Capítulo 41. Entrenamiento

Mudarnos fue una odisea, sin mencionar que los gritos se hicieron cuando lo anuncie.

¿Crei que iba a evitar que Dara me hiciera un drama? Lo creí, y fui un idiota, lo único que logré fue que ella y Joel unificaron el discurso y estuvieron a nada de lograrlo y frustrame  la tregua, pero no lo lograron. Por suerte tengo el don de dar argumentos sólidos.

Finalmente, Tamirá y Gizah se unieron  a mi, pero Zafiro, EBE y Alex no hablaron, ellas mantuvieron distancia, por una cuestión de respeto, lo que derivó en una batalla de gritos entre Alex y Joel al cabo de la reunión.

Ahora estamos aquí, todos acomodando sus cosas, es un or y venir de personas de un lugar a otro, menos para mí, decidí sentarme sobre un banco que está en medio de la casa, a mi lado, está Hugo, fumando como tren a vapor. Y yo, totalmente opuesto a él, comiendo una manzana.

Me pierdo mirando a la gente, pensando en que ellos viven y ordenan su caos.

Desde aquí, veo a Ebe  y a Zafiro, quienes van ayudando a Bruno y a Oksana a llevar sus cosas a su cuarto, la verdad es que estoy perdidamente observando a mi supuesta novia, a quien no he ni siquiera tocado las manos desde hace semanas.

Cuando me doy cuenta que debo parecer un psicópata mirando a la chica, me volteó, y da la casualidad que me fijo en que Hugo está casi como yo mirando a alguien.

Cuando logró conectar la dirección, veo que Alex también lo mira a él. ¡Vaya! No sé si intervenir, o dejar que esa conexión fluya.

—¿Es linda, no?—pregunta tonta, lo sé.

—Es sexy...—Asegura—Pero tienes razón Anta, es linda, las tres lo son  pero la rubia...
¡no debería decirte estas cosas!

Vuelve a llevar el cigarro a su boca y lo cala profundo, estoy por decir algo, cuando ante mi se aparece Rebecca.

—Helios, necesito ayuda para acomodar mis cosas en mi cuarto...—dice, yo entre cierro mis ojos, porque es una dominis muy fuerte y con mucha energía, y me extraña que pida ayuda, así que, cuando veo a Fran pasar lo llamo con la mano.

—Fran, Rebecca necesita ayuda con su cosas ¿podrías?

—¡Claro!—responde el chico, por un segundo veo el rostro cargado de frustración de la chica, pero le resto importancia.

Hugo arroja su cigarrillo y me mira sorprendido.

—¿Eres virgen verdad?—Lo miro medio ofendido por la pregunta, pero antes de atacar, consigo entender porque la observación...

—¡Oh!—miro de nuevo hacia donde está Zafiro, luego a Hugo—Aunque no me haya dado cuenta, si lo hacía, la hubiera rechazado igual...

—Eso está más que claro, no apartaste un segundo tus ojos de la pelinegra... ya veo que es fuerte. 

—Es droga...

—¿Droga? ¿La probaste alguna vez o sólo supones que la droga funciona así?

—Supongo...

—Pues, la droga, querido Anta, es una maldita montaña rusa... si sientes que la pierdes, y luego la tienes, la disfrutas, y te golpea la conciencia... sí, es como la droga, si sólo son mariposas en el estómago, es sólo un dulce.

—¿ Y si siento que me mata? Poco a poco, segundo a segundo, pero aún así la quiero?—lo miro realmente esperando una respuesta.

—Significa que es una muy buena droga...y te lo dice alguien que sabe de calidad del producto en el mercado.

—A veces pienso que es un error, lo mío con ella, al fin y al cabo, es prohibido, ella es de otro universo, con otros problemas y prioridades...

—Sé que un Dominis, no tiene porque escuchar a un nemosorum, pero en vista de que el experto en cosas perdidas y prohibidas soy yo, me siento con el deber moral de decir ¡Que te importe una mierda las reglas! Disfruta.

—¿Es así como planeas ensuciar mi alma Hugo?

—Lastima, tengo prohibido hacerte saber cuando corrompa almas.

El se levanta, mira a Alex, luego a mi.

—Si me permites, debo ir a ver si puedo cumplir a medias con una de las condiciones que me has puesto.

—Ella no va a caer tan fácilmente —le aseguro mirando a Alex.

—Se nota, pero creo que soy yo el que ha caído.

El chico lleva sus manos a los bolsillos y camina hacia Alex, quien está levantando un muro  con energía.

Mientras los observo, junto a mi llega Andree y se sienta a mi lado.

—Listo jefe, tal como le pediste, Julia consiguió descifrar cada vestigio de energía.

—¿Lo pudo codificar? ¿Vamos a poder seguir cada cm  de energía que gaste?

—Cada milímetro, no hay forma de que realice un solo movimiento sin que lo sepamos.

Al cabo de esa oración Ander y Tamirá llegaron junto a nosotros, ambos se pararon ante nosotros y me entregaron una piedra azul.

—Lo hizo Dara, son como 600 almas—Ander habla con algo de enojo—Estoy seguro que pudieron haber sido más, pero se rehúsa a hacer más grande su campo...

—Insiste...—Tamirá también habla con enojo

—Quizás y deba...

—Ni se te ocurra—Tamirá por poco no me grita. esa mujer es una manipuladora horrible, pero más allá de que quiero que sea una lección para ella, el tema principal, es que tú no puedes separarte de Hugo, no hay forma que lo hagas, aquí primero es la tregua, luego los caprichos de la princesa de hielo.

—Es que siento que si yo no me hago cargo...

—Sí—dice Ander—Mamá piensa lo mismo, esa chica es capaz de traicionarnos, si se unió tan fácil a Joel, que nos dice que no lo hará con Zarag, simplemente por venganza.

—Creo que esta comprobado que sería capaz—Andree se cruza de brazos mientras dice esto.

—Si lo hace, es por algo, y alguna respuesta tendrá,pero de verdad Helios, tú, debes ser sombra de las sombras de Hugo, si bien esto fue en un comienzo mi idea, no significa que debemos andar con  la guardia baja, mientras Zarag no ataque, ellos siguen siendo enemigos...

—Lo sé, es por eso que he organizado el día de mañana, un entrenamiento en conjunto, no hay nada que la actividad física a no logre distraer, o enfocar... debemos ser una comunidad, y comenzaremos por allí...

—Por otro lado...—Dice Ander, mientras se sienta en el suelo ante mi, seguido por Tamirá.—Ponemos en marcha la segunda parte de tu plan?

—Cuánto antes... debo saber que es lo que Joel no quiere que obtengamos... pero por sobretodo, ¿Por qué lo quieren Zarag y Dorot?

—La pregunta del siglo...—Tamirá habla mordiéndose las uñas, estoy seguro que no ver las posibilidades, la tienen hecha trizas.

A decir verdad, a mi también, me hubiera servido saber hacia donde estamos yendo ahora mismo... estamos a ciegas y con muchas fallas en el camino.

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