Noche divertida
Tenía un cubo de hielo en la boca, mientras Ebe cerraba la herida de mi brazo, ella se quejaba de lo imposible que era, mientras Berenice y Tamirá me regañaban porque fui imprudente, porque Gizah estaba triste, por haber herido a Alex de gravedad, esta noche soy el villano, pero no voy a negar que disfruté decir lo que pensaba de Hugo.
—Te hirieron con la daga de una Naim —asegura Berenice tomándose de la cabeza, mientras Ebe en verdad hacía su mejor esfuerzo—. Esa Daga era de Aldebarán, el esposo de Abigail la cuidaba bastante, decía que era muy poderosa, y la razón es que su filo es realmente...
—Berenice —la llamo frustrado— Sinceramente, no me arrepiento de nada de lo que pasó esta noche. Si bien, lo de Alex no estaba planeado, debo decir que tenemos una integrante débil ahora, y eso nos da un poco de ventaja, su madre, estará un poco ocupada con la situación.
>>En cuanto a la daga... creo que hay una relación sanguínea más allá que la de ser del padre de Ebe y Zafiro, Ader no la usaría así porque sí, sin sacar mayor beneficio de ello. No sólo es la Daga de un Naim, y si me hirió con eso es por alguna razón en concreto.
—Es la misma arma con la que cortaron a Zafiro, aquella vez que la robaron —dice Tamirá entre suspiros— La herida en su cuello, era así como ellos podían meterla en bifurcaciones. Lo sé, por las marcas de la cuchilla en tu brazo, expide la misma energía que el cuello de Zafiro.
A estas alturas ya no me sorprende lo que sabe Tamirá, simplemente confío a ciegas en ella, y debí hacerlo siempre.
—No importa —Berenice vuelve a su tono alarmista— Tenemos problemas más serios ahora, ¿Cómo actuamos en este momento? ¿Dónde apuntamos? ¿En quiénes confiaremos?
—Señor Helios —la voz de Julia, sólo me trajo más disgustos al escuchar el "Señor", no pude evitar chasquear la lengua y ofrecerle una mirada fría y furiosa— Lo... lo siento, yo sólo...
—Habla —ordeno— Vine a traerle un café, lo escuché alterado, y supuse que estaba cansado, lo siento si molesto, ya sabe que me pongo nerviosa y comienzo a hablar de manera descontrolada, ya sabe, como en el campamento... ese primer día...
—Deja el café en la mesa, y ve a descansar, gracias —la interrumpo, armándome de mucho valor y pudor para no reír ante tal situación.
Ella obedece, se le escapa un gesto y se va, cuando sale completamente de la sala, las risitas de mis acompañantes se hicieron presentes, hasta Berenice se puso a reír, lo cual me llenaba de incertidumbre, y alegría, una mezcla muy parecida a las horas previas de la muerte de Zafiro.
—Debería ser pecado que causes ese efecto en las chicas —repara Tamirá, cuando Ebe se encoge de los hombros y mostrando con este gesto su inconformidad. La niña se pone tan roja que no tengo manera de pedirle perdón ahora mismo. Si bien el beso que le dí, no fue un ancla para mi ser, sí lo es para mi humanidad, me siento tan culpable por esa reacción.
—Bien, continuemos con lo importante. —interrumpo cuando Ebe me aplica más energía en el brazo, parece que al fin está cerrando los tejidos— ¿Por qué Ader me hirió con esa arma? Es evidente que no tenía grafeno, pues estoy sano y salvo, es una forma de decir Berenice —aclaro cuando ella levanta ambas cejas.
—Hay algún tipo de conexión con esa daga —Tamirá me pasa la taza de café, la cual me es arrebatada por Berenice al instante.
—Tomarás antibióticos, y a partir de ahora nada de café, o alcohol... —aclara.
—Continuando con lo que decía —Tamirá ríe— Esa Daga no sólo permite las bifurcaciones, debe haber algo más, déjame investigar, y cuando tenga la respuesta te lo diré. Mi madre debe saber algo —asegura al momento en que Berenice me trae agua.
—¿Mi nieta estará bien? —me pregunta cuando tensiono mi mandíbula— Sólo dime, fue muy grave...
—Era como para desaparecer a Ader, pero estoy seguro de que ella está viva, y lo seguirá estando.
—Bien, es mejor que todos vayan a dormir, mañana llegará Etiel para entrenar a tus médicos, y quiero que estén descansados, Ebe también debe ver ese entrenamiento, vamos a dormir hija.
—Sí abuela, responde cuando da un último soplo de energía a mi brazo.
Ellas se retiran cuando Tamirá y yo somos los únicos que quedamos en la habitación. Ella me ofrece el brazo para levantarme, accedo, mientras tiro el cubo de hielo en el bote de la basura. La rodeo con el brazo y caminamos.
—Así que ahora ya sabes que Dara es una perra —tira su veneno, yo niego con la cabeza, porque no logro discernir aún su traición—. Y eso que hay algo peor...
—Dímelo de una vez Tamirá, ahora, ella es nada para mí.
—Tal vez ella sea nada, por el dolor que te causa su traición, pero en el fondo sabes que Hugo tiene razón, la usaste... pero es una perra, aunque, colaboro en ese pensamiento con tus hermanas y con Zafiro, sin embargo, no decírtelo, aún, es parte importante, debe ser otra persona, y yo debo estar al borde de la muerte. Es lo único que nos salvará Helios.
Llegamos a la puerta de su habitación y la suelto, cuando ella pone una mano en mi pecho, y con los ojos tristes se despide para entrar a su habitación.
—¿Tan mal estarán las cosas Tamirá? —pregunto ansioso.
—Si va como espero, será un infierno, y sabremos que estamos en el camino correcto, pero si muero, antes de que la guerra real comience, estaremos perdidos, todos nosotros, hasta el responsable de que te dieran una paliza hoy.
—Si crees que yo recibí una paliza, deberías ver al otro tipo.
—No hace falta, ya tengo una idea. ¡Buenas noches casanova!
—Buenas noches Tamirá.
—Ah, ya sé que fue una noche divertida, pero al amanecer, habla con Gizah, por favor.
Al terminar su oración cerró la puerta, yo cerré la boca y negué, no sé si estoy listo para enfrentar a mi hermana, aunque esté seguro de que ella nunca me traicionaría, está con un Nemosorum, y eso me enerva la sangre.
Ya veremos si en verdad puedo hacer eso mañana.
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