Orden de las Rosas

—La Orden de las Rosas, es un grupo de mujeres que cuida a la llave de ustedes —me dice muy débil, cuando el aire comienza a tensarse para mí, mierda, creo que están llegando más personas al sitio.

—¿Sabes quién es la llave entonces? —pregunto apresurada.

—No —ríe triunfal— No confían en mí, sólo me usan, porque saben que quiero matarte, jamás confiarían el nombre de la llave, pero sí sé algo Zafiro, fue alguien de esta orden quien te mató.

Me friego el rostro, porque si ella está diciendo la verdad y está amando este momento, este instante en el cual ella me convierte en una simple observadora, porque sabe que la vida no podría ser más justa con ella, y más deprimente para mí.

—La Orden de las Rosas es un grupo de mujeres que saben la importancia de la llave —su nariz comienza a sangrar y su voz sale más debil, pero ella sigue riendo— y resulta que ellas cuidan a la llave, de quienes la busquen, así que no será tan facil Zafiro —tose con dolor, mis sombras la debilitaron demasiado, así que debo sacarle más información antes que se desmaye.

Aparentemente más personas están llegando al lugar, entre Dominis y Pérfugas, su energía apesta por todos lados, así que cuando veo a Lior detrás de Dara haciéndome un gesto de que termine esto rápido, salto a gritar a Dara.

—¿Por qué quienes cuidan a la llave quieren matar mestizos?

—Porque los mestizos son fuertes, y son una amenaza, y es muy probable que se las ingenien para sobrevivir —su voz comienza a apagarse más— Ellos quieren, te quieren a tí lejos... por el bien de la llav...e

¡Maldita mierda! la chica se me está durmiendo. La agarro de la cabeza y le doy un golpe en la cara para que se despierte. Pero no, la perra se desmayó.

—Amit, vamos —me susurra Lior cuando lo único que me podré llevar de esto será la piedra, porque no voy a matar a Dara ni a Helios estando inconscientes, yo quiero ver su sufrimiento.

Suelto un bufido por la rabia, llevando la piedra hasta el centro de mi pecho, como si fuera que este fuera el objeto más preciado que queda sobre la tierra.

Cuando nos adentramos al bosque con Lior veo que un niño de quizás nueve años, Saskia, Tamirá, y un joven que se me hace muy familiar llegan a la escena, ellos no pierden el tiempo, toman a los Dominis y se desaparecen.

—¿Quién era el chico? —pregunto a Lior quien me toma de la mano y me estira para que me apresure, pues los Pérfugas y unas cuantas mujeres más vestidas igual que Dara y la mamá de Helios aparecen.

—Tu hermano —asegura cuando ante nosotros aparece un joven, poco agraciado por la naturaleza, en otras palabras, feo.

Sí, creo que no debería poner esas etiquetas, pero he estado rodeada de chicos guapos desde que todo este lío comenzó, que lo que sale de ese esquema, simplemente es feo para mí.

—Amit —Lior me sostiene con más fuerza— Es un Pérfugas.

—Oh, que rápido uno es etiquetado en esta vida.

El joven nos mira a Lior a a mí, como inspeccionándonos, cierra sus ojos con fuerza, y cuando los abre Lior y yo somos tragados por el suelo, literalmente, el suelo se abrió y nos rodeó por la cintura. ¿Qué mierda es esto?

—Dame la piedra y el collar de Ander —el joven se pone en cuclillas, hasta que levanta mi mentón para que lo mire a los ojos, cortándome la piel con su uña.

—¡Jamás te voy a dar nada! —grito soltando sombras de mi interior, pero él las desintegró en un soplido, ni Helios pudo con ellas, y usó una gran energía para evitar que siga torturando a Dara, pero este tipejo sólo sopló.

—Me advirtió Lucía de tu caracter obstinado, y de tu gran belleza —caaricia mi rostro, mientras yo le ofrezco la mirada cargada de asco.

—¿Qué diablos es lo que quieres con ella? —Lior suena molesto— Puedes quitarle la piedra con un sólo movimeinto, ¿por qué no lo haces?

El joven coloca su pie sobre el rostro de Lior quien intenta alejarlo con sombras pero no puede, y crear energía en esta posición es muy difícil.

—Odio a los niños bonitos como tú —dice con asco cuando retira su pie de su rostro— Si te quitara ese bello rostro te quedaría nada.

—Si lo que dice Lior es verdad ¿por qué no me has quitado nada?

Digo alzando la voz para que regrese su atención a mí, ahora me interesa que no dañe a Lior mientras muy de a poco nuevo mi mano bajo tierra, hasta que me permita al menos sacar un poco de energía, conectarme a Lior e intentar alguna técnica contra el niño feo.

—Yo no emitiré ninguna respuesta a esto, sólo di que me entregarás la maldita piedra.

Su voz sonaba a desesperación, y su rostro se volvía más oscuro, a pesar de que el sol ya iluminaba todo el paisaje.

Y por algo me acusan de ser inteligente, por ver los detalles más pequeños.

Los ojos del joven estaban bañados de terror, y por lo que veo la punta del dedo con el que sostenía mi mentón parece arder, como si hubiese tocado algún tipo de ácido.

—No puedes —digo riendo cuando mis manos al fin lograron hacerse de un espacio en medio de la arena— Porque si me tocaras arderías.

El joven toma su dedo y lo frota cuando sonríe de forma dolida, su secreto ha sido expuesto.

—Mmmm bella, inteligente, y ¿qué más? Dime Amit... ¿Aún oyes aquellas voces que te pedían ir a ellas antes de entrar a Ojo de Mar? o desaparecieron por completo.

—No sé de qué me hablas —me apresuro a responder cuando pude crear un hilo de energía. La esparcí para que rodeara mi cuerpo y el de Lior.

Mi compañero sintió la energía que lo rodeaba cuando me da un gesto de aprobación, él pone todo esto en mis manos, confía plenamente su vida en mí.

Mientras preparo mi cabeza para lo que vendrá, los sonidos de una gran batalla envuelven mis oídos, me giro por la sorpresa, lo había olvidado por completo, habíamos escapado de una escena que pintaba una gran guerra.

—Simplemente ya no las oyes —asegura de nuevo sentándose en cuclillas— ¿Has vuelto a sanar a un árbol Zafiro?

Sus palabras tomaron esa fibra interior de mil recuerdos en menos de lo que podría imaginar, recordé cuando abracé a aquel árbol en medio de nuestro viaje a Ojo de Mar y las voces que me hablaban desde el gazpacho blanco.

—Ya lo imaginaba, así, sólo sirven muerta, ahora mismo eres sólo... un pedazo de carne con energía.

—¡Vete a la mierda! —grito con verdadero enojo cuando con ayuda de la energía saco nuestros cuerpos del suelo.

El rostro del hombre es de sorpresa, pero no duda en invocar armas en su mano, ya que él no puede acercarse a mí, necesitará armas grandes. Y tal cual, tiene un par de espadas.

Se para de manera defensiva esperando a que yo ataque, pero Lior me sostiene del antebrazo cuando el chico sigue apavorado.

—Amit, no debemos perder tiempo, vamos ahora mi amor.

—¡No! —me suelto de su agarre y camino hasta el chico— él me quiere muerta, pero yo prefiero que el muerto sea él.

—Si no somos los Pérfugas los que te enviemos a la tumba será la Orden de las Rosas, o los Inmortales, no somos los únicos interesados en que dejes de existir.

—¿Por qué? —creo energía y lo arrojo contra sus espadas, las cuales se convierten en polvo, el chico en verdad está asustado— ¿Por qué los molesto tanto?

—Antes de ser una Astram, eras nuestra presa, te queríamos viva, la noche en el cerro, te íbamos a secuestrar —confiesa cuando pone sus manos en posición de salto, mierda, no puedo dejar que huya, así que intento rodearlo con energía, pero él creó un barrera a su alrededor, las chispas de nuestros poderes se esparcían como si cables de alta tensión hicieran contacto—. Pero ahora muerta, sólo eres una amenaza a nuestros planes.

El chico desapareció, dejando una estela de su cuerpo, ¿qué carajos es lo que ocurre? ¿por qué de pronto tengo más enemigos de los normales?

¿Acaso esto no era Nemosorum vs Dominis? ¿Cuándo se convirtió en un todos contra todos? ¿Por qué soy una amenaza?

—Amit, vámonos —suplica Lior— Toda la Orden de la Rosas está aquí, vamos a casa y pensemos cómo resolver este lío de una forma inteligente.

—Tienes razón —digo en el momento justo que la palma de mi mano derecha me comienza a arder con intensidad. Todo lo que me rodeaba se veía borroso, y mi cuerpo comenzaba a languidecer.

—¡Amit! —la voz de Lior estaba cargada de preocupación y mi cuerpo cayó al suelo, desplomándose cuando el dolor me recorría el brazo entero, al igual que el mentón.

¿Débil? no me sentía así desde hace mucho tiempo, ¿qué pasó? pregunta mi conciencia cuando la luz se apagó por completo en mi ser.

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