Introducción
Hace 97 años los humanos se destruyeron entre ellos con armas nucleares, y en el fuego cruzado destruyeron tambien a la Tierra. Los sobrevivientes huyeron al espacio, cada pais en su propia estación espacial, pero se dieron cuenta que, a pesar de las divisiones que siempre tuvieron, la única forma de sobrevivir en el inhóspito espacio, era trabajar juntos.
Así, todas las estaciones espaciales se unieron en una sola, y se le nombró El Arca. Una enorme masa de metal flotando en el espacio, esperando el día en que todos sus habitantes podamos volver al hogar de nuestros ancestros: la Tierra.
Para eso, aún faltan muchos años, y aunque así no fuera, yo jamás llegaría a ver la tierra. En poco más de un mes cumpliré 18 años, y revaluarán el crimen por el cuál fui encerrada. Pero para mi no hay perdón, seré nuevamente sentenciada y me flotarán. Y eso será todo, lo unico que habré conocido es el interior de una chatarra de metal, dónde pasé 1 año encerrada en solitario por ser considerada una prisionera peligrosa.
Nunca habré ejercido una profesión, jamás habré conocido el verdadero amor, no habré hecho nada que pueda quedar en la historia y que la gente de generaciones en el futuro pueda comentar. Solo habré desaparecido a los 18 años, y eso será todo.
-Prisionera 107 - dos guardias armados ingresaron a mi celda, por costumbre me paré y fuí a la pared, pero no les dí la espalda "Jamás des la espalda a alguien con un arma" su voz siempre estaba en mi cabeza, y no sabía si eso debía ponerme feliz o enojada.
-¿Qué pasa? - pregunté con firmeza - No es hora de salir a hacer ejercicio aún.
-Tiene una visita - levanté una ceja, yo no podía recibir visitas.
-¿Por qué? ¿Eso no está prohibido hasta el día... - Me paré en seco, me iban a flotar - ¡No! - Me sorprendí a mi misma por gritar, apreté los puños y enterré las uñas en mis palmas para evitar llorar "Que nadie sepa lo que realmente pasa por tu mente" - Aún me queda más de un mes - dije con la voz más calmada.
No soy alguien muy expresiva, al menos no más allá de la felicidad. No suelo gritar durante una discusión, no voy por ahí tirando cosas de la rabia, no lloro frente a gente con facilidad, no expreso que tengo miedo y no pido ayuda. No soy alguien que pierde los estribos, pero, de alguna forma, el pensar en morir me hacía perder ese control. Yo no quiero morir. Sé que es probable que nunca conozca nada más que esta nave de metal en medio del espacio, pero aún así, no quiero morir sin haber vivido.
-Los lastimaré - Advertí cuando ví a uno de los guardías dar un paso hacía mi.
-Calmate- Escuché una voz masculina acercarse a la puerta, y me dí cuenta que el guardía se había movido solo para hacerle pasó a él - No es lo que crees.
-Canciller Kane - hablé con resentimiento. Bajé mi postura de defensa, pero no relajé mis musculos, y él lo sabía - No es mi hora.
-No te vamos a flotar (T/N) - Dijo con tono serio mientras se paraba con las manos en la espalda y me miraba de arriba a abajo, examinando lo que la carcel en solitario me había hecho.
Mi pelo estaba más largo, mi madre ya no estaba para cortarlo, por lo que llegaba cerca de mi cintura y estaba sin forma. Mis musculos estaban más firmes, había tenido más tiempo para ejercitar, era de las pocas cosas que podía hacer encerrada, más la pequeña dieta de prisionera y mi cuerpo abanonando la adolescencia, estaba con una gran figura. No había crecido casi nada, me había medido, seguía en el metro sesenta y cinco.
-Entonces ¿a qué debo este honor? - pregunté de forma irónica, él dió unos pasos más cerca, siempre manteniendo su aire de canciller, caminando lento y actuando relajado, yo no iba a caer en su actuación de buen amigo, él había volado a mi madre.
- Se te dará una oportunidad - habló mientras empezaba a rodearme, yo no estaba pegada a la pared y él podía caminar por atras de mí. A pesar de que no me moví, no le quité los ojos de encima en ningun momento - Y quería hablar contigo antes de que la tomes.
- ¿Por qué crees que aceptaría lo que sea que tú me ofrezcas? - pregunté con indignación y rencor en mi voz.
-Eres alguien muy capaz (T/N) - él habló ignorando mi pregunta y tono de voz - Fuiste de las mejores en clases de primeros auxilios y de habilidades terrestres, tenias...tienes - se corrigió - las habilidades para haber sido parte de la guardia, y de haber sido de las mejores. Eres sensata, inteligente y rápida bajo presión - se detuvo frente a mi de nuevo, esta vez más cerca - Y todas esas habilidades serán importantes.
- ¿En qué?
- Te doy la oportunidad de no ser flotada. Más que eso... Te ofrezco la oportunidad de vivir - estoy segura que el enojo y rabía de mi rostro se fue en un segundo, y solo quedó confusión y algo como esperanza - Irás a la tierra (T/N)
-¿Qué? - solté con una pequeña risa de nervios - La tierra no es habitable....¿verdad? - la cara de seriedad que tenía me hacía dudar de todo lo que sabía.
-Creemos que puede serlo - respondió sin duda en su voz - Pero no podemos estar seguros - tampoco había duda en esa afirmación. Dió un paso más hacía mi, pero mi menté ya no estaba alerta, solo podía pensar en mi posibilidad de vivir. Si me quedaba en la nave, yo sabía que me iban a flotar, no habría perdon para mi crimen. Si iba a la tierra, tenía 50% de probabilidades de vivir, era un 50% más de lo que tenía ahora...
-¡Ah!- exclamé cuando sentí un dolor en mi cuello, y miré sorprendida al hombre frente a mi, quién retiraba una pistola con aguja de mi cuello, y me atrapaba justo antes de caer.
-Lo siento, ambos sabemos lo peligrosa que puedes ser, debía sedarte - me dijo, su voz se iba haciendo algo más lejana y su rostro iba siendo borroso - Esta es tu oportunidad de vivir, así que yo tomé la decisión por ti - mis ojos comenzaron a cerrarse - Por favor... vive...- fue lo último que le oí murmurarme en mi oido antes de caer en la inconciencia.
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