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El día de la fiesta había llegado. Kyouka estaba emocionada, no era mucho de beber alcohol, pero le gustaba la música y el ambiente. Además, Denki le había explicado que todas las fiestas en aquella universidad eran inolvidables.
Pensó bien que ponerse y optó por un conjunto ajustado negro con detalles morados. Sin duda era su combinación favorita. Además, onduló un poco su cabello, el cual caía sobre sus hombros.
Al salir de la habitación, fue a buscar al resto, ya que no sabía donde ir. Kaminari le había dicho que se dirigiera a su habitación o a la de las chicas porque irían todos juntos.
Como si el destino hubiera actuado, se encontró a Momo por el camino. Yaoyorozu había pensado que la pelimorada no sabría ir y había ido a buscarla.
—Kyo...—Yaoyorozu paró lo que iba a decir y se la quedó mirando.
Momo pensó que se veía preciosa, increíble, radiante. Jirou era de baja estatura, pero aquel día llevaba unos tacones que la hacían ver más alta. Su cabello estaba normalmente liso y a la pelinegra le gustó como le quedaba ondulado. Además, le gustaban sus piercings. Tenía varios en las orejas, uno en la nariz y otro en la ceja, aunque a veces también llevaba uno que se podía quitar y poner en el labio. Le encantaba cada cosa de ella.
Kyouka también se quedó muda. Yaoyorozu siempre estaba espléndida, aquello pensaba ella, pero al verla en aquel vestido rojo la pelimorada se sintió como en el cielo. Sí, sin duda Momo podría ser un ángel. Su cabello estaba suelto y caía en su espalda como una cascada.
—Momo—tragó saliva. Sus ojos brillaron al verla y se mordió el labio en un acto nervioso. Cuando tenía el piercing puesto, solía morderlo.
—Estás increíble—fue como si las palabras le salieran solas—Quiero decir, siempre estás increíble, pero hoy te ves aún más increíble.
Yaoyorozu se maldijo por sus palabras. Se notaba nerviosa y había dicho la palabra "increíble" demasiadas veces.
—Gracias, tú también te ves muy bien—sonrió algo acalorada—Bueno, siempre te ves bien.
Ambas rieron algo nerviosas y desviaron las miradas.
—Sí, tú también, quiero decir...—por desgracia, aquel momento fue interrumpido por Ashido.
—¡Te ves increíble Kyouka!—exclamó yendo hacia ella—¿A qué se ve increíble YaoMomo?
La pelinegra asintió, intentando buscar las palabras.
—Sí, muy bien.
—Gracias chicas.
Kyouka rascó su nuca algo avergonzada, nunca se iba a acostumbrar a los cumplidos.
—¡No te avergüences, decimos la verdad, arriba ese ánimo!
Mina sonrió de oreja a oreja arrastrando a la joven. Momo las siguió con una sonrisa.
Cuando estuvieron fuera del recinto universitario, se reunieron con los chicos. Ellos también se veían bien, pero ambas chicas solo tuvieron ojos para la otra.
—Me desmayo, cógeme antes de que me caiga Hitoshi—Denki hizo una pose dramática—Tengo las amigas más guapas de la historia.
Hitoshi rio de forma suave, cogiendo a su novio ante aquel mini teatro.
—Sí, estáis estupendas—sonrió Eijirou de oreja a oreja—Me siento muy afortunada de teneros como amigas.
—Ay Kiri—Mina sonrió con dulzura.
—Dios mío, qué asco—Katsuki hizo una arcada—Dejaros de tantas cursiladas y vámonos ya.
—Vamos, me dijiste que ibas a estar de buen humor. Me lo prometiste—el pecoso le miró con una sonrisa inocente.
El de ojos rojizos desvió la mirada, pero suavizó su expresión.
—Yo no te prometí una mierda brócoli.
—Pero si a ti te encanta que te hagan cumplidos—susurró Shoto arqueando una ceja.
Katsuki le miró de forma amenazante.
—¿Quieres morir, eh?—masculló—Porque si quieres puedo adelantar tu muerte ahora mismo ¡Yo no necesito los cumplidos de nadie!
—Por mi vale—Todoroki le miró de forma despreocupada.
—Eres lo peor—le miró de forma amenazante.
Shoto no pudo evitar formular una sonrisa burlona.
—¡Kacchan!—le regañó el peliverde.
Kyouka pensó que no podían ser más diferentes.
—¿Sabes? Mejor lo dejamos para otro día eso de morir, tengo hambre—el bicolor se alejó, escondiéndose detrás de Momo. Esta rio dulcemente.
Yaoyorozu les quería muchísimo.
Al llegar a aquel local, la pelimorada estaba muy sorprendida. Estaba decorado con pinturas, al estilo arte de calle, además todos iban muy bien vestidos, como en una pasarela de modelos. Había diversas barras de comida y bebidas. Nunca había ido a una fiesta de ese estilo.
—Muchas gracias a todos por asistir a mi fiesta, espero que os guste—la voz de Kendo resonó por aquel lugar.
Se encontraba en el centro con un micrófono, todos aplaudieron con entusiasmo al escucharla. Llevaba un vestido azulado que combinaba muy bien con el color verdoso de sus ojos.
—Siempre llamando la atención...—resopló Bakugo.
—Ey, estamos en su fiesta. No deberías criticarla—murmuró Izuku, con una mueca.
—Lo que sea, voy a seguir haciéndolo—protestó—Aunque siento que lo de zanahoria ya está muy usado, tendré que buscar otro mote...
El rubio se alejó a la barra de bebidas mientras el pecoso le seguía.
—Yo me iré a beber algo, lo necesito—Mina iba a alejarse, pero Eijirou agarró su muñeca con suavidad.
—¿No quieres bailar?—preguntó extrañado. Su mejor amiga amaba bailar y en las fiestas era la más extrovertida, pero esa noche la vio decaída y de mal humor, aunque solo él se percató de ello—¿Estás bien, no será por...?—susurró para que nadie más lo oyera.
—Kirishima—la pelirosa cortó sus palabras con brusquedad, para luego sonreír al darse cuenta de que no estaban solos—Solo me apetece una bebida ¡Vámonos!—su actitud alegre de siempre volvió a la normalidad mientras arrastraba al chico.
Shoto también se alejó, pero en dirección a la comida.
Yaoyorozu observó aquella escena intrigada, mientras Shinso y Kaminari hablaban sin prestar atención. Kyouka la miró con curiosidad.
—¿Mina está bien?
—Ella siempre se preocupa por mí cuando hablamos de Itsuka, pero a ella también le afectó la situación—murmuró, pero lo suficientemente fuerte para que la pelimorada lo oyera—Eran cercanas ¿Sabes? Ella e Itsuka.
Jirou notó algo de culpabilidad en sus palabras, pero no le dio tiempo a decir nada más.
—Oh, no—Shinso suspiró interrumpiendo sus pensamientos.
—¿Qué ocurre?—Denki le miró.
—Neito se está acercando.
Miraron hacia adelante. Un chico rubio se acercó a ellos. Iba muy elegante y llevaba varios relojes llamativos en sus muñecas.
—¡Hitoshi!—sonrió, algo arrogante—Oh, este debe de ser Denki.
—Hola—saludó él, algo incómodo.
—Y Momo, tan bella como siempre—el de ojos azulados miró a la más alta.
Yaoyorozu le dedicó una sonrisa de pocos amigos. Luego, sus ojos azules se posaron en Kyouka.
—Soy Kyouka—se presentó.
—Un placer, soy Neito Monoma.
De pronto, cogió su mano y la besó, como si fuera un príncipe. La pelimorada le miró desconcertada y Momo entreabrió los labios algo sorprendida. Hitoshi rodó los ojos, parecía acostumbrado a ese tipo de comportamientos por parte del rubio.
—¿Quieres bailar conmigo? Me ha gustado tu estilo y no se lo digo a muchas—preguntó de forma coqueta.
—Yo...—la pelimorada miró a Momo, por unos instantes sintió la necesidad de ir hacia ella, pero Monoma agarró su mano de nuevo.
Yaoyorozu tuvo el impulso de coger la mano de la contraria, de entrelazar sus dedos y alejarla de allí. Sin embargo, no lo hizo, se quedó paralizada. Se sintió una cobarde. Tal vez lo era.
—Será divertido, vamos—insistió.
Ante la insistencia del rubio, Kyouka aceptó. Solo era un simple baile.
Yaoyorozu la miró, algo decaída. No supo bien como sentirse. Denki observó la escena, iba a decir algo, pero Shinso cogió su mano y ambos fueron a la pista de baile.
La pelinegra vio como aquel chico rubio y Jirou bailaban, su corazón se estrujó. Le habría gustado bailar con Kyouka, eso pensó.
Decidió irse a un rincón más apartado. Era una especie de pasillo que se encontraba al lado de la entrada. Allí podría pensar con calma.
—Momo.
Su voz la sobresaltó.
—Itsuka.
Hizo ademán de irse, pero la pelirroja se lo impidió.
—Quiero que hablemos.
—Ya hablamos lo necesario.
—¡Solo quiero que hablemos de nuevo, por favor!—insistió la de ojos verdosos.
La de ojos oscuros frunció el ceño.
—Me traicionaste e hiciste algo horrible. Créeme que me gustaría que las cosas hubieran seguido como antes, pero no puedo perdonarte. No puedo, Itsuka—suspiró cansada.
La de ojos verdes apretó los puños. Sentía mucha impotencia.
—Ya te dije que...—la miró a los ojos con firmeza—Tuve que hacerlo.
—¿Por qué? No eres sincera, si al menos tuvieras la decencia de decirme la verdad.
—Lo siento—se disculpó.
—No me sirve de nada que me digas eso.
La pelirroja suspiró y luego miró a la contraria de nuevo apretando levemente los puños.
—Es gracioso que tú me hables de sinceridad, Mo.
La pelinegra la miró, sorprendida por sus palabras. Itsuka no quería pelear con ella, pero las palabras salieron por sí solas.
—Les has dicho a todos que rompiste conmigo porque te engañé, cuando es mentira. Si fueras sincera nada de esto hubiera pasado y ni siquiera tendrías que mentirle a tus amigos.
La de ojos oscuros apretó la mandíbula, aunque sabía que tenía razón. Ella tampoco estaba siendo sincera con sus amigos, pero no lo era para evitarse mucho dolor.
—Sabes que lo mío es distinto—gruñó—¡Además, preferiría que me hubieras puesto los cuernos a aquello que hiciste!
Momo iba a irse, estaba muy molesta y no quería seguir hablando, pero algo en las próximas palabras de su exnovia la hizo pararse.
—¿Estás de mal humor porque Neito está bailando con esa chica?
—¿Qué?
—La chica del pelo morado. Tu nueva amiguita—aclaró—Vamos, he visto como la miras. Te conozco.
La pelirroja la miró fijamente. Momo resopló. No tenía ganas de escucharla.
—¿Sabes? Me sorprendes, no es tu tipo—se acercó a ella—Te entiendo, es atractiva, tiene un encanto especial, pero a ti siempre te han gustado las chicas directas y más elegantes ¿No es cierto?
—¿Qué estás diciendo?—la miró molesta—A lo mejor es que no me conoces tanto como te crees.
—Solo digo que tendrías que estar hablando conmigo, no yendo detrás de ella—frunció el ceño—Momo, sé que lo nuestro ya no será como antes, pero al menos me gustaría ser amigas, también con Mina, por favor. Os echo de menos, mucho de menos.
—Eso no pasará y no es mi culpa que estés celosa, déjame en paz.
La pelinegra dio media vuelta, pero al hacerlo se encontró con Kyouka. No sabía cuánto tiempo llevaría allí, pero por su expresión dedujo que las habría escuchado. Algo hizo que su corazón doliera. Kendo observó la escena sin saber qué decir.
—Lo siento, te estaba buscando, no quería interrumpir.
—No, yo...—la pelimorada negó interrumpiendo sus palabras.
—Nos vemos luego—la chica de los piercings dio media vuelta.
—¡Espera, Kyouka!
Al alejarse la siguió, pero la perdió entre la multitud. Se giró mirando a la pelirroja y frunció el ceño.
—Momo, yo...—Kendo agachó la mirada arrepentida y se tragó las ganas de llorar—Lo siento, lo que he dicho no iba a malas. De verdad, solo...—la más alta la interrumpió.
—¿Ya estás contenta?—la pelinegra le dedicó una sonrisa amarga alejándose de ella para poder seguir a Kyouka.
—No, yo...—ni siquiera pudo decir nada más, porque su exnovia salió de aquel lugar sin ni siquiera mirarla a los ojos.
La pelirroja de ojos verdes la vio alejarse mientras se dejaba caer de rodillas en ese pasillo que ahora le parecía tan desgarradoramente vacío.
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¡Hola! ¿Qué os ha parecido? ¿Tenéis alguna teoría? :)
La verdad es que me gusta mucho este capítulo, espero que os haya gustado y os esté enganchando la historia. Mil gracias por leer <3
Estoy disfrutando poder utilizar a tantos personajes y usar diferentes dinámicas ;)
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