Sólo un poco más
Hoy se cumplirán una semana desde que estamos haciendo esto, y la verdad es un poco desesperante, tener que verlos tan juntos, tan pegados, ella pareciendo estar más que feliz con Lior, y yo mirando toda la escena desde un rincón mezclándome con las personas que ni siquiera conozco, la verdad esto es muy duro para mí.
Pensar que en algún momento podríamos haber estado juntos, que yo podría ser quien desprenda una sonrisa de su bello rostro y no el idiota ese con el que está ¿Cómo hago para sacarme el peso de mis malas decisiones?
Tamirá se quedó hoy, está enferma, y ha tenido dificultades de ver patrones en el futuro, su madre cree que debe ser por la fiebre que le ha tomado. Me pidió que no viniera, pero, no puedo dejar de hacerlo, es decir, esto me ha mantenido motivado, o al menos con ganas de matar a Lior, y eso da sentido ahora mismo a mi ser.
Ander me dió de nuevo una parte del collar y él se quedó con el otro pedazo, intentó acompañarme, pero la verdad no quiero que él se exponga, aún no, de alguna forma él es un contacto con el mundo de Aldebarán, Ader, y sus hermanas, así que debo mantenerlo a salvo.
Mandé a mis mejores soldados en busca de indicios de la llave, quizás tenga suerte y lo consigan, las cosas han estado algo complicadas, es como si se nos cerraran las posibilidades de encontrar mayores respuestas, como si alguien nos estuviera bloqueando las puertas.
Antes de que Gizah fuera con Andree a su misión, decidió que sería buena idea armarme el vestuario, según ella, uno nuca sabe cuando será el momento de encontrarse con la oportunidad de recuperar a Zafiro.
El único problema es que sólo me he ganado la mirada de la camarera, y alguna que otra chica que intenta entablar una conversación, todas terminan con los brazos caídos, supongo que no se animan al ver cómo sólo miro a un punto y largo mi cara, debo parecer muy antipático, y me alegra que no me hablen, porque si lo hicieran les contestaría con el peor humor del mundo.
No bebo alcohol, sólo agua tónica, la última vez que lo hice quedé tan irritable, que estoy seguro que si no fuera por Tamirá me iba a beber toda una botella solo, y armando una escena en medio del lugar donde debería ser una incógnita.
—¿Estás libre? —me volteo para ver a una chica realmente hermosa.
—¿Cómo? —pregunto algo incómodo, tiene un encanto extraño.
Su cabello negro le llegaba hasta las caderas, y sus pestañas se batían tan exageradamente, como si así lograría conquistarme. Sus labios gruesos tenían un color claro, y toda esa perfección, no podía evitar traerme una versión muy copiada de Zafiro, lo único que no encaja en su piel morena y su delicado rostro es un pequeño tatuaje en la muñeca y un cigarrillo.
Ya sabía yo que tarde o temprano me descubrirían, pero no me lo esperaba tan pronto, al fin y al cabo este lugar está lleno de Nemosorum.
—Te preguntaba si estás libre, mi jefa quiere hablar contigo...
—¿Tu jefa? —pregunto cuando ella acaricia mi pecho de una manera tan sensual.
—Sí, creo que ambos ya tuvieron un pequeño encuentro en el pasado, y no hay nada que la complazca más que verte.
Pasé mi mano sobre la nariz, y pensé en todas las posibilidades, podría ser Zafiro, como podría ser Ader, la otra en posición de llamarme sería Alexandra, pero dudo bastante que sea ella. Respiro profundo, y termino siguiendo a la Nemosorum, me estoy metiendo a la boca del lobo.
Mientras caminaba entre las personas que seguían bailando vi de lejos a Dana, la hermana de Hugo, quien parecía muy sorprendida, inmediatamente salió correindo desapareciendo de mi visual tan rápido que no me dio tiempo de ver hacia qué dirección iba.
Cruzamos una de las puertas de la disco y recuerdo tan bien este pasillo, fue donde había estirado a Zafiro aquella vez que peleamos. Cuando exploro el lugar veo a un total de 5 chicas, todas vestidas sexys, preparadas para romper almas como sea.
Pero grande fue mi sorpresa cuando vi a Ámbar parada ante mí, parecía que le dificultaba respirar, y su belleza se veía acompañada de una mueca de dolor constante. Ella estaba vestida con unos pantalones negros tan ajustados y una chaqueta de cuero sobre practicamente un brasier, supongo que es justamente para volver loco a cualquier hombre, sus labios carnosos están pintados de un rojo intenso que invita ser comido.
—Tanto tiempo Helios Anta —dice apenas.
—Suenas agitada —digo cuando la joven que estaba de mi lado va hasta a lado de la chica.
—Obra de tu novia —suena furiosa— Resulta que ni con energía puedo arreglar células necrosadas, a no ser que un Dominis me cure...
—¿Vienes a pedirme ayuda? —pregunto riendo.
—No, ya veré cómo consigo curarme, la razón por la que estás aquí, es porque quiero marcar mi venganza contra la perra esa.
—No puedes hablar así de Zafiro...
—Puedo hacer lo que quiera, ahora que ella está tan ocupada con Lior, pero cuando le tire tu cuerpo ante ella, estoy segura de que se arrepentirá por lo que me hizo y sufrirá realmente.
No me dió tiempo de analizar, porque las chicas me envistieron, intentaron atacarme con sombras, pero si bien estas salían, desaparecían, no pueden conmigo. Comenzaron a arrojar energía y yo hice lo mismo, hasta que una de ellas impactó contra la puerta de la disco, y sabía que no podía dejar que me vinieran toda esa cantidad de Nemosorum, así que cuando volvieron a arrojar energía, supe que era el momento perfecto, saqué mi trozo de madera para saltar al bosque.
—¡Sosténganse a él! —ordena Ambar, y cuando el salto se concretó tenía a las chicas sobre mí.
Caímos como una bola de masa sobre las rocas húmedas del bosque, la oscuridad era tan intensa, que apenas distinguía a las mujeres, así que esparcí energía a la par que me paraba, las chicas se pusieron en posición de ataque cuando Ámbar tambíen llega al lugar.
Las mujeres se dieron cuenta que no podían arrojarme energía, pues terminaban siendo dañadas el doble, porque les devolvía el ataque. Así que optaron por atacar cuerpo a cuerpo, se les dificultaba acercarse a mí, pero lo conseguián de tanto en tanto, golpeándome con fuerza. Hasta que la chica que me había llevado hasta Ámbar me arroja contra el tronco de un árbol, y es la primera vez que veo una técnica como la que ejecuta a continuación.
Transforma el tronco en una especie de esposas y a las rocas que estaban en el suelo las convierte en cintas que rodean mis piernas. Ella sonríe triunfante cuando Ámbar se acerca tras ella.
—Hazlo Ketia —ordena, para que la chica se acerque a mis labios, yo intento esquivarla y usar mi energía para romper las esposas, pero la joven me besó, y en cuanto sus labios tocaron los míos mi cuerpo entero se entumeció, y no podía extraer energía de mí.
—¿Qué diablos? —no tengo fuerzas para nada, Ketia se levantó y frente a mí estaba Ámbar con una sonrisa triunfante.
—No podrás hacer nada hasta dentro de una hora, Ketia encapsuló tu energía, y para mi felicidad ahora mismo no podrás hacer más nada que sufrir y hablar.
—¿Crees que me harás hablar torturándome? eres muy ingenua si crees eso, ¿acaso Hugo quiere saber dónde estamos? ¿Qué hacemos? no podrá jamás... —ella sólo me miró, caminó hasta mí y puso una mano sobre mi cabello llevándome para atrás— Hugo no es quien está tras esto ¿verdad? —aseguro cuando ella me afirmó con una mueca esa acusación— ¿Qué quieres saber?
—Todas sus debilidades... —amenaza apretando su mano en mi cabello— Quiero saber cómo la hago sufrir, y matarte Helios, quiero sacarle ese placer, o simplemente hacerla sufrir. Al fin y al cabo, parece que aún estás en su cabeza.
—¡Ja! Lo único que le sacará es el placer de quitarme la vida con sus manos, ella está con Lior ahora, y aparentemente muy feliz —cuando digo esto ella introduce energía en mi cabeza, el dolor es horrible, pero resisto a la tortura.
—Lior y ella no pueden ser felices, yo no dejaré que lo sean, así que por de pronto quiero que me digas qué es lo que más le duele a Zafiro...
Río desquiciadamente, en verdad ella cree que se lo diré, no importa lo que haga, o cómo lo haga, jamás le diría qué es lo que en verdad dolería a Zafiro, porque simplemente no dejaría, a pesar de todo que alguien le hiciera daño.
—Eres un obstinado —más energía entra a mi cuerpo, pero aún así no gritaré, no voy a caer, no permitiré que me vea sufrir, esta mujer no se lo merece— Ketia —ordena de nuevo— pásame mi tambor.
Maldita mierda la mujer me va a matar con esa cosa, lo hará en verdad, pero no importa, yo me mantendré firme, jamás le diré absolutamente nada.
Ella se aleja de mí y abre el tambor, el cual saca como una especie de aire que se dirige hacia mí, cuando llega mi cuerpo siento cómo mi ser quiere irse con ella, cómo quiero comenzar a dormir, pero de la nada, el collar de Ander se activó creando una especie de escudo a mi alrededor, y eso abligó a Ámbar a cerrar de nuevo su tambor.
—¿Qué mierda tienen ustedes que no pueden ser consumidos por mi tambor?
Sea lo que sea que se activó del collar de Ander, me permitió recuperar mi energía y deshacerme de las esposas y las cintas. El escudo desapareció, y cuando estaba por levantarme, las chicas volvieron a tirarse sobre mí atacando, mientras Ámbar intentaba respirar normalmente, pero cada vez podía sostenerse menos.
Entre golpe y golpe, recibo un rayo de energía que fue directo a mi hombro, eso no lo pude prever, Ámbar parece que actuó desesperada, porque ahora no puede ni sostenerse, por lo que se recuesta contra el tronco de un árbol mientras mi sangre cae por todo mi brazo.
Ketia intenta de nuevo su técnica para sostenerme contra un árbol, esta vez con la ayuda de las demás jóvenes, y cuando estaba por atacarla, el sonido del aire crujiendo dando aviso de que alguien acaba de saltar congeló a todos los presentes.
Las chicas comenzaron a flotar y gritos de dolor se desprendieron de ellas, como si les arrancaran la piel.
—Gracias Dana, ya puedes ir a avisar a tu hermano ¿por favor? hice una estúpida promesa —dice Zafiro a Dana, quien al instante desaparece de nuevo.
Ámbar tiembla, y sus ojos se llenan de desesperación mientras sus compañeras estaban sufriendo mil martirios.
—¿Tan valiente te creíste Ámbar? —pregunta caminado hasta ella, la toma de la chaqueta y la trae muy cerca a su cuerpo—. Vas tras mi presa, sin tan siquiera recordar el terrible dolor que soy capaz de hacerte sentir —su voz me da escalofríos, pero he de admitir que se ve sensual, no sólo de físico, o con aquella vestimenta, es su actitud amenazante que le queda bien.
—Un día me pagarás lo que me hiciste.
Zafiro ríe cuando la tira al suelo.
—Oyes a tu séquito de Nemosorum gritando... tienes suerte que prometí a Lior que no volvería a jugar a matarte, porque podría terminar de quemar tus pulmones —ella chasquea y los cuerpos de las chicas caen, todas se ven asustadas, desesperadas, y con ganas de irse de ese lugar— ¡Vete! —grita, y no hizo falta que lo repitiera, todas desaparecieron.
En ese preciso instante ella giró hacia mí, y sentí una descarga eléctrica en todo mi cuerpo. Su cabello estaba suelto, y en su torso no había más que un diminuto top, seguido de su piel hasta el ombligo donde comenzaba su pantalón negro. Sus botas realmente le daban la pinta de niña mala, que lastimosamente le sientan muy bien.
—Zaf...
—No me llames así Helios, sabes cómo me debes llamar.
—¿Yeru?
—¡Deja de ser un cínico! —grita con furia cuando se acerca peligrosamente a mí, es como un puma hambriento, podría atacar a la yugular en cualquier momento. Yo sólo puedo recorrer su cuerpo con la mirada, hasta que en su cuello veo el sello, y no lo puedo creer.
—¡Cínico yo! y mira quien tiene sombras en su interior —acuso, con enojo, con rabia— ¿Cómo pudiste Yeru?
—Ya no eres mi jefe Helios —responde con enojo— Y deja de llamarme Yeru —dice asqueada.
—¿Te trae buenos recuerdos acaso?
—HUM —ríe cuando me lanza un shock de energía y libera sus sombras a mi alrededor, las mismas no desaparecen, y comienzan a dañar mi piel cuando se posan en mí ¿Qué mierda está pasando?— No sabes como quiero terminar esto —libera mi cuerpo y guarda sus sombras— Pero no voy a arruinar mi gloria pensando que le voy a deber esto a Ámbar, seré yo quien te caze.
—¡Deja de fingir que me odias! —grito como si por alguna razón yo tuviese esa verdad a mi favor.
Ella queda mirándome con sorpresa, con ira y arrepentimiento, parece que algo de verdad he dicho. Intenta girar para irse, pero le agarro del antebrazo sintiendo su piel bajo la palma de mi mano, Yeru quedó congelada, no movió un sólo músculo y por un segundo pensé que su piel se volvía cálida de nuevo.
—Más vale que me sueltes —susurra, como si le doliera, pero en vez de eso yo la giro para ver sus ojos, los cuales tienen la pupila dilatada, sus mejillas están rojas, como si de verdad la sangre corriese en sus venas.
—¿En verdad quieres que te suelte Yeru? —la traigo más a mí y su respiración suena agitada, no levanta sus ojos tan siquiera, sólo mira mi mano sobre su brazo— Recuerdas en el gran lapacho, cuando te pedí que me miraras, y no lo hiciste, siempre fuiste buena en eso, esquivándome —la traigo más a mí.
—¿Por qué? —pregunta con enojo, pero no a mí, si no a ella misma, suena asqueada.
—Yeru... —acomodo su cabello y ella intenta zafarse de mí, pero la agarro más fuerte —DIME QUE YA NO ME AMAS, Y TE SOLTARÉ, ES MÁS, DEJARÉ QUE ME ARRANQUES EL CORAZÓN.
Cuando dije eso, ella me arrojó contra el suelo con su energía, provocando que la medalla de Ander saliera de mi camisa. Sus ojos se iluminaron tanto, que sé que lo que ocurrirá a continuación no será nada bueno.
Abre su puño y me sella contra el suelo, para acercarse a mí y quitarme el collar.
Ella ríe, y me suelta, pero antes de que se vaya , la tomé del brazo de nuevo, intentó zafarse, pero no pudo, lo que hice fue meterle un pequeño hilo de energía, pero debía hacer que pareciera que sólo intentaba acercarme a ella, así que la estiré, hasta que salté a sus labios. Dios, sigue siendo el dulce más delicioso del planeta.
Por un segundo ella cedió, pero inmediatamente dejé que me ganara y pudiera zafarse de mi agarre, y ¡que mierda! no la quería soltar.
—Aún me amas —la acuso cuando su rostro se llenó de pavor, simplemente ella desapareció, y me pareció ver que lo hizo con lágrimas en los ojos.
Simplemente me tiré en el suelo, y pensé en ese fugaz beso, corto, pero suficiente para saber que estoy loco por ella, sólo debo aguantar un poco más, y pronto la tendré de nuevo a mi lado.
Ahora, me quedaré aquí, recreando ese momento una y otra vez, hasta que mi cabeza diga basta. Hasta que me comience a preocupar el hecho de que me robó el collar de Ander.
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