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Denki le había hecho a Jirou una especie de visita guiada por el lugar. Se lo agradecía de todo corazón, porque aquel lugar era enorme y se hubiera perdido. Por último, la había acompañado a una mesa, donde asignaban el número de habitación.

—Estoy muy emocionada por poder quedarme aquí, incluso tener una habitación—sonrió de oreja a oreja.

El rubio la observó y sonrió. Le gustaba verla tan feliz. Además, se verían cada día, aunque claro, al ser un curso menor, no compartirían clases. Sin embargo, era un gran avance porque en los últimos meses no habían podido verse mucho por sus estudios universitarios.

—¿Qué te han parecido mis amigos?—preguntó con curiosidad el rubio.

Estaba emocionado por saberlo. Siempre había pensado que Kyouka podría abrirse más a ellos aunque fuera algo reservada.

—Muy amables y divertidos—respondió con sinceridad recordando la conversación de horas atrás—Y me ha hecho feliz conocer a Momo, sabes que desde que la vi en las puertas abiertas quedé prendada de su música. Espero escucharla tocar de nuevo.

—Puedes venir siempre que quieras con nosotros. Estoy seguro de que si te escuchan cantar quedarán impresionados—el chico habló con seguridad—Y YaoMomo toca a menudo, seguro que puedes escucharla más veces.

—Tal vez más adelante...—sonrió—¿Y cómo funciona lo de las habitaciones?

—Hay de todo tipo, verás...—el joven fue interrumpido.

No le dio tiempo a tener más explicaciones. La profesora de la mesa le entregó varios materiales como una carpeta y una mochila, y también varios documentos y unas llaves. Estaba emocionada.

—Muchas gracias—Kyouka sonrió colocando las cosas en su bolsa de tela.

—A ver.

El rubio miró aquel documento con curiosidad.

—¡Qué suerte, tienes una habitación para ti sola!—sin duda fue un golpe de suerte, a él también le habría gustado tener una habitación para él.

—¿Eso es bueno?—Jirou arqueó una ceja algo dudosa.

—A veces es agotador compartir la habitación con muchas personas, nosotros somos cinco y las chicas son tres. Créeme que compartir cuarto con Katsuki es estresante—rio un poco—Has tenido mucha suerte.

—¿No será aburrido?—hizo un puchero.

—Piensa que ahí solo duermes y siempre puedes venir a la nuestra. Estás invitada siempre que quieras, aunque no te prometo que esté muy recogida—ambos rieron. Era cierto que Denki siempre había sido desordenado y no sé imaginaba lo que debía ser convivir con cinco personas.

La pelimorada sonrió. Estaba muy emocionada y no le desagradaba la idea de estar ella sola en una habitación. Apreciaba los momentos de soledad y disfrutar con ella misma.

—Te acompaño a instalarte.

Ambos se encaminaron a dicha habitación. Eran habitaciones espaciosas y modernas, con una pequeña cocina, una cama y varios armarios y estanterías. Un lujo.

—Oh, Denki—una voz grave sorprendió a ambos.

Un chico pelimorado de ojeras se encontraba allí en el pasillo de las habitaciones. A Kyouka le gustó su estilo. Además, llevaba un vaso de café en su mano derecha y un cuaderno en la otra. Sin duda aparentaba ser un artista universitario.

—¡Hitoshi!—el de ojos ámbar sonrió de oreja a oreja y se dirigió hacia él.

Kyouka reconoció ese nombre al instante.

—¿Quién es ella?

—Kyouka—se presentó a acercándose a él.

—Eres la amiga de la infancia—Hitoshi pareció acordarse—Un placer, soy Hitoshi Shinso.

—Sí, Denki me ha hablado mucho de ti—confesó.

El pelimorado miró al rubio con un arqueamiento de ceja.

—¿En serio?

—¡Exagera!—exclamó Kaminari con nerviosismo.

Por primera vez el joven de ojeras sonrió.

—Nos vemos—levantó la mano como despedida—Un placer Kyouka, oh, y bonitos piercings.

Al alejarse la chica de los piercings sonrió agradecida y miró a su mejor amigo, con una sonrisa burlona.

—Por fin conozco al famoso Shinso. Es más guapo de lo que pensaba.

—¡Shh!—Denki la hizo entrar a su habitación—Nadie sabe de mi crush con él, es un secreto.

—¿Por qué?—le miró confundida—¿Es un amor prohibido o algo así?—bromeó.

—¡No es eso, es porque es un amor imposible! A Hitoshi no le gusta nadie, siempre va de indiferente y es guapo y misterioso—suspiró.

—Pues te ha saludado, parecía contento de verte, a su manera.

Las mejillas del de ojos color ámbar recobraron un tono rosado.

—Bueno...—suspiró—¿Y tú qué?

—¿A qué te refieres?—ladeó la cabeza.

Kyouka empezó a dejar sus pertenencias encima de su cama y a deshacer la maleta mientras conversaba con su mejor amigo.

—Está claro que te ha gustado YaoMomo, aunque bueno ¿A quién no?—sonrió con diversión.

—¿Qué quieres decir?

El rubio la observó. Jirou le miró con algo de timidez ante sus palabras. Solo pensar en ella, notaba como su corazón latía con más velocidad.

—Es la estrella de este lugar, seguro que hasta tiene un club de fans—rio un poco pensando en aquella idea—Por suerte Shoto siempre hecha a los pesados que van detrás de ella.

La pelimorada la escuchó atenta.

—Parece que le has caído bien—el rubio la miró.

—¿A Shoto?—preguntó Kyouka con sorpresa.

—Sí.

Aquello la alivió. Era cierto que Momo había llamado su atención y que sin duda amaba escucharla tocar, pero su aventura solo acababa de empezar.

—¿Vamos al comedor después? Seguro el resto están allí—le sugirió—Estoy seguro de que te adaptarás rápido, todos son muy buenas personas. Confía en mí.

La pelimorada sonrió, le alegró escuchar aquellas palabras.

—Claro, vamos.

Cuando ya estuvo instalada, ambos se dirigieron al comedor. Era un lugar enorme, con todo tipo de estudiantes y sitios donde poder ordenar comida.

—¿Cuál es la especialidad del resto?

—Hitoshi está en artes plásticas, Shoto y Mina hacen moda e Izuku hace audiovisuales junto con Eijirou—recordó—A Izuku no lo conoces, pero también es parte de mi grupo de amigos. El resto estamos en música.

—Ya veo.

Al llegar, Denki la guio a una mesa. Estaban los mismos que el otro día y un chico más, peliverde, con rulos y pecoso. Le sonaba de haberlo visto en alguna fotografía que su amigo de la infancia había subido en redes sociales.

—¡Kyouka!—Mina sonrió emocionada—¿Ya te has instalado?

—Sí, es todo increíble. Gracias.

—Ven con nosotros—Eijirou sonrió animado. Jirou se sintió muy acogida, como si siempre hubiera pertenecido a ese grupo.

Al sentarse, miró al peliverde.

—Soy Izuku, pero todos me llaman Deku. Un placer—su sonrisa le pareció muy bondadosa y sus palabras educadas.

—Kyouka—sonrió—Te llamaré Deku, entonces.

Luego, miró a Momo. Al hacerlo, la pelinegra le dedicó una sonrisa. Una sonrisa preciosa. Inconscientemente, desvió la mirada ante aquella acción.

—¿Todos estáis en segundo año, verdad?—preguntó la pelimorada.

—Así es—afirmó Momo.

—Somos amigos desde el año pasado, nos conocimos por una fiesta, ya que no todos somos de la misma carrera—explicó Deku con una sonrisa.

—Qué genial, Denki me habla mucho de vosotros. Tenía ganas de conoceros.

—Es que nos quiere mucho ¿A qué sí?—Mina sonrió dándole un golpecito en el hombro.

El rubio sonrió algo avergonzado.

Jirou notó la mirada de Todoroki sobre ella. Aquel chico la ponía algo nerviosa, si era honesta.

—Hola chicos—una voz detrás de ella llamó su atención.

Era una chica pelirroja de ojos verdosos. Vestía muy bien y sin duda toda aquella ropa parecía carísima. No dudó ni un segundo en saber que aquella chica era una estudiante de moda. Era deslumbrante.

El ambiente se tensó al instante. Shoto fue el primero en reaccionar, su cara indiferente cambió a una de molestia. Iba a decir algo, pero Momo le paró.

—¿Qué quieres Itsuka?—sus palabras fueron frías.

Kyouka se sorprendió ante aquella repentina frialdad y tensión en el ambiente. Sin duda algo había pasado entre ella y aquella chica pelirroja.

—Momo—sonrió—Solo quería saludaros como es debido. Es el primer día, no vengo a malas.

—Pues ya lo has hecho, ahora lárgate—Katsuki gruñó.

La chica, llamada Itsuka, rio con suavidad. Aquello pareció enfadar más a ambos chicos.

—Bonitos perros guardianes, Mo—sonrió. Antes de que pudieran contestar me miró por primera vez. Sus ojos verdes eran como dos esmeraldas—Oh, no te había visto, perdona ¿Eres nueva?

No parecía que esas palabras fueran con malicia, así que se presentó con una pequeña sonrisa.

—Sí, soy Kyouka Jirou.

—Itsuka Kendo, un placer—sonrió, luego miró a Momo de nuevo, la cual parecía tensa—¿Podemos hablar?

—No, estoy ocupada—respondió con dureza—Vete, Itsuka.

—Claro, está bien—la pelirroja suspiró y se encogió de hombros—Nos vemos, un placer haberos visto a todos. Espero que os vaya bien el curso—la joven les dedicó una sonrisa algo entristecida.

La pelirroja dio media vuelta, pero antes de irse miró a Momo y a Mina. La pelirosa frunció el ceño.

Cuando se fue, Momo se levantó.

—He recordado que tengo cosas que hacer, nos vemos.

Shoto intentó ir con ella, pero Yaoyorozu negó con la cabeza dando a entender que quería estar sola. La pelimorada notó sus ojos negros sobre los suyos antes de irse, luego, miró al resto, buscando respuestas.

—¿Quién...?

—Esa presumida es la exnovia de Momo—respondió Mina. Parecía muy molesta y afectada ante la aparición de la pelirroja. Le dio la sensación de que había algo más detrás de aquel enfado.

Jirou tuvo ganas de preguntar más sobre el tema, de que fue lo que ocurrió. Sin embargo, no lo hizo. Pensó que era algo muy personal.

Suspiró. Le habría gustado hablar más con ella ese día. Con la chica que la había inspirado a entrar en ese lugar.

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