Capitulo 2.

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Hosnian Prime.

Ya era de noche, la luz de la luna era radiante, mucho más que la luz artificial de toda la ciudad del planeta, para muchos esto era un espectáculo uno, pues les brindaba paz, para otros esto era una fuente de luz que los guía al más allá.

Aquí es dónde vemos dos naves aterrizar en puntos contrarios, por un lado tenemos a Ruwee con su hija y escolta bajando en los puntos más lujosos del planeta, ya que ellos al ser importantes invitados son atendidos con lo mejor de lo mejor, eran alabados, glorificados, amados y respetados por todos en el lugar.

Del otro lado vemos la nave de Shmi y su hijo en las sombras tenebrosas del bosque, con nada más que oscuridad, silencio y soledad ante ellos, normalmente uno pensaría que llegarían directamente a la ciudad y no de forma ilegal como lo están haciendo en este momento pero deben ser precavidos, lo que menos quieren es tener a todos detrás de ellos con armas en manos.

-Debemos darnos prisa, nuestro anfitrión nos está esperando. -dijo Shmi cambiando esa mirada asesina de los Sith por una tierna e inocente.

Anakin solo asintió de mala gana, el no quería nada de esto, el soñaba con ser libre de todo esto, no seguir los mismos pasos que su padre o su madre, no, el quiere decidir quién será en la vida.

No tiene amigos, no puede divertirse, se le prohíben muchas cosas para alguien de su edad.

No es que odiara a los Sith, son su gente después de todo, pero, honestamente el quiere algo diferente, no solo ser alguien que está destinado a traer la muerte en el cosmos y dar inicio a una guerra sin justificación o propósito.

Su padre lo entendía, lamentablemente el murió asesinado por los Jedis, claro que el no los culpa, era una guerra la que había en esos días y era claro que siempre habrán pérdidas en ambos lados, cómo con la Reina Jobal, que murió por mano de un Lord Sith cuya identidad jamás se supo ya que no se se tenía el tiempo de darles un entierro digno de ellos.

-Sigue avanzando, no mires a nadie. -dijo Shmi caminando rápidamente.

-¿Por qué hay tanto escándalo?. -preguntó Anakin siendo ignorante de algunas cosas.

-No es algo que nos deba importar. -dijo Shmi de forma algo cortante.

El joven Sith'Ari solo suspiró, en ocasiones su madre es algo... explosiva con él.

En lo que ellos seguían avanzando una multitud de gente se les atravesó dividiendo a madre e hijo.

-¡Madre, espérame!. -dijo Anakin en voz alta.

Lamentablemente la mujer no escuchó debido a todo el ruido producido por la gente.

El era nuevo aquí, no conocía nada, fácilmente se perderá si no anda con cuidado por las calles.

Normalmente un niño de su edad se asustaría aún, pero no él, no con quiénes vive y entrena todos los días, ellos si son el miedo en persona.

Al no ver otra opción decidió regresar a la nave, afortunadamente se aprendió el camino para ir, ya se comunicará con ella desde ahí.

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Padmé suspiró, ella o era de reuniones con sujetos decrépitos cómo los que están presentes, solo hablaban de dinero, comercio, situaciones bancarias, elecciones y tratados comerciales como militares.

Era una total pena que su hermana esté en Coruscant con su tía Mon Mothma, ella si la entiende.

-No te aburras, próximamente tú estarás en el mismo puesto que tú padre. -dijo Satele mirándola.

-Lo sé, es solo que al menos me gustaría disfrutar al menos el tiempo que me queda para divertirme, hacer amigos, no quiero ser solamente la hija de un Rey, quiero una vida normal. -dijo Padmé viendo desde la ventana a muchos niños correr y jugar.

-Mira, se que esto es difícil y créeme que te entiendo, pero así son las cosas, algún día tú serás la Reina, la diversión y las amistades no podrán formar parte de tu vida porque tendrás a un sin fin de personas bajo tu cuidado. -dijo Satele acariciando la mejilla de la niña.

-¿Y si yo no quiero ser Reina?. -dijo Padmé dejando sorprendida a la mujer.

-Me temo que eso es algo para lo que no tengo respuesta, al menos no una que te guste, ten. -dijo Satele sacando un comunicador.

-¿Para que me lo das?. -preguntó Padmé confundida.

-Dijiste que quieres aprovechar el poco tiempo que te queda, corre, conoce, diviértete, yo me ocuparé de tu padre. -dijo Satele dándole una túnica de su tamaño.

-Gracias. -dijo Padmé abrazando a la mujer de la guardia.

-Si necesitas algo solo llama y estaré en menos de un segundo contigo. -dijo Satele llevándola a escondidas a la salida.

Lo bueno que todos estaban muy inmersos en su conversación.

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Shmi había llegado al punto de reunión, no hace poco se dió cuenta de que se separó de su hijo, ella no expresó preocupación alguna por él, después de todo sabe lo que tiene que hacer.

Con su capucha puesta entró a un bar en los barrios bajos de la ciudad, ahí estaba su aliado esperándola, lo curioso es que no venía solo.

-Llegas tarde. -dijo el hombre acompañado de su padawan.

-Salir de Moraband sin ser descubiertos es algo difícil. -dijo Shmi sacando de su bolsa una cuchilla que le entregó.

El hombre puso su sable de luz sobre la mesa para tomar el arma blanca que se le es entregada.

-Esta fue el arma que acabó con la vida de tu esposo. -dijo Dooku analizandola.

-Correcto, cómo ya sabes a nosotros nos lastima y mata la luz del sol, ya que al ser más pura y potente nos reduce a nada. -dijo Shmi mostrando una quemadura en su mano.

-Estuve investigando lo que me pediste desde hace un tiempo, y temo que tengas razón. -dijo Dooku atento a cualquier evento.

-Si lo que ambos descubrimos es cierto entonces es solo cuestión de tiempo, ellos no dudarán en ir por mi hijo, ¿pudiste hablar con él?. -dijo Shmi seriamente.

-Si y su respuesta es no, lo que menos quiere es una guerra y yo tampoco quiero eso. -dijo Dooku con honestidad.

-Todo fue por nada. -dijo Shmi a nada de irse.

-Espera. -la detuvo el Conde.

Esa mujer era algo impaciente.

-Tal vez no puedan ayudarte de forma oficial, pero yo si, sabes muy bien que no soy muy apegado a las reglas. -dijo Dooku invitandola a tomar asiento.

-Explicate. -dijo Shmi cruzando sus dedos.

-Nosotros podremos ayudarte a cuidarlo en caso de que algo suceda, al menos Qui-Gon. -dijo Dooku nombrando a su aprendiz.

-¿Y tú?. -preguntó Shmi cautelosamente.

-Te ayudaré, Malgus no es problema alguno, los únicos que me preocupan son Revan y Nihilus, si acabamos con ellos podremos hacer que el concejo acepte llegar a un acuerdo pacífico. -dijo el Conde Dooku explicando su plan.

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En la nave estaba Anakin, sentado en un rincón con un velo de oscuridad rodeándolo.

En soledad era cuando podía dejar salir a flote esos sentimientos que con los años lo van consumiendo lentamente.

A veces se preguntaba el por qué de la cosas, el solo era un niño que quería una vida normal, en ocasiones puede notar la mirada de su madre, una mirada de decepción sobre su rendimiento en los entrenamientos.

Claramente el no pone todo de su parte, pues a él no le llama la atención ocupar el lugar de su padre.

Todos los días se mira al espejo para siempre lo mismo, el rostro que representa todo lo que odia.

Si, el se odia por no poder estar a la altura de los estándares que muchos esperan y por eso es que desarrolló una fuerte depresión que aunque no se vea lo afecta.

Muchas veces llora en solitario sin que nadie se acerque y lo reconforte.

En ocasiones el solo se auto infringe dolor por sus fracasos, por no poder ser algo más que esto.

En ocasiones piensa en irse y jamás volver, tal vez solo así todo se relaje, después de todo, ¿quién podría preocuparse por él y lo que el quiere?

Cómo le gustaría no haber llegado a esta vida...

Lo peor de todo es que en varios momentos piensa en la muerte, en cómo quitarse la vida en un lugar dónde jamás descubran su cuerpo, ¿piensa intentarlo?, claro que sí, ¿por qué no lo hace aún?, esa es una gran interrogante, en su razonamiento el suicidio es una salida rápida de su constante tortura diaria, algo que muy pocos tiene el valor de hacer pese a que muchos dicen que quitarse la vida es de cobardes.

Dejando de lado esos pensamientos miró el reloj, faltaba menos de tres horas para que amanezca.

-¡Auxilio!. -se escuchó el grito de una niña pidiendo ayuda.

Suspiró mientras se ponía de pie y suprimía toda esa oscuridad.

Abrió la compuerta de la nave y salió en busca de aquella voz que gritaba con desespero.

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Momentos antes...

Ya había conocido una parte del sector comercial e incluso probó la comida de este mismo, usando su ingenio se metió en una guía de turistas que pasa por los lugares más importantes de Hosnian Prime.

Luego de eso explicaron la importancia de este lugar ya que según fuentes confiables dicen que este será la sede para la Nueva República que se busca instaurar en la galaxia, por ello todos los líderes más importantes de la galaxia se han estado reuniendo constantemente estos últimos meses.

Al final terminaron en un gran parque de diversiones, su atracción favorita, muchos juegos, muchos dulces y diversión por delante.

Incluso se podría decir que hizo dos amigas, una llamada Satine Kryze y su hermana Bo-Katan Kryze de Mandalore.

La primera era alguien un poco tímida, incluso pensó que tenía alguna enfermedad que le impedía razonar, lo bueno es que no era nada de eso, solo necesitaba conocerla más para entender que ella no confía en los extraños la primera vez, algo válido considerando que es hija de los Duques de Mandalore.

Su hermana es más rebelde, temeraria, valiente y feroz, un gran rasgo de su cultura de guerreros.

También hubo dos personas que le cayeron mal al instante, uno de ellos era Rush Clovis, hijo del clan Bancario de Scipio.

Y el otro Paolo, hijo de artistas reconocidos en la galaxia.

Ambos arrogantes, mimados y abusadores que solo buscan molestar a quién se le atraviesa, cómo ahorita.

-¡Deja a mi hermana en paz!. -gritó Bo-Katan dandole una patada en la zona baja a este Paolo.

El niño quedó en el suelo retorciéndose del dolor mientras lloraba en el proceso.

-Llévala con tus padres, yo me ocupo de darle una lección al otro. -dijo Padmé entrando a la oscuridad del bosque.

Clovis había entrado a ese lugar corriendo.
 
-Sal niñita, solo pienso dejarte en ridículo frente a todos como trataste de hacer con mis amigas. -dijo Padmé con un trozo de rama en su mano.

El niño se encontraba escondido, esperaba poder librarse de esa mocosa e irse lo más rápido de ese sitio, delicadamente se fue moviendo para no hacer ningún tipo de ruido.

Lastima que no se fijó en dónde puso el pie.

Un fuerte gruñido se pudo escuchar, al voltear pudo ver como un enorme depredador con dientes filosos y ojos de muerte lo miraban listos para atacar.

En ese momento llegó Padmé y con su trozo de rama le picó un ojo.

-¡Corre!. -dijo Padmé tomando la mano de Clovis para irse de ahí.

El enorme animal no se quedó quieto, fue en persecución de ellos para darles muerte y alimentarse de ellos.

-¡Auxilio!. -gritó Padmé mientras buscaba en su bolso en comunicador.

Para su mala suerte estaba aplastado.

Corrieron y corrieron tratando de alejarse de una muy dolorosa muerte.

Entre las sombras una persona corría con todo lo que tenía, rápido y preciso tomó delantera de los dos niños.

Inevitablemente Padmé tropezó, ella esperó a que Clovis le ayude pero no fue así, el literalmente la dejó a su suerte.

Desde un punto ciego Anakin cerró sus ojos mientras se concentraba para hacer una de las tantas habilidades que aprendió.

Colocando su mano derecha al frente de él usó la fuerza para vincularse con el animal y frenar su ataque, esto lo aprendió de la peor forma en una de sus lecciones con Malgus, el sujeto lo llevó frente a un Raftar y lo obligó a someterlo o dejar que lo maten, al principio parecía no funcionar pero al final pudo hacerlo, claro, con muchos moretones y fracturas de paso.

Con su mente le ordenó que se valla mientras se acercaba para ayudar a Padmé.

-Gracias. -dijo ella tomando su mano para levantarse.

El asintió, al no haber más palabras se dispuso a irse, cosa que se le impidió.

-Espera!. -dijo Padmé tomando su mano otra vez.

-Debo irme... si madre no me ve en la nave se enojará mucho. -dijo Anakin sin atreverse a verla.

-No creo que sea problema, podemos ir los dos y explicar el motivo por el cuál no te encontrabas presente. -dijo Padmé colocándose frente a él.

Lo primero que pudo ver fue su mirada, tenía ojos bonitos, por su estatura dedujo que era alguien fuerte para su edad.

Aunque también podía ver tristeza en esos ojos, muy en el fondo, solo que el no parecía mostrarlo.

-Me llamo Padmé. -dijo ella ofreciendo un saludo con la mano.

Anakin se mostró un poco desconfiado, honestamente no sé sentía seguro de hacer esto, luego recordó todo lo que el pesaba día con día, si quería al menos intentar salir de su depresión debía hacer un esfuerzo.

-... mucho... gusto... yo soy... Anakin, solo Anakin. -dijo el niño estrechando la mano de ella.

No tenía conocimiento de cómo tratar con niñas puesto que nunca conoció con nadie hasta apenas.

-Es un placer, ¿quieres ir a jugar?. -preguntó Padmé dando pequeños saltos de emoción.

-¿Jugar a qué?. -preguntó Anakin interesado.

-Dejame pensar...-dijo Padmé con una mano sobre su cabeza.

Tenía mucha energía desatada por la adrenalina del momento.

-Eso es. -dijo Padmé sonriendo.

Anakin ladeó la cabeza confundido.

-Las traes... ¡atrapame si puedes! -dijo Padmé tocando su hombro para después correr.

En ese momento no entendía de que trataba el juego, pero luego escuchó sus palabras, era obvio, tenía que atraparla y después ella a él, sin pensarlo dos veces salió corriendo tras de ella.

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Dos horas cincuenta y cinco minutos después.

Shmi y Dooku ya tenían un trato, solo necesitaban esperar unos años para no levantar sospechas sobre ellos.

-Me tengo que ir, casi amanece. -dijo la madre de Anakin.

-Recuerda, tendremos que esperar. -dijo Dooku tomando su sable de luz.

-Lo sé. -dijo Shmi saliendo del bar.

-¿Cree que fue buena idea maestro?. -preguntó Qui-Gon viendo por dónde la mujer se fue.

-No, esa fue la peor idea de todas. -dijo Dooku pidiendo algo caliente para beber.

-¿Entonces por qué aceptó?. -preguntó nuevamente sin entender.

-Porque se que funcionará. -dijo Dooku tomando su baso para beber.

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Palco residencial.

-Satele, trae a mi hija, ya es hora de que volvamos a casa. -dijo Ruwee estirandose.

-En seguida. -dijo Satele saliendo de la habitación.

Cuándo estaba por llamar Padmé salió del elevador.

La mujer pudo ver su ropa sucia, su aspecto cansado pero feliz.

-Supongo que te fue bien. -dijo Satele llevándola a su habitación para ayudarla a que se de un buen baño.

-Si, incluso hice un nuevo amigo. -dijo Padmé muy feliz.

-Por tu expresión deduzco que en un futuro será más que eso. -dijo Satele sonriendo de lado.

La pequeña se sonrojó un poco, si, aunque sea joven si sabe que indirecta dijo Satele.

-¿Y como se llama el afortunado?. -preguntó Satele abriendo la puerta que lleva al jacuzzi.

-Se llama Anakin, pero yo le digo Lunático. -dijo Padmé riendo.

-Esta niña. -dijo Satele negando.

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Segundo capítulo listo panas.

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