No puedo sacarte de mi cabeza

La tablilla estaba tirada en el suelo, con sus letras tan legibles para mí, una revelación gigantezca de un ejército de personas que son más peligrosas que los Pérfugas, Dara uniéndose al enemigo, Helios traicionado por su madre, Lior, que no se ha despertado desde que volvimos, pero en mi cabeza sólo está presente un momento.

No importa qué antorcha se encienda, no importa qué descubrimiento me espera tras esas letras, sólo intento hilar lo ocurrido.

Luego de hablar con la bestia, me senté a ver el pedazo de piedra, sin ganas de leerlo aún, en verdad quería llamar a Lior para que lo leamos juntos, pero algo me lo impedía.

Hasta que mis ojos se habian comenzado a nublar, yo estaba a punto de caer de nuevo en un gran desmayo, pero intenté sostener mi energía, anclándola a las sombras que llevo dentro, cuando me percaté de que en la palma de mi mano comenzaba a formarse un círculo negro, como si un agujero naciera justo allí, mi piel parecía que iba a resquebrajarse, y lo único que pensé fue en Helios, como en los viejos tiempos, cada que yo me sentía débil o amenazada, sólo pensaba en él, y en nadie más.

Mi padre tenía razón en una cosa, en que debía apresurarme en sanar, y la bestia, me acababa de dar mucha información y una orden clara. La verdad no pretendía hacerle caso, hasta que comencé a sentir al mundo, el dolor, las muertes, los niños pasando hambre, y cuando fui corriendo al baño a vomitar, de mi boca salió un liquido negro como el petróleo, y la tristeza comenzó a invadir mi pecho, una profunda tristeza, lo que estaba viendo era parte de mis sombras muriendo en mi interior y si mis sombras mueren... yo también muero.

No me queda otra opción, yo debía ir junto a Helios, pero Dorot había sido muy claro, no debía encender el hilo, ¿y dónde está él ahora que lo necesito? fue lo que pensé, así que encendí el hilo y salté, para ir al encuentro más desenfrenado de mi vida.

Todo iba tan bien, estaba controlando mis emociones al estar cerca de Helios, porque mi primera preocupación era realmente vivir. Lo arruinó todo, me trajo algo que no puedo creer pueda sentir.

Mi cuerpo grita por él, y quisiera hacerme de excusas para volver a estar en esa situación, a su lado, en esa cama, con el peso de su cuerpo en el mío y sus manos en mí. ¡Dios! no puedo, yo en verdad estaba tan ida en sus labios, lo único que quería era traerlo más, seguir escuchando su respiración agitada, saber que él dependía de mí.

El fuego quemó cada parte de mi ser, porque sus manos fuertes tocaron con deseo mi cuerpo, y sus labios recorrieron mi boca, cual fruta deliciosa. Y todo vino a mí, todo recuerdo que me haga saber que lo quiero, lo deseo, pero lo peor, lo amo.

Me tapo el rostro y sólo me viene a la cabeza su rostro, y esa mirada lobuna, de fiera que ataca a su presa a matar.

No puedo creerlo, en verdad no puedo creer cómo mi mente repite ese momento una y otra vez, haciéndome saber que estoy bajo sus garras, y que si él lo deseara, me haría añicos, yo necesito probar lo contrario, yo necesito creer que soy yo la que maneja la situación y la que puede usarlo.

Estoy bajo su hechizo, tanto, que aún mi piel siente la suya, mis pechos sus manos, mi boca su lengua apasionada y mi alma tiene sed y ganas de más, mucho más, y tiene la certeza de que me lo puede dar.

Sin embargo, aún siento tanto enojo hacia él, como si la vida me jugara a reconocer qué es lo que realmente siento por Helios.

La puerta de mi habitación se abre, para ver a Lior con el rostro adormilado, y el sentimiento de culpa me invade, pero si Lior y yo no somos nada, ¿es sólo nuestro vínculo? o hay algo más... quizás, tan sólo si fuéramos un poco más lejos, Helios se borraría de mi piel.

"Recuerdas cuando te dije que eras como una perra en celo" ¡Maldita sea! Dara es como una espina en medio de mi conciencia, pero Dios, no quiero ser la esclava de Helios, yo tengo algo mucho más importante que hacer en mi vida que ser sólo un manojo de emociones.

—¿Estás bien? —pregunta Lior mientra viene hasta mí, su rostro sólo muestra fatiga y dolor.

—Eso creo... —él se sienta en mi cama y mira la tablilla con algo de recelo, luego a mí, sé que muere por preguntar. Pero me adelanto— Se lo pedí a Hugo, mientras dormías, tuve alguna que otra visita mental, que me guió a esto.

—Eso quiere decir que estuviste a solas con Hugo —los celos lo desbordan, si tan sólo supiera lo que pasó en las últimas horas Esto está muy difícil para mí— Amit... —me llama con miedo— ¿Tú crees que podrías llegar a quererme?

¡Mierda, mierda, mierda! lo está preguntando en serio y yo estoy entrando en corto, porque no es una pregunta que me esperaba me hiciera mucho menos ahora.

—Lior... yo te quiero —digo acariciando su cabello, cuando él se acurruca, esperanzado por lo que siente.

—¿Me quieres en verdad? no por este hilo, no por lo que te hago sentir, si no porque en verdad quieres que esté a tu lado.

—Sí —respondo apresuradamente— En verdad te quiero, pero ¿por qué preguntas esto?

—¿Quieres ser mía? —Ríe como si le costara decir lo siguiente...

—Hablas de sexo...

—No, quiero saber si quieres ser mi novia...

¡Carajo! ¿qué diablos pasa aquí? lo más próximo que tuve a un compromiso fue en octavo grado cuando debía cuidar al ratón de la clase de Ciencias. Y Hugo, fue como un amigo al que tomaba de la mano, yo se que con Lior y en estas condiciones un noviazgo implica otras cosas.

Por un momento pensé que perdía a Helios, pero la verdad es que nunca lo tuve. ¿Qué pasa si acepto? ¿Qué pasa si no acepto? Y si vuelvo a estar con Hugo o con Helios de la forma en que estuve hoy, ya le estaría siendo infiel a Lior.

Luego miré la tablilla, y recordé mi vida, lo mal que me sentía cuando percibía al mundo, y cuando comenzó a tener efecto la aguja de Lucía.

¿Si el mundo se acaba mañana? ¿Hice algo para mí? Helios está lejos, y por más que la pasión fluya entre nosotros, yo no debí estar con él, pero Lior, Lior es mi cable a tierra, y él en verdad me quiere, así que, tomo su mano, para agitar mi cabeza suavemente.

—Eso quiere decir que dirás adiós a tu vida libertina —anuncio.

—Eso quiere decir que ahora tú eres mi novia, y nada más importa.

Él se acercó a mí, y me dio un beso profundo, delicioso, tierno, uno tan diferente al fuego de Helios, y ese será un gran problema, porque no lo puedo sacar de mi cabeza.

Pero ahora tengo algo de qué preocuparme, leer esa tablilla.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top