supiera.

Mi padre intentó combatir su propia justicia erradicando lo que creía erróneo: los yakuza, el clan Hyūga y sus actividades ilícitas.

—¿Qué clase de problemas te causó? —La voz de Sakura resonó llena de intriga muy disimulada.

Neji se detuvo detrás de ella, apoyando las manos en el respaldo y se inclinó para hablarle al oído un secreto, pero su tono fue lo suficientemente alto para que todos lo escucharan.

—Intentó hacer una justicia absurda que, en nuestro mundo, no es más que una simple falacia —Tomó mechones de su cabello rosado y los acarició, mi pecho ardió en furia y recelo a que la tocara de esa forma—. Su justicia y la nuestra son dos conceptos muy diferentes y casi le costó la vida.

Finalmente se alejó y fue acercándose a mi dirección. Nishimura se apartó dejándole el camino libre, Neji se plantó de frente desafiándome, le solté una sonrisa irónica. Sólo porque pensaba que trayendo el arma tendría ventaja... Nada de intimidación me embargó, pareció colmarle que ningún rastro de miedo reflejara mi rostro porque chasqueó la lengua y me propinó un puñetazo en el estómago, y debía confesar que dolió más que los de Nishimura ¿o será el dolor acumulado de los anteriores?

Ambos caímos al suelo, él encima de mí sin parar de golpearme el rostro, yo interponía mis manos intentando que el daño fuera mínimo, pero aun así el dolor atravesaba mis huesos. El chillido de ambas mujeres, pero sobre todo el de Sakura se clavaron en mis oídos sin cesar volviéndose un desespero a querer salir de la situación.

—¡Neji, no lo golpees más! —suplicaba ella susceptible a lo que seguramente mi rostro refleja— ¡Detente ya!

—¡Jodido mudo! —Un golpe en el costado— ¡Maldito bastardo! ¡Si no fuera por ti y tu familia nuestro clan gobernaría esta zona! —Otro golpe en la quijada— ¡Te robaste a mi chica! ¡Frustraste mis planes, hijo de perra! ¡Sakura es mía! ¡SÓLO MÍA! —gritando de una forma desquiciada, la serenidad que mostró hasta ahora se esfumó por completo.

En su impulsividad vi la oportunidad perfecta en dar la vuelta a la situación, Neji tenía el arma en su otra mano con la que también me asentaba golpes que descargaba todo el odio que decía tenerme. De un movimiento y utilizando ambas manos, le arrebaté el arma que cayó al suelo, cerca de la pared del pasillo quedando lejos de su alcance.

Forcejeamos sobre la alfombra hasta que conseguí la brecha para rodar sobre mí y levantarme de sopetón. No esperé ningún momento más y le estrellé la primera silla que encontré, lo aturdió por un momento antes de que se girara con precisión y me clavara otro golpe certero en la pierna, me encogí ante el escozor y retrocedí hasta la estantería.

Entre la pelea apenas observé que Nishimura intentó atacarme por el flanco derecho, pero el detective lo tomó de las piernas desde el suelo y lo derribó. Una vez ahí comenzaron a rodar, le daba batalla pase a que esté herido. El verlos de reojo me costó un golpe con una esfera de cristal que primeramente iba dirigido a mi nuca y por poco esquive a tiempo. Volteé dándole una patada en el torso que lo mandó al mueble, cerca de la televisión. Se tropezó enredándose los pies con la alfombra, cayendo de rodillas.

Aproveché la ventaja y estrellé su cabeza contra la mesita de noche, los cristales se hicieron añicos dispersándose por el suelo justo al mismo tiempo que se escuchó el disparo.

Mis oídos zumbaron y todo pareció perder sonido. Permanecí estático conteniendo la respiración, volteando lentamente a mis espaldas rogando que ese disparo no haya ido a parar a Sakura. Porque no sabría qué sería de mí si algo le ocurriera.

Fue un alivio toparme con sus ojos verdes que estaba fijos y asustadizos en un punto en particular; redirigí mi vista a un lado y ahí estaba tendido el cuerpo del detective boca arriba, escupiendo sangre, una mancha roja extendiéndose a la altura de su torso manchando su pulcra camisa blanca con la vida extinguiéndose en un suspiro. Sakura seguía en shock, Tenten a punto de gritar de horror y yo inmóvil.

El detective estaba muerdo.

Nishimura tenía en su mano el arma, no titubeó ningún momento en apuntarme y llevar el dedo al gatillo.

Ni siquiera me dio tiempo de cerrar los ojos o pensar en algo en concreto cómo aquella falacia del último deseo, cuando pensé que escucharía el sonido del arma —porque estoy seguro de que él no titubeó al intentar dispararme—, fue sustituido por la puerta abriéndose de sopetón dónde emergieron dos personas que jamás pensé que vendrían, adentrándose, alzando sus armas.

—Aparta la pistola de mi sobrino si aprecias tu vida —dijo Madara deteniéndose justo en medio de ambos, apuntando a Nishimura con su arma, detrás de él venía el guardaespaldas de Ryu, aquel hombre peli naranja de casi dos metros apuntaba a Neji que los miraba desde abajo con los ojos desorbitados—. Ahora ¿o quieres morir?

Mis manos se tensaron, Nishimura no me quitó la mirada de encima, desafiante. Yo afilé la mía respirando hondo.

—Nishimura, baja el arma —dijo el imbécil incorporándose con dificultad debido a los golpes, la sangre escurría por la comisura de sus labios. De reojo observó al peli naranja que seguía inmutable sin apartar la pistola, viendo amenazada su vida volvió a gritar—. ¡Apártala ya! ¿Está sordo o qué mierda?

De inmediato, el arma se retiró, pero ninguno se relajó. La situación se volvió más tensa al tenerse apuntados entre sí, puesto que el arma que sostenía Nishimura era de él y la otra bailaba en la esquina del departamento. Neji se movió a la par que Madara y acompañante a mi dirección. Yo no perdí la oportunidad para acercarme a Sakura expandiendo más nuestro perímetro, lastimosamente Tenten quedó del otro lado, entre esos dos bastardos.

Las armas seguían apuntadas, respiré con fuerza al llegar con Sakura que seguía quieta, sin moverse ningún minúsculo.

—Si intentan algo sospechoso le dispararé a Tenten —advirtió Neji al ver que Madara no daba indicios de querer desistir en su amenaza.

Colocó la boca del arma en el abdomen de la chica que tembló, llorando amargamente.

—Tenten... —dijo Sakura con voz quebrantada.

Me lamenté por ella, pero no podía hacer nada más, me entro la rabia por no poder impedir que se la llevaran. Viéndolos pasar cuidadosamente sobre el cuerpo inerte del policía que yacía en el suelo, rodeando la mancha de sangre. Primero salió de espaldas Neji jalando bruscamente a Tenten, nos dirigió una mirada de eterno odio yo le devolví revelando mi reto silencioso.

—Nos volveremos a ver, ténganlo por seguro.

Finalmente desapareció por la puerta y el peli naranja se apresuró a acercarse para asegurarse de que no volverían.

—Todo está en orden.

Apenas pronuncio esas palabras, me lancé a desatar las muñecas de Sakura con rapidez y siendo cuidadoso de no lastimarla, sus manos temblaban. Teniendo sus manos libres, inmediatamente me rodeó por el cuello con sus brazos, titiritar sin parar, encogiéndose de hombros como si tuviera miedo.

El corazón me dio un vuelco al verla impávida entre mis brazos y vulnerable, no pude hacer más que brindarle consuelo y sensación de protección pase a que minutos a tras estuve a punto de no poder protegerla. Buscó la manera a que nuestras frentes se juntaran y susurro una y otra vez la alegría que sentía de que no me haya pasado nada grave.

No le sucedió nada.

—Cuando te apuntó con el arma, pensé que ya era tarde —expresó ahogadamente.

—"Pero no sucedió nada, estoy bien" —formulé intentando darle calma y después le sequé las lágrimas con mis pulgares.

Pero lo sabía, si Madara y el guardaespaldas de Ryu no hubiesen llegado, no sé que habría pasado con nosotros, si yo hubiese acabado herido o muerto y Sakura en verdad secuestrada. Pensar en que algo atroz pudo haberle sucedido a la chica entre mis brazos provocó en mí una sensación de dolor, mucho dolor. No me preocupaba mi persona, Sakura lo era todo para mí.

Miré, sin dejar de abrazarla, a ambos hombres que se limitaban a permanecer en silencio, concediéndonos un momento. El guardaespaldas se había hincado frente al cadáver y cerrado los ojos dándole un descanso; intenté no mirar mucho a esa dirección o me provocaría ansiedad pensar en que estaba muerto.

Madara seguía de pie, guardando el arma dentro de su gabardina pretendiendo no escuchar nada.

Nunca encontraría palabras para agradecerles lo que sucedió, de habernos salvado a los dos la vida.

Captó mis ojos en un vuelo, apenas sonrió un poco ante la intensidad de mi mirada. Desvié los ojos, un poco airado sin saber cómo reaccionar. Sentí a Sakura moverse a un lado para tener mejor ángulo de ambos hombres. Agitó débilmente su mano hacia el hombre peli naranja.

—Hola, Juugo-san.

—Señorita Sakura. —Asintió el sujeto ahora con nombre, haciendo una ligera reverencia. Sus lentes oscuros no dejaban ver sus ojos. Me desconcertó un poco que se conociera—, menos mal que no le ha sucedido nada.

Pensé que estaba más que confirmado de mi parte que Ryu tenía algo que ver con Madara, el hecho de que su guardaespaldas y él estuvieran juntos era un indicio irrefutable de los hechos. Suspiré aún tenso, sintiendo repentinamente un cansancio insoportable, mi cuerpo comenzaba a enfriarse y pronto el dolor se volvería más intenso.

—Creo que llegamos justo a tiempo, Sasuke —dijo Madara interviniendo, captando nuestra atención—. Me alegra no haberte hecho caso de irme por otros diez años y en vez de ello seguirte en secreto —dijo a modo de broma intentando aligerar el ambiente lúgubre.

Arrugué ligeramente la nariz e hice una seña tan rápida que Sakura apenas la captó. Entendió perfectamente lo que quise expresar, y, con una ligera sonrisa, se giró a Madara. Yo evité mirarlos, pero pude imaginarlo perfectamente cómo se desarrollaría:

—Sasuke dice "gracias". Madara-san —alegó ella con voz ahogada, a punto de llorar llena de sentimentalismo—. Gracias a ambos por salvarnos.

Pude imaginar esa estúpida sonrisa que pondría Madara ante mi muestra de gratitud que seguramente no se esperaba ya que seguramente se habría convencido de que obtendría de mi parte la indiferencia; y aunque no estaba equivocado, de vez en cuanto mostrar gratitud no está de más.

Hola, ¡hola!

Uff hace más de un mes que no actualizaba que ya había telarañas por aquí *las va quitando*

Antes que nada, vamos a aclarar dos puntos de este capítulo:

1: Hinata no es una Hyuga no tiene ninguna asociación con ellos, nada. NADAAA. En este fic Neji y Hinata ni son familia.

2: La nueva pista, un misterioso CD ¿qué tiene que ver esto? Ya lo verán.

Tratando puntos generales, Madara apareció de nuevo intentando conversar con Sasuke y Mikoto, pero vimos que él no fácilmente le abrió las puertas de su corazón, si no hasta que Madara los salvó en el último momento apenas le pudo expresar un gracias motivado a que también rescató a Sakura. Mi niña por fin va a realizar su sueño, cada vez está más cercaaaaa.

Y rayos, Tenten apareciendo, revelando la verdad detrás —aunque no justifica su traición—, Neji desquiciado cada vez más cada vez más dispuesto a todo para conseguir a Sakura. Ya sabemos que ella es el pagaré, y ahora sabemos que se une un CD a la colección de pistas, ¿qué será? ¿por qué lo buscarán? Deje una pista por ahí en los comentarios hace tiempecito, a ver si la recuerdan *risas malévolas*

¿Se esperaban la aparición de Madara y Juugo? No apareció Ryu *llora* pero si su guardaespaldas, casi lo mismo.

Bueno, en general espero que les haya gustado mucho este capítulo, disculpen las faltas de ortografía y coherencia que vean, subo el capítulo durante la madrugada porque ya otro día no tendré tiempo, si no hasta el próximo mes *risas*

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Alguna nueva teoría? ALTO SPOILER: prepárense porque AHORA SÍ se vendrá chido.

En fin, ¡nos leemos luego!

Alela-chan fuera.

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