Capítulo 21. No hay trato

—¡Bien! Lo vas a tener que explicar—Enfrento a Aldebaran.

Acaba de dejar s Abigail en su cuarto, Andree se fue y Ander están con sus abuelos cuidando a su madre.

Aldebaran está caminando en la biblioteca de un extremo a otro, con las manos en la cabeza, por un segundo creo que estoy perdiendo el tiempo, pero finalmente habla.

—Hace muchos años Helios, estábamos en medio de una guerra nemosorum, estábamos buscando la manera en que dos bandos de nemosorum se dejaran de causar estragos. No sé que tanto has avanzado con tus lecciones, pero es hora de que sepas esto.

>>Los nemosorum, tienen estratos, niveles, anillos y se clasifican según su importancia. Al final de la cadena están los soldados... personas con energía que solo busca ensuciar almas y se encargan de las tareas encomendadas, sobre ellos están los guerreros, nemosorum con el poder suficiente para contener sombras, esas manchas de tinta que viste, no, no todos los nemosorum tienen el sello con sombras, algunos sellos sólo son un pacto con el tiempo.

>>Arriba de los Guerreros  están los del segundo anillo o discípulos, son poderoso, se encargan de misiones fuertes, incluso se les encomienda reclutar y entrenar a otro nemosorum. Los del primer anillo, son la élite, lo más poderosos de la cadena, los que tienen poderes especiales, pueden tomar almas y ensuciarlas con tan solo tocarlas.

—Pero eso no es todo...

—No... luego están los Antiguos, que son los nemosorum que se encargan de los clanes, son los líderes de cientos de ellos, la decisión de un Antiguo, se toma entre antiguos... son influyentes, poderosos, son los que tienen millones de sombras, hay una leyenda que habla se un hombre llamado Dorot, que entre las tinieblas les entrego el poder de contenerlas, a cambio de un pedazo de su Alma...

—Pero esos chicos no solo son antiguos...

—No... esos chicos, los dos, son nobles, eso quiere decir, que en ellos hay algo llamado elixir...

—Leí sobre eso... dicen que ese elixir, es como una esencia que puede pesarse en las almas, y que permite a los que lo tengan...

—Viajar a los universos, como ellos quieran...

—Por eso quieren a Tamirá.

—¿Cómo?—Aldebaran me pregunta sin comprender...

—Primero termina tú el relato, y luego te explico.

Aldebaran, se sienta en su silla tras el escritorio, y me observa como si yo diera las órdenes ahora, quizás tenga que ver con el hecho de que salve a su esposa de ser atacada.

—En la guerra Nemosorum, nosotros teníamos dos objetos Naim, esa daga que Dana nos arrojó al suelo, y un collar, cuando nosotros, con Abigail, fuimos a detener esa masacre... no, medimos algunas cosas...

—Y asesinaron a los padres de esos muchachos...

—Eran nemosorum muy poderosos... eran ellos...

—O ustedes...

—No... —quedo quieto mirandolo con los ojos bien abiertos cruzando mis brazos. — eran ellos, o los niños...

Ahora no sólo estoy sorprendido, estoy horrorizado, escuchar que unos padres son capaces de sacrificar a sus hijos me revuelve el estómago.

Me imagino siendo padre, y la verdad es que no podría, no podría tan siquiera señalar un escenario en donde pierda a mis hijos, se me achica en corazón, como si la muerte me pesara en la cabeza, como si mi sangre recordara algo, y reviviera la pérdida de un ser querido.

Mi cabeza me traicionó, me puso en ese  escenario, y ahora me duele las viceras, como si alguien hubiese estirado de mi interior lo más preciado de mi vida, me engaña, haciéndome creer que me quitaron mis hijos, hijos que ni siquiera  tengo.

—Entonces salvaron a los niños...—Digo apenas.

—Niños nemosorum, que jamás verán a Abigail como una salvadora, más bien, la veran como una asesina, por que ella se ve así.

>>En esa Guerra, Helios... murió mucha gente, gente que hoy dejo una larga lista de huérfanos. Ellos dejaron a niños en la incertidumbre, por que antepusieron sus deseos, Abigail sólo liberó a esos chicos.

—Lo sé, y yo no soy quien para juzgarlos, su guerra, sus métodos, y sí, eso fue en el pasado, ahora, esta es mi guerra, te pediré que no intervengan... yo tendré mis métodos.

—Tú aún no estás en posición de imponer reglas.

—Lo creas o no, Aldebaran, lo estoy, y yo me encargaré de esos chicos ¿Crees que no me di cuenta? Aún con esa piedra de su lado no podían acercarse, por que yo los repelo  de alguna manera.

>>Podré ser novato, distraído, y muy caprichoso, pero si hay de algo por lo que me jacto  en la vida, es porque soy inteligente, y un buen estratega. Mantén el sello en esta casa, y en Abigail, que no se meta con Hugo. Esta es mi guerra ahora.

—Ni siquiera tienes poderes Helios ¿no lo entiendes? Te pueden hacer añicos en menos de un segundo.

—,¡No! El que no está entendiendo eres tú. —Aldebaran me mira sorprendido cuando golpeo la mesa con fuerza—Ese nemosorum busca que Abigail reaccione, que vaya junto a él, y si lo hace estaremos a la deriva ¿a caso no lo ves? El tipo es inteligente, y quiere destruirnos en dos pasos, evitar nuestro bautismo, así que a partir de hoy, la única precaución que habrá en esta casa es que el sello no se rompa, nunca, jamás.

>>Faltan dos malditos días para el viaje a ojo de mar, y no voy a permitir que el señor  Hugo arruine mi bautismo, ni el de mi gente, así como no pienso entregarle a Tamirá.

—Hablando de eso...

—No, aún no te voy a decir qué es, pero sí  me vas a hacer un favor.

—¿quieres que la cuide?—pregunta serio.

Yo comienzo a reír, porque sólo me imagino a Tamirá con un niñero tipo bad boy, para que ella termine cuidando al chico, esa mujer no necesita de guardaespaldas.

—No, quiero que cuides a Dara... y te mantengas lejos de Tamirá.

Aldebaran se para y se cruza de brazos, me mira de pies a cabezas, y el hombre es mayor que yo, es más  alto y mucho más poderoso, no voy a negar  que ahora me da miedo, pero no voy a cambiar mi discurso.

—Bien...—Dice al fin—Me estas demostrando porqué eres el guardián, cumpliré con lo que pides... pero sólo respóndeme de nuevo ¿No haremos el trato entonces?

—No hay trato, hoy, ni nunca, Los nemosorum van a pagar el hecho de amenazarnos, pero lo harán de otra manera y cuando sea el momento.

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