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Kyouka despertó temprano y cogió su cuaderno. Le gustaba escribir nuevas letras y la inspiración venía cuando le apetecía. Aquel día le apeteció venir a las seis de la mañana, así que aprovechó la situación para prepararse y hacerse un café. Por suerte nunca le había costado levantarse temprano.
Al escribir en su libreta, la imagen de Momo vino a su mente.
Cuando fueron las siete de la mañana, alguien picó a la puerta. Aquello la sorprendió. Fui a ver quién era y, al abrir, su pulso se aceleró. Pensó que sería Kaminari, pero Yaoyorozu se encontraba al otro lado de la puerta.
—YaoMomo—no pudo evitar sonreír.
—Buenos días. Siento las horas ¿Te he despertado?
Momo la observó. La pelimorada llevaba una camiseta ancha y unos tejanos rotos. Ella, en cambio, se había recogido el cabello en un moño desordenada y se había puesta una blusa de color beix.
—No, estaba despierta componiendo. Pasa si quieres.
—Gracias.
Momo sonrió observando aquel lugar. Era más pequeña que su habitación compartida, pero le encantaba la decoración que había utilizado Kyouka. Se notaba que amaba la música.
—¿Qué tal va eso de componer?—preguntó con curiosidad.
—Oh, bien, creo. Aunque a veces no encuentro las palabras adecuadas—rio apurada—¿Tú sueles componer?
—A veces—sonrió con suavidad—Pero se me da mejor componer melodías que letras.
La pelimorada fue a la pequeña cocina y empezó a calentar agua mientras escuchaba a la contraria. Sabía que a la más alta le gustaba mucho el té. Al verlo, Yaoyorozu sonrió agradecida.
—He venido porque quería darte las gracias por lo de la fiesta una vez más—aclaró.
—No te preocupes por eso.
La más baja se sentó en su cama y la contraria a su lado, cogiendo la taza de té que Kyouka le había ofrecido.
—Gracias—sonrió, para luego suavizar su expresión—¿Dije algo raro, cierto?—preguntó la más alta de pronto.
La pelimorada casi se atraganta con su bebida.
—¿Cómo?
—Cuando estaba ebria.
—Bueno...—la pelimorada no le quería decir que Momo dijo que era su tipo, aunque sí que había otra cosa que había estado rondando en su cabeza—Hablaste en sueños, dijiste "Mamá".
Al decir aquello, el rostro de Momo palideció de golpe y la contraria vio como agarró la taza con fuerzas.
—¿Momo?—se preocupó.
—¿Dije algo más?
—No, solo eso, una palabra.
Yaoyorozu pareció aliviada. Jirou la miró con preocupación. No entendía por qué esa simple palabra la había preocupado tanto y aquello hizo que quisiera conocerla todavía más.
—¿Estás bien?
—Sí, solo...—su voz tembló—Mi madre murió hace casi dos años. La echo de menos, así que a veces hablo de ella en sueños.
La pelimorada se sorprendió. Su expresión en aquel momento se sintió como si alguien la hubiera apuñalado.
—Lo siento muchísimo—no supo bien qué decir, así que cogió la taza de la contraria dejándola sobre la mesa y cogió sus manos. Estaban calientes.
Momo se sorprendió, pero no separó sus manos. Se sintieron cálidas. Le reconfortó aquella acción.
—Está bien, la verdad es que no se lo digo a mucha gente.
La pelinegra miró sus manos juntas y luego la miró a los ojos. En ese instante, tuvo unas ganas terribles de besarla. Aquel piercing en su labio inferior hacía los labios de la pelimorada aún más tentadores.
—¡Lo siento!
Jirou apartó las manos nerviosa. Pensó que aquello a lo mejor la habría molestado.
—No...—Momo sonó algo triste y desvió la mirada avergonzada—Está bien, no me molesta.
Después de aquello, la pelinegra se levantó y le dedicó una sonrisa. No quería que Kyouka la viera triste ni mostrando debilidad.
—Vamos, no quiero caras tristes—sonrió, luego miró la habitación de la chica—¿Son tus padres?
Se fijó en una fotografía, donde había una pareja con una pequeña Kyouka.
—Sí—sonrió colocándose a su lado.
—Os parecéis mucho—sonrió con dulzura—Y sales monísima.
—Nos hicimos esa fotografía después de nuestro primer concierto.
—Qué bonito—sonrió dulcemente—¿Entonces a ellos también les gusta la música?
Momo la miró con curiosidad. De verdad quería saber más cosas sobre ella.
—Sí, mucho. Siempre han sido mi inspiración—explicó—¿A tus padres les gusta?
—Solo a mi madre—miró aquella fotografía y agachó la mirada durante unos segundos—Fue por ella que empecé en este mundo y sobre todo con el piano.
Jirou la escuchó con atención.
—Eso es bonito, seguro que cuando tocas el piano la recuerdas.
—Sí, es verdad.
Kyouka no supo decir si aquella afirmación fue una triste. Tal vez, aquella era la razón por la que su música sonaba tan triste. Sin embargo, no dijo nada.
—Por cierto, esta noche los chicos y yo estaremos en nuestra habitación charlando, haciendo música...—me miró—Me preguntaba si quisieras venir.
Yaoyorozu cambió de tema, pero aquella propuesta la alegró mucho.
—Claro, me encantaría. Gracias.
—Genial—sonrió y acto seguido miró su reloj—Me iré a prepararme, nos vemos luego. Qué vaya bien por la mañana, Kyouka.
—Hasta luego, YaoMomo.
Kyouka sonrió y antes de que Momo saliera por la puerta, la pelinegra volvió a mirarla de nuevo.
—Y gracias de nuevo, de verdad—añadió.
Al salir, la pelimorada se quedó observando la puerta. Estaba deseando verla, pero antes tendría que ir a clases.
A la hora del descanso, mientas buscaba al resto, alguien la llamó.
—Kyouka.
Se sorprendió al ver a Itsuka Kendo allí, pero se acercó a ella. Jirou siempre se sorprendía en lo bien que vestía aquella chica, pero era normal, al fin y al cabo estudiaba moda.
—¿Sí?
—Quería disculparme.
Aquello la tomó aún más por sorpresa. La de ojos verdes parecía estar hablando en serio y con arrepentimiento.
—¿Por qué?—arqueó una ceja.
—En la fiesta. Dije todo aquello de que no eras su tipo y te fuiste molesta ¿Cierto?—preguntó.
La pelimorada agachó la mirada durante unos segundos. Su confianza no siempre había sido muy elevada, así que, aunque ella no quisiera, aquel tipo de comentarios siempre la molestaban.
—Lo siento, no quería molestarte, ni a Momo. Me disculpo por eso—la miró con decisión y agachó la mirada durante unos segundos.
—No, está bien—pensó bien que decir—Agradezco tu disculpa. Además, Momo y yo ni siquiera estamos saliendo...—decir aquello, le dolió.
Al oírla, Itsuka sonrió suavemente, pero luego negó con la cabeza.
—No tienes que excusarte, está bien. Me alegra que pases tiempo con Momo. En realidad, se la ve más feliz.
Kyouko la miró a los ojos. Sus palabras parecían sinceras y mordió el piercing del labio algo ansiosa.
—¿Por qué rompisteis Momo y tú?—era algo que la pelimorada había estado queriéndole preguntar durante mucho tiempo.
Denki le había dicho que Kendo había engañado a Momo con otra persona. Al principio la pelimorada creyó aquella versión, pero al estar hablando con ella cara a cara aquello no tenía ningún sentido para ella. Al menos eso le decía su instinto.
—Yo...—la de ojos verdes no se esperó aquella pregunta—Momo sería la persona indicada para decírtelo.
—Está bien, lo entiendo. Siento la pregunta.
Ella negó con la cabeza restándole importancia. Vio que estaba frotando su anillo con cierto apuro.
—¿Qué tal están?—la pelimorada levantó la mirada de aquel anillo para mirarla—Mina y Momo. Ya sabes, no quieren hablar conmigo ni me responden a los mensajes.
—Bien—sonrió con suavidad—Sabes, no sé qué ocurrió, pero con el tiempo creo que la situación se solucionará poco a poco.
La pelirroja se sorprendió y aquellas palabras le dieron esperanzas.
—¿De verdad lo crees?
—La música me ha enseñado a creer en las segundas oportunidades.
En los labios de Itsuka se dibujó una sonrisa. Necesitaba esas palabras más que nunca y no pensó que fuera aquella chica quien se las fuera a dar.
—Gracias Kyouka—murmuró algo avergonzada. Luego, al ver el sentido tan personal de la conversación decidió cambiar de tema—¿Sabes? La verdad es que me gusta mucho tu estilo—confesó—Vistes muy bien, sabes combinar a la perfección los colores y la forma de la ropa.
Viniendo de una estudiante de moda como ella, aquello le hizo sonreír de forma inevitable.
—Oh, gracias.
—No es nada, solo quería decírtelo—sus palabras fueron sinceras—Si necesitas alguna vez consejo sobre moda o bueno, para cualquier otra cosa me lo puedes decir.
—A mi también me gusta tu estilo—Jirou sonrió algo torpe para luego asentir—Bueno, estudias moda, supongo que es lo normal. Y gracias, lo tendré en cuenta.
La pelirroja asintió con una sonrisa.
—Nos vemos, gracias por escucharme.
—No te preocupes.
La de ojos verdes se alejó con una pequeña sonrisa. Se sintió bien que alguien quisiera escucharla.
No sabía qué habría hecho ella para que Momo estuviera tan enfadada ni para que hubieran roto, pero en aquel momento sintió que Kendo no era una mala persona, lo contrario.
Su curiosidad por la pelinegra no dejaba de aumentar.
[ ♬ ]
¡Hola! ¿Qué os ha parecido? ¿Tenéis alguna teoría de la ruptura de Kendo y Momo?
En el próximo capítulo habrán revelaciones ;)
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