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Yaoyorozu estaba realmente feliz de toda su situación con Kyouka. Sin embargo, algo más la preocupaba, o mejor dicho, alguien.
Desde su discusión con Kendo cuando aquella noticia se reveló, no la había vuelto a ver y sintió que tenía que disculparse. En el fondo, no debería, pero algo en su corazón se lo pedía.
Sentía que su vida había empezado a tener un orden de nuevo y de una vez por todas, quiso arreglar su situación con la pelirroja. Mina también parecía preocupada.
—¿Dónde está Itsuka?—le preguntó Ashido a una de sus compañeras de clase—No ha ido a clases y no contesta a los mensajes.
—Está enferma, eso me ha dicho. Quise ir a verla, pero no quiso—la peliverde de cabello trenzado se encogió de hombros.
Algo en todo aquello le dio a Ashido un mal presentimiento. A Kendo le gustaba ir a clases y muchas veces lo hacía aunque estuviera enferma.
—¿Te parece bien si vamos a verla?—ante las palabras de la pelirosa, Momo asintió.
—¿Crees que le ocurre algo a Itsuka?—la pelinegra se atrevió a preguntar.
Ashido se veía realmente preocupada.
—Voy a ser sincera contigo YaoMomo.
Ambas estaban de camino a su habitación, pero Mina paró en seco. Respiró hondo y se armó de valor.
—Itsuka no sería capaz de hacer algo así ¿Nunca dudaste?—Mina se veía enfadada.
—Mina, fue ella, incluso me lo confesó—la pelinegra frunció levemente el ceño—¿No me crees?
—Lo sé, pero simplemente no puedo creerlo y se ha estado comportando extraño. Piensa en esa posibilidad.
Momo la miró con confusión.
—¿Extraño?—preguntó.
—¿Es que nunca lo notaste? A lo mejor no te gustaba tanto como creías—la de tez oscura fue directa.
Ashido siempre había deseado tener aquella conversación con su mejor amiga. Seguramente no era el mejor momento, Momo había recuperado el ánimo después de toda la situación con su madre, y desde su relación con Kyouka, estaba mucho más feliz y animada. Más ella misma.
Sin embargo, Mina, por primera vez, iba a ser egoísta y sincera.
—¿Qué quieres decir con eso?
La pelinegra estaba cada vez más confundida, y aquellas últimas palabras, la molestaron.
—Nunca te dabas cuenta de cuando le dolía algo. Ella siempre ponía esa excusa de "Me lo hice modelando, soy muy torpe"—recordó la pelirosa—Pero ella nunca se caía modelando. Nunca te dabas cuenta de esas pequeñas cosas, yo sí lo hacía, pero no dije nada, porque pensé que tú algún día te darías cuenta.
—Mina...—Yaoyorozu fue interrumpida.
—Pero no importa, vamos a verla de una vez, no quiero arruinar el día.
Antes de que siguiera, Momo agarró su brazo. No pensaba dejar esa conversación a medias.
—No, vamos a acabar de hablar.
—Está bien—la pelirosa frunció el ceño.
Yaoyorozu la miró atenta.
—Yo habría sido una mejor novia para Itsuka que tú, eso es lo que pienso—admitió—¡Yo tendría que haber estado con ella!
Ante aquellas palabras, Yaoyorozu entreabrió los labios sorprendida y la soltó. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que nunca se había percatado de los sentimientos de aquella joven de mechas rosadas.
—Después de lo que ocurrió ella intento hablar contigo ¿Cierto? Entiendo que estuvieras enfadada, pero tal vez, solo tal vez, si hubieras accedido a hablar con ella...—suspiró—Pero la dejaste de lado. Encima nos mentiste ¡Podrías haber sido sincera!
Yaoyorozu no supo que decir.
—Si al menos hubieras sido sincera...—la pelirosa pasó la manga de su camiseta por sus ojos—Joder, me creí eso de que te había sido infiel y me dejó destrozada. Si tan solo hubiera sabido la verdad sabría que algo iba mal y podría haber estado a su lado.
—Mina, yo no tenía ni idea de que tú sentías todo eso por Itsuka.
Momo agachó la mirada con arrepentimiento.
—¿Cómo ibas a saberlo?—aquello fue lo último que dijo antes de seguir caminando.
Una sonrisa amarga se dibujó en los labios de la pelirosa. Momo se quedó unos segundos parada, hasta que decidió seguirla. Ambas no dijeron nada, solo fueron a la habitación de la joven de ojos verdes. Al picar, les abrió su compañera de habitación, Setsuna Tokage.
—Oh, hola chicas—las saludó.
—¿Está Itsuka aquí?—Yaoyorozu fue la primera en peguntar, Ashido esperó atenta una respuesta.
—No, lleva sin venir aquí como una semana—se encogió de hombros—Me ha dicho por mensaje que no me preocupe, que se está quedando en otro sitio durante unos días.
Ambas se miraron. Ashido tenía razón, aquello era muy extraño. Momo se sintió realmente mal.
—Tal vez Neito lo sabe, esos dos son muy cercanos aunque no dejen de pelear todo el tiempo—les informó Setsuna.
—Gracias—sonrió Mina.
—Nos vemos.
La joven cerró la puerta y ambas se miraron.
—Si te parece bien iré a buscarla por la universidad y a preguntar al resto de sus compañeros, si quieres tú puedes ir a hablar con Neito—le sugirió Momo.
—Sí, está bien—Mina ni siquiera la miró.
Momo desvió la mirada durante unos segundos y asintió. Tras aquello, ambas se separaron.
La de piel color chocolate fue rápidamente a la habitación del rubio. Tardó unos minutos en abrir.
—¿Mina, que haces aquí?—preguntó con sorpresa.
—Momo y yo estamos buscando a Itsuka ¿Sabes algo de donde puede estar?—estaba impaciente—Por favor Neito.
El de ojos azules tardó en responder, parecía estar pensando una respuesta, hasta que finalmente asintió con un leve suspiro.
—Está aquí, pasa—cedió.
Al abrir la puerta vio que la pelirroja se encontraba allí. Al verla una sensación de alivio recorrió su cuerpo, pero se fue al instante al ver cómo se encontraba: tenía un gran moratón en su ojo derecho y algunos más en sus brazos.
—Mina—parecía sorprendida de verla allí—¿Qué haces aquí? ¡Neito! ¿Por qué la has dejado pasar?
—Itsuka—se acercó a ella. Neito cerró la puerta—¿Qué te ha ocurrido?
Ella desvió la mirada y jugó con uno de sus anillos, alarmada.
—Pensé que estaría bien si Mina lo supiera, os dejaré a solas—Monoma miró a ambas chicas—Me iré a la cafetería, avísame cuando hayáis terminado de hablar.
El de ojos azules sonrió, pero era una sonrisa triste. Al irse, Ashido la miró, esperando respuestas.
—Yo...—la de ojos verdes respiró hondo. Le temblaba la voz.
—Ni se te ocurra decirme que te has caído, sé que es mentira—estaba realmente preocupada—¿Qué ha pasado? Cuéntamelo, por favor ¿Quién te ha hecho esto?
Ashido se sentó cerca de ella. Kendo la miró a los ojos. Por alguna razón, tener allí a Mina la calmó y por primera vez, quiso decirle la verdad a alguien sin contar a Monoma.
—Esto me lo ha hecho mi padre. Neito me lo ha estado curando—confesó—Esa es la verdad.
—¿Cómo?
—Le odio Mina, odio a mi padre—apretó los puños—Deseo cada día de mi vida que se muera.
Ante aquella confesión tan fuerte, Ashido notó un estrujón en el corazón. Los ojos de Itsuka se llenaron de lágrimas.
—Cuando no le gusta una cosa, cuando no sigo sus órdenes, él me castiga—le explicó, mientras las lágrimas caían de por sus mejillas—Todas aquellas veces en las que decía que me había caído, eran mentira. Siempre ha sido él ¡Es un monstruo!
—Itsuka...—Mina sintió un nudo en la garganta y cogió sus manos haciendo que la chica la mirara.
—Tenía mucho miedo, por eso no le dije nada a nadie—sollozó—Pero Neito me descubrió y ahora me estoy quedando con él, porque me da miedo que mi padre venga a buscarme a mi habitación. Estoy aterrada.
La pelirosa la abrazó con fuerzas. Su corazón se había hecho pedazos y se maldijo a ella misma por no haberse dado cuenta antes. Ver a la persona de la que estaba enamorada de esa manera había destrozado su corazón.
—Esta vez solo ha sido un ojo morado y algunos moratones, pero otras veces...—su voz sonaba rota y le costaba hablar—Por favor, Mina, no se lo digas a nadie, tengo mucho miedo de lo que pueda hacerme si se entera. Te lo suplico. No digas nada.
Itsuka la rodeó con sus brazos y lloró. Se sintió bien tener a Mina junto a ella. Pudo liberarse en paz. De una vez por todas, pudo ser sincera de verdad
—Itsuka...—Mina sintió muchísima rabia e impotencia. Se odio a ella misma por no haber estado a su lado antes—Dios, lo siento tanto.
Al separarse, la pelirroja quiso seguir hablando.
—Él se enteró de que yo sabía que Kira Fuyutsuki era la madre de Momo y que se lo había ocultado, por eso me hizo esto—apretó los puños—Él fue la razón de que rompiéramos Mina, yo nunca quise hacerle daño a Momo, yo nunca quise revelar que su madre se había suicidado. Él me obligó a hacerlo. Estaba muy asustada.
La de ojos verdes empezó a respirar con dificultad.
—Ey, respira. Estoy contigo ¿Sí?
Mina limpió las lágrimas de sus mejillas y luego, colocó ambas manos en las mejillas de la contraria. Ante aquella acción, Kendo consiguió calmarse un poco. Sus ojos ámbares se sintieron como un rayo de luz esperanzador que ni siquiera había sentido con Momo antes.
—Nada de esto es tu culpa—aseguró.
—¿No?
—Por supuesto que no, pero necesitas ayuda. Yo te ayudaré, Momo también. Te ayudaremos en lo que haga falta. No quiero que estés sola nunca más en esto—la miró a los ojos. Esos ojos verdes que tanto le gustaban—¿Has estado luchando duro todo este tiempo, verdad?
Al oírla, Itsuka sollozó y asintió. Aunque esa vez, parte de las lágrimas fueron de alivio, porque no estaba sola. No tendría que seguir luchando ella sola después de tanto tiempo.
—¿Pero qué podemos hacer?
—¿Dónde está tu madre?—preguntó Ashido.
—Está de viaje, viven separados—respondió.
—Tienes que hablar con ella y contarle la verdad ¿Sí?—Mina intentó hablar de forma calmada—Luego iremos a hablar con la policía, si vamos todas juntas tienen que creernos. No estás sola.
—Pero mi padre es una persona muy importante, él...—Mina la miró con decisión, interrumpiendo sus palabras.
—No me importa, no descansaré hasta que ese desgraciado esté entre rejas—Ashido apretó la mandíbula.
Kendo se sorprendió ante sus palabras.
—Gracias.
La pelirroja se lanzó a sus brazos. Ashido le siguió el abrazo con fuerzas. No sabía que iba a ocurrir a continuación, pero no pensaba dejar a Itsuka sola jamás.
Pasó un rato hasta que la pelirroja se calmó. Ambas se habían sentado en un sofá y la pelirosa le había preparado una bebida caliente. La observó mientras se la tomaba.
La joven de piel oscura tuvo ganas de matar a ese hombre. Sentía muchísima impotencia y rabia por no haber podido ayudarla antes.
—Mina.
Kendo la miró y cogió su mano. Aquel gesto la sorprendió.
—¿Sí?
—Mi madre vendrá en unas horas ¿Podrías quedarte conmigo hasta entonces?—preguntó—Le he dicho a Neito que venga, pero me gustaría que te quedaras, por favor.
La pelirosa asintió. Su pulso se había acelerado.
—Por supuesto.
—Gracias—suspiró aliviada.
—¿Puedo decirle a Momo que venga?—a Kendo pareció sorprenderle la pregunta—Ella también está preocupada y debería saber la verdad. Ambas lo merecéis.
La de ojos verdes soltó su mano y se encogió de rodillas.
—Sí—agachó la mirada. Itsuka sintió un nudo en la garganta.
Monoma llegó minutos más tarde. Venía acompañado de Momo, ya que se habían encontrado por el camino. A Ashido ni siquiera le dio tiempo a llamarla o a enviar un mensaje.
La pelinegra, al ver a Itsuka en aquel estado, se preocupó al instante.
—¿Itsuka?—se acercó a ella acariciando sus mejillas—¿Qué ha ocurrido?
Kendo hizo un hueco y la pelinegra se sentó entre ambas chicas mientras el rubio miraba la escena.
Sin decir nada más, la pelirroja le contó toda la verdad a Yaoyorozu.
Mientras la escuchaba, Momo sintió sus propias mejillas húmedas. Se le había roto el corazón.
—Lo siento muchísimo Mo, yo nunca quise hacerte daño—su voz se quebró—Pero tenía mucho miedo de contarte la verdad, él me amenazó.
La más alta la abrazó con fuerzas.
—Yo sí que lo siento Itsuka—acarició su espalda mientras más lágrimas se formaban en sus ojos—Lo siento muchísimo por no haberme dado cuenta.
Ashido las observó con tristeza. Monoma desvió la mirada.
Cuando Momo se separó, se levantó de repente.
—Voy a matar a ese hombre—Yaoyorozu nunca había estado tan enfadada.
Sin embargo, antes de que pudiera salir por la puerta, Monoma agarró su brazo para que no lo hiciera.
—No te servirá de nada—el rubio estaba serio—¿Crees que yo no quiero hacerlo? ¿O Itsuka? Solo conseguiremos empeorar las cosas si nos enfrentamos directamente.
—Mi madre está al caer—la pelirroja la miró—Ella tiene muchos contactos, así que si cuento con su ayuda...Solo espero que me crea.
—Pase lo que pase, estaremos a tu lado—Momo se acercó a ella de nuevo.
La de ojos verdes asintió. Se sentía realmente aliviada. Por fin había podido contar la verdad y no estaba sola. Seguía aterrada de aquel hombre, pero se sentía un poco más fuerte. Tenía esperanzas.
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¡Hola! ¿Opiniones? ¿Qué opináis de la situación?
Abracemos a Kendo por favor.
¡Gracias por leer y espero que os esté gustando la historia! <3
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