Capítulo 32. No... no lo es
Rosalia y mamá fueron a hacer diligencias, esta es la hora de ir al súper mercado, al hum de mamá y a mil cosas más que hacen esas mujeres.
Me bastó con enviar un mensaje a mamá y avisarle que venía a casa porque debía hacer mil cosas para mañana. No me discutió, simplemente me dijo dónde había comida, y que volvía a eso de las 15:30.
Me cambié de ropa, tomé el libro y fui hasta la sala, para tirarme en el sofá. A decir verdad, no estaba nada tranquilo... porque vine con una idea en la cabeza, sin embargo no me he animado aún, el reloj estaba por dar las 11:40 cuando me di cuenta que no importaba cuanto esmero le ponía a cada letra que leyera, mi cabeza estaba en otra.
Finalmente volví a tomar mi celular, lo miré, y vi mi reflejo en él, mi cabello está alborotado, y claro que lo estaba si no he dejado de tocarlo.
Finalmente desbloquee el celular y fui hasta el WhatsApp. Solté el aire que traía retenido y al fin me ánimo a escribir el mensaje.
—Hola, necesito hablar contigo urgentemente.
Envie el mensaje sin más, no voy a negar que mi corazón latía con rapidez, lo escuchaba, sin mentir.
No hizo falta el sonido de notificaciones, yo estaba en el chat esperando su respuesta.
—¿Ahora?
—Sí, de verdad, tenemos que hablar.
—Bien... ¿Dónde?
—En mi casa...😬
—Ok, dime que tienes algo de comer... porque me voy a perder el almuerzo por ti.
—Hay abundante galletas de avena 😂
—A decir verdad... esas cosas son mis favoritas 🤤
—¡Rayos estoy jodido!😔 tienes mal gusto.
El sonido del viento cortándose hizo que mi risa ridícula se volviera susto hasta que la vi parada ante mi con el celular en la mano.
—Que bueno que mencionas lo de mal gusto, por que creo que es verdad, desde anoche me di cuenta que me gusta un niño... humano. Iuuu.
No pude evitar sonreír al escucharla decir eso, a decir verdad me dio una mezcla entre felicidad y ganas de besarla de nuevo. Pero solo le ofrezco mi media sonrisa, no quiero causar más problemas ahora, pues en verdad quiero que ella se quede conmigo, al menos un buen rato, y hay cosas que debo preguntarle.
—¿Entonces hay un humano que te gusta?
Me puse de pie, mordi ni labio inferior mientras ella guardaba su celular en el bolsillo.
Se ve tan bien en su uniforme, hasta parece una chica de colegio normal, una que podría haberme flechado al segundo que nos cruzaremos en donde sea que nos viésemos, ella es tan conciente como yo, que estamos en medio de un lío.
Suspira, mira al techo, mientras se pasa los dedos sobre sus largos cabellos. ¡Carajo! Es demasiado hermosa, y a pesar de esos toscos movimientos, se ve sexy y tierna a la vez ¿cómo lo logra? No tengo idea.
Ella rodea la mesita que nos separa y se para a mi lado.
— Lo siento por mi huida de ayer... la verdad es que... me gustas más de lo que crei que podrías gustarme, y sé que eso es...
—Un gran problema para los dos...—completo mientras le tomo de la mano y me siento en el sofá, ella hace lo mismo y quedamos uno frente al otro mirándonos.
—Ayer... cuando me dijiste, todo lo que me dijiste, comencé a temer... pero, lo peor de todo, es que lo volví a ver, cuando me besaste, sentí un dolor horrible, ese dolor que solo sientes cuando lo dejar todo por alguien, y la verdad es que en mi sueño entendía por que lo hacía, por que despierta no me puedo imaginar dejándolo todo por alguien.
>>Entendí, de lo que sentí, que no existe el destino, solo la causalidad. Y si hoy estoy a tu lado, y si siento lo que siento por ti y no te lo digo, es muy probable que termine como esa visión.
>>Y si esa es la manera en que todo va a terminar, creo que la forma más sensata de soportarlo, es disfrutando el tiempo que nos tenemos.
Sonreí, porque no había oración más perfecta en este momento para mi, era todo lo que quería escuchar, no quería saber más que eso.
Ahora mismo no me importa que pueda caer sobre nosotros, si es el mismísimo diablo el que se nos presenta, yo solo quiero que ella esté ahí, saber que luchará por lo mismo, saber que me dejará besarla una y otra vez.
Sí, mi idea de traerla aquí era para sacarla de mi cabeza, que me ayude con mi reto de mañana, pero ahora debo parecer el ganador de la lotería, sonriendo de la nada, soñando en menos de un segundo lo que podría ser nuestras vidas si estamos uno a lado de otro.
—No tengo forma de expresar lo feliz que estoy—Le susurro cerrando la distancia entre ambos, quedando tan pero tan cerca de ella.
Zafiro sonríe y se pone el cabello tras su oreja, para finalmente alejarse unos centímetros y mirarme a los ojos.
—¿Qué pasó de tu urgencia?—pregunta con el aire entrecortado cuando me acerco de nuevo a ella.
—Acaba de pasar al último lugar de mi lista... no voy a arruinar este momento, no con sandeces... siento como si hubiera pasado una vida entera queriendo escuchar eso de ti... y para ser honesto es lo único que me importa ahora.
— Helios... yo siento que también dejé pasar toda una vida sin ti y ya no quiero más, ya no quiero no estar a tu lado.
Me muerdo el labio, y cuando ella imitó el gesto, creo que fue el momento en que perdí la cordura, me fui sobre ella, la besé con tantas ganas que meter aire en mis pulmones ya no era una necesidad. Ella me devolvía el beso con la misma fuerza e intensidad, que terminó estirandome sobre ella.
Me separé por un segundo, pensando que la cordura me tomaría, al igual que a ella, que nos controlariamos, pero no.
La volví a besar y me acomodé sobre ella, mientras desordenaba mis cabellos con una mano, y la otra la tenía sobre mi espalda.
No voy a negar que cada segundo que esto se hacía más intenso mi cabeza explotaba con el siguiente paso, mis manos estaban descontroladas, al igual que la intensidad de mis besos.
Si respiración agitada y la suavidad de sus labios eran más que adictivas, la verdad es que no me podía creer que una chica tan perfecta estuviera conmigo, y mucho menos de esta manera.
Bajé mis besos a su cuello cuando un suspiro intenso se escapó de ella, uno que me voló la cabeza, pero así mismo, me hizo entender que esto debía parar.
Sigo besando la, hasta que ella desabotono el primer botón de su uniforme.
¡Mierda! ¿De verdad? ¿Debo parar?
Cada segundo que me lo pensaba, simplemente me era imposible hacerlo, sin embargo. No quiero arruinarlo, no quiero que al terminar la tarde nos miremos con arrepentimiento.
Me separé de ella, y al parecer también pasó por su cabeza lo mismo que paso en la la mía.
La contemplé, amé cada segundo el rosado de sus mejillas, y a decir verdad, con el dolor de mi Alma... y de mi entrepierna, por que ¡carajo! Soy hombre y tengo a una chica demasiado hermosa ante mi, es obvio que con lo que acaba de pasar estaría en este estado.
Me acomodé y la ayudé a sentarse de nuevo. Ella respira muy agitada y al parecer con mucha vergüenza intenta abonarse la camisa del uniforme. Le aparto la mano con suavidad, y lo hago yo.
Tan rápido como el botón se puso en su sitio lleve mis manos a su rostro y le di un suave beso. El cuál ella correspondió sin dudar.
—Lo siento—Digo al separarme de sus labios—No quiero que te lleves una mala impresión de mi, o que creas que yo solo quiero...
—No hace falta que lo digas, yo sé que no solo buscas tener una experiencia sexual con una chica de otro universo, por que si así fuera... no estaría en tu casa, y no te daría tan si quiera la oportunidad de ponerme un mano sobre mi.
—Entonces... lo que acaba de pasar...
—Lo dejé pasar por que estaba tan ida como tú... y me gustó, aunque nos deberíamos controlar un poco...
—,¿Solo un poco?—Pregunto riendo sonoramente.
—Si, no quiero traer hijos en este mundo aún...
—Wow, concuerdo con usted...
Al segundo estábamos riendo ambos, y por un momento me imaginé a ambos criando hijos, parece una locura, pero la verdad es que ese pequeño segundo me hizo entender que quiero vivir todas las locuras con ella.
—Bien...—habla ella mientras se intenta acomodar, sin embargo, la vuelvo a estirar y le doy un beso profundo.
Me separo de ella y se queda soltando el aire que le queda.
—¿Eso por qué?—Pregunta riéndose.
—Por que siento que debo aprovechar cada segundo que pueda hacer eso.
>>Tengo miedo a que dentro de un segundo ya no...
—...Me tengas a tu lado... yo siento lo mismo Helios... si te soy sincera, nunca antes he estado así con un chico, y contigo es como si, cada célula de mi cuerpo quiere más y más de ti, es una locura.
Le acomodo el cabello mientras me recuesto en el sofá y la sigo mirando mientras habla, sus gestos son tan suaves, su voz es como música, y sus ojos como un par de luces que iluminan mi Alma.
La verdad es que sí, me siento en medio de una maldito recuerdo, como si estuviera al fin disfrutando de su compañía luego de siglos, como si lo nuestro hubiera atravesado por tanto, y de hecho, a penas a hace 5 días que la vi por primera vez...
Mentira... la vi en mis sueños, una y otra y otra vez, y ahora está aquí al fin.
—¿Te puedo decir Yeru?
La interrumpo y ella queda congelada ante la pregunta, como si escuchar su nombre de mis labios la descolocara, pero al cabo de un instante ella se recostó en el sofá también, me dio un beso corto y sonriendo contesto.
—Tú, me puedes decir como se te antoje para ser sincera.
—Bien—Tomo su mano y entrelazo sus dedos en los mios — Mi Yeru... ahora, ¿Somos novios? O sólo soy el chico del otro universo al cual dejas enamorado?
—Pues... no lo sé, no me lo has pedido...
—En ese caso ¿Quieres ser mi novia?
—Creo que solo serás el chico del otro universo— contesta riendo cuando me lanzo a sus labios y vuelvo a besarla con locura. Ella sigue mi ritmo, pero me separo con rapidez, dejándola sin aliento— Woow.
—Tomaré eso como un sí...—Respondo contra sus labios.
—Definitivamente es un sí... pero ahora ¿En qué puedo ayudar a mi novio con urgencia?
Muerdo mi labio, porque no voy a negar que me encanta escucharla decir eso. Sin embargo, no la llamé solo para deleitarme con ella.
—Mañana es el gran día, y necesito que me ayudes a planear, ¿cómo convencernos a los dominis y a los nemosorum a hacer un pacto?
Ella cambió su expresión, ahora está seria, se sienta recta, y ¡Por Dios! Se ve mil veces más hermosa.
— Sólo hay una forma para hacer que los nemosorums nos escuchen... y creo que no te va a gustar.
—Lo que sea que tu cabecita considere es bien plan, yo haré lo mismo...
—A decir verdad, es idea de Alex, y creo que es el mejor plan que tendremos... y no, no creo que te guste, así que mejor acomódate, y escúchame.
—Ya sabía yo, que no todo es color de rosas...
—No, no lo es.
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