La nada
Vencer a los Pérfugas fue muy difícil, al final tuvieron que huir, no pudieron con mi poder, pero eso la verdad no me importa mucho, lo único que me importa es que acabo de ver a Helios y mi cabeza da mil vueltas, no creí que iba a poder sobre mi odio.
Lior me está cerrando una pequeña herida que me hice al luchar contra uno de los Pérfugas, la verdad son poderosos, demasiado, que dan miedo, pero olvidaron quién soy. Mi energía es infinita en comparación a la de ellos.
Al fin la herida es cerrada y Lior se sienta a mi lado, no voy a negar que me siento incómoda en este lugar, es decir, estoy en la morada de los Nemosorum.
Sí me afectó ver a Helios, no al punto de doblegarme ante él, pero sí al centro de celos de su amiga. ¿Me afectará ver a Hugo?
—¿Cómo estás? —me susurra Lior y la piel se me eriza por su cercanía.
—¿Me lo preguntas porque no pude hacerlo? No tienes idea de cuán frustrada estoy... —aseguro cuando me acuesto más relajada en el sofá. Lior me abrió su brazo para que me recueste en él, y lo hago— ¿Por qué estamos aquí como si estuvieramos esperando a la directora a que nos regañe?
—Porque es justamente eso lo que va a pasar —dice al momento en que la puerta se abre, y pasan Hugo en compañía de Ader, esta última vuelve a cerra la puerta.
No hace falta saber lo que piensa Hugo, desde aquí puedo ver cuadro por cuadro su dolor representado en su rostro, lo que me doy cuenta, no me afecta en lo más mínimo.
—Hija —saluda mi madre cuando me siento recta— Lior, me alegra que hayan llegado antes de que se les compliquen las cosas.
—No tenía de otra —Hugo me mira aún, con dolor, pero decide pasar sus ojos a Lior— Tenía la condena del tiempo sobre él.
—Démosle el beneficio de la duda —Ader se sienta en el sofá que está frente a nosotros y es la primera vez que la veo tan relajada, tan humana— Ahora, vayamos a lo importante ¿Qué demonios tenían en su cabeza para ir en medio de una batalla?
Hugo se sienta a lado de Ader y me mira, no hace otra cosa, más que poner sus brazos sobre su muslo, recostarse en ellos y mantener sus ojos en mi dirección, yo sonrío, porque en verdad me parece gracioso que esté tan perdido en mí, sólo soy una chica, y nunca pasó más que simples caricias entre nosotros ¿Cómo es posible que el amor nos haga tan torpes y básicos? Creo que el amor, es una debilidad del ser humano, algo que quizás debería eliminar.
—Tenía información confiable de que las piedras estaban allí.
—¿Y no pudiste pedir refuerzos? —acusa Hugo.
—Ader, yo hice un pedido... —Lior aprieta sus puños con fuerza, y para tranquilizarlo le tomo de la mano, puedo sentir su rabia. Entonces él se relaja y entrelaza sus dedos en los míos.
Hugo no puede con la imagen y está a punto de levantarse cuando Ader coloca su mano sobre el hombro de Hugo.
—¿Está él a solas con ella? —la voz de mi madre suena queda, y muy lejos de mí se encuentra el miedo que antes me provocaba, como si ahora soy inmune, y claro que lo soy, ahora somos iguales— No, no lo está y resulta que Hugo sigue siendo el líder de los Nemosorum, lo quieras o no. Aquí respetarnos tus órdenes, porque tienes el vínculo con mi hija, pero no olvides que quien desobedeció órdenes y fue a exponerse innecesariamente al campo de batalla fuiste tú.
>>No me importa que lo que intentabas era traer las piedras, ¿las trajiste? No, empero iniciaste una guerra con los Pérfugas, ellos nos están pisando los talones, y ahora lo harán más.
—¿Mataste alguno? —me pregunta cuando aprieto más fuerte la mano de Lior.
—No —aseguro— sólo los bloqueé.
—Bien, ya suficiente tenemos con tener que lidiar con los Dominis, quienes por cierto, ahora tienen 2 piedras...
—Tres... —digo recordando que Dara me robó una.
—No —dice riendo mi madre mientras se levanta del sofá— La tercera piedra está en cualquier parte del mundo, menos con los Nemosorum ni con los Dominis, otro asunto donde la responsabilidad cae sobre ti, Lior, más vale que veamos la forma de solucionar todo esto, y tener ventaja, por de pronto, Hugo les dará órdenes claras de lo que harán. Y no saldrán del plan, ninguno de los dos.
—Sí señora —respondemos al mismo tiempo, ahora lo que siento es la preocupación de Lior, creo que en verdad ha hecho enojar a muchos.
De la nada sentí una mano sobre la mía, la que tenía libre, pues la otra sigue enlazada a Lior, la retiré tan pronto como pude, cuando me percaté de que era Hugo.
—Zaf...
—Amit —lo corrijo— No vuelvas a tocarme, nunca sin mi permiso ¿entendido?
—Lo... lo siento Amit, sólo quiero saber que tal estás.
—Bien, y no quiero socializar contigo, danos la orden, desígname un cuarto y vete —pido casi rozando el enojo.
Lior estaba lleno de gozo, lo sentía, y Hugo no podía conectar tanta rabia de mi parte, pero convengamos que él comenzó rompiendo mi alma en mil pedazos al mentirme y recientemente Lior me contó que él fue el que ideó el ataque a Ojo de Mar y la manera de romper mi campo natural, es más que obvio que lo odie ahora.
—Bien —dice con la voz quebrada— A partir de hoy en la noche están designados a la discoteca, ensuciarás almas, y Lior te acompañará.
>>Su misión es simple, fiesta, es igual a almas rotas, las quiero a todas contaminadas, y a ustedes al amanecer en la casa antes de las 8:00 de la mañana. El resto intentaremos corregir el error de Lior y buscaremos a Dara.
—Quisiera buscarla también —pido como si tuviera derecho.
Hugo se levanta del sofá, y me brinda una pequeña sonrisa torcida para luego llevarse una mano a la cabeza y acomodar su cabello.
— Estoy dispuesto a darte el mundo, pero para ello, debes querer que te lo dé, ahora, eres bienvenida a la nada, Zafiro.
—Amit... —susurro cuando Lior me aprieta la mano.
—Zafiro —me sonríe, para luego ir hasta Lior y tomarlo de la remera. Él me suelta y también sonríe a Hugo, como si nada de lo que el chico hiciera lo asustara— Tarde o temprano me las vas a pagar.
—Tal vez —le responde riendo— Pero por el momento, esta partida la gané yo.
Hugo empuja a Lior, y camina directamente hacia la puerta, hasta que se detiene bruscamente antes de cerrar la puerta.
—Tu cuarto en medio del mío y del de Lior, él te lo enseñará.
Cerró la puerta con fuerza y se fue.
—Bien, creo que tenemos una misión —dice Lior ayudándome a levantar del sofá— Vamos a romperle aún más el corazón ¿Te pones bella hoy?
—¿Acaso ya no lo soy? —pregunto fingiendo estar ofendida— Pero sí puedo ponerme más bella... a ver si sigue diciendo que soy parte de la nada.
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